SÍNODO: AQUÍ ESTÁN LAS “PISTAS” DE LA FASE DE IMPLEMENTACIÓN

Se ha publicado el documento de la Secretaría General del Sínodo: un marco para que las Iglesias locales continúen el camino iniciado por Francisco y confirmado por León XIV. Se informa que el Santo Padre ha añadido dos Grupos de Estudio más a los ya establecidos. El texto incluye una invitación a involucrar a quienes hasta ahora han permanecido al margen y a ampliar la escucha también en prisiones y hospitales.

Por un lado, ofrecer a las Iglesias locales de todo el mundo un marco común que facilite el camino conjunto. Por otro, promover el diálogo que conducirá a toda la Iglesia a la Asamblea Eclesial de octubre de 2028. El documento publicado hoy, 7 de julio, por la Secretaría General del Sínodo, titulado «Pistas para la fase de implementación del Sínodo», se desarrolla en esta línea. Unas sesenta páginas, cuatro capítulos, están salpicados de indicaciones y orientaciones para acompañar la última fase del proceso sinodal iniciado en 2021 por el Papa Francisco y ahora relanzado por el Papa León XIV.

Papa León XIV establece dos nuevos grupos de estudio

El texto fue aprobado por el XVI Consejo Ordinario, reunido en Roma hace pocos días. El 26 de junio, los miembros recibieron la visita del Papa León XIV, quien los animó a continuar con el estilo de la sinodalidad, una actitud que nos ayuda a ser Iglesia. El propio León XIV, según informa el documento de hoy, confirmó los Grupos de Estudio, establecidos por Francisco el año pasado para profundizar la reflexión sobre ciertos temas desde un punto de vista canónico, teológico y pastoral, añadiendo dos nuevos: uno sobre «La liturgia en perspectiva sinodal» y otro sobre «El estatuto de las Conferencias Episcopales, las Asambleas Eclesiales y los Consejos Particulares ». La Secretaría General del Sínodo tiene la tarea de «garantizar que las decisiones del Papa, que también maduran a partir de los resultados de estos Grupos, se integren armoniosamente en el camino sinodal en curso».

Introducción del cardenal Grech

Las Huellas se abre con una introducción del cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo, que subraya que en este mundo «atrapado en una espiral de violencia y guerra sin fin, al que le resulta cada vez más difícil crear ocasiones de encuentro y diálogo», es más que nunca necesaria una Iglesia que sepa ser «signo e instrumento» de la «unidad de todo el género humano».

El cardenal recuerda que muchas Iglesias locales del mundo siguen con entusiasmo el camino sinodal; otras, sin embargo, todavía se preguntan cómo emprender la fase de implementación o están dando sus primeros pasos. El texto de hoy puede, por lo tanto, ser un horizonte que afrontar y un estímulo para avanzar con valentía, afrontando resistencias y dificultades. La Secretaría General del Sínodo permanece a disposición de todos, asegura el cardenal, para escuchar, acompañar y fomentar el diálogo y el intercambio de dones entre las Iglesias. A partir de las contribuciones y preguntas que reciba, ofrecerá nuevos estímulos y herramientas.

El Jubileo de los Equipos Sinodales

Las primeras páginas del documento enumeran las futuras etapas del camino sinodal y anuncian un evento especial: el Jubileo de los equipos sinodales y de los órganos de participación, que se celebrará del 24 al 26 de octubre de 2025. «Una oportunidad para construir vínculos, intercambiar experiencias y conectar mejor».

En detalle, el primer capítulo ofrece una clave interpretativa para la fase de implementación del proceso sinodal, cuyo objetivo es experimentar con prácticas y estructuras renovadas para que la vida de la Iglesia sea cada vez más sinodal. Esta fase no es, por lo tanto, una especie de ejercicio, una tarea adicional solicitada por Roma, ni un momento para formular hipótesis abstractas. Tampoco es un retroceso ni una mera repetición de lo ya vivido. La fase de implementación —se aclara— forma parte de la vida ordinaria de las Iglesias, que deberán identificar caminos formativos para lograr una conversión sinodal tangible en las diversas realidades eclesiales.

Participación más amplia

El documento continúa afirmando que mujeres y hombres participan en la fase de implementación, en la variedad de carismas, vocaciones y ministerios; pequeñas comunidades cristianas o comunidades eclesiales de base; parroquias, asociaciones, movimientos; personas consagradas. En resumen, todos, porque «no puede ser un camino limitado a un núcleo de seguidores», especifica el texto; de hecho, es importante contribuir a «ampliar las posibilidades de participación y el ejercicio de la corresponsabilidad diferenciada de todos los bautizados».

En este sentido, es crucial involucrar a quienes hasta ahora han permanecido al margen del camino sinodal, personas y grupos de diferentes identidades culturales y condiciones sociales, en particular los pobres y excluidos. Asimismo, se requiere especial atención para escuchar a quienes han expresado dudas y resistencia. En este sentido, la invitación a las Iglesias es buscar herramientas de escucha en diversos contextos, no solo en las parroquias, sino también, por ejemplo, en universidades, centros de escucha y acogida, hospitales, prisiones y entornos digitales.

La tarea del obispo y el papel de los equipos sinodales

El texto reitera que el principal responsable de la fase de implementación en cada Iglesia local es el obispo diocesano o eparquial, quien deberá recurrir a otras figuras y organismos como los diversos Consejos (presbiteral, pastoral, económico) y, sobre todo, a los equipos sinodales diocesanos/eparquiales, cuyo trabajo, en la fase de consulta, fue valioso. «Su contribución también será fundamental en la fase de implementación», afirma el documento. Por ello, será necesario valorar y renovar los equipos existentes, reactivarlos si se suspenden, integrarlos y capacitarlos cuando no existan. Los equipos incluyen a laicos y laicas, sacerdotes y diáconos, consagrados y consagradas de diferentes edades y portadores de diferentes culturas y modelos de formación. Se evaluará la posibilidad de invitar a representantes de otras comunidades cristianas o religiones como observadores. El obispo, si no forma parte del equipo, será informado periódicamente sobre el trabajo y se reunirá con el equipo cuando corresponda.

La puerta siempre «abierta»

El documento aborda extensamente las tareas de la Secretaría General del Sínodo, la cual, según se afirma, se compromete a permanecer siempre abierta a escuchar las necesidades, intuiciones y propuestas de las Iglesias locales, facilitar su trabajo y responder a las solicitudes de contenido y metodología. En esta perspectiva, se promoverán conferencias, seminarios de estudio y momentos de reflexión compartida. Asimismo, se acompañará la organización de las asambleas continentales de evaluación (primer trimestre de 2028) y la asamblea eclesial de octubre de 2028, como oportunidades para compartir experiencias de renovación de prácticas y estructuras en un sentido sinodal, con el fin de presentarlas al Papa para su validación definitiva.

