¡ESTAMOS VIVOS, VOLVAMOS A FATIMA! – EIM 2022

Corría el mes de Mayo de 2020, era el día 13, en pleno confinamiento por la pandemia de Covid-19,¡Qué bueno sería ir a Fátima en septiembre, seguro que esto del covid ya ha pasado, nos dijimos!.

Llegó el verano y en mi interior resonaba con más fuerza una voz, ¡VEN, que no te frene el miedo, no tengas miedo, el miedo atenaza al hombre y lo paraliza, el miedo no es de Dios, VEN!  Y allá que nos fuimos, rezando para que no cerraran fronteras,

Lunes 21 de septiembre de buena mañana, más bien de noche  por todo el mundo, caminito de Portugal, provistos de mascarillas,  hidrogeles y mucha precaución, en la confianza de que no nos iba a suceder nada malo.

El viajar en coche, cuando tu no conduces,  te facilita ir dejando atrás lo cotidiano, lo de todos los días, te permite dar tiempo a la oración, olvidar las prisas del día a día y es que a veces  hay que alejarse para tomar impulso.

En nuestra estancia la Virgen nos fue dando regalos, el primero: cuatro hermanos de la misma comunidad concelebraban la Eucaristía. ¡Que gozo para el oído esas cuatro voces masculinas maravillosamente armonizadas, elevaron nuestro espíritu muy alto!. Mercedes hizo de lectora y para ella fue un segundo regalo que ese día le hizo nuestra Madre.

Después de tantas emociones el cansancio hizo mella en nosotros, y tras  tomar un refrigerio  nos retiramos a descansar, aun desde la cama pudimos escuchar el ultimo toque del  reloj de la Basílica que a las horas en punto toca el Ave de Fátima. Eran las 11 de la noche.

El segundo día clareaba el alba cuando nos levantamos, en la preciosa terraza con vistas al Santuario rezamos laudes y desayunamos, sin más planes que dar espacio al espíritu visitamos  Tomar, una pequeña ciudad  cercana a Fátima, que fue sede religiosa en la Edad Media de los caballeros Templarios.

¡La obra de Dios es simplemente perfecta ¡  la palabra que mejor lo define es imponente,   un deleite para los sentidos y un nuevo regalo que nos hacía nuestra Madre por habernos conducido hasta allí. Dejarse llevar de la mano de la Virgen siempre resulta  mucho mejor.

La tarde se presentaba emocionante, estábamos encargados de la Eucaristía de las 19,15, hay que decir que en esos tiempos no eran  muchos los sacerdotes españoles que pasaban por Fátima, y que algunos días no había posibilidad de celebrar esa misa por falta de sacerdote.

¡Cuanta emoción y cuantos nervios!  Iniciamos la misa animando con un canto, escuchar tu voz por los altavoces del Santuario impresiona.  Mercedes en su papel de lectora proclamó la lectura de los Proverbios y llegó el momento, salmodiar en la Capelinha a los pies de la Virgen es un lujo. ¡ Gracias Madre!.

Con toda mi alma, con toda mi voz, toda yo,  conforme avanzaba la salmodia entré en un estado de serenidad excelsa, gozando de tal modo el momento que éramos solo dos, Dios que me amaba y yo que oraba con el salmo pidiendo que me guiara por su camino.

El miércoles   permanecimos en el Santuario, visitamos la Basílica de la Santísima Trinidad, impresionante con sus 8.600 plazas sentadas, redonda y sin una  sola columna, es magnífico el mosaico del frontispicio; continuamos la visita con las capillas subterráneas, en las que de forma permanente  se celebra el Sacramento de la Reconciliación, de camino a vaciar nuestro saquito.

La Virgen  nos volvió a salir al paso con una maravillosa exposición denominada “Vestida de Blanco”, un precioso  recorrido por la iconografía de la Virgen desde el románico a nuestros días.  Esto termino de preparar mi espíritu para Reconciliarme con Dios, que con esto de la pandemia andaba yo ya un poco necesitada.

Después hubo tiempo para visitar la Basílica de la Virgen con la tumba de los pastorcitos, de comer,  de descansar un rato  y visitar Aljustrel.  Las casas de Jacinta  y de Lucía, el jardín donde se apareció el Ángel para terminar en la zona del Viacrucis de los Húngaros, llamado así porque fue sufragado por católicos de Hungría refugiados en países de occidente durante la época comunista.

Allí todo es silencio, invita a la meditación, a la oración, es una burbujita en el ruidoso mundo, es el sitio para encontrar respuestas a las inquietudes, y sobre todo ánimo para seguir avanzando, allí se siente a la Madre que te abraza y te invita a contarle tus cosas, se percibe ese consuelo calentito del Amor, no hay mejor consejera, con ese “haced  lo que El os diga” nos abre las puertas al diálogo con el Señor tan necesario hoy en día.  No hay mejor intercesora, ¡ y que poco pide, rezad el Rosario, y pedid por las almas  más necesitadas, haced penitencia y comulgad!.

Ahora se nos presenta una magnífica ocasión para volver, para poner calma en el espíritu, para dar gracias por todo lo recibido, para hacernos presentes, porque después de este duro tiempo pandémico estamos vivos, somos una fuerza viva de la Iglesia y de la sociedad, y  aalí daremos inicio a la  peregrinación que nos llevara al Encuentro Internacional de Mayores en Santiago de Compostela (EIM 2022)

Gracias Madre por tu llamada a volver a peregrinar a tu casa, en este tiempo de  pandemia, si en 2020 resultó  una experiencia inolvidable, bellísima y fortalecedora, en 2022 será  un tiempo de gracia que seguro que dará buenos frutos. No tengamos miedo, Ella va con nosotros.