RECORDEMOS QUE ESTAMOS EN CUARESMA

Estamos en pleno tiempo cuaresmal,  van pasando los días y se nos acaba el tiempo de prepararnos para vivir la Pascua en plenitud.

Tenemos un tiempo precioso para reconciliarnos e intensificar ese camino hacia el momento de la resurrección como otras veces no hemos podido hacer, seamos más conscientes y veamos como la liturgia nos va recordando cada domingo ese camino de conversión, Dios nos ha elegido y nos quiere hacer fuertes y que podamos comprobar la obra que está haciendo en nosotros.

Desde muy antiguo los cristianos se preparan para vivir los días santos con el ayuno, la limosna y la oración. Lo más importante la Oración pues sino las otras dos se quedan sin sentido.

Orar es hablar con Dios, contarle todas nuestras cosas de una manera sencilla, como quien habla con un amigo.

El Señor ya las sabe pero le gusta que se lo digamos a nuestra manera que nos hagamos consciente que Él está siempre a nuestro lado y eso nos tiene que dar confianza, sabiendo que como Padre nunca va a permitir que nos pase nada malo y que aquello que nos ocurre y no entendemos a la larga comprenderemos que nos hace crecer y prepararnos para el día en que nos veamos cara a cara.

También la oración nos lleva al silencio profundo donde yo sé que el está y estoy yo, como dos enamorados, y nos infunde la paz y la alegría con la que afrontar el resto de nuestro día. Le llaman contemplación y es muy difícil llegar pero insistiendo podemos lograrlo, para Dios no hay nada imposible.

Ayunar es privarnos de algo, a nuestra edad no tiene que ser alimento porque la  iglesia ya nos exime, pero  podemos hacer algún sacrificio que nos haga tener presente la penitencia en nuestro día a día.

Hay muchos ejemplos de ayuno que seguro que todos conocemos pero podemos compartir para que nos ayude a vivir este tiempo.

En las reuniones hay gente que dice que se quita el azúcar o que no toma chocolate, hay quien se priva de ver la tele o de jugar con el móvil, hay quien se pone de tarea sonreír o estar pendiente de algún detalle para servir a los demás.

El estar pendiente de nuestra ofrenda nos hace capaces de vivir pendiente del tiempo en que estamos y de cumplir nuestro compromiso.

Recordamos esas palabras de Jesús ”No solo de pan vive el hombre…” pues todo lo demás  podemos ponérnoslo como penitencia para agradar a Dios y preparar todo nuestro ser para vivir la pascua, el paso del Señor, que hace de nosotros criatura nuevas, una nueva creación.

Limosna material que nos ayude a compartir con los que han sido menos favorecidos por la vida, pero también limosna de nuestro tiempo escuchando a los demás, cuidando de aquellos que están solos, visitando a los enfermos, a los vecinos que no tienen a nadie, y muchas cosas más que se nos ocurren y que son maneras de expresar el amor por nuestros hermanos.

Es un tiempo especial que nos ayuda a llevar nuestras creencias a los que están cerca a aquellos que en muchos momentos pasan transparentes por nuestras vidas.

Salir al encuentro de los demás es un vivir desde nuestro ser el evangelio y por su puesto es una manera de predicar silenciosa pero muy gratificante aun cuando nos desprecien  es una manera de ser los pies y las manos de Jesús en nuestro entorno donde podemos dar testimonio y experimentar que la fuerza nos viene de lo Alto.

No son consejos piadosos,  es una invitación a vivir este tiempo único que nos concede para aprovecharlo pues tenemos el hoy pero no sabemos si tendremos  mañana y el pasado ya se hizo y si se procuró hacerlo bien ya vimos su frutos y si no,  esta es la oportunidad para encontrarnos cara a cara con Él.

Acordaros de las obras de misericordia que son 14: 7 espirituales y 7 corporales.

Espirituales:

1.- Enseñar al que no sabe.

2.- Dar buen consejo al que lo necesita.

3.- Corregir al que se equivoca.

4.- Perdonar al que nos ofende.

5.- Consolar al triste.

6.- Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.

7.- Rezar a Dios por los vivos y difuntos.

Corporales:

1.-Visitar al enfermo.

2.- Dar de comer al hambriento.

3.-Dar de beber al sediento.

4.- Dar posada al peregrino.

5.- Vestir al desnudo.

6.- Visitar a los presos.

7.- Enterrar a los difuntos.

Ahora no explicaremos cada una de ellas porque fueron la base del año de la Misericordia pero si recordaros lo que Jesús dijo cuándo nos habló del Juicio Final “Tuve hambre y me disteis de beber, Tuve sed y me disteis de beber… ¿Cuándo lo hicimos Señor? cuando lo hicisteis a uno de los más pequeños a mí me lo hicisteis”

¡Animo! Nos vemos dentro de poco celebrando la Pascua.

Mercedes Montoya Díaz