Promover el conocimiento del Documento Final

Las Huellas exploran entonces la estructura y el contenido del Documento Final de la Asamblea de 2024, un texto rico y orgánico cuyo conocimiento es esencial promover. Se recomienda ofrecer momentos y/o herramientas de formación, acompañamiento y orientación en la lectura. El Documento identifica entonces algunos puntos fuertes, como la perspectiva eclesiológica arraigada en el Concilio; el impulso ecuménico; y la visión de un diálogo con otras tradiciones religiosas y la sociedad.

Teniendo en cuenta la necesidad de avanzar juntos como Iglesia, Tracce reitera la invitación a las Iglesias locales a compartir los pasos dados en áreas específicas. Una de ellas, sobre todo, es el acceso efectivo a funciones de responsabilidad y liderazgo que no requieren el sacramento del Orden por parte de mujeres y hombres no ordenados, tanto laicos como consagrados.

Procesos de «estilo sinodal»

En general, se recomienda que el método sinodal no se reduzca a una serie de técnicas para la gestión de reuniones, sino que se viva como una experiencia espiritual y eclesial que implica crecer en una nueva forma de ser Iglesia. Por lo tanto, las indicaciones metodológicas se aplicarán en diversos procesos (discernimiento, gobernanza, escucha, formación, etc.), caracterizados por diferentes objetivos, pero unidos por el hecho de que se desarrollan en un estilo sinodal.

Mirando hacia el futuro con confianza

En la parte final, se invita a la Iglesia a «mirar con confianza el camino» de los próximos años, a partir del Jubileo de los equipos sinodales: «Que la ocasión de caminar juntos físicamente hacia la Puerta Santa se convierta en una oportunidad para intercambiar dones y celebrar esa esperanza que no defrauda».

Salvatore Cernuzio – Ciudad del Vaticano

NI RUINA NI MUSEO: LA ABADÍA CISTERCIENSE CON 900 AÑOS DE HISTORIA QUE DESBORDA VOCACIONES EN PLENO SIGLO XXI

En el corazón de Europa, Heiligenkreuz desafía el relato del declive de la fe: en 2007 mereció la visita de Benedicto XVI y hoy rebosa de jóvenes vocaciones

En una Europa que a menudo se da por perdida para la fe, hay focos de espiritualidad en el Continente que desmienten el relato del ocaso del cristianismo. La abadía de Heiligenkreuz, a solo 25 kilómetros de Viena, en Austria, es uno de ellos.

Nada en su apariencia invita a pensar que ahí dentro viven más de 100 monjes; aunque uno podría esperar cierto bullicio en un espacio así, lo que prevalecen son el orden, el silencio y la oración, que sostienen toda la comunidad: rezan siete veces al día, comenzando a las 5:15 de la madrugada y terminando cerca de las 20 horas. Quizás es por eso que está más vivo que nunca.

De hecho, Heiligenkreuz (Monasterio de Nuestra Señora de la Santa Cruz) alberga hoy el mayor número de vocaciones desde su fundación en 1133. Es el monasterio cisterciense habitado de forma continua más antiguo del mundo, y ha logrado lo que pocos centros religiosos en Europa: crecer.

Benedicto XVI, que lo visitó en 2007 y lo conocía bien desde su etapa como cardenal, no solo reconoció su vitalidad espiritual, sino que impulsó su proyección académica. En esa visita, le concedió el título de universidad pontificia. Hoy, su facultad de Teología es el principal centro de formación sacerdotal del mundo de habla alemana, con unos 300 estudiantes, en su mayoría candidatos al sacerdocio.

Resistir a los embates del tiempo

Pero Heiligenkreuz no se limita a la formación o a la oración: su vitalidad actual se explica, en parte, porque ha sabido resistir con inteligencia y fidelidad los embates históricos que, en otros casos, sí han dejado a muchas comunidades monásticas en el camino.

Entre 1780 y 1790, en tiempos del emperador José II, la abadía de Heiligenkreuz enfrentó una de sus mayores amenazas. En ese período, se impulsaron políticas de corte ilustrado que buscaban racionalizar y, en muchos casos, suprimir la vida religiosa. La intervención del Estado en los asuntos eclesiásticos puso en jaque el espíritu y la continuidad de la comunidad.

Pero los monjes no se limitaron a resistir. Como respuesta, fundaron un instituto teológico propio para asegurar la formación de las órdenes. Ese núcleo de resistencia espiritual e intelectual es lo que posteriormente Ratzinger reconocería como universidad pontificia.

Tampoco la abadía salió indemne de las garras del nazismo. Entre 1938 y 1945, gran parte del convento fue expropiado por el régimen, y muchos monjes fueron encarcelados. Pero tras la guerra, bajo el impulso del abad Karl Braunsdorfer, la comunidad renació con fuerza. Se restauró el carisma fundacional, se incorporaron las reformas litúrgicas del Concilio Vaticano II, y se desarrolló un breviario propio en latín que aún hoy se utiliza. La liturgia, celebrada con sobriedad y belleza, sigue siendo uno de los pilares de esta comunidad.

El ‘boom’ de los jóvenes

El monasterio se ha convertido también en el principal motor de pastoral juvenil del país. Una vez al mes, entre 150 y 250 jóvenes se reúnen allí para rezar, confesarse y adorar al Santísimo Sacramento. Solo jóvenes, sin adultos, salvo permiso especial. Una especie de catequesis vivida, que arranca con himnos en latín y termina con pretzels y zumo de manzana.

Además, la abadía ofrece una variedad de actividades que van desde «Monasterio por un Tiempo» (Kloster auf Zeit), una experiencia vocacional temporal, hasta celebraciones alternativas de Nochevieja, liturgias especiales para Semana Santa y Pascua, adoración eucarística, rezos del rosario, acompañamiento en peregrinaciones o semanas espirituales con actividades deportivas.

Heiligenkreuz mantiene viva su vocación fundamental: la adoración constante a Dios, que sostiene toda su labor espiritual y, por ende, la atracción de su imán vocacional. En una era de crisis de fe en la sociedad, su fidelidad a la tradición cristiana y capacidad de adaptación lo convierten en un referente para nuevas vocaciones y miles de visitantes que buscan silencio, dirección espiritual o un espacio donde reencontrarse con Dios.

Fuente El Debate

María Rabell García Corresponsal en Roma y El Vaticano

MENSAJE DEL SANTO PADRE PARA LA V JORNADA MUNDIAL DE LOS ABUELOS Y DE LOS ANCIANOS

Publicamos a continuación el texto del Mensaje del Santo Padre León XIV para la V Jornada Mundial de los Abuelos y de los Ancianos, que se celebra el cuarto domingo de julio —este año, el 27 de julio—, sobre el tema «Feliz el que no ve desvanecerse su esperanza»:

Mensaje del Santo Padre

Feliz el que no ve desvanecerse su esperanza (cf. Si 14,2)

Queridos hermanos y hermanas:

El Jubileo que estamos viviendo nos ayuda a descubrir que la esperanza siempre es fuente de alegría, a cualquier edad. Asimismo, cuando esta ha sido templada por el fuego de una larga existencia, se vuelve fuente de una bienaventuranza plena.

