FINAL DE CURSO EN ORIHUELA – ALICANTE

El jueves siguiente a la  Solemnidad de la Ascensión del Señor  y después de un curso con muchos altibajos Vida Ascendente Diocesana estábamos citados  para celebrar la Asamblea Anual y cerrar el año.

Durante la Asamblea la presidente ha rogado muy encarecidamente ayuda para llevar el movimiento adelante en la diócesis, porque es cosa de todos.

La Concatedral de San Nicolás nos ha acogido  espectacular, sobria, dándonos la oportunidad de ganar el Jubileo de la Esperanza al ser templo jubilar.

Acompañados de nuestro Obispo diocesano, D. José Ignacio Munilla Aguirre, El Obispo Emérito D. Francisco Cases, nuestro Consiliario D. Tomás Bordera Amérigo y el párroco de San Francisco de Asís de Benidorm D. Francisco Galilana  una representación de los grupos de la Diócesis hemos celebrado la Eucaristía en cuya homilía   y dado que estábamos en los días previos a Pentecostés se ha centrado en tres de los dones del Espíritu Santo, el don de entendimiento, el de Sabiduría y el de Consejo.

El don de entendimiento que nos permite acoger la palabra en su capacidad de recepción, es un regalo de Vida Ascendente ponernos ante la palabra encarnada en la vida, descubriendo significados que con anterioridad pudieran haber quedado ocultos, el Espíritu Santo abre el entendimiento haciéndonos conscientes de que es el mismo don que a los santos les ha sido dado.

El don de sabiduría, aquella no conceptual sino la que permite saborear la palabra y hacer lectura de la vida desde Dios, desde la cumbre y entender que todo es un plan proveniente de Dios, todo se simplifica y esta es otra característica de Vida Ascendente, ayuda a tomar perspectiva desde la ascensión a la cumbre.

Por último el don de consejo porque en la medida que vamos teniendo la sabiduría, Dios permite orientar y alimentar, sin pretender grandes discursos. No es un consultorio sino que llenos de Dios personas comparten sus angustias con nosotros y esperan esa palabra oportuna, tal y como señala San Pablo en su carta a los Efesios, una palabra que no cause daño sino que sea edificante, buena y beneficiosa  para los demás.

Después de la Eucaristía y el preceptivo reportaje fotográfico hemos celebrado un almuerzo en un restaurante de la calle Mayor de Alicante, en el que nos miman mucho y nos lo ponen muy fácil, porque somos mayores.

Muchos cariñitos  en la despedida en un día muy caluroso ya en la diócesis levantina.