¿CUÁL ES EL SIGNIFICADO DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA?

Ante todo, significa la gran pureza y amor del corazón de la Santísima Virgen María por Dios.

Esa pureza se puso de manifiesto en el “Sí” que ella dio al Padre en la Anunciación; en su amor por su Hijo encarnado, y la cooperación de María en la misión redentora de Jesús; y también en la docilidad que mostró al Espíritu Santo, por lo cual permaneció durante toda su vida libre de ninguna mancha de pecados personales.

El Corazón Inmaculado de María, por lo tanto, nos señala la profunda vida interior de María, con la que ella experimento tanto los gozos como los sufrimientos permaneciendo, igualmente, fiel a Dios, como estamos todos llamados a vivir.

En 2023, celebramos el Memorial del Inmaculado Corazón de María el 17 de junio.

¿Por qué honramos el Inmaculado Corazón de María?

San Juan Pablo II expresó: “De María aprendemos a amar a Cristo, su Hijo y el Hijo de Dios… De ella aprendemos a ser siempre fieles, a confiar en que la Palabra de Dios se cumplirá en nosotros, que nada es imposible para Dios.”

Cuando honramos al Inmaculado Corazón de María, honramos también a Jesús. Al honrar a la Madre, se honra al Hijo. Además, María también es nuestra madre (cf Apocalipsis 12,17), y su corazón de madre es incomparable. San Luis de Montfort afirmó: “Ni todo el amor de todas las madres alcanzaría a equiparar el amor del corazón de María por sus hijos”.

¿Cómo es la historia del Inmaculado Corazón de María?

El Inmaculado Corazón de María recibe honra, de alguna manera, desde antes del siglo XVI, pero San Juan Eudes, sacerdote francés del siglo XVI, popularizó esta devoción por su gran amor a la Santísima Virgen.

¿Qué relación hay entre el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María?

La sierva de Dios Lucía de Jesús Rosa dos Santos, una de las visionarias de Fátima, lo expresó de la siguiente forma: “La obra de nuestra redención comenzó en el momento en que la Palabra descendió del Cielo y asumió un cuerpo humano en el vientre de María. Desde ese momento y durante los siguientes nueve meses, la Sangre de Cristo fue la sangre de María, tomada del Inmaculado Corazón de la Madre; el Corazón de Cristo latió al unísono con el Corazón de María”.

Y Jesús mismo, cuando se apareció a Sor Lucía, le dijo: “Quiero que Mi Iglesia ponga la devoción al Inmaculado Corazón junto con la devoción a Mi Sagrado Corazón”.

¿Qué es la devoción de los primeros sábados?

Parte del mensaje de Fátima consiste en el pedido que Dios nos hace de reparación por los pecados del mundo. En 1916, el ángel que se apareció a los niños les enseñó oraciones de reparación y les pidió que hicieran penitencia. La Santísima Virgen también pidió oraciones y actos de reparación; y el 13 de julio de 1917, prometió que volvería para pedir una forma especial de reparación. Esto se dio en 1925, cuando se le apareció a Lucía, que era novicia en una comunidad española.

    “Mira, hija mía, mi Corazón cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan sin cesar con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y di que a todos los que durante cinco meses en el primer sábado de mes se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen cinco misterios del Rosario y me hagan compañía durante quince minutos meditando en los quince misterios del Rosario con el fin de desagraviarme, les prometo asistir en la hora de la muerte con las gracias necesarias para la salvación.”

Este pedido está vigente y es tan necesario hoy como en 1929, si no más. No solo está al alcance de todo católico, sino que se agrada así al Señor, que, como cualquier hijo, agradece que otros defiendan el honor de su madre.

¿Por qué se representa a María con una espada en su corazón?

Muchas imágenes del Inmaculado Corazón de María muestran una o varias espadas que lo atraviesan. Simeón le advirtió a la Santísima Madre: “¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!” (Lc 2,35). Eso señala los sufrimientos que María iba a experimentar, en particular la Pasión de Jesús.

¿Cuáles son los siete dolores de María?

  1. La profecía de Simeón (Lucas 2,25-35)
  2. La huida a Egipto (Mateo 2,13-15)
  3. Jesús se pierde durante tres días (Lucas 2,41-50)
  4. María encuentra a Jesús en el camino al Calvario (Lucas 23,27-31; Juan 19,17)
  5. Crucifixión y Muerte de Jesús (Juan 19,25-30)
  6. El cuerpo de Jesús es bajado de la Cruz (Sal 130; Lucas 23,50-54; Juan 19,31-37)
  7. La sepultura de Jesús (Isaías 53,8; Lucas 23,50-56; Juan 19,38-42; Marcos 15,40-47)

¿Se menciona el Corazón de María en la Biblia?

En el Evangelio de San Lucas, se menciona el corazón de María en dos pasajes. Luego del nacimiento de Jesús, San Lucas relata (2,19): “María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón”. Y luego de que María y San José hallaran a Jesús en el Templo después de haber estado perdido durante tres días, San Lucas (2,51) afirma: “Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón”. Ambas referencias apuntan a la vida interior de María en la que ella meditaba los Misterios que rodeaban a su Hijo.

¿Qué significa consagrarse al Inmaculado Corazón de María?

Consagrar algo es reservarlo para Dios. Este “hacerlo sagrado” identifica a la persona o el objeto como consagrado al servicio de Dios. Esto se ve en el Antiguo Testamento cuando las personas o los objetos (el primogénito, los sacerdotes, las ofrendas, etc.) se entregan a Dios; y en el Nuevo Testamento cuando Cristo aparece como el consagrado enviado por el Padre (Juan 10,36), que se consagró a sí mismo al Padre en nombre nuestro (Juan 17,19) y a través de quien nosotros somos consagrados (1 Pedro 2,9).

