RETIRO DE CUARESMA

Parroquia de San Lorenzo, Jueves 13 de marzo de 2025

El encuentro comenzó con la exposición del Santísimo seguida de una reflexión, meditación y posteriormente la Eucaristía.

Los puntos principales de la reflexión, impartidas por el Párroco D. Miguel Vázquez Lombo, fueron:

I) Bula de Convocación del Jubileo Ordinario del Año 2025.

En el corazón de toda persona anida la esperanza como deseo y expectativa del bien, aun ignorando lo que traerá el mañana. Sin embargo, la imprevisibilidad del futuro hace surgir sentimientos como el temor, el desaliento y la duda. Así encontramos personas desanimadas, que miran el futuro con escepticismo y pesimismo.

En esta Cuaresma a la oración, el ayuno y la limosna debemos añadir la esperanza. Nuestro encuentro con Dios pasa por un camino dificultoso, más acuciante a nuestra edad, donde se debilita la esperanza.

II) 1 Reyes 19, 1-8.

Elías al borde de la desesperación cuando era perseguido por Jezabel huyo al desierto y perdió la esperanza. No valía la pena seguir luchando y con el deseo de la muerte se durmió bajo una retama. Pero en la lucha entre su fe en Dios y el miedo al rey, vence la fe, Dios sostiene a su profeta. Entonces por dos veces, un ángel del Señor lo despertó para que comiera, un pan cocido y agua, y con la fuerza de aquel alimento camino cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios

Lo importante del camino es que es cualitativo, lo que queda, no el papel que tenemos que desempeñar. Todos tenemos que dar testimonio y por eso el camino es largo e intenso.

En la vida sentimos a veces que no vale la pena esforzarse: nada cambia incluso todo va a peor. Se pierde la esperanza cono le ocurrió a Elías.

III) La Eucaristía

Hay un alimento misterioso que nos proporciona una fuerza que solo puede venir de Dios. El texto de Elías es una profecía de la Eucaristía, ella nos proporciona la esperanza. El secreto de la Eucaristía es inabarcable y por eso es un misterio. Uno de sus aspectos es tomad y comed y, haced esto en conmemoración mía. Así nos hace presente la entrega de Cristo para perdonar nuestros pecados y abrir un nuevo horizonte a la esperanza.

Dios se entrega por nosotros, nos acompaña permanentemente. Por eso la Eucaristía necesita humildad, pureza de corazón, conversión para poderla vivir. Disposiciones que debemos renovar constantemente.

¡Quien puede enfadarse con Dios entonces! ¡Nuestra vida eterna será una constante acción de gracias!

El sufrimiento adquiere entonces una nueva perspectiva. Lo malo no procede de Dios, sino de nuestro pecado. Y esto nos debe ayudar a no culpabilizar a personas concretas, porque yo también contribuyo al mal.

El mal no viene de Dios si no del mal uso de nuestra libertad y desde el Génesis (3, 15) Dios nos da una solución en el Protoevangelio con el primer anunció de la Buena Noticia: “establezco hostilidad entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te aplastará la cabeza cuando tú la hieras en el talón”.

Por eso cuando nos hagan ver que estorbamos debemos acudir a la Eucaristía, donde Dios siempre nos tiende la mano. Lo mismo que es incomprensible que un crucificado pueda cambiar el mundo, nosotros estamos llamados a que no nos falten las fuerza, el ánimo y podamos aspirar a la ganancia de Dios.

Tras la Eucaristía, había tiempo hasta la hora de comer y como el tiempo por la lluvia no acompañaba, D. Miguel nos enseñó la Parroquia. Nos explicó y pudimos admirar las múltiples obras de arte que posee.

Posteriormente, salimos para la Hermandad del Dulce Nombre donde celebramos el ágape. Buen momento también para relacionarnos y completar la jornada.