La Sagrada Escritura presenta varios casos de hombres y mujeres ya avanzados en años, a los que el Señor invita a participar en sus designios de salvación. Pensemos en Abraham y Sara; siendo ya ancianos, permanecen incrédulos ante la palabra de Dios, que les promete un hijo. La imposibilidad de generar parecía haberles quitado su mirada de esperanza respecto al futuro.

La reacción de Zacarías ante el anuncio del nacimiento de Juan el Bautista no es diferente: «¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de edad avanzada» (Lc 1,18). La ancianidad, la esterilidad y el deterioro parecen apagar las esperanzas de vida y de fecundidad de todos estos hombres y mujeres. También la pregunta que Nicodemo hace a Jesús, cuando el Maestro le habla de un “nuevo nacimiento”, parece puramente retórica: «¿Cómo un hombre puede nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el seno de su madre y volver a nacer?» (Jn 3,4). Sin embargo, en cada ocasión, frente a una respuesta aparentemente obvia, el Señor sorprende a sus interlocutores con un acto de salvación.

Los ancianos, signos de esperanza

En la Biblia, Dios muestra muchas veces su providencia dirigiéndose a personas avanzadas en años. Así ocurre no sólo con Abrahám, Sara, Zacarías e Isabel, sino también con Moisés, llamado a liberar a su pueblo siendo octogenario (cf. Ex 7,7). Con estas elecciones, Dios nos enseña que, a sus ojos, la ancianidad es un tiempo de bendición y de gracia, y que para Él los ancianos son los primeros testigos de esperanza. «¿Qué significa en mi vejez? —se pregunta al respecto san Agustín— Cuando me falten las fuerzas, no me abandones. Y aquí Dios te responde: Al contrario, que desfallezca tu vigor, para que esté presente el mío en ti, y así puedas decir con el Apóstol: “Cuando me debilito, entonces soy fuerte”» (Comentarios a los Salmos 70, 11). El hecho de que el número de personas en edad avanzada esté en aumento se convierte entonces para nosotros en un signo de los tiempos que estamos llamados a discernir, para leer correctamente la historia que vivimos.

La vida de la Iglesia y del mundo, en efecto, sólo se comprende en la sucesión de las generaciones, y abrazar a un anciano nos ayuda a comprender que la historia no se agota en el presente, ni se consuma entre encuentros fugaces y relaciones fragmentarias, sino que se abre paso hacia el futuro. En el libro del Génesis encontramos el conmovedor episodio de la bendición dada por Jacob, ya anciano, a sus nietos, los hijos de José. Sus palabras los animan a mirar al futuro con esperanza, como en el tiempo de las promesas de Dios (cf. Gn 48,8-20). Si, por tanto, es verdad que la fragilidad de los ancianos necesita del vigor de los jóvenes, también es verdad que la inexperiencia de los jóvenes necesita del testimonio de los ancianos para trazar con sabiduría el porvenir. ¡Cuán a menudo nuestros abuelos han sido para nosotros ejemplo de fe y devoción, de virtudes cívicas y compromiso social, de memoria y perseverancia en las pruebas! Este hermoso legado, que nos han transmitido con esperanza y amor, siempre será para nosotros motivo de gratitud y de coherencia.

Signos de esperanza para los ancianos

El Jubileo, desde sus orígenes bíblicos, ha representado un tiempo de liberación: los esclavos eran liberados, las deudas condonadas, las tierras restituidas a sus propietarios originarios. Era un momento de restauración del orden social querido por Dios, en el cual se reparaban las desigualdades y las opresiones acumuladas con los años. Jesús renueva estos acontecimientos de liberación cuando, en la sinagoga de Nazaret, proclama la buena noticia a los pobres, la vista a los ciegos, la liberación a los cautivos y la libertad a los oprimidos (cf. Lc 4,16-21).

Considerando a las personas ancianas desde esta perspectiva jubilar, también nosotros estamos llamados a vivir con ellas una liberación, sobre todo de la soledad y del abandono. Este año es el momento propicio para realizarla; la fidelidad de Dios a sus promesas nos enseña que hay una bienaventuranza en la ancianidad, una alegría auténticamente evangélica, que nos pide derribar los muros de la indiferencia, que con frecuencia aprisionan a los ancianos. Nuestras sociedades, en todas sus latitudes, se están acostumbrando con demasiada frecuencia a dejar que una parte tan importante y rica de su tejido sea marginada y olvidada.

Frente a esta situación, es necesario un cambio de ritmo, que atestigue una asunción de responsabilidad por parte de toda la Iglesia. Cada parroquia, asociación, grupo eclesial está llamado a ser protagonista de la “revolución” de la gratitud y del cuidado, y esto ha de realizarse visitando frecuentemente a los ancianos, creando para ellos y con ellos redes de apoyo y de oración, entretejiendo relaciones que puedan dar esperanza y dignidad al que se siente olvidado. La esperanza cristiana nos impulsa siempre a arriesgar más, a pensar en grande, a no contentarnos con el statu quo. En concreto, a trabajar por un cambio que restituya a los ancianos estima y afecto.

Por eso, el Papa Francisco quiso que la Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores se celebrase sobre todo yendo al encuentro de quien está solo. Y por esa misma razón, se ha decidido que quienes no puedan venir a Roma este año, en peregrinación, «podrán conseguir la Indulgencia jubilar si se dirigirán a visitar por un tiempo adecuado a los […] ancianos en soledad, […] como realizando una peregrinación hacia Cristo presente en ellos (cf. Mt 25, 34-36)» (Penitenciaría Apostólica, Normas sobre la Concesión de la Indulgencia Jubilar, III). Visitar a un anciano es un modo de encontrarnos con Jesús, que nos libera de la indiferencia y la soledad.

En la vejez se puede esperar

El libro del Eclesiástico afirma que la bienaventuranza es de aquellos que no ven desvanecerse su esperanza (cf. 14,2), dejando entender que en nuestra vida —especialmente si es larga— pueden existir muchos motivos para volver la vista atrás, más que hacia el futuro. Sin embargo, como escribió el Papa Francisco durante su último ingreso en el hospital, «nuestro físico está débil, pero, incluso así, nada puede impedirnos amar, rezar, entregarnos, estar los unos para los otros, en la fe, señales luminosas de esperanza» (Ángelus, 16 marzo 2025). Tenemos una libertad que ninguna dificultad puede quitarnos: la de amar y rezar. Todos, siempre, podemos amar y rezar.