Cuando nos consagramos al Inmaculado Corazón, dedicamos nuestra persona a Dios a imitación de la consagración plena de sí misma que hizo nuestra Señora en el momento de la Encarnación (Lucas 1,38) y a los pies de la Cruz (Lucas 2,35; Jn 19,25-27); y nos encomendamos a ella para cumplir acabadamente con nuestro compromiso bautismal. Como expresó San Juan Pablo II en su oración de consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María el 25 de marzo de 1984:

    . . . Ante ti, Madre de Cristo, delante de tu Corazón inmaculado, yo deseo en este día, juntamente con toda la Iglesia, unirme con nuestro Redentor en esta su consagración por el mundo y por los hombres, la única que en su Corazón divino tiene el poder de conseguir el perdón y procurar la reparación.

Oración de consagración a María:

¡Oh María, Virgen poderosa y Madre de misericordia, Reina del cielo y refugio de los pecadores!, nos consagramos a vuestro Inmaculado Corazón.

Os consagramos nuestro ser y toda nuestra vida; todo cuanto tenemos, todo lo que amamos, todo lo que somos. A Vos, nuestros cuerpos, nuestros corazones, nuestras almas. A Vos, nuestros hogares, nuestras familias, nuestra Patria.

Queremos que todo, en nosotros y en torno nuestro, os pertenezca, y participe de los beneficios de vuestras maternales bendiciones. Y, para que esta consagración sea verdaderamente eficaz y duradera, renovamos hoy, a vuestros pies, ¡oh María!, las promesas de nuestro bautismo y de nuestra primera Comunión.

Nos obligamos a profesar siempre y valerosamente las verdades de la Fe, a vivir como católicos, enteramente sumisos a todas las normas del Papa y de los Obispos en comunión con él.

Nos obligamos a observar los mandamientos de Dios y de la Iglesia, en particular la santificación del domingo.

Nos obligamos a introducir en nuestra vida, en lo posible, las consoladoras prácticas de la Religión cristiana, sobre todo la Sagrada Comunión.

Os prometemos, finalmente, ¡oh gloriosa Madre de Dios y tierna Madre de los hombres!, consagrarnos de todo corazón al servicio de vuestro culto bendito, a fin de apresurar y asegurar, por el reinado de vuestro Corazón Inmaculado, el reinado del Corazón de vuestro adorable Hijo, en nuestras almas y en todas las almas, en nuestra Nación y en todo el universo, así en la tierra como en el cielo. Amén.

FUENTE: EWTN

EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS Y NUESTRO CORAZÓN

Durante este mes de junio nos llama nuevamente a nosotros: ¡Mirad cómo os he amado! ¡Sólo os pido una cosa: que correspondáis a mi amor!

Todo este mes de junio está dedicado al Sagrado Corazón de Jesús. Por eso vamos a meditar, sobre el significado y la actualidad de la devoción al Corazón de Jesús.

Este culto se basa en el pedido del mismo Jesucristo en sus apariciones a Santa Margarita María de Alacoque. Él se mostró a ella y señalando, con el dedo, el corazón, dijo: “Mira este corazón que tanto ha amado a los hombres y a cambio no recibe de ellos más que ultrajes y desprecio. Tú, al menos ámame”. Esta revelación sucedió en la segunda mitad del siglo diecisiete.

Hoy en día, tenemos que preguntarnos: ¿es popular entre los jóvenes esta devoción? ¿La devoción al Sagrado Corazón de Jesús es de interés palpitante para nuestro tiempo actual?

Cuando hablamos del Corazón de Jesús, importa menos el órgano que su significado. Y sabemos que el corazón es símbolo del amor, del afecto, del cariño. Y el corazón de Jesús significa amor en su máximo grado; significa amor hecho obras; significa impulso generoso a la donación de sí mismo hasta la muerte.

Cuando Cristo mostró su propio corazón, no hizo más que llamar nuestra atención distraída sobre lo que el cristianismo tiene de más profundo y original; el amor de Dios. También durante este mes nos llama nuevamente a nosotros: ¡Mirad cómo os he amado! ¡Sólo os pido una cosa: que correspondáis a mi amor!

Nuestra respuesta del amor, en general, no es muy adecuada a su llamada. Porque sufrimos una grave y crónica afección cardíaca, que parece propia de nuestro tiempo: está disminuyendo e incluso muriendo el amor; el corazón se enfría y ya no es capaz de amar ni de sentirse amado.

Es una característica de los últimos tiempos – como nos indica la Santa Escritura – de que se “enfriará la caridad de muchos” (Mt 24,12).

¿Quién de nosotros no sufre bajo esta enfermedad del tiempo actual? ¿Quién de nosotros no sufre bajo esta falta de amor desinteresado hacia Dios y hacia los demás? ¿Quién de nosotros no se siente cautivo de su propio egoísmo, el cual es el enemigo mortal de cada amor auténtico? ¿Y quién de nosotros no experimenta, día a día, que no es amado verdaderamente por los que lo rodean?

Cuántas veces nuestro amor es fragmentario, defectuoso, impersonal, porque no encierra la personalidad total del otro. Amamos algo en el otro, tal vez un rasgo característico, tal vez un atributo exterior (- su lindo rostro, su peinado, sus movimientos graciosos -) pero no amamos la persona como tal, con todas sus propiedades, con todas sus riquezas y también con todas sus fragilidades.

