EL COORDINADOR DE CASTILLA LA MANCHA, JOSE ANTONIO VAQUERIZO, PREGONERO DE SEMANA SANTA

Nuestro compañero José Antonio Vaquerizo, proclamó el Pregón de Semana Santa en la Hermandad del  Santísimo Cristo de la Vega en Toledo el pasado 14 de abril.

Un hermoso pregón lleno de emoción que publicamos para vuestro disfrute.

«Buenas tardes, gracias por vuestra presencia este día tan especial en que subimos a nuestro amado Santísimo Cristo de la Vega en Vía Crucis a la Catedral Primada, iglesia madre. Gracias a los miembros de las Cofradías y Hermandades que nos acompañan, a D. Juan Miguel y a D, Sebastián, consiliario de esta hermandad; gracias de corazón a la junta directiva por haber pensado en mí y concederme el privilegio de compartir con vosotros  mi testimonio como miembro de la Hermandad y como cristiano, gracias a todos los hermanos presentes

No esperéis el pregón de un intelectual, esperad, más bien, el pregón de un enamorado de Jesús, que  acompañado de esta imagen del Stmo. Cristo de la Vega, siendo miembro de la Hermandad desde niño, va buscando el rostro Dios desde joven.

Es un honor poder dirigirme a los miembros de la Hermandad donde llevo tantos años ayudando a que el amor por el Cristo, por Cristo, perdure, así como la tradición de venerarle con nuestras oraciones y visitas se mantenga en el tiempo a través de los años.

Nací en Madrid, y cuando tenía un año o a punto de cumplirlo, mi familia, por motivo del trabajo de mi padre vinimos a Toledo, tengo que decir que mis padres eran toledanos. Nos instalamos aquí en este barrio, en el paseo del Cristo de la Vega, muy cerca de esta Basílica, con muy buenos recuerdos de vecinos y amigos con los que aun mantengo amistad. Mi madre, a la que estoy muy agradecido de haber sembrado en mí la semilla de la fe y el  amor a Jesús, enseguida me hizo hermano del Cristo, aún conservo un diploma que entonces la junta directiva entregaba a los niños que se daban de alta como nuevos hermanos. Pero fue cuando yo tenía 17 o 18 años que mi madre me pidió que la acompañase a una asamblea que en aquellos años se celebraba en un bar frente al Hotel Alfonso VI. Allí estaban Paco González, José Luis González, Miguel Jimeno, Antonio Moreno, Jesús Fermosel, Flores y algunos miembros más que conformaban la Junta Directiva; debí hacer algún comentario o sugerencia y me propusieron formar parte de la junta como vocal y este fue el comienzo. Años más tarde Jesús, que ostentaba la responsabilidad de tesorero, dejó la Junta por un problema de salud de su esposa; en aquel momento yo trabajaba en una entidad financiera, la extinta Caja de Toledo, y por esa circunstancia me propusieron ser el nuevo tesorero. Acepté .

Pasaron varios años y quedó vacante el cargo de Vice-Hermano Mayor. Paco me lo propuso, volví a aceptar. Como veis, soy fácil de convencer. Ya en el año 2010 Paco, dejó por edad la actividad en la Hermandad y fui elegido Hermano Mayor, cargo que desempeñé con sumo gusto e intensa dedicación hasta 2015, fecha en la que, por un lado, al disponer de menos de tiempo y, por otro, ante la necesidad de buscar (y encontrar) nuevas formas de vivir mi compromiso creyente dentro de la iglesia, decidí pasar el testigo. Despues de pasar por Caritas ( migraciones) , asumí desde entonces el acompañamiento espiritual a los mayores en Vida Ascendente; otro regalo que el buen Dios me ha hecho en la vida.

Han sido años de mucha actividad y entrega por parte de todos; somos una Hermandad exigente, empezamos en enero o febrero a preparar la Semana Santa y terminamos casi en la Solemnidad del Corpus Christi, después de celebrar nuestros tradicionales y devotos Reviernes, en los que damos culto a nuestro Santísimo Cristo de la Vega; estamos obligados como miembros de esta Hermandad y como toledanos a seguir con esta preciosa y arraigada tradición.