El amor por nuestros seres queridos —por el cónyuge con quien hemos pasado gran parte de la vida, por los hijos, por los nietos que alegran nuestras jornadas— no se apaga cuando las fuerzas se desvanecen. Al contrario, a menudo ese afecto es precisamente el que reaviva nuestras energías, dándonos esperanza y consuelo.

Estos signos de vitalidad del amor, que tienen su raíz en Dios mismo, nos dan valentía y nos recuerdan que «aunque nuestro hombre exterior se vaya destruyendo, nuestro hombre interior se va renovando día a día» (2 Co 4,16). Por eso, especialmente en la vejez, perseveremos confiados en el Señor. Dejémonos renovar cada día por el encuentro con Él, en la oración y en la Santa Misa. Transmitamos con amor la fe que hemos vivido durante tantos años, en la familia y en los encuentros cotidianos; alabemos siempre a Dios por su benevolencia, cultivemos la unidad con nuestros seres queridos, que nuestro corazón abarque al que está más lejos y, en particular, a quien vive en una situación de necesidad. Seremos signos de esperanza, a cualquier edad.

Vaticano, 26 de junio de 2025

FIN DE ETAPA EN MENORCA

El pasado 30 de mayo se celebró en Ciutadella el Jubileo de las personas mayores y los jubilados, organizado por Vida Creixent y Pastoral de la Salud. El encuentro, que contó con una gran participación de gente de los distintos pueblos, comenzó con una Eucaristía en la Catedral, presidida por el obispo Mons. Gerardo Villalonga Hellín.

 Acto seguido, Juan Manuel Bajo, presbítero, Delegado de pastoral de la Salud de la Diócesis de Tortosa y coordinador del Secretariado Interdiocesano de Pastoral de la Salud de Cataluña, ofreció una charla animando a los asistentes a vivir con esperanza esta etapa de su vida, haciendo participar de su sabiduría acumulada a las nuevas generaciones. Juan Manuel Bajo ha estado en Menorca en varias ocasiones para participar en encuentros de Vida Creixent; la última vez fue el pasado mes de febrero en un encuentro de formación de Pastoral de la Salud, con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo. La diócesis de Menorca sigue con su compromiso de atender espiritualmente a las personas mayores y enfermas, acompañándolas en sus dificultades y les agradece profundamente todo el bien que han hecho y hacen en la Iglesia y la sociedad.

La Comisión Diocesana de Vida Creixent aprovechó para finalizar el Curso 2024-2025, con una comida de hermandad en el claustro del Seminario diocesano, durante el cual fue distribuido el folleto Informativo nº 27, el cual abre en portada con un escrito del Obispo Diocesano Mons. Gerardo, “VIDA CREIXENT, LEVADURA DE CONCORDIA Y DE AMOR”, con referencia al reciente fallecimiento del papa Francisco y la elección del Papa León XIV, finalizando con estas palabras : “El Papa nos pide dos cosas importantes: la concordia y el amor al prójimo: «nosotros queremos ser dentro de esta masa, una pequeña levadura de unidad, de comunión y de fraternidad. Nosotros queremos decirle al mundo con humildad y alegría: miren a Cristo».

Los miembros de Vida Creixent nos consideramos misioneros en medio de las demás personas mayores que no forman parte de nuestro movimiento y hoy queremos hacerles partícipes de nuestra alegría por la elección del Papa León XIV, que nos repite con fuerza: «Esta es la hora del amor! La caridad de Dios, que nos hace hermanos entre nosotros, es el corazón del Evangelio».

Por esta razón, en este día en que hemos acudido a la Catedral, para ganar el Jubileo del Año Santo de la esperanza que no defrauda, rezamos especialmente por la persona e intenciones del papa León XIV y compartimos en él sus deseos: «Construyamos una Iglesia fundada en el amor de Dios y signo de unidad, una Iglesia misionera, que abre los brazos al mundo, que anuncia la Palabra, que se deja cuestionar por la historia, y que se convierte en fermento de concordia para la humanidad». Recibid mi felicitación cordial y mi bendición.

+Gerardo Villalonga Hellín, Obispo de Menorca”

 Continuado con escrito de la Presidencia “ES LA HORA DEL RELEVO”, en el cual el matrimonio DE José Coll Pons y María Martí Pelegrí que la ha venido ostentando desde 2017, por lo que se han cumplido los ocho años de los dos mandatos una vez cumplidos los 4 años de reelección, agradeciendo la colaboración y cooperación de los miembros de la Junta directiva, desde el Consiliario hasta el último vocal. Que su presidencia ha estado fundamentada en los tres principios fundamentales de Vida Ascendente- Vida Creixent: Amistad. Espiritualidad y Apostolado, por ello también quieren reconocer a todos los miembros el Movimiento la ayuda y comprensión que han encontrado en ellos. Convencidos de que han recibido mucho más de lo que ellos pudieron aportar. Su deseo es el de encontrar la persona con buena disponibilidad para sumir el relevo de su cargo, que de continuidad a Vida Creixent. Finalizando dando las gracias a todos por todo cuanto han recibido.

El secretario de la comisión Diocesana, Antonio Fernando Villalonga Sintes, en un breve escrito con el título “VIDA ASCENDENTE – VIDA CREIXENT” agradece la confianza que tuvieron con su persona para desempeñar sus funciones que desde el primer momento le ilusionó. Agradece a todos los miembros de la Junta directiva su inestimable cooperación, facilitándole con ello su labor. Fue una manera de compartir con otras personas mayores y llegado el caso podernos ayudar los unos a los otros. Describe como han transcurrido estos ocho años, con la terrible enfermedad del coronavirus 2019 (COVID 19) que truncó la buena marcha del Movimiento y que una vez superada, se resintió, en las asistencias a la reuniones . Paulatinamente se volvió a la normalidad, con la resaca de la enfermedad

El Consiliario Diocesano de Vida Creixent, Cristòfol Vidal Barber, Presbítero, abre su escrito con con el titular “DESCUBRIR LO ESENCIAL. AGRADECIMIENTO”, inspirándose en la obra de Antoine de Saint-Exupery, “El Principito”, partiendo de la frase que le dice la zorra al joven:” Lo esencial es invisible a los ojos”, le dice el zorro al joven, quien resalta la frase para recordarla: “Es el tiempo que has perdido con tu rosa lo que hace que tu rosa sea tan importante”.

Continúa haciendo referencia a la epístola 2 Corintios 4,1616 Por eso, no nos acobardamos, sino que, aun cuando nuestro hombre exterior se vaya desmoronando, nuestro hombre interior se va renovando día a día.