Tampoco amamos a Dios tal como Él lo espera: “con todo nuestro corazón. Con toda nuestra alma. Con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas” (Mc 12,30).

He aquí, pues, el sentido y la actualidad de nuestra devoción al Sagrado Corazón de Jesús. A este tan enfermo corazón moderno contraponemos el corazón de Jesús, movido de un amor palpable y desbordante. Y le pedimos que una nuestro corazón con el suyo, que lo asemeje al suyo. Le pedimos un intercambio, un trasplante de nuestro pobre corazón, reemplazándolo por el suyo, lleno de riqueza.

¡Que tome de nosotros ese egoísmo tan penetrante, que reseca nuestro corazón y deja inútil e infecunda nuestra vida! ¡Que encienda en nuestro corazón el fuego del amor, que hace auténtica y grande nuestra existencia humana!

Debiéramos juntarnos también con la Santísima Virgen María. Ella tiene tan grande el corazón que puede ser Madre de toda la humanidad. ¡Que, con cariñoso corazón maternal, ella nos conduzca en nuestros esfuerzos hacia un amor de verdad, sin egoísmo y sin límites!

¡Qué así sea!

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Catholic.net

ESTE ES EL JABÓN QUE MÁS ODIAN LOS MOSQUITOS, SEGÚN UN ESTUDIO CIENTÍFICO

Un equipo de investigadores de Virginia Tech, en Estados Unidos, ha comprobado que lavarse con algunos jabones atrae a los mosquitos, mientras que otros jabones los repelen, pero estos efectos varían según las personas como resultado de las interacciones entre los jabones y el perfil de olor único de cada persona, según publican en la revista ‘Science’.

«Es sorprendente que el mismo individuo que es extremadamente atractivo para los mosquitos cuando no se lava pueda volverse aún más atractivo para los mosquitos con un jabón, y luego volverse repelente o repulsivo para los mosquitos con otro jabón», afirma el autor principal y neuroetólogo Clément Vinauger.

Los mosquitos no se alimentan sólo de sangre –de hecho, su principal fuente de alimento es el néctar de las plantas–, por lo que rociarnos con aromas derivados de plantas o que las imiten podría confundir su toma de decisiones.

Para explorar la relación entre la aplicación de jabón y el atractivo para los mosquitos, los investigadores caracterizaron primero los olores químicos emitidos por cuatro voluntarios humanos, tanto cuando estaban sin lavar como después de haberse lavado con cada una de las cuatro marcas de jabón: ‘Dial’, ‘Dove’, ‘Native’ y ‘Simple Truth’. También caracterizaron los perfiles de olor de los jabones. El equipo descubrió que cada uno de los voluntarios emitía su propio perfil de olor, algunos más atractivos para los mosquitos que otros. El lavado del jabón modificaba significativamente estos perfiles de olor, y no sólo añadiendo fragancias florales a la mezcla.

«Todo el mundo huele diferente, incluso después de aplicar jabón; tu estado fisiológico, tu forma de vida, lo que comes y los lugares a los que vas afectan a tu forma de oler –dice la coautora y bióloga Chloé Lahondère–. Y los jabones cambian drásticamente nuestra forma de oler, no solo añadiendo sustancias químicas, sino también provocando variaciones en la emisión de compuestos que ya producimos de forma natural».

A continuación, los investigadores compararon el atractivo relativo de cada voluntario humano para los mosquitos ‘Aedes aegypti’ cuando estaba sin lavar frente a una hora después de usar los distintos jabones. Dado que los mosquitos macho se alimentan exclusivamente de néctar y las hembras sólo se alimentan de sangre después del apareamiento, los investigadores comprobaron exclusivamente el atractivo de las hembras adultas que se habían apareado recientemente.

El lavado con jabón influyó en las preferencias de los mosquitos, pero la magnitud y la dirección de este efecto difirieron entre los distintos tipos de jabón y de los sujetos. El lavado con ‘Dove’ y ‘Simple Truth’ aumentó el atractivo de algunos voluntarios (pero no de todos), mientras que el lavado con jabón ‘Native’ tendió a repeler a los mosquitos.

«Lo que realmente importa al mosquito no es la sustancia química más abundante, sino las asociaciones y combinaciones específicas de sustancias químicas, no sólo del jabón, sino también de nuestros olores corporales personales –precisa Vinauger–. Todos los jabones contenían una sustancia química llamada limoneno, que es un repelente de mosquitos conocido, pero a pesar de que esa era la sustancia química principal en los cuatro jabones, tres de los cuatro jabones que probamos aumentaban la atracción de los mosquitos». «Sabemos que las proporciones de las sustancias químicas son extremadamente importantes para determinar si los mosquitos son atraídos o repelidos –añade Lahondère–. Cambiar la proporción de las mismas sustancias químicas exactas puede provocar atracción, indiferencia o repulsión».

Para identificar los ingredientes específicos que atraen y repelen a los mosquitos, los investigadores analizaron las composiciones químicas de los distintos jabones a la luz de su impacto en la preferencia de los mosquitos. Identificaron cuatro sustancias químicas asociadas a la atracción de mosquitos y tres asociadas a la repulsión, entre ellas una sustancia química con aroma de coco que es un componente clave del bourbon americano y un compuesto floral utilizado para tratar la sarna y los piojos. El equipo combinó estas sustancias químicas para crear y probar mezclas de olores atrayentes y repelentes, que tuvieron un fuerte impacto en la preferencia de los mosquitos.