Como bien sabéis, en todos estos años cada junta aportó sus ideas, su saber hacer y su trabajo. Se han hecho muchas cosas que los límites del tiempo de este acto hacen imposible enumerar. Me permito resaltar, a riesgo de dejarme algunas, como más importantes las siguientes:

– La ejecución de la carroza en el taller de Salinas; una autentica obra de arte que sufragamos todos los hermanos con nuestras aportaciones generosas; el realce de nuestra imagen y de la procesión ha sido extraordinario.

– Un momento muy importante fue la celebración en el año 2004 del 75º aniversario de la Refundación de la Hermandad; se celebraron actos culturales como conciertos, charlas… Y, por supuesto, la Eucaristía Solemne en la Catedral con la procesión extraordinaria, entre otros.

– La restauración del Cristo, que hace que podamos ver actualmente la imagen en este magnífico estado. Aquí tengo yo una espina clavada:  me hubiese gustado datar la imagen, se nos dice que es copia de la imagen que fue quemada en la Guerra de la Independencia a principios del siglo XIX, pero en mi opinión la cabeza, la original, que se conserva en el convento de San Antonio es más barroca y nuestra imagen actual es gótica o neogótica, espero que algún día podamos poner fecha a su realización. Tarea pendiente para equipos posteriores.

– No me gustaría terminar este capítulo sin hablar de un hecho de gran importancia a mi juicio del que este año se cumple el 25 aniversario. Allá por el 2001 el sector más joven de la Junta Directiva propuso llevar al Cristo en la Procesión del Jueves al Viernes Santo en andas a hombros por miembros voluntarios de la hermandad. La idea en un principio no fue muy bien  acogida pero ante la insistencia y aceptando alguna condición el sector menos joven dio el visto bueno, yo creo que pensaban que no duraría muchos años nuestra osadía.

El tiempo pasa muy deprisa y llevamos 25 años “con el Cristo a cuestas” por las calles de nuestra preciosa ciudad, ofreciendo al Señor nuestro sacrificio en esa noche penitencial junto a los penitentes encapuchados y la banda. Es cierto que los primeros años fueron muy duros, solo éramos 22, no había relevos y aún conservo un recorte de periódico que titulaba “Épica salida a hombros del Cristo de la Vega” (¿contar lo de Murcia?)

-Creo que también aquel año inauguramos la banda, que tan magníficamente contribuyó a dar solemnidad a la procesión.

Como decía, desde mi punto de vista, estas tres cosas:  procesionar con el Cristo en andas, la nueva carroza y la banda de música han contribuido a realzar el paso y dar más solemnidad a la procesión. Hay que tener en cuenta que somos una de las hermandades más queridas de la ciudad y nuestro Cristo de la Vega, fiel a su historia, a la tradición que atesora y su profundo significado religioso merece ser llevado y acompañado con toda dignidad y majestuosidad,  solemnemente, consciente, como soy, del sacrificio y sufrimiento que esto conlleva.

Sería injusto y desagradecido no recordar a personas que nos ayudaron y que hoy ya no están entre nosotros. Con emoción especial recuerdo a Tinín, nuestro primer capataz, hombre de iglesia, solidario, trabajador, de la cofradía del Cristo del Descendimiento, en colaboración y ayuda mutua durante años, él nos enseñó todo lo que necesitábamos para poder llevar a cabo esta importante tarea, solo estuvo con nosotros dos años, ya que falleció en un trágico accidente. Seguro que ya está en presencia del Señor. No me olvido de otros costaleros y hermanos que nos han ido dejando, recientemente Reinaldo, otro hombre bueno. Para todos los hermanos que, con mayor o menor protagonismo han formado paste de esta hermandad y ya partieron a la casa del Padre, nuestra gratitud, nuestro recuerdo emocionado y nuestra oración esperanzada.

La realización desde hace unos años de este Via Crucis que hoy llevamos a cabo ha contribuido, de manera notable e importante, no solo a dar religiosidad a la Hermandad sino tambien a la Semana Santa de Toledo teniendo como colofón el precioso encuentro con el Cristo Cautivo.

No me quiero olvidar del Capitulo de Caballeros del Cristo Redentor que cada año y durante décadas nos reciben el Viernes Santo en el atrio de Santo Domingo para  cantarnos el miserere antes de seguir camino a nuestra Basílica.