Finaliza escribiendo:” Vida Creixent tiene una comisión diocesana formada por el presidente, vicepresidente, secretario, tesorero, consiliario y tres vocales. Esta comisión es el alma y animadora de todo lo que celebran durante el año; ha trabajado con amor y constancia durante ocho años. Agradezco muy profundamente su trabajo desinteresado. «Lo esencial es invisible a los ojos».

Continua con un extenso escrito del Vocal Antoni Vidal Cardona, con el título “Tenemos una vida nueva en el cielo”, En Vida Creixent nos preparamos para poder llegar a una vida mejor, para ir al cielo. Porque es cierto que el cielo existe, aunque hay mucha gente que dice que cuando morimos vamos allá donde esté, y esto no es cierto, porque todos vamos al cielo, -precisamente por esto vino al mundo Jesucristo, para salvarnos del mal y poder ir al cielo con nuestro Padre. Y el cielo es cierto que existe. Continuando con un extenso escrito en el que expone las vivencias de los médicos Manuel Sans Segarra, de Lujan Comas, del Hospital de Vall Hebrón, que explican sus vivencias con enfermos que han sufrido comas profundos y que al recuperarse explican que la muerte no es el final., ya que después de tener una muerte clínica han descubierto evidencias científicas de que la muerte no es el fin. Algunos pacientes le han contado que después de tener una muerte clínica, han tenido diversas experiencias excepcionales.

 Finalizando diciendo: Por tanto, está demostrado que cuando morimos entramos en una vida mejor, en una dimensión mucho más superior que la terrenal, vamos al cielo en la compañía de Dios, donde están todos. Por eso cuando una persona amada se muere debemos estar tranquilos de que todos vamos a vivir al cielo eternamente con toda la felicidad posible, donde vive todo el mundo en compañía de Dios.

Continua la Hoja Informativa con el resumen de las actividades llevadas a cabo durante el Curo, debidamente ilustradas con fotografías (Finalización del curso – Asamblea diocesana – Inicio de Curso; Jornada de formación, Santos Patronos, Receso Cuaresmal. Referencia al fallecimiento del Papa Francisco y la elección del cardenal Robert Francis Prevost, que para su pontificado ha elegido el nombre de León XIV,

Y cerrando el balance Económico del Curso 2024/2025.

NOTA: la Hoja Informativa, esta escrita en la lengua cooficial, el catalán, de la Comunidad Autónoma de las Illes Balears (Para este Boletín de Vida Ascendente he traducido al castellano), excepto los escritos del Obispo Diocesano y del Secretario de la Comisión Diocesana que lo fueron en castellano, lengua española oficial del Estado.

FIN DE CURSO DE SEVILLA EN LA ALDEA DEL ROCÍO

El pasado miércoles 18 de junio de 2025, nos trasladamos, por deseo expreso de varios grupos de Vida Ascendente a la Aldea de El Rocío para postrarnos ante ella y pedir mucha salud para todos. Éramos unas 80 personas. Durante el camino rezamos el Rosario de la Pastora y cantamos. Llegamos al Rocío con tiempo para celebrar la Eucaristía en la Ermita programada para las 13 horas. La Virgen estaba preciosa vestida de un blanco dorado y, todavía estaba en las Andas de Salida, pues la Romería acabó el pasado día 16 Lunes de Pentecostés.

La Eucaristía fue concelebrada por cuatro sacerdotes Don Manuel Martínez Alaminos,  Consiliario de Vida Ascendente de nuestra Diócesis; Don Manuel Mateo Fraile alma mater de Vida Ascendente; Don Juan José González González, titular de la Parroquia de San Gonzalo y Don Pedro José Rodríguez Molina, titular de la Parroquia de Nuestra Seora de Gracia de Camas (Sevilla) Tras el Evangelio (Mt 6,1-6, 16-18) Don Manuel Martínez resalto tres puntos en la homilía:

  • La esperanza como la alegría del corazón, que debe acompañarnos a las personas de Vida Ascendente, porque Dios está con nosotros. Esta alegría debe ser retenida en nuestro interior como un tesoro y transmitida a los más cercanos para que también participen de ella.
  • María, nuestra madre. Venimos a darle gracias porque nos sentimos cuidado por ella y nos muestra el camino hacia su Hijo. Es ejemplo y enseñanza para nuestra vida.
  • Seguimos construyendo el proyecto de Dios y eso nos debe de llenar de confianza y optimismo en las dificultades.

Al término de la Eucaristía, nuestro Presidente Don Manuel Montero, tras  unas palabras emotivas le hizo entrega a Don Manuel Mateo Fraile, de una placa conmemorativa, por sus 65 años de Sacerdocio que cumplió al día siguiente el jueves 19 de junio.

Tras hacernos la foto de grupo, nos trasladamos al Restaurante Toruño del El Rocío, para estrechar lazos de amistad entre nosotros y degustamos una rica comida.

Después de despedirnos de la Santísima Virgen, regresamos a Sevilla llenos de amor; Unión; Esperanza y Amistad y, pidiéndole a Ella que nunca nos abandone.

FIN DE CURSO EN CORIA CÁCERES

Hemos tenido un curso muy intenso y el final ha sido el mejor colofón.

Hemos tenido el privilegio y honor de contar con la presencia de nuestros queridos, presidente nacional, Jaime Tamariz y la secretaria Mercedes Montoya.

Comenzamos con la asamblea para evaluar el curso. Leímos el programa que hicimos al principio y un resumen de lo realizado y de los objetivos no alcanzados.

A continuación Jaime hizo una magistral intervención de “El mayor y la Evangelización” acompañado de un PowerPoint de imágenes ilustrativa que hacía que todo calara con facilidad y deleite.

Luego Mercedes hizo una interactuación para que se presentaran los miembros de los distintos grupos y terminar hablándonos de la espiritualidad y la oración. Con su talante sencillo que inmediatamente se metió a todos en el bolsillo. Y fue causa para que nuestro Consiliario dijera: “Tenemos unos dirigentes nacionales excepcionales”.

Sin movernos del sitio, por los 40º de temperatura que teníamos, tuvimos la Eucaristía de acción de gracias, donde presentamos al Señor nuestros sueños y proyectos, éxitos y fracasos, cansancios y fatigas. Buscando en Él nuestro descanso. Él que no nos juzga, porque nos conoce y a pesar de todo nos llama y nos espera. Le llevamos todo lo vivido en este curso, con la alegría de nuestros nietos, el amor de nuestros hijos y la serenidad de nuestros años a decirle ¡Gracias, Señor! Si quieres puedes contar con nosotros para el próximo curso.

En la homilía nuestro Consiliario nos sorprendió con dos sencillas y profundas ideas relacionadas con el Movimiento la primera y en relación al Evangelio del día la segunda,  decía que la parroquia es una comunidad de comunidades, donde si echamos un azucarillo es como si lo echamos en un cubo grande de agua, no se aprecia la dulzura, pero si un azucarillo lo ponemos en un vasito, sí que se endulza. Así florecen los grupos de Vida Ascendente en las parroquias. La segunda idea es: “Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen” No le podremos amar afectivamente, pero sí efectivamente, sin odio, ni rencor y pidiendo por él.