«Con estas mezclas, eliminamos todo el ruido de la señal incluyendo sólo aquellas sustancias químicas que las estadísticas nos decían que eran importantes para la atracción o la repulsión –explica Vinauger–. Yo elegiría un jabón con aroma de coco si quisiera reducir la atracción de los mosquitos».

El equipo pretende ampliar estos resultados y encontrar algunos patrones o reglas generales probando más variedades de jabón y muchas más personas. También tienen previsto estudiar cómo influye el jabón en las preferencias de los mosquitos durante un periodo de tiempo más largo. «Por ejemplo, si uno se ducha por la mañana, ¿sigue siendo importante para los mosquitos por la noche?», se pregunta Vinauger.

Visto en 65ymás

ANGEOLOGÍA: TIPOS DE ÁNGELES Y SU REPRESENTACIÓN EN EL ARTE

Cuando hablamos de los ángeles siempre nos imaginamos a criaturas hermosas con cabellos rizados y alas de plumas, y en realidad no vamos desencaminados. Pero ¿y si hablamos de los querubines? ¿O de los serafines? Todos hemos oído estos nombres, pero pocas veces pensamos en la relación que tienen con el término “ángel”.

El llamado ejército de Dios de la religión cristiana se compone de muchos tipos de criaturas que protegen, anuncian o simbolizan la ley divina a ojos de los hombres. Para conocer un poco más su iconografía y diferenciarlos cuando los vemos en cuadros o esculturas, a continuación os explicamos cuáles son los tipos de ángeles, cómo son representados y su relación con la figura del dios cristiano.

De esta forma, según la tradicional concepción del ejército sacro como un círculo alrededor de la deidad, de los más cercanos a los más alejados del mismo su descripción es la siguiente:

  1. Primer orden del ejército celeste o Epifanía

Los Serafines:

Se trata del primer grupo sagrado dentro de la jerarquía angelical. Por su cercanía a Dios, se caracterizan por su carga de amor y devoción, la cual les inflama hasta el punto de ser representados ardiendo. Son los más abstractos, y a menudo pueden verse como una bola de fuego en la que se trasluce un rostro con tres pares de alas.

Los Querubines:

Siguiendo a los serafines en la Epifanía o Primer Orden Divino se encuentran los querubines. Se les representa con cuatro alas y su nombre se traduce como “la plenitud del conocimiento”, algo que poseen por tener la labor de sostener al Señor en su agudeza intelectual. Su figura ya es menos abstracta, de tono azulado y dotada de pies y manos. Sin embargo, se puede oír de ellos que tienen dos caras, viéndoles en ocasiones representados de esta forma, y que sus alas están llenas de ojos por su incontenible conocimiento de todo.

Los Tronos:

Tercer y último orden angelical epifánico. Su propio nombre nos habla de su representación, y es que por ser su trabajo servir de escaño o asiento celestial a Dios, adquieren una curiosa forma de rueda, pudiendo conducir el carro divino. Están además poblados de ojos y son de color rojo.

  1. Segundo orden o Hyperfanía

Es el grupo menos representado como tal, por lo que su iconografía está menos definida.

Dominaciones:

El primer orden del segundo ejército celeste. Pueden aparecer decorados con estrellas, corona o caso y cetro o espada.

Virtudes:

Este grupo es el encargado de hacer que los milagros se cumplan. Aparecen vestidos como diáconos y portan una rama de lis. Dada su fuerza y sabiduría, es común verles con una espada y el Libro Sagrado. Además, pueden representarse con un tarro de perfume como símbolo de oración, y balanzas, trompetas o rayos simbolizando su papel en el Juicio Final.

Potestades:

Dotados de la diadema real, suelen ser representados ofreciendo a Dios tiaras doradas, mitras, cetros, etc. Todo ello para aludir a las pobres grandezas terrenales. Su labor es proteger al ser humano.

  1. Tercer orden del ejército o Hipomanía:

Principados:

Vigiladores del mundo, son quienes ejercen de imitadores de Dios al representar el “principio” de todo. Varían de atuendo, pero por lo general su representación es muy similar a la de los ángeles comunes.

Arcángeles:

Con nombre propio e iconografía diferente para cada uno de ellos y no como grupo, como ocurre con las otras  órdenes angelicales, son los más importantes en representación.  Sin embargo, son quizás los más complicados de definir, ya que desde la llegada de la religión cristiana a Sudamérica, el mezclarse sus creencias paganas con la fe monoteísta, dio lugar al surgimiento de cientos de arcángeles (los llamados arcabuceros).

Lo más llamativo de sus nombres es que todos terminan en “el”, que por su traducción teofórica refiere directamente a Dios, motivo por el cual algunos son conocidos también en las otras religiones monoteístas como Gabriel en el Islam. A tal llegó su importancia en la religión, que desde el Concilio de Letrán (756) fue limitada la fe a los tres primeros para evitar la creciente idolatría entorno a estas figuras.

Para resumir, destacaremos sólo a los principales, que son los Arcángeles que aparecen nombrados en las Sagradas Escrituras:

        Miguel: es el arcángel guerrero, por lo que no es extraño verle con armadura. Siempre aparece pisando al dragón, o bien atravesando su cuerpo o cabeza con la espada de Dios. Como representación de la Furia divina, siempre aparece con el estandarte de San Jorge o la palma; y como arcángel psicopompo, puede portar también la balanza de la Justicia del pesaje de almas. En ocasiones, incluso puede llevar alguna concha, símbolo del peregrinaje a Saint Michel.