Deseo que el encuentro con la Virgen del Carmen, que este año reanudamos perdure también en el tiempo.

Pero no somos solamente historia y tradición. Somos una realidad religiosa y de fe que está viva, en este lugar y en este tiempo; por eso ha sido también muy importante la renovación que la hermandad ha tenido y seguirá teniendo. Son muchos los jóvenes y  no tan jóvenes que, como costaleros o miembros de la banda, están hoy o han estado en el pasado con nosotros que bajan a rezar y saludar al Cristo, que traen a sus hijos, amigos y familiares.

¡¡¡No dejéis de hacerlo!!! ¡¡¡Jesús, nuestro Cristo, siempre está esperándonos!!!

No me olvido del coro. Después de varios intentos infructuosos, por fin tenemos un coro consolidado que anima y realza las celebraciones con sus canciones. Dan solemnidad a los actos de culto y nos ayudan a entrar en oración.

Dado el tiempo disponible, no abordaré cuestiones técnicas sobre arquitectura, monumentos o historia, pero sí quiero destacar la singularidad de este lugar en el que nos encontramos con unas pinceladas

Desde tiempos de romanos y visigodos, este espacio ha sido un cementerio. Muy cerca de aquí, se erigieron palacios visigodos donde se celebraron los históricos Concilios de Toledo, fundamentales en la historia política y religiosa de lo que hoy conocemos como España. Fue en este lugar donde Recaredo se convirtió al catolicismo en el siglo VI, y donde, según la tradición, fueron enterrados SantaLeocadia (siglo III) y San Ildefonso (siglo VII), patronos de la ciudad. Todo ello hace de este enclave un espacio sagrado, que debemos preservar, respetar y valorar con la dignidad que merece.

Ya en aquella época existían edificaciones en la zona, aunque la actual Basílica fue construida o remodelada en el siglo XIII por Alfonso X el Sabio, presentando el característico estilo mudéjar. Posteriormente, en la década de 1930, el Cardenal Segura encargó la construcción del monumento del Sagrado Corazón de Jesús, siguiendo un estilo neomudéjar.

Asimismo, es importante recordar la trayectoria histórica de nuestra hermandad. Se encuentra documentada su existencia desde el siglo XVII, aunque la imagen del Cristo ya estaba presente en el siglo XVI. Además, la celebración de los Reviernes está atestiguada en documentos de los siglos XVI y XIX, lo que refuerza la relevancia y continuidad de nuestras tradiciones a lo largo del tiempo.

Perdonadme ahora algo de atrevimiento por mi parte. No debe darnos reparo participar en los actos que convoca la Hermandad; mucho menos procesionar. A las hermandades y cofradías se nos tacha en algunas ocasiones, tanto fuera como dentro de la Iglesia, de ser “folclore”. Algo habremos hecho mal para dar esa imagen. Sin embargo, yo pienso que no es así o, al menos, no debería serlo. Cuando salimos a la calle con nuestros pasos estamos dando testimonio de nuestra fe, quienes ven pasar la procesión elevan los ojos al Cristo para admirar su belleza, derramar una lágrima o elevar una oración. Estoy convencido de que muchos no creyentes solo tienen esta oportunidad a lo largo del año, y nosotros llevamos a Cristo, somos sus portadores, se lo acercamos. ¡Qué hermosa tarea! ¡qué gran responsabilidad! Por eso tenemos que ahondar más en el espíritu religioso de lo que hacemos, nuestra forma de hacer las cosas ha de ser expresión de nuestra fe: desfilar en silencio, en oración callada aunque cueste. Se trata de una noche penitencial en la que ofrecemos al Señor nuestro sufrimiento y cansancio, con la confianza de que Él también nos lleva y sostiene durante la procesión y durante la vida.

Mirad: Tenemos una imagen preciosa y muy especial

Quiero hablaros lo que a mí me transmite esta imagen, más allá de contar las leyendas a que ha dado lugar, sobradamente conocidas por todos.

Se trata de una imagen serena que transmite paz y me invita a la oración y la lectura de la Palabra, a acercarme a Jesús, a ponerme en movimiento; atrae para conocerle a Él mismo y  su mensaje, la buena noticia del Reino de Dios; invita a pasar a la acción, que es servicio a los demás, especialmente a los empobrecidos.