Al final compartimos una comida con alegría y hermandad.

EL SANTO DE LA SEMANA: SANTO TOMÁS APÓSTOL

La tradición antigua dice que Santo Tomás Apóstol fue martirizado en la India el 3 de julio del año 72. Parece que en los últimos años de su vida estuvo evangelizando en Persia y en la India, y que allí sufrió el martirio.

De este apóstol narra el santo evangelio tres episodios.

El primero sucede cuando Jesús se dirige por última vez a Jerusalén, donde según lo anunciado, será atormentado y lo matarán. En este momento los discípulos sienten un impresionante temor acerca de los graves sucesos que pueden suceder y dicen a Jesús: «Los judíos quieren matarte y ¿vuelves allá?. Y es entonces cuando interviene Tomás, llamado Dídimo (en este tiempo muchas personas de Israel tenían dos nombres: uno en hebreo y otro en griego. Así por ej. Pedro en griego y Cefás en hebreo). Tomás, es nombre hebreo. En griego se dice «Dídimo», que significa lo mismo: el gemelo.

Cuenta San Juan (Jn. 11,16) «Tomás, llamado Dídimo, dijo a los demás: Vayamos también nosotros y muramos con Él». Aquí el apóstol demuestra su admirable valor. Un escritor llegó a decir que en esto Tomás no demostró solamente «una fe esperanzada, sino una desesperación leal». O sea: él estaba seguro de una cosa: sucediera lo que sucediera, por grave y terrible que fuera, no quería abandonar a Jesús. El valor no significa no tener temor. Si no experimentáramos miedo y temor, resultaría muy fácil hacer cualquier heroísmo. El verdadero valor se demuestra cuando se está seguro de que puede suceder lo peor, sentirse lleno de temores y terrores y sin embargo arriesgarse a hacer lo que se tiene que hacer. Y eso fue lo que hizo Tomás aquel día. Nadie tiene porque sentirse avergonzado de tener miedo y pavor, pero lo que sí nos debe avergonzar totalmente es el que a causa del temor dejemos de hacer lo que la conciencia nos dice que sí debemos hacer, Santo Tomás nos sirva de ejemplo.

La segunda intervención: sucedió en la Última Cena. Jesús les dijo a los apóstoles: «A donde Yo voy, ya sabéis el camino». Y Tomás le respondió: «Señor: no sabemos a donde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» (Jn. 14, 15). Los apóstoles no lograban entender el camino por el cual debía transitar Jesús, porque ese camino era el de la Cruz. En ese momento ellos eran incapaces de comprender esto tan doloroso. Y entre los apóstoles había uno que jamás podía decir que entendía algo que no lograba comprender. Ese hombre era Tomás. Era demasiado sincero, y tomaba las cosas muy en serio, para decir externamente aquello que su interior no aceptaba. Tenía que estar seguro. De manera que le expresó a Jesús sus dudas y su incapacidad para entender aquello que Él les estaba diciendo.

Admirable respuesta:

Y lo maravilloso es que la pregunta de un hombre que dudaba obtuvo una de las respuestas más formidables del Hijo de Dios. Uno de las más importantes afirmaciones que hizo Jesús en toda su vida. Nadie en la religión debe avergonzarse de preguntar y buscar respuestas acerca de aquello que no entiende, porque hay una verdad sorprendente y bendita: todo el que busca encuentra.

Le dijo Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí» Ciertos santos como por ejemplo el Padre Alberione, Fundador de los Padres Paulinos, eligieron esta frase para meditarla todos los días de su vida. Porque es demasiado importante como para que se nos pueda olvidar. Esta hermosa frase nos admira y nos emociona a nosotros, pero mucho más debió impresionar a los que la escucharon por primera vez.

En esta respuesta Jesús habla de tres cosas supremamente importantes para todo israelita: el Camino, la Verdad y la Vida. Para ellos el encontrar el verdadero camino para llegar a la santidad, y lograr tener la verdad y conseguir la vida verdadera, eran cosas extraordinariamente importantes.

En sus viajes por el desierto sabían muy bien que si equivocaban el camino estaban irremediablemente perdidos, pero que si lograban viajar por el camino seguro, llegarían a su destino. Pero Jesús no sólo anuncia que les mostrará a sus discípulos cuál es el camino a seguir, sino que declara que Él mismo es el Camino, la Verdad y la Vida.

Notable diferencia: Si le preguntamos al alguien que sabe muy bien: ¿Dónde queda el hospital principal? Puede decirnos: siga 200 metros hacia el norte y 300 hacia occidente y luego suba 15 metros… Quizás logremos llegar. Quizás no. Pero si en vez de darnos eso respuesta nos dice: «Sígame, que yo voy para allá», entonces sí que vamos a llegar con toda seguridad. Es lo que hizo Jesús: No sólo nos dijo cual era el camino para llegar a la Eterna Feliz, sino que afirma solemnemente: «Yo voy para allá, síganme, que yo soy el Camino para llegar con toda seguridad». Y añade: Nadie viene al Padre sino por Mí: «O sea: que para no equivocarnos, lo mejor será siempre ser amigos de Jesús y seguir sus santos ejemplos y obedecer sus mandatos. Ese será nuestro camino, y la Verdad nos conseguirá la Vida Eterna».

El hecho más famoso de Tomás

Los creyentes recordamos siempre al apóstol Santo Tomás por su famosa duda acerca de Jesús resucitado y su admirable profesión de fe cuando vio a Cristo glorioso.

Dice San Juan (Jn. 20, 24) «En la primera aparición de Jesús resucitado a sus apóstoles no estaba con ellos Tomás. Los discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». El les contestó: «si no veo en sus manos los agujeros de los clavos, y si no meto mis dedos en los agujeros sus clavos, y no meto mi mano en la herida de su constado, no creeré». Ocho días después estaban los discípulos reunidos y Tomás con ellos. Se presento Jesús y dijo a Tomás: «Acerca tu dedo: aquí tienes mis manos. Trae tu mano y métela en la herida de mi costado, y no seas incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Jesús le dijo: «Has creído porque me has visto. Dichosos los que creen sin ver».

Parece que Tomás era pesimista por naturaleza. No le cabía la menor duda de que amaba a Jesús y se sentía muy apesadumbrado por su pasión y muerte. Quizás porque quería sufrir a solas la inmensa pena que experimentaba por la muerte de su amigo, se había retirado por un poco de tiempo del grupo. De manera que cuando Jesús se apareció la primera vez, Tomás no estaba con los demás apóstoles. Y cuando los otros le contaron que el Señor había resucitado, aquella noticia le pareció demasiado hermosa para que fuera cierta.