        Rafael: estrechamente relacionado con la conocida imagen del Ángel de la guarda desde la época del Barroco, hace complejo diferenciar estas dos imágenes. Como atributos característicos, lleva la píxide para los ungüentos con la que devolvió la vista a Tobías, a quien lleva en la otra mano que, a su vez, porta un pez. Para diferenciarle del Ángel de la Guarda, resulta clarificador verle vestido como un peregrino.

        Gabriel: el mensajero y anunciador de Dios, el más espléndido de los arcángeles y guardián de la Iglesia. Sobre todo destaca por sus ropas litúrgicas y por la flor de lis con la que se simboliza la pureza virginal. En lugar de la flor, puede aparecer con la rama de olivo de la Paz o una filacteria con las palabras de la Salutación. Otros atributos suyos son el espejo de Jaspe para reflejar las órdenes divinas, y la linterna guía del camino celestial.

    Arcángeles citados en los Textos Apócrifos: son menos representados y, como decimos, resultaron muy polémicos en épocas distintas de la historia. Por este motivo, más que por su representación, podemos mentarlos por su papel en los hechos de la cristiandad. Sus nombres son Maltiel o Baraquiel (representado con rosas guardadas en el doblez de su manto), Jehudiel o Jofiel (con la corona real en una mano, mientras que en la otra sostiene un azote de tres cuerdas), Sealtiel o Seadquiel (en posición de rezo, con las manos unidas ante su pecho), Peliel y Raziel. De entre estos apócrifos, sin duda el más destacado y quien, a pesar de su prohibición, nunca dejó de representarse, es Uriel,  preceptor de Esdras, que siempre aparece portando una espada y con una llama a sus pies.

Ángeles:

Último grupo de la Hipofanía y del ejército de Dios, y por este motivo el más cercano a los hombres. Si las potestades protegen a la colectividad humana, su labor es la de defender a cada hombre uno por uno.

Su presencia en el mundo del arte es una constante, de rasgos juveniles o infantiles, suelen aparecer con cabellos rizados o en bucle, siempre con sus características alas. Sin embargo, dada su importancia iconográfica, la variedad es indefinible, pudiendo ver según qué época, un tipo de ropa adaptado al estilo de su tiempo, multitud de poses, rasgos, tamaños, ángeles músicos, orantes o acompañantes de la fe, etc.

Sin duda, se trata de un tema muy extenso que aquí hemos tratado de resumir a líneas generales, pero lo más interesante es tratar su iconografía desde el punto de vista histórico. Decimos esto porque, sin contar sus variables desde los simbólicos Paleocristiano y Medievo al más humano Barroco, pasando por el fastuoso Bizancio y el estético Renacimiento; la simbología angelical ha bebido de las imágenes de otras culturas desde sus inicios. Así, baste fijarnos, si queremos ahondar en el tema, en las representaciones del psicopompo egipcio, en los genios alados de Mesopotamia y el zoroastrismo, en los erotes y nikés griegos o en los servidores de Yahvé o Alá.

La historia es una constante relación de hechos e influencias que llega incluso a revelarse en la religión, lo que nos permite, sea en forma de fe o como tema antropológico, estudiar este tipo de temas con profundo interés.

Los ángeles están de moda, existen juegos de naipes con preciosas representaciones de ellos, pero andemos atentos porque estos mismos naipes son un método de adivinación del que nos tenemos que guardar, porque el maligno es el príncipe de la mentira y se disfraza para confundirnos.

Autor: Lourdes Martínez Cabrera

NOTICIAS DEL MOVIMIENTO: ARCHIDIÓCESIS DE PAMPLONA Y TUDELA

Los compañeros de la Archidiócesis de Pamplona y Tudela celebraron el día   26 de Mayo el final de curso,   en la Parroquia de San Nicolás, con un  retiro  de Pentecostés y posterior  Eucaristía, presidida por el consiliario Iñaki Malangre  y el Consiliario Alfonso Urrecha.

La asistencia fue de unas 25 personas que gozaron de un encuentro acogedor en el que la Espíritu Santo se dejó sentir y los  llenó de alegría,  esperanza y gran ilusión para comenzar a preparar el nuevo curso.

JOSÉ SAURAS ORDENADO SACERDOTE A LOS 72 AÑOS

A los nueve años, José María Sauras le dijo a su madre desde su mirada infantil que quería ser cura. Ella, prudente, no le desanimó pero le recomendó que esperara a vivir un poco más la vida porque aún era muy pequeño. Él esperó seis décadas.

Por el camino se hizo policía nacional y se licenció en la facultad de Ciencias de la Información en Madrid. Se retiró como inspector-jefe en Asturias y, ya jubilado, el recorrido vital le llevó por otros derroteros que han confluido, a sus 72 años, en el punto originario. Este domingo de Pentecostés ha sido  como sacerdote en la Catedral de Oviedo en una ceremonia presidida por el arzobispo Jesús Sanz Montes.

José María Sauras nació en el barrio madrileño de Chamberí en 1950. Aún no ha soplado las 73 velas y para él no existe la palabra “imposible”. Es un claro ejemplo de que si se persigue un sueño hay que llevarlo hasta el final. Aunque el motivo de que él sea ahora como el Ave Fénix y haya pasado de la tristeza más profunda a “rozar casi la perfección de la felicidad”, según sus propias palabras, haya sido una pérdida tan importante como la muerte de su mujer Maricarmen, con la que llevaba casado más de cuatro décadas.

Dos fechas estarán siempre unidas por ser claves en su vida: el 16 de junio de 2020, cuando murió Maricarmen, y el 28 de mayo de 2023, cuando se convertirá en sacerdote. Son dos días que ya están marcados a fuego en su cabeza y su corazón.