Su brazo desprendido es en realidad una alegoría de su vida y de lo que es ser hermano del Santísimo Cristo de la Vega. Lo extiende porque nos quiere abrazar y quiere ser abrazado por todos y cada uno de nosotros.

Con él nos dice “ven yo soy el Camino” para llegar al Padre, junto a su madre, la Virgen María.

De este brazo brotan las gracias que necesitamos para nuestra salvación; pedidle que seamos buenas discípulos, que vivamos y proclamemos el Evangelio, que amemos a Dios, al prójimo, actuando con la misma misericordia que el Señor actua con nosotros, siendo generosos  sobre todo, como decia anteriormente, con los necesitados y vulnerables

 A través del brazo nos envía el Espíritu Santo que nos guía y alienta a salir de nosotros mismos y caminar juntos, en comunión, a trabajar por el Reino de Dios

Este brazo desclavado es la escalera hacia el cielo, que nos dice “venid a mí benditos de mi Padre”

¡¡¡ BENDITO BRAZO     BENDITO CRISTO ¡¡¡

No me gustaría haber dado la sensación de ser un cristiano ejemplar, no lo soy y pido perdón por ello a diario. Tengo claro que soy pecador, con muchos fallos y mundano apegado a bienes materiales, que a veces pienso que no crezco en conocer y amar a Dios y a los hermanos.  Es verdad que intento hacer el bien, ayudar a los demás, con muchas limitaciones y a veces con excusas, pero procurando avanzar y mejorar cada día, esperando que el encuentro personal con Jesús mejore mi vida de fe, consciente de dónde está la meta, y que con la ayuda del Señor podré alcanzarla algún día.

 Que veamos el rostro de Jesús, nuestro Cristo de la Vega en los demás, y muy especialmente como decía antes en los pobres, enfermos y los descartados de nuestra sociedad. ya hubo santos que lo lograron y pueden ser un modelo, algunos muy recientes como San Juan Pablo II, Santa Teresa de Calcuta o Carlos Acutis de los que todos tenemos conocimiento. Y como decía un sacerdote amigo “un cristiano no debe estar parado”

Pidamos a nuestra madre la Virgen María que nos ayude a ser mejores cada día, que con la ayuda del Santísimo Cristo de la Vega transmitamos a nuestros hijos, nietos, familiares y amigos estas tradiciones que son vida, pero sobre todo nuestra fe, el Evangelio y el amor a Dios, a su hijo Jesús, a la Virgen María y a la Iglesia, de que somos miembros. “Venid todos a mi viña” nos dice el Maestro.

Envío un mensaje de apoyo y cariño a nuestros mayores, custodios de la fe; también vosotros podéis dar vuestro testimonio. Tenemos que aprender a quererlos y cuidarlos.

No dejemos de asistir a los Reviernes. Recuerdo de cuando era joven  el paseo con los puestos de aquellos caramelos tan largos, almendras garrapiñadas, juguetes o cerámica, porque, como cuentan las crónicas, los fieles bajaban en multitud por la puerta del Cambrón.

Tengamos tambien en cuenta que estamos celebrando un año jubilar, año santo, convocado por nuestro Papa Francisco que, junto a nuestro pastor diocesano, nos animan a ser, “Peregrinos de Esperanza”. Mirad, sin pretender ser profeta de calamidades, todos nos damos cuenta de que no corren buenos tiempos. Tanto a nivel mundial y nacional, parece que estamos alcanzando un horizonte incierto y viviendo en un mundo cada vez mas revuelto,( las consecuencias del innegable cambio climático, la carrera armamentística de la que formamos parte, los tambores de guerra a nivel militar y comercial, que resuenan en Gaza, Sudán, Ucrania, Congo y otros lugares más; lo que el Papa Francisco llamó hace unos años la tercera guerra mundial por partes. Al mismo tiempo, en nuestro propio país la situación social, política y económica no resulta halagüeña: las dificultades de tantos jóvenes para labrarse un futuro, empezando por el acceso a una vivienda, las situaciones de soledad no deseada, los signos de muerte que nos rodean, desde los no nacidos, pasando por las mujeres asesinadas, los obreros muertos en el trabajo, hasta la escandalosa cifra de suicidios…) No sigo. Nuestro mundo, nuestra sociedad necesitan esperanza. Y nosotros, hombres y mujeres de fe, somos también hombres y mujeres de esperanza. Hermanos del Cristo de la Vega que llevan la esperanza de Dios para los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Este Cristo crucificado son los crucificados de hoy que tienden su brazo hacia nosotros diciendo “tengo sed”; este Cristo crucificado es expresión del amor de Dios que alarga su brazo hacia nosotros y hacia la humanidad entera diciendo “venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados”.

