¿Cómo hemos vivido el apagón que nos ha dejado a oscuras durante seis horas en un bloque de vecinos de siete alturas?
Afortunadamente, no se ha quedado nadie atrapada en el ascensor en nuestro edificio, pero si personas mayores y con muchas dificultades de movimientos fuera de sus domicilios y sin poder volver a su casa por sus propios medios.
Cuando he llegado a casa, me he encontrado a dos de mis vecinas mayores en el portal. Estas vecinas no salen casi nunca de casa, pero hoy, que casualidad, habían ido al médico y se encontraban en el portal, sentadas en las escaleras, esperando a ver si volvía la luz para poder coger el ascensor y subir a casa. Estaban angustiadas y asustadas, sin poder llegar a casa y sin poder ponerse en contacto con sus hijos al no funcionar, tampoco, los teléfonos. Nuestro portal, incluso en verano, es frio y no se podían quedar allí hasta que volviera la luz, así que ni corta ni perezosa, soy sanitaria, después de tranquilizarlas, las he animado a subir por las escaleras poco a poco, ayudándolas y cargando con ellas hasta que hemos llegado a su casa, primero una y después la otra.
Nos ha costado, pero en cada descansillo hemos hecho ejercicios de relajación y respiración para que se recuperaran del esfuerzo. Las vecinas nos han estado dando ánimos ya que no nos podían echar una mano por que la escalera no es muy ancha y no podíamos pasar a la vez nada más que las dos.
No hay mal que por bien no venga, hemos vuelto a sentir el cariño y la solidaridad que siempre a existido en nuestra comunidad y que últimamente, desde la pandemia, se había perdido un poco. Los vecinos estaban pendientes de estas personas que podían estar en dificultades por si podían ayudarles y solucionar sus problemas.
El abrazo, con todo su cariño, ha sido lo mejor del esfuerzo realizado para conseguir la meta y que mis vecinas mayores estuvieran en la seguridad de sus casas.
Teníamos previsto, esa tarde, la misa funeral por el Papa Francisco en la Catedral. Don Mario, nuestro arzobispo, nos dijo que con luz o sin luz, se haría el funeral. Gracias a Dios, diez minutos antes de empezar el oficio religioso, volvió la electricidad y pudimos realizarlo sin más problemas. Acudimos muchos burgaleses a rezar por nuestro Papa Francisco. Presidió nuestro arzobispo Don Mario acompañado por Don Fidel Herráez, nuestro arzobispo emérito y Don Ramón del Hoyo, obispo emérito de Jaén. Asistieron todas las fuerzas vivas de la ciudad. Todo un éxito de público. Don Mario, en la homilía, nos hizo un recorrido por la vida del Papa y su gran labor en la Iglesia de la Misericordia. Burgos una vez más, dio la respuesta que se merecía nuestro querido Papa Francisco y acudió a la llamada de nuestro arzobispo.
Amelia Díez Reoyo
Directora del Secretariado para la Pastoral del Mayor
Presidenta de V.A. de Burgos