HOMENAJE A DON MARCIANO ALBILLOS
Fue un hombre de fe, entregado a Dios y desde esa entrega vivió y lucho por nuestro movimiento del que fue su consiliario.
Con su humildad y grandeza de corazón y con el apoyo del Señor, como buen pastor, se preocupo por sus ovejas más ancianas, formando y alentando los grupos de Vida Ascendente en nuestra diócesis.
Por el movimiento de Vida Ascendente tuvo un cariño especial y este cariño le impulsó a propagar y engrandecerlo, empleando para ello toda su energía y cuando por su edad tuvo que dejar paso a otros más jóvenes, solo un poco más jóvenes, continuó dando su aliento y apoyo a estas personas que continuaron su labor.
Fue nuestro primer consiliario y quien dio el primer impulso a Vida Ascendente en Burgos. Estuvo siempre presto a trabajar y viajar a donde le llamaban para difundir y engrandecer el movimiento.
En nuestras reuniones diocesanas, retiros, eucaristías, fiestas, etc. era el primero en acudir y en el tiempo que conviví con él, siempre en segundo plano, no quería protagonismo, solo participar como uno más de los eventos del movimiento.
Trato a todos con cariño y sembró paz y amor entre todos nosotros. Se desvivió por ayudar y dar ánimo a todos cuantos lo conocimos y por engrandecer el movimiento de Vida Ascendente. Era su movimiento.
Cuando al término de cualquier evento cantábamos nuestro himno se le iluminaba el rostro de felicidad, le encantaba oírlo.
Contó siempre con el respeto y cariño de cuantos le conocimos y tratamos y siempre estuvo presto a echar una mano para solucionar cualquier dificultad o problema que tuviéramos.
Gracias Don Marciano ¡como un cuerpo tan pequeño pudo acoger un corazón tan grande como el suyo!
Hoy desde el cielo, porque seguro que está sentado a la mesa del Padre, continúe velando y protegiendo este movimiento por el que tanto trabajó y al que tanto amó.
Gracias Don Marciano por haber tenido el placer de conocerlo y sentir su cariño.
Que Dios lo haya acogido en su seno y descanse en paz.