José María Sauras reconoce que estaba profundamente enamorado de Maricarmen, una ovetense a la que conoció en 1975. Era sobrina de una amiga íntima de su madre. En aquel momento él vivía en Madrid y su madre, de forma premonitoria de nuevo, le pidió que fuera su “cicerone”. De acompañarla a conocer la capital española pasó a convertirse en su novia, luego su esposa y más tarde en la madre de sus tres hijos: Borja, Pablo y Carlos que les han dado dos nietas: Jane y Emma.

José María y Maricarmen eran los “eternos novios”, suscribe, tanto en Oviedo como en Gandía donde pasaban las vacaciones de verano, porque siempre estaban juntos. Por eso su muerte fue para él un mazazo y reconoce que se hundió en un pozo de “tristeza y dolor” del que creyó que no iba a salir. Incluso deseaba reunirse pronto con ella. Por eso esta nueva etapa que se abre para él a través del sacerdocio le ha devuelto la alegría y la ilusión por vivir. Sostiene que ahora está “muy feliz rozando la perfección”.

Él mismo relata cómo tuvo un primer acercamiento a la idea de ser cura que tanto le rondaba en la cabeza desde niño. Recuerda que le daba vueltas continuamente. Cuando se jubiló como inspector-jefe de la Policía Nacional, adscrito a la Jefatura Superior de Asturias, volvió a plantearse su vida relacionada con la Iglesia. Pidió autorización a su mujer Maricarmen cuando quiso ser diacono. Explica que ella le contestó que lo hiciera si era ese su deseo. Por eso admite que se enfadó consigo mismo cuando, estando ella recién fallecida, él vio que había llegado el momento de tomar la decisión definitiva de ser cura.

 “Estábamos el 16 de junio de 2020 mi hijo Borja y yo en la misma habitación con mi mujer. Mi hijo Carlos estaba en otra. Yo estaba en la cama con Maricarmen. Cuando vi que no respiraba le dije a mi hijo: ‘Borja, ya está’. Me levanté para ir a avisar a Carlos y cuando iba por el pasillo me vino a mi mente la frase ‘ahora te puedes ordenar como presbitero’. Me cogí un cabreo muy fuerte conmigo mismo. Me llamé de todo, hasta miserable”, rememora.

José María Sauras ilustra con un ejemplo gráfico cómo se sintió ese día. Dice que en la vida uno se encuentra un camino donde todo son “flores, mariposas y un cielo azul”. De repente te encuentras una tapia que te impide seguir, pero hay otro camino por el que puedes andar. Y lo coges hasta que hay otra tapia y otro camino. En el penúltimo camino él se encontró con una montaña que era “inexpugnable”, describe.

Esa montaña pensaba que no la podía escalar pero en ese momento vio la luz. “Dios me indicó el camino, que también estaba lleno de flores y de mariposas y de un cielo azul…”.

Y se dio cuenta de que esa idea que le atormentaba y que de forma repetitiva volvía a su cabeza una y otra vez era ese camino alternativo a la montaña. Consultó a varios curas, entre ellos a Alberto Reigada, el párroco de la iglesia de San Francisco Javier del barrio ovetense de La Tenderina donde el próximo 4 de junio celebrará su primera Misa.

“En mi guión estaba que no iba a poder ser cura por mi edad”

También le trasladó sus pensamientos al rector del Seminario Metropolitano de Oviedo, Sergio Martínez Mendaro. Dice que en su guión estaba la palabra “no” porque pensaba que a su edad adónde iba a ir. Que ya era diacono y que ya estaba “haciendo su misión”.

Pero el rector no le contestó con una negativa. Al contrario, le recomendó que hablara con el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, con el que siempre José María Sauras había tenido un trato muy cercano. Recuerda especialmente que todos los años le enviaba una felicitación por su cumpleaños. “Siempre fue muy cariñoso, muy simpático y agradable conmigo”, dice emocionado.

Pero la última felicitación era diferente. En esa ocasión a los buenos deseos por su 72 cumpleaños le añadía unas palabras de recuerdo hacia Maricarmen. Y esa dedicatoria a su mujer ya le acabó de animar por completo. Le contestó por Whatsapp y ambos quedaron en verse el 22 de julio de 2022, otra fecha para enmarcar en el calendario vital de José María Sauras. Y ese día el arzobispo le dio su bendición para cumplir su sueño.

“Lo primero que se me ocurrió fue preguntarle si realmente hablaba en serio. Pensé que me iba a decir que no. Pero me dio una lección más de las muchas que me está dando. Me dijo una frase que me llegó profundamente. Me dijo que ‘el dueño de la viña llama a unos a primera hora de la mañana y, a otros, a última hora de la tarde y a todos les pagó lo mismo’. Y yo pensé que ya estaba claro mi camino”.

Cuando le dije a mi madre que quería ser sacerdote ella me dijo: ‘muy bien, pero no’. Cuando le pregunté por qué, ella me contestó que ‘era muy pequeño, que antes tenía que conocer la vida y luego si quería que fuera cura’. Siempre quise ser sacerdote

José María Sauras veía así cumplida su máxima aspiración. Recalca que no ha habido ni un solo instante en que no se acuerde de su mujer. Piensa en ella continuamente. Y también se acuerda de su madre, a la que ya de pequeño le confesó que quería ser cura. Esa madre muy religiosa que tenía mucho carácter y se preocupaba de que él y sus tres hermanos fueran todos los domingos a misa. La misma que les matriculó en el colegio de los Sagrados Corazones en Madrid donde cursó sus estudios desde párvulos.