Tomás cometió un error al apartarse del grupo. Nadie está pero informado que el que está ausente. Separarse del grupo de los creyentes es exponerse a graves fallas y dudas de fe. Pero él tenía una gran cualidad: se negaba a creer sin más ni más, sin estar convencido, y a decir que sí creía, lo que en realidad no creía. El no apagaba las dudas diciendo que no quería tratar de ese tema. No, nunca iba a recitar el credo un loro. No era de esos que repiten maquinalmente lo que jamás han pensado y en lo que no creen. Quería estar seguro de su fe.

Y Tomás tenía otra virtud: que cuando se convencía de sus creencias las seguía hasta el final, con todas sus consecuencias. Por eso hizo es bellísima profesión de fe «Señor mío y Dios mío», y por eso se fue después a propagar el evangelio, hasta morir martirizado por proclamar su fe en Jesucristo resucitado. Preciosas dudas de Tomás que obtuvieron de Jesús aquella bella noticia: «Dichosos serán los que crean sin ver».

(Fuente: EWTN)

CATEQUESIS PAPA LEON XIV. JESUCRISTO, NUESTRA ESPERANZA. II. LA VIDA DE JESÚS. LAS CURACIONES 11. LA MUJER HEMORROÍSA Y LA HIJA DE JAIRO. «NO TEMAS, SOLO TEN FE» (MC 5,36)

Queridos hermanos y hermanas,

Hoy también meditamos sobre las curaciones de Jesús como señal de esperanza. En Él hay una fuerza que nosotros también podemos experimentar cuando entramos en relación con su Persona.

Una enfermedad muy difundida en nuestro tiempo es el cansancio de vivir: la realidad nos parece demasiado compleja, pesada, difícil de afrontar. Y entonces nos apagamos, nos adormecemos, con la ilusión que al despertarnos las cosas serán diferentes. Pero la realidad va afrontada, y junto con Jesús podemos hacerlo bien. A veces nos sentimos bloqueados por el juicio de aquellos que pretenden colocar etiquetas a los demás.

Me parece que estas situaciones puedan cotejarse con un pasaje del Evangelio de Marcos, donde se entrelazan dos historias: aquella de una niña de doce años, que yace en su lecho enferma a punto de morir; y aquella de una mujer, que, precisamente desde hace doce años, tiene perdidas de sangre y busca a Jesús para sanarse (cfr Mc 5,21-43).

Entre estas dos figuras femeninas, el evangelista coloca al personaje del padre de la muchacha: él no se queda en casa lamentándose por la enfermedad de la hija, sino sale y pide ayuda. Si bien sea el jefe de la sinagoga, no pone pretensiones argumentando su posición social. Cuando hay que esperar no pierde la paciencia y espera. Y cuando le vienen a decir que su hija ha muerto y es inútil disturbar al Maestro, él sigue teniendo fe y continúa esperando.

El coloquio de este padre con Jesús es interrumpido por la mujer que padecía flujo de sangre, que logra acercarse a Jesús y tocar su manto (v. 27). Con gran valentía esta mujer ha tomado la decisión que cambia su vida: todos seguían diciéndole que permanezca a distancia, que no se deje ver. La habían condenado a quedarse escondida y aislada.  A veces también nosotros podemos ser víctimas del juicio de los demás, que pretenden colocarnos un vestido que no es el nuestro. Y entonces estamos mal y no logramos salir de eso.

Aquella mujer emboca el camino de la salvación cuando germina en ella la fe que Jesús puede sanarla: entonces encuentra la fuerza para salir e ir a buscarlo. Al menos quiere llegar a tocar sus vestidos.

Alrededor de Jesús había una muchedumbre, muchas personas lo tocaban, pero a ellos no les pasó nada. En cambio, cuando esta mujer toca a Jesús, se sana. ¿Dónde está la diferencia? Comentando este punto del texto, San Agustín dice – en nombre de Jesús –: «La multitud apretuja, la fe toca» (Sermones 243, 2, 2). Y así: cada vez que realizamos un acto de fe dirigido a Jesús, se establece un contacto con Él e inmediatamente su gracia sale de Él. A veces no nos damos cuenta, pero de una forma secreta y real la gracia nos alcanza y lentamente trasforma la vida desde dentro.

Quizás también hoy tantas personas se acercan a Jesús de manera superficial, sin creer de verdad en su potencia. ¡Caminamos la superficie de nuestra iglesia, pero quizás el corazón está en otra parte! Esta mujer, silenciosa y anónima, derrota a sus temores, tocando el corazón de Jesús con sus manos consideradas impuras a causa de la enfermedad. Y he aquí que inmediatamente se siente curada. Jesús le dice: «Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz» (Mc 5,34).

Mientras tanto, llevaron a aquel padre la noticia que su hija había muerto. Jesús le dice: «¡No temas, basta que creas!» (v. 36). Luego fue a su casa y, viendo que todos lloraban y gritaban, dijo: «La niña no está muerta, sino que duerme» (v. 39). Luego entra donde está la niña, le toma la mano y le dice: «Talitá kum», “¡Niña, levántate!”. La muchacha se levanta y se pone a caminar (cfr vv. 41-42). Aquel gesto de Jesús nos muestra que Él no solo sana toda enfermedad, sino que también despierta de la muerte. Para Dios, que es Vida eterna, la muerte del cuerpo es como un sueño. La muerte verdadera es aquella del alma: ¡de esta debemos tener miedo!

Un último detalle: Jesús, luego de haber resucitado a la niña, dice a los padres que le den de comer (cfr v. 43). Esta es otra señal muy concreta de la cercanía de Jesús a nuestra humanidad. Podemos también entenderlo en sentido más profundo y preguntarnos: ¿cuándo nuestros muchachos se encuentran en crisis y tienen necesidad de nutrición espiritual, sabemos dársela? ¿Y cómo podemos hacerlo si nosotros mismos no nos nutrimos del Evangelio?

Queridos hermanos y hermanas, en la vida hay momentos de desilusión y de desánimo, y hay también la experiencia de la muerte. Aprendamos de aquella mujer, de aquel padre: vamos hacia Jesús: Él puede sanarnos, puede hacernos renacer. ¡Jesús es nuestra esperanza!

 Saludos

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en modo particular a los sacerdotes y seminaristas provenientes de España, México, Puerto Rico, Ecuador, Colombia, El Salvador, Venezuela. En la vida hay momentos de desilusión, de desaliento e incluso de muerte. Aprendamos de aquella mujer y de aquel padre: vayamos a Jesús. Él puede sanarnos, puede devolvernos la vida. ¡Él es nuestra esperanza! Muchas gracias.