¡Bendito brazo! ¡Bendito Cristo de la Vega!

Ya sabéis que son varios los templos y lugares donde podemos cruzar la puerta santa, signo de conversión, y ganar la indulgencia plenaria, tanto para uno mismo, como para nuestros seres queridos ya difuntos. No dejemos pasar esta gran oportunidad que nos concede Dios nuestro Padre.

Que vivamos esta Semana Santa, que no seamos meros espectadores, os invito a participar en los actos litúrgicos de la Pasion y Muerte de Jesus,  en esta Basilica o en vuestras parroquias, celebrad los sacramentos de la Reconciliacion y la Comunion en estas fechas tan señaladas, pero siempre con nuestro corazón puesto en la esperanza de la Resurreccion y la alegría de la Pascua

Me había propuesto no nombrar a personas concretas, puesto que son muchos los amigos que tengo entre vosotros y que me habéis manifestado vuestro cariño en multitud de ocasiones y me habéis ayudado. Es imposible nombrar a todos sin olvidar alguno, pero permitidme que envíe un gran abrazo a los costaleros (buenos amigos) y que mencione algunas personas que han confiado en mí.

Paco, nuestro presidente honorifico, una institución en la Hermandad en la que trabajó más de 40 años como hermano mayor, hombre bueno y religioso.

Gracias nuevamente a toda la junta directiva, especialmente a Pablo y Romualdo que llevamos muchos años juntos; seguid trabajando y sirviendo a la Hermandad,   a los hermanos y a Cristo.

 Sin olvidar a otros muchos y como no, a nuestros santeros Jose y Teresa

Agradezco a Antonio  su dedicación y trabajo  y haber contado conmigo cuando ha necesitado mi ayuda, especialmente en la Junta de Cofradias

Ángel, gracias por tu dedicación, valía, buen hacer y por tu cariño

Gracias a Mª Carmen, mi mujer, por  el tiempo robado y sobre todo porque sin ella no creo  probable que hubiera sido constante en la fe y mi formación cristiana. Es tal el cariño que tenemos al Cristo  de la Vega que desde pequeñas hicimos hermanas a nuestras hijas, presentándoselas para su protección, así como al resto de familiares más allegados. Cuñados, sobrinos y amigos

Quiero recordar a los consiliarios que nos han ayudado en las celebraciones religiosas, los Vía Crucis y Eucaristías, y nos han orientado y formado en el conocimiento del Evangelio,: D. Hilario, D. Antonio Hernández-Sonseca, D. Daniel Fernández, D Luis García-Hinojosa, D. Juan Miguel Ferrer, D, Claudio, D. Juan Manuel Sierra y D, Sebastián Villalobos aquí presente. A todos ellos mi gratitud y espero que también la vuestra. Así como a l señores Deans y a todos los canónigos que nos acompañan los Reviernes y nos animan a seguir por la senda del evangelio.

Pedir disculpas por los errores cometidos y si a alguno de vosotros he fallado o no he tratado con corrección y amabilidad

Antes de terminar os leo una cita de Santa Teresa de Calcuta: No dejéis de Rezar, es el mayor poder de la tierra. No dejéis de Amar es un privilegio que nos da Dios, No dejéis de hacer Caridad es la llave del Cielo

Con un recuerdo muy especial a todos los hermanos que ya no están entre nosotros, con la esperanza gocen de la presencia del Señor y agradecido por vuestro cariño, recibid un abrazo en Cristo nuestro Señor.

¡¡¡VIVA EL CRISTO DE LA VEGA¡¡¡

                                                             

                                         José Antonio Vaquerizo Rodríguez  14 de abril 2025″