Queridos hermanos y hermanas de Vida Ascendente:
Dice la Escritura que cuando el profeta Jeremías recibió la llamada alegó sus limitaciones para eludirla. Pero Dios mismo lo animó a acoger confiadamente esa tarea: “—No digas que eres un niño, pues irás adonde yo te envíe y dirás lo que yo te ordene. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte —oráculo del Señor—“ (Jer 1,7-8). Me viene a la cabeza ahora este pasaje para poner mi confianza en el Dios que nos llama a pesar de nuestras limitaciones y nos capacita para la misión encomendada. Pongo este ministerio en las manos de la Virgen María y os pido que me acompañéis con vuestra oración.
Ante todo quiero dar las gracias a la Comisión Nacional de Vida Ascendente por su confianza en mi persona al proponer mi nombramiento como Consiliario General. En mi diálogo con Jaime Tamarit y otros miembros de la misma expuse francamente mis dificultades pero aún así me expresaron su lealtad, su amistad y cercanía. Quiero desde aquí manifestarles mi compromiso y mi deseo de colaborar lealmente con todos ellos para el crecimiento de Vida Ascendente en toda España. Entiendo mi tarea como una prolongación de las huellas de los anteriores consiliarios generales, y especialmente de nuestro querido Nacho Figueroa, del que tanto hemos aprendido.
Quiero manifestaros a todos, especialmente a los Consiliarios Diocesanos, mi fraternidad y disponibilidad personal para serviros en cuanto necesitéis de mi persona. Me gustaría que caminasemos todos juntos en la tarea de acompañar, servir, estimular y promover a nuestros grupos de jubilados y mayores de Vida Ascendente. En mí podréis encontrar un amigo que sabe de vuestras ilusiones y de vuestras dificultades y que solo quiere acompañaros y animaros en la hermosa tarea de la pastoral con las personas mayores. En vosotros quiero encontrar hermanos dispuestos a colaborar codo con codo, todos unidos, en esta tarea. Poco a poco nos iremos conociendo en diversos encuentros y jornadas.
Mi saludo fraterno también a todos los miembros, hombres y mujeres, de nuestro movimiento en todas nuestras diócesis, a los distintos presidentes diocesanos, comisiones diocesanas e interdiocesanas, a los animadores y a los consiliarios de cada grupo. Os aseguro a todos mi estima y mi oración para que el Señor nos bendiga con la esperanza y el entusiasmo propio de nuestro movimiento y con la renovación espiritual de todos nuestros grupos.
Pongámonos todos al servicio de Dios, dispuestos a escuchar la voz del Espíritu en este tiempo, convirtiéndonos verdaderamente en peregrinos de esperanza, tal y como nos pide el lema de este año santo jubilar.
Os deseo a todos un feliz y restaurador verano y una incorporación ilusionada y confiada al próximo curso.
Facundo López Sanjuán
Consiliario General de Vida Ascendente