Reflexión sobre las dificultades de los mayores en la España vaciada.

Reflexión sobre las dificultades de los mayores en la España vaciada.

 

Leyendo un artículo sobre la accesibilidad a los servicios y la España vaciada   de Joaquin Maudos, con base al  Informe Anual del Banco de España de 2020, al informe  “Modelo de desarrollo de la España vaciada” presentado en el Congreso, y a un tercero  realizado por el Ivie (Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas)  para la Fundación Ramón Areces sobre Distribución de la población y accesibilidad a los servicios en España.  Necesitamos hacer una reflexión.

De estos estudios se desprende que la población española presenta un elevado grado de concentración.  Esto   genera amplias zonas con baja densidad demográfica (la España vaciada), cuya población es mayor y en muchos lugares con pobres perspectivas económicas. Aunque suponen casi el 75% de los municipios de España, solo concentran el 5,7% de la población, con una renta nominal un 20% inferior a la que disfrutan los municipios de más de 500.000 habitantes. Es  la cruz de la moneda. En la otra cara está concentrada el 94,3% de la población, lo que facilita el acceso a los servicios y una provisión a menor coste.

Los  estudios  prestan atención a la accesibilidad de la población a tres servicios en concreto: dos públicos (Sanidad y Educación) y uno privado (bancarios). Me voy a entrar en los que  a los mayores más nos afectan: sanidad  y bancos

En el caso de la sanidad y  la accesibilidad  el informe afirma  que en general es buena ya que el 90% de la población vive en municipios donde hay un centro de salud o en un tiempo de viaje de menos de 10 minutos en coche.  Si nos han dicho que 75.000 municipios aglutinan solo el 5,4 % de la población supone que hay más de 75.000 municipios sin centro de salud, o a más de 10 minutos en coche.

En lo que al acceso a un hospital se refiere, la accesibilidad también es razonable, nos dicen, ya que el 91% de la población tiene un hospital en su municipio de residencia o a menos de 30 minutos en coche. Solo el 2,1% de la población reside a más de 45 minutos en coche de un hospital.  Esta cifra parece pequeña pero si el 75 % de los municipios aglutina el 5,4 de la población,  la cosa cambia ya que casi el 40% de los municipios no cumple esos parámetros.

En el caso de los servicios privados, como los bancarios, el informe dice que  hay colectivos específicos vulnerables que deben ser atendidos (personas mayores, con falta de cultura financiera, en lugares con problemas de equipamiento TIC y de acceso a internet), siendo las Administraciones Públicas las que deben adoptar las medidas necesarias para evitar la exclusión financiera, ya que no son los bancos los responsables de cerrar oficinas que no son viables en municipios donde no hay masa crítica suficiente para que el negocio sea rentable. En muchos casos, no se va la población porque se cierra el servicio, sino justo lo contrario.

La crisis de la Covid-19 ha puesto de manifiesto que es posible mejorar la accesibilidad a los servicios básicos si se dispone de la tecnología y las habilidades digitales necesarias.

De esta forma, en algunos casos (no en todos) se puede llevar el servicio al lugar de residencia en lugar de las personas a los servicios sanitarios o bancarios.

Concluye Joaquin Maudos,  catedrático de Economía de la Universidad de Valencia, directos adjunto del Ivie y colaborador de CUNEF, que  es posible que en muchos casos la dificultad para la prestación digital de los servicios no sea la disponibilidad de infraestructuras (redes y dispositivos), sino la falta de competencias digitales que permitan aprovechar el potencial que ofrece internet. (traducido al castellano, que los mayores no tenemos todos los conocimientos para poder funcionar con Internet). Por tanto, parte de los fondos europeos para la transición digital deben destinarse a mejorar las habilidades digitales de la población, siendo al mismo tiempo una medida muy efectiva contra la despoblación, siempre y cuando esté garantizado que internet llega a las ‘dos Españas’, incluyendo la vaciada.

Este planteamiento de que las Administraciones Públicas, entre las que incluyo a la Unión Europea  se preocupen de la transición digital no está mal, pero no nos soluciona el problema.

Somos el segundo país más longevo del mundo  detrás  de Japón por lo que cada vez tendremos más mayores en nuestra sociedad, que de media viven unos 20  años tras la jubilación, de los cuales aproximadamente en los 5 últimos va a necesitar de algún tipo de ayuda externa.

Con noticias tan convulsas como las del incendio de Moncada en el que han fallecido seis ancianos en una residencia, o la de Villa del Prado en Madrid en donde una persona con Alzheimer ha fallecido lastrada en la cama donde dormía,    cada vez es más urgente abordar este tema.  Los achaques que los años nos van poniendo encima, la falta de adecuación de los hogares, las escaleras, la estrechez de las aceras, la falta de bancos donde descansar en la calle, y no solo eso, los empaquetados con sus letras tan pequeñas que no hay manera de leer, y no os digo nada si hay que buscar un aseo porque a una le entran ganas de orinar, y los hijos, los pobres no tienen tiempo porque el trabajo está muy mal y no queremos ser una carga.

Llega un momento en que todo se pone en contra en la ciudad, que no está hecha para  niños ni para  viejos,  y muchos añoran la casa aquel pueblo de donde salieron para ir a la ciudad  en busca de una mejor vida, que se seguirá vaciando mientras no se potencie la actividad económica en ellos, y  ayudar a eso también es tarea de las Administraciones Públicas.

Mientras no haya fuentes de riqueza que hagan  nuestros pueblos atractivos para que familias enteras se  vinculen al medio rural, que el éxodo a la ciudad se revierta, que se nos borre de la cabeza que un agricultor o ganadero  es una persona tosca e ignorante, y que  todos tenemos que ser licenciados y doctores universitarios, para que nuestros mayores se encuentren acogidos en su familia en su casa del pueblo , con buenas condiciones de habitabilidad, también aquí las Administraciones públicas tienen su papel, con centros de día donde poder estar mientras los hijos trabajan y al mismo tiempo nuestra juventud tenga un futuro,  regrese la interacción  entre mayores que necesitan ayuda y jóvenes que necesitan sentirse útiles y encontrar un sentido a su vida, vuelvan los niños a correr por las calles de los pueblos, y esta España vaciada se llene de vida.

Ana María Marqués