El miércoles 16 de marzo, el Santo Padre se preguntaba: ¿en qué sentido la vejez puede salvar al mundo?
Y reflexionó sobre la figura de Noé como ejemplo de la vejez que genera vida, que no se queja, ni recrimina, sino que mira al futuro con confianza, respeta la creación y cuida la vida de todos.
Continuó diciendo: “La vejez está en condiciones de captar el engaño de esta normalización de una vida obsesionada por el disfrute y vacía de interioridad:. Una vida sin pensamiento, sin sacrificio, sin interioridad, sin belleza, sin verdad, sin justicia, sin amor”.
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