 “Recuerdo perfectamente que no fue antes de los nueve años, ni después de los diez cuando le dije a mi madre que quería ser sacerdote, me dijo textualmente: ‘muy bien, pero no’ y cuando le pregunté por qué, me contestó que era muy pequeño, que antes tenía que conocer la vida y luego si quería que fuera cura”, comenta.

Como diácono, José María Sauras ha bautizado a sus dos nietas, Jane y Emma, en la iglesia parroquial de San Javier, en Oviedo, y ha participado en la boda de Borja, donde ofició el rito de la liturgia del matrimonio. “Como diácono podía hacer tres sacramentos: matrimonio, eucaristía y bautizos”, recuerda con orgullo.

Sus antiguos compañeros del Cuerpo Nacional de Policía han acogido tan bien su nueva faceta que le han pedido incluso que oficie la Misa del patrono. “Ya me han dado la enhorabuena”, corrobora. Y a la pregunta de si ha invitado al jefe superior de Policía de Asturias, Luis Carlos Espino, al solemne acto de Ordenación Presbiteral que tendrá lugar el domingo, día 28, en la Catedral de Oviedo a las seis de la tarde, donde junto a él serán ordenados otros cinco nuevos sacerdotes, él responde que no ha querido decir nada para no comprometerle. Y añade con humor que “hay un undécimo mandamiento que es no molestar”.

Afirma que la coincidencia de la ordenación con las elecciones municipales y autonómicas es mala fecha para la Policía Nacional porque tiene mucho trabajo ese día para controlar que la jornada se desarrolle con normalidad y sin incidencias.

José María Sauras tiene un lema que practica a la perfección que es no mezclar temas. Por eso prefiere centrarse en su etapa actual. Trabajó como policía nacional desde los 19 a los 56 años. Entre otros destinos, ejerció como jefe de prensa, lo que le permitió compaginar su otra profesión como periodista.

Asegura que nunca se llevaba el trabajo a casa. En la Jefatura Superior de Policía de Asturias, donde se retiró del servicio activo en 2006, era el inspector-jefe y cuando llegaba a su domicilio se desprendía de ese papel para ejercer únicamente como marido, padre y como abuelo siempre que tiene la oportunidad de estar con sus dos nietas, ya que son hijas de Pablo, el único de sus tres hijos que no vive en Oviedo, ya que residen en Greenville, en Carolina del Sur (Estados Unidos).

Aunque guarda un buen recuerdo de su etapa profesional como policía, a la que también se entregó por completo, ahora se centra en una fecha y un lugar concreto: el 28-M y la Catedral de Oviedo. No obstante, opina que aunque pueda parecer que son caminos muy opuestos, hay una similitud. A su juicio, no hay tanta diferencia entre ser policía o cura.

 “En la Policía nunca decíamos ‘vamos a trabajar, sino entramos de servicio’. En ese caso, antes como policía desarrollaba un servicio a la sociedad; ahora soy diácono permanente y a los diáconos se les denomina servidores. Así que, con mi nueva misión como diácono y a partir del domingo 28 como sacerdote, será como retomar el servicio a la sociedad”, compara.

Aún desconoce cuál será su destino siguiente. Pero afronta con ilusión esta nueva vuelta al sol. “Tengo un doble sentimiento: por un lado, siento pena, dolor y tristeza porque no tengo a la mujer de mi vida a mi lado, Maricarmen. Pero, por otro, siento felicidad y una alegría inmensa por ordenarme sacerdote”, corrobora. Una felicidad que, en el caso de José María Sauras, ya roza con la perfección.

Sus tres  hijos bromean con que ahora todos le llamaran padre.

Visto en Ideal.

LO QUE SE DICE Y LO QUE SE QUIERE DECIR

Muchas palabras tienen distintos sentidos según el contexto en el que se utilizan. Hoy muchos llaman al sexo amor. Hacer el amor es tener relaciones sexuales. Sin necesidad de llegar a este ejemplo extremo, el término amor tiene un sentido distinto si pensamos en el amor que tenemos a un recuerdo familiar, al perro de compañía o al hijo pequeño. Lo mismo ocurre con el término fe. Pero con la palabra “fe” resulta menos evidente que su sentido puede cambiar según el contexto, pues muchos funcionan con un modo único de entender la fe y, en función de este sentido, califican o descalifican otros usos del término, sin darse cuenta de que su calificación o descalificación lo único que demuestra es su supina ignorancia.

Si nos quedamos con el concepto de fe como conocimiento de verdades, entonces los demonios (como dice la carta de Santiago) también tiene fe, puesto que creen que Dios existe. Desgraciadamente concebir la fe como adhesión a una serie de verdades está bastante difundido en el mundo católico. Pero hay otro concepto de fe más bíblico y profundo: fe es un encuentro, una adhesión incondicional al misterio del Dios de Jesucristo, que compromete y cambia la vida entera. Este concepto de fe permite a San Pablo decir que la fe sola nos salva.

Al leer la Biblia, o un texto de teología, o al escuchar una catequesis, es importante distinguir (como hace la constitución “Dei Verbum” del Concilio Vaticano II) entre lo que se dice y lo que se quiere decir. Si no hacemos esta distinción podemos entender muy mal algunos textos bíblicos. Y no sólo bíblicos. Si digo que alguien me pone entre la espada y la pared, y un francés pide que le traduzcan lo que digo, si se lo traducen literalmente puede entender que alguien me está amenazando de muerte. O quizás que le estoy gastando una broma.

