Tenemos que celebrar
“Después de un año tan difícil hay una verdadera necesidad de celebrar, juntos, a abuelos y nietos, jóvenes y mayores”. Con estas palabras el Card. Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, introdujo la rueda de prensa de presentación de la primera Jornada Mundial de los Abuelos y de las Personas Mayores, que se celebrará este año, por primera vez, el 25 de julio.
El Prefecto indicó la ternura como palabra clave para la celebración de la Jornada: ternura hacia los mayores a los que -como escribió el Santo Padre en su mensaje- el virus “ha reservado un trato más duro”, pero también ternura de los abuelos hacia sus nietos. Además, en una época en la que “nos hemos acostumbrado a vivir solos, a no abrazarnos, a considerar al otro un peligro para nuestra salud. […] La ternura puede convertirse en una forma de ser”.
Uno de los aspectos más significativos del mensaje del Santo Padre es el hecho de que se dirige de forma directa y personal a cada abuelo y a cada persona mayor. El Card. Farrell lo definió como “afectuoso y exigente”, ya que apunta a “una renovada vocación por los mayores en un momento crucial de la historia”. “En la Iglesia, con el Papa Francisco, los abuelos y los mayores tienen un lugar de honor”.
Vittorio Scelzo, responsable de la pastoral de los ancianos en el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, ilustró las modalidades de celebración de la Jornada. Al estar en Roma, el Santo Padre presidirá una misa en San Pedro el 25 de julio a las 10 de la mañana, y el Dicasterio invita a todas las diócesis y a todas las parroquias a dedicar una de sus liturgias dominicales a los abuelos y a los mayores. A continuación, Vittorio Scelzo invitó a que el mayor número posible de personas mayores reciba el Mensaje del Papa a través de una visita. “La Jornada -dijo- será una oportunidad para vivir la Iglesia en salida. Imaginemos que los nietos entreguen el Mensaje del Santo Padre a sus abuelos y que los jóvenes de nuestras parroquias y comunidades eclesiales salgan en busca de los ancianos que están solos en sus barrios para decirles ‘Yo estoy contigo cada día’”.
Monique Bodhuin, presidente de Vie Montante Internationale destacó el vínculo entre la Jornada y el primer Congreso Internacional sobre la Pastoral de los Mayores que el Dicasterio organizó en 2020, y luego afirmó que “esta primera celebración de los abuelos y los mayores es sólo un punto de partida; trae consigo una dimensión de apertura al futuro”.
María Sofía Soli, una mujer de 87 años de Viva gli Anziani de la Comunidad de Sant’Egidio, explicó cómo el Mensaje del Santo Padre es también una llamada a los que están entrados en años: “Esta invitación -lo digo con convicción- nos exige un cambio a nosotros, los mayores, que a menudo creemos, a veces incluso con obstinación, que ya no podemos cambiar, que ya somos lo que somos, que ya no somos útiles para nadie”.
La última intervención, de Elena Liotta, también de la Comunidad de Sant’Egidio, se centró en el diálogo entre generaciones. “Caminamos a velocidades opuestas -dijo Elena-, nosotros nos sentimos como el inicio, ellos se sienten como el final. Sin embargo, en la amistad con los mayores he encontrado un tesoro”.
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Familia Amoris Laetitia