Resumen leído por el Santo Padre en español

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy meditamos sobre las curaciones que Jesús realizó como signo de esperanza. El Evangelio que hemos escuchado nos presenta dos historias: la de una mujer enferma desde hace doce años y la de una niña que está por morir.

La mujer, considerada impura y condenada al aislamiento, se atreve a acercarse a Jesús en silencio, convencida de que basta tocar su manto para sanar. Aunque muchos tocaban a Cristo entre la muchedumbre, sólo ella fue curada. ¿Por qué? Porque lo tocó con fe. Quizás también hoy muchos se acercan a Jesús de manera superficial. Entramos en nuestras iglesias, pero nuestro corazón se queda afuera. Esta mujer, silenciosa y anónima, venció sus miedos y tocó el corazón de Jesús con manos que todos juzgaban impuras. Y el Señor la sanó a causa de su fe.

El padre de la niña tampoco se rinde ante la noticia de la muerte. Jesús le dice: «No temas, sólo ten fe». Entra en la casa, toma a la niña de la mano y la vida vuelve. Es inmensa la fuerza de una fe sincera, que toca a Jesús con confianza —aun desde la debilidad— porque deja que sus benditas manos actúen. Cuando la fe es verdadera, se confirma nuestra esperanza. La gracia de Cristo actúa y nos es devuelta la vida.

Copyright © Dicastero per la Comunicazione – Libreria Editrice Vaticana

EL CORAZÓN DE JESÚS HABLA DE CARNE HUMANA

La última encíclica que nos dejó el Papa Francisco está dedicada al Sagrado Corazón de Jesús. Una de las cosas que allí se dicen es que la imagen del Corazón de Jesús nos habla de un Dios que ha querido compartir nuestra condición histórica y nuestro camino terreno. El Corazón de Jesús nos recuerda su amor íntegramente humano, sus sufrimientos humanos, su afectividad humana.

En los evangelios aparece muy bien reflejada esta afectividad humana del Señor. Jesús tuvo compasión de la multitud fatigada y abatida, lloró ante la tumba de Lázaro, amaba mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro, trata a sus discípulos como amigos, conversa con cariño con la samaritana, se deja lavar los pies por una prostituta, cuando curaba a alguien lo tocaba con la mano, le tocaba los ojos, o lo tocaba con su propia saliva. A la vista de estos hechos, comenta la encíclica: “el Señor sabe la bella ciencia de las caricias. La ternura de Dios no nos ama de palabra; El se aproxima y estándonos cerca nos da su amor con toda su ternura posible”. Más aún, “cuando parece que todos nos ignoran, que a nadie le interesa lo que nos pasa, que no tenemos importancia para nadie, él nos está prestando atención”.

A darnos cuenta de su amor humano y de la importancia de la humanidad de Cristo nos ayuda la imagen de su corazón de carne. Su humanidad hace posible que nos comprenda, que comprenda nuestras debilidades y tentaciones, nuestros fallos y nuestros errores, nuestro pecado también. Y hace posible su cercanía a nosotros. Solo por medio de realidades que estén a nuestro nivel y a nuestro alcance, solo por medio de la humanidad de Cristo, podemos acercarnos a Dios, tocarle, besarle, tratarle de tú a tú, y vivir un encuentro de amor verdaderamente mutuo.

En suma, entrando en el Corazón de Cristo, nos sentimos amados por un corazón humano, lleno de afectos y sentimientos como los nuestros. Su voluntad humana quiere libremente amarnos y ese querer espiritual está plenamente iluminado por la gracia y la caridad. Llegando a lo más íntimo de ese Corazón, nos inunda la gloria inconmensurable de su amor infinito como Hijo eterno que ya no podemos separar de su amor humano. Precisamente en su amor humano, y no apartándonos de él, encontramos su amor divino; encontramos “lo infinito en lo finito”.

Martín Gelabert – Blog Nihil Obstat

 

 

CARTA DE PRESENTACIÓN DEL NUEVO CONSILIARIO GENERAL D. FACUNDO LÓPEZ SANJUÁN

Queridos hermanos y hermanas de Vida Ascendente:

Dice la Escritura que cuando el profeta Jeremías recibió  la llamada alegó sus limitaciones para eludirla. Pero Dios mismo lo animó a acoger confiadamente esa tarea: “—No digas que eres un niño, pues irás adonde yo te envíe y dirás lo que yo te ordene. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte —oráculo del Señor—“ (Jer 1,7-8). Me viene a la cabeza ahora este pasaje para poner mi confianza en el Dios que nos llama a pesar de nuestras limitaciones y nos capacita para la misión encomendada. Pongo este ministerio en las manos de la Virgen María y os pido que me acompañéis con vuestra oración.

Ante todo quiero dar las gracias a la Comisión Nacional de Vida Ascendente por su confianza en mi persona al proponer mi nombramiento como Consiliario General. En mi diálogo con Jaime Tamarit y otros miembros de la misma expuse francamente mis dificultades pero aún así me expresaron su lealtad, su amistad y cercanía. Quiero desde aquí manifestarles mi compromiso y mi deseo de colaborar lealmente con todos ellos para el crecimiento de Vida Ascendente en toda España. Entiendo mi tarea como una prolongación de las huellas de los anteriores consiliarios generales, y especialmente de nuestro querido Nacho Figueroa, del que tanto hemos aprendido.

Quiero manifestaros a todos, especialmente a los Consiliarios Diocesanos, mi fraternidad y disponibilidad personal para serviros en cuanto necesitéis de mi persona. Me gustaría que caminasemos todos juntos en la tarea de acompañar, servir, estimular y promover a nuestros grupos de jubilados y mayores de Vida Ascendente. En mí podréis encontrar un amigo que sabe de vuestras ilusiones y de vuestras dificultades y que solo quiere acompañaros y animaros en la hermosa tarea de la pastoral con las personas mayores. En vosotros quiero encontrar hermanos dispuestos a colaborar codo con codo, todos unidos, en esta tarea. Poco a poco nos iremos conociendo en diversos encuentros y jornadas.

Mi saludo fraterno también a todos los miembros, hombres y mujeres, de nuestro movimiento en todas nuestras diócesis, a los distintos presidentes diocesanos, comisiones diocesanas e interdiocesanas, a los animadores y a los consiliarios de cada grupo. Os aseguro a todos mi estima y mi oración para que el Señor nos bendiga con la esperanza y el entusiasmo propio de nuestro movimiento y con la renovación espiritual de todos nuestros grupos.

Pongámonos todos al servicio de Dios, dispuestos a escuchar la voz del Espíritu en este tiempo, convirtiéndonos verdaderamente en peregrinos de esperanza, tal y como nos pide el lema de este año santo jubilar.

Os deseo a todos un feliz y restaurador verano y una incorporación ilusionada y confiada al próximo curso.

Facundo López Sanjuán

Consiliario General de Vida Ascendente