Los Santos Emeterio y Celedonio fueron soldados romanos; decapitados por profesar el cristianismo, en Calahorra el 3 de marzo de 298 son mártires de la Iglesia Católica y patronos de la ciudad de Santander ( Cantabria) y de Calahorra, (La Rioja).
Emeterio y Celedonio eran posiblemente hermanos. Algunos sitúan su nacimiento en Calahorra pero otros señalan a León como cuna por los libros de rezos leoneses -antifonarios, leccionarios y breviarios del siglo XIII- al interpretar «ex legione» como lugar de su proveniencia. Cuando parece ser que la frase latina es mejor referida a la Legión Gemina Pia Felix a la que pertenecieron y que estuvo acampada cerca de la antigua Lancia, hoy León, según se encuentra en el documento histórico denominado «Actas de Tréveris» del siglo VII.
Ambos servían en la ciudad riojana a finales delsiglo III y fueron honrados con la condecoración romana de origen galo llamada torques por los méritos al valor, al arrojo guerrero y disciplina marcial, cuando fueron encarcelados y puestos ante la alternativa de renunciar a su fe o abandonar la profesión militar, pudo ser en la persecución de Diocleciano o en la de Valeriano
Por su disposición sincera a dar la vida por Jesucristo, primero sufren prisión larga hasta el punto de crecerles el cabello. En la soledad y retiro obligados bien pudieron ayudarse entre ellos, glosando la frase del Evangelio, que era el momento de «dar a Dios lo que es de Dios» después de haberle ya dado al César lo que le pertenecía. Su reciedumbre castrense les ha preparado para resistir los razonamientos, promesas fáciles, amenazas y tormentos.
En el arenal del río Cidacos se fija el lugar y momento del ajusticiamiento. Cuenta el relato que los que presencian el martirio ven, asombrados, cómo suben al cielo el anillo de Emeterio y el pañuelo de Celedonio como señal de su triunfo señero.
En ese lugar es donde más tarde se levantó la actual catedral, de ahí su extraño emplazamiento, extramuros de la ciudad. Muy pronto el pueblo calagurritano comenzó a dar culto a los mártires.
El relato afirma que las cabezas de los santos llegaron a la ciudad de Santander (Cantabria) a bordo de una barca de piedra y fueron custodiadas por una comunidad de monjes que allí vivía.
También es posible que las cabezas llegaran a Santander para ser protegidas de la invasión musulmana, una vez ésta llegó a la zona devalle del Ebro, con el tiempo, las iglesias de Vizcaya y Guipúzcoa con otras hispanas y medio día de Francia dispusieron de preciosas reliquias
Las cabezas reposan hoy en día en Santander, en la actual catedral construida sobre la antigua abadía de tiempos de Alfonso II. El resto de los cuerpos se veneran en la Catedral de Calahorra y procesionan por sus calles todos los 3 de marzo, 15 de mayo y 31 de agosto.
Muy pronto el pueblo calagurritano comenzó a dar culto a los mártires. Sus restos se llevaron a la catedral del Salvador; con el tiempo, las iglesias de Vizcaya y Guipúzcoa con otras hispanas y del medio día de Francia dispusieron de preciosas reliquias.