Un ejemplo bíblico: la biblia, traduciendo literalmente del griego, pone en boca de Jesús esta palabra: “muchos son los llamados y pocos los escogidos”. Si no se sabe que detrás de esta comparación entre muchos y pocos, está el modo de expresar en arameo (que era la lengua de Jesús) el comparativo de superioridad, entiende muy mal lo que Jesús quiere decir. En castellano el comparativo de superioridad se expresa así: “hay más llamados que escogidos”. Mil es más que 999. ¿Qué quiere decir Jesús? ¿Qué serán muchos los que se condenen? No. Quiere decir que Dios llama a todos. Pero es posible que no todos respondan.

Un ejemplo más conocido: ¿Cuántas veces tengo que perdonar?, pregunta Pedro a Jesús. ¿Siete veces? No, dice Jesús, setenta veces siete. Jesús no dice que el límite del perdón está en 490 veces. Dice que hay que perdonar sin límite, siempre. En aquellas mentalidades los términos absolutos, como “siempre” o “nunca”, no eran conocidos. Para expresar el “siempre” de nuestras lenguas modernas empleaban este tipo de expresiones: setenta veces siete. Si las tomamos en su literalidad no entendemos nada. Si nos paramos a pensar un poco, veremos que son expresiones muy significativas y muy gráficas.

Martin Gelabert. Blog Nihil Obstat

EL VIDEO DEL PAPA PARA JUNIO

Francisco clama en el Vídeo del Papa de junio por el fin de la tortura: “Es imprescindible poner la dignidad de la persona por encima de todo”, y añade “no es una historia de ayer” sino que “desgraciadamente es parte de nuestra historia de hoy”: la tortura.

“¿Cómo es posible que la capacidad humana para la crueldad sea tan grande?”, se pregunta Francisco en el vídeo, difundido este martes por la Red Mundial de Oración del Papa.

Así, el Papa pide que “paremos este horror de la tortura”, subrayando que “es imprescindible poner la dignidad de la persona por encima de todo”. “Si no las víctimas no son personas, son ‘cosas’ y se las puede maltratar sin medida, causándoles la muerte o daños psicológicos y físicos permanentes para toda la vida”, asevera.

Por ello, Francisco termina el vídeo pidiendo oración “para que la comunidad internacional se comprometa concretamente en la abolición de la tortura, garantizando el apoyo a las víctimas y sus familias”.

ELENA MAGARIÑOS

Enlace al video

https://youtu.be/UdoVu4NLjk

LA SANTA DE LA SEMANA: SANTA ROSA FRANCISCA MARÍA DE LOS DOLORES

Cuando el 8 de mayo de 1977 era beatificada María Rosa Molas y Vallvé, Pablo VI contemplaba a la humanidad que, en su «lento peregrinar hacia metas de anhelada superación», con frecuencia «solo alcanza un humanismo débil, parcial, ambiguo, formal, cuando no falseado». Contemplaba a nuestra sociedad «azotada por múltiples formas de violencia», desde la difusión de la droga, a la plaga del aborto, del criminal comercio de armas a la creciente miseria de tantos pueblos de la tierra.

A esta humanidad desorientada y a este mundo deshumanizado, presentaba el mensaje y la figura de María Rosa Molas corno «maestra en humanidad » y «auténtico instrumento » de la misericordia y la consolación de Dios.

A distancia de 46 años, nuestro mundo sigue perturbado por los mismos fenómenos, y el hombre, que con frecuencia pierde el sentido último de su existencia, sigue necesitando el anuncio de «la consolación, del amor y la misericordia de Dios».

La Canonización de María Rosa Molas forma parte de ese anuncio. Es un grito de esperanza para la humanidad y una llamada que la Iglesia vuelve a lanzar a cuantos creen en el hombre y «quieren dedicarse a la creación de un mundo más humano y más hermanado».

La vida de María Rosa Molas es una palabra de consolación para el hombre. Sus contemporáneos afirman que «en el mundo parece que estaba únicamente para consuelo de todos». Esa fue y esa sigue siendo su misión en la Iglesia: Hacerse transparencia de la Misericordia del Padre y mostrar a los hombres los caminos de la Consolación de Dios.

Esos caminos que María Rosa recorrió, parten en ella del encuentro con Dios en Cristo, descubierto en una profunda contemplación de su misterio, gustado en una serena experiencia de cruz.

María Rosa vive contemplando, «mirando a Jesucristo». En su pobreza lo contempla « tan pobre que no tenía donde descansar la cabeza », en las pruebas del espíritu «piensa en la Oración del Huerto». En toda clase de pruebas experimenta y ensena a sus hijas que «en el Calvario a los pies de Jesús, se encuentra todo consuelo y alivio». Mirando a Jesucristo en su prójimo, sus caminos de consolación se hacen entrega incondicional al hermano, servido hasta el olvido y el sacrificio total de sí misma.

A través de una intensa vida de oración que, con frecuencia prolonga a lo largo de noches enteras, «se hace perfecta discípula de Jesús». Ahí es donde se le da «una lengua de discípulo para poder decir al cansado una palabra alentadora» (Is 50, 4). De la contemplación saca la fortaleza para una entrega que no conoce límites y que la impulsa a «vivir en la caridad hasta morir víctima de la caridad».

María Rosa Molas había nacido en Reus, de una familia de artesanos, el 24 de marzo de 1815, siendo bautizada al día siguiente con los nombres de Rosa Francisca María de los Dolores.

Su padre, José Molas, tenía sangre andaluza en su ascendