FINAL DE CURSO EN CASTILLA Y LEÓN

Hemos celebrado el fin de curso en Segovia, de todas las provincias de Castilla y León.

A las 11 de la mañana, llegaban a Segovia, los autobuses de las personas de vida ascendente junto al Acueducto, para celebrar la jornada.

Subimos a la Catedral, una vez allí, visita  guiada a la misma, a continuación celebramos la Eucaristía, presidida por el Obispó de Segovia, D. Cesar Franco.

Finalizada la Eucaristía, foto grupal de todos los miembros de Vida Ascendente de Castilla y León.

Al finalizar, acompañados por gaita y tamboril, hasta el restaurante, Convento de Mínimos, comida de hermandad.

Terminando con una visita al Palacio Episcopal, instalaciones y museo.

Pasamos un día gozoso en espiritualidad, testimonio y amistad.

Feliz viaje de vuelta a todos los participantes de Vida Ascendente de Castilla y León.

Feliz viaje de vuelta a todas las provincias

Y Amelia Diez Reoyo,  presidenta de Burgos nos relata su experiencia

El pasado día 6 nos reunimos en Segovia, compañeros de Vida Ascendente de toda Castilla y León. Nos juntamos 265 personas llegadas de todas las diócesis castellanoleonesas.

                Uno de los grupos más numerosos fue el de Burgos, 50 personas pertenecientes o simpatizantes de los diferentes grupos diocesanos, de Burgos capital y de otros lugares de la provincia como Miranda de Ebro o Lerma.

                Sobre las 07:30 horas iniciamos la recogida de los diferentes grupos en los sitios acordados y sobre las 08:30 H. nos pusimos en camino. Llegamos a Segovia sobre las 10:30 y en las inmediaciones del acueducto nos esperaba la presidenta de Segovia para darnos la bienvenida.

                Al iniciar el viaje, dirigidos por nuestro consiliario, Don Jesús Andrés, hicimos una oración para pedir la protección de la virgen, que no tuviéramos ningún percance y por el buen resultado de la reunión.

                Don Emiliano, el consiliario del grupo de la parroquia de Santo Domingo, nos fue  refiriendo anécdotas y chascarrillos que le habían sucedido o contado,  sobre los diferentes pueblos por los que íbamos pasando. Nos fue amenizando el viaje. Y entre comentarios sobre los pueblos por los que pasábamos, unas pastas para entretener el apetito y cantando diferentes canciones, se nos paso el tiempo del viaje sin darnos cuentas.

                Mientras esperábamos a que llegaran los otros grupos, el consiliario de Segovia, nos explicó el acueducto, como se construyó y algunas anécdotas e historietas de dicha construcción, nos repartió unos planos de la ciudad. Y tras unos minutos, para poder ir al baño y tomar un café, tuvimos un momento de asueto.

                En Segovia, una vez que habían llegado todos los grupos diocesanos, todos juntos y con los estandartes ondeando, nos encaminamos, poco a poco que ya no estamos para disputar carreras y todo el camino es cuesta arriba, hasta la catedral. Los burgaleses nos distinguíamos por un pañuelo verde al cuello con la inscripción de Vida Ascendente, Burgos

                Llegamos a la catedral sobre las 11:45 y en ella nos estaban esperando el vicepresidente del cabildo y una guía que nos explicaron la historia de la catedral, cuando se inició la construcción, quien ordeno la construcción y quienes fueron las personas que aportaron el dinero para su construcción, el cabildo, El Rey Carlos I pero sobre todo el pueblo segoviano. Tardaron 195 años en construirla y el año que viene se cumple el 500 aniversario de la colocación de la primera piedra. Parte de la misma está construida con los restos de la primitiva catedral que estaba junto al Alcázar y que fue destruida, durante la guerra de las comunidades, por las tropas reales durante la toma de este.

                Solo pudimos hacer una visita a la carrera de las diferentes capillas en las que se muestran diferentes obras de arte de interés. Destaca sobre todo, en la capilla del Santísimo, El Cristo de la Agonía, obra del escultor Manuel de Pereira del s. XVII, donde el diseño del conjunto de la azulejaría fue encargado al ceramista Daniel Zuloaga. Zuloaga lo ejecutó en la antigua fábrica de cerámica «La Segoviana», y fue colocado en 1897 en su lugar actual. Esta capilla fue adquirida para enterramiento por la familia del Marqués de Lozoya hasta que a finales del s.XIX fuese donada al Cabildo Catedral. Y la otra obra de gran interés es el Cristo yacente de Gregorio Fernández, maestro insigne afincado en la ciudad de Valladolid, que realiza entre los años 1631 y 1636. Fue donada a la Catedral de Segovia por el obispo Don Melchor Moscoso de Sandoval. Cristo colocado sobre un sudario de abundantes pliegues triangulares, apoya su cabeza sobre una almohada blanca adornada con bellos motivos bordados. La cabeza vuelta hacia el lado izquierdo parece mirar al espectador, ojos entreabiertos y también su boca, en la que se aprecian los dientes. Profunda expresión de muerte. Unos finos goterones de sangre producidos por la corona de espinas se deslizan por su frente, también aparece una ceja traspasada por una espina. La barba tallada bipartita y su cabello de mechones rizados se extienden sobre la almohada, donde el pintor ha añadido otros mechones aún más finos.

                En cuanto al modelado del cuerpo, Gregorio Fernández realiza un cuerpo agotado. Pequeños hilos de sangre se juntan con los producidos por las grandes heridas, destacando entre todas ellas la lanzada, una profunda llaga de la que brotan sangre y agua. La pieza es un bello estudio anatómico del cuerpo desnudo, pues el paño de pureza cae púdicamente para cubrirle, pero está abierto dejando ver la totalidad de la pierna izquierda. Este paño es de color azul y está compuesto a base de pliegues muy profundos. Los músculos del cuerpo de Cristo parecen estar aún en tensión, ésto junto con la profunda expresión del rostro, hace que parezca que Cristo aún vive. Los brazos extendidos sobre el sudario y sus manos heridas están llagados por los clavos. Detalles como los añadidos de uñas dan un mayor realismo. Su pierna derecha recta, mientras que la izquierda se flexiona ligeramente para mostrar mejor sus rodillas llenas de heridas sangrantes producidas seguramente por las caídas en su camino hacia el Calvario. También de sus pies salen regueros de sangre. La policromía del cuerpo está hecha con una encarnación mate muy fina, salvo los dedos de manos y pies que se presentan amoratados. El pintor parece que se recrea en la sangre, dando lugar a tonalidades claras y oscuras, zonas en las que parece aún caliente y otras en las que ya ha coagulado. Esto unido a la utilización de pequeños fragmentos de otros materiales dota a las figuras de un gran realismo.

                A continuación, a las 13:00, en esta capilla del Santísimo, celebramos una Eucaristía presidida por Don Cesar Augusto Franco Martínez el cual, en la homilía, hizo mucho énfasis en los carismas de nuestro movimiento, haciendo hincapié, sobre todo, en la amistad, como arma para combatir la soledad de los mayores. Nos elogió la fuerza y la alegría como cantábamos, parecía que cantábamos con la fuerza de los jóvenes.

                Una vez terminada la Eucaristía y cantado el himno de Vida Ascendente, acompañado por el órgano, y en la que hicimos ofrenda de los estandartes de las diferentes diócesis, nos dirigimos al exterior de la catedral para hacernos unas fotos de grupo y después, acompañados de unos dulzaineros, nos dirigimos al antiguo convento de mínimos, hoy convertido en restaurante, donde degustamos una comida de productos típicos segovianos.

                Una vez acabada la comida tuvimos un tiempo para visitar el museo catedralicio y a los autobuses para regresar a casa.

                Espero que valga el relato, pues la gente que acudimos a Segovia salimos encantados de la concentración y con deseos de repetir el año que viene. Vida Ascendente de Segovia se merecen un 10 por su buen hacer y la perfecta organización.

                Desde Burgos queremos felicitar y dar las gracias a la presidenta de Segovia y a todas las personas que le han ayudado por la gran labor que han realizado para que todo fuese tan perfecto como ha sido.