‘Furhat’ es un robot de innovación social desarrollado por la empresa tecnológica Alisys, capaz de interactuar con las personas de forma que posibilita, entre otros usos, la educación emocional de los niños y la atención a personas mayores.
Así se ha destacado en la presentación del prototipo, en el que ha colaborado Cruz Roja y Cruz Roja Juventud, así como la Fundación Tecnologías Sociales (Tecsos).
En el acto, que ha tenido lugar en la sede de Cruz Roja en Gijón y en el que ha interactuado el propio ‘Furhat’ con los asistentes, han participado la concejala de Derechos y Bienestar Social del Ayuntamiento gijonés, Natalia González, la directora de Desarrollo de Negocio de Robótica en Alisys, Jorgina Díaz Torres, el presidente de Cruz Roja Asturias, José María Lana, la presidenta de Cruz Roja Juventud, Paula Rivarés, y el director gerente de la Fundación Tecnologías Sociales, Julián Andújar.
Díaz Torres, por su parte, ha explicado que ‘Furhat’ permite una interacción más personalizada, que crea un mayor vínculo con las personas.
Ha apuntado, además, que esto va a facilitar tareas muy rutinarias, ya que los robots «no se van a cansar». A esto ha sumado que se obtienen respuestas mucho «más ricas» con un robot, que con una persona, ya que somos capaces de contar de manera más abierta cosas a una máquina que a una persona. Otra ventaja es que disminuye la brecha digital.
Eso sí, ha advertido de que a día de hoy si bien está muy avanzada la robótica social, todavía le queda «bastante tiempo»; entre cuatro o cinco décadas por delante hasta tener robots en nuestras casas que nos ayuden.
Ha aclarado, en este caso, que replicar interacciones entre personas es «realmente complejo», como pueda ser la detección de emociones, de escenas o el tener una conversación fluida.
Entre los retos de futuro, ha apuntado que los robots, con mucho ruido o eventos, no suelen responder aún bien. También es necesario ver los límites y la regulación de la robótica, desde un punto de vista ético, y tener en cuenta la protección de datos y la privacidad del usuario. Además, ha asegurado que aún no están claros los usos, sus aplicaciones.
Ya en declaraciones a los medios de comunicación, ha concretado que un robot social tiene aspecto humanoide, orientados a la interacción social con personas. ‘Furhat’ es en este sentido un robot «muy avanzado», que proviene de una universidad sueca y que es la proyección de una imagen sobre una máscara 3D.
Esto permite cambiar su aspecto, con función a la actividad a desarrollar. El robot habla más de 100 idiomas y tiene 200 tonos de voz, además de que funciona en entornos donde hay ruidos o cambios de luz, que es donde aún no suelen hacerlo otros. Sobre sus usos, ha opinado que funcionaría muy bien en entornos sociosanitarios, como residencias y hospitales.
Servirá, además, como acompañamiento para personas mayores, para ayudarles a vivir más tiempo de manera independiente y segura en sus casas. Por ejemplo, podría conectarse a una pulsera smartwatch y qué dé alertas en caso de caídas o que se detecte un problema en las constantes vitales.
Aunque se ya se venden, no se ha atrevido a poner una fecha de cuándo se podrán ver en las casas. Dicho esto, ha indicado que, a través de los fondos europeos Next Generation, se le quiere dar un impulso para ver cómo introducir esta robótica en las casas. De hecho, hay en España ya iniciativas para hacer pruebas piloto.
Tecnología al servicio de personas
González, en su caso, ha incidido en cómo con la pandemia se ha visto que la tecnología ayudaba a que nuestra vida fuera «lo más normal posible», pero también puso sobre la mesa las dificultades, como es la brecha digital, que afecta a personas con mayor situación de vulnerabilidad, también por cuestiones de edad, y la dificultad, además, de la tecnología para cubrir ciertas necesidades.
La concejala, asimismo, ha resaltado que cada vez hay más elementos tecnológicos que ayudan a que las personas mayores puedan permanecer en sus entornos, en sus domicilios, por más tiempo. Por todo ello, ha apostado por trabajar en la innovación social y educativa.
Ha mostrado su deseo, en este sentido, de que este trabajo tecnológico se ponga al servicio de las personas, y sobre todo las más vulnerables.
Innovación social
Por parte de Cruz Roja, Lana ha remarcado la apuesta de esta entidad por la innovación social y tecnológica para afrontar los desafíos humanitarios.
Ha puesto por ello, como ejemplo, los más de 1.000 niños atendidos en pandemia a los que se les prestó aparatos tecnológicos para que pudieran seguir las clases vía ‘online’ o el programa que tienen en el Centro Penitenciario de Asturias con el que, por medio de unas gafas de realidad virtual, ofrecen a la población interna una actividad innovadora que permite el descubrimiento de nuevos métodos de entretenimiento a una población con medios «muy limitados».
Pero también tienen otras que se desarrollan en aulas o incluso en el HUCA, para niños hospitalizados. A nivel nacional, Cruz Roja puso en marcha un programa para paliar el ‘aislamiento’ de la denominada ‘España despoblada’.
Educación emocional
Rivarés, por su lado, ha visto necesario saber trabajar con el mundo real y virtual y que haya un equilibrio, de ahí la importancia de la educación emocional a tempranas edades. Algo en lo que se ha trabajado con ‘Furhat’ en las aulas participantes. También, a través de otro programa, fomentan carreras tecnológicas en los niños. Eso sí, ha precisado que los niños, pese a que son nativos digitales, hay que enseñarles a cómo manejar esas herramientas.
De ‘Furhat’, asimismo, ha destacado que es un claro ejemplo de potencialidad de robótica social en el país. En los talleres llevados a cabo con unos 60 alumnos, de entre seis y 16 años, de colegios de Gijón y Langreo, las sesiones fueron divididas en dos bloques: una primera donde los niños debían identificar las expresiones faciales que ponía el robot, y una segunda a la inversa.
Ha señalado, relacionado con ello, que el eje transversal ha sido la educación emocional, y para ello han experimentado con expresiones faciales de alegría, tristeza, miedo, vergüenza o asco, entre otras.
Por su parte, Andújar ha sostenido que es la primera vez en la historia en que las máquinas tienen que aprender a comunicarse con las personas, y no al revés.
Sobre ‘Furhat’, ha indicado que es un proyecto muy innovador por el escenario en el que se está explicando. «Estamos abriendo camino», ha asegurado. También ha destacado cómo se está llevando a cabo, a lo que ha resaltado la metodología diferente que se está siguiendo y el hecho de la alianza lograda entre Cruz Roja, Alisys, Tecsos y el apoyo de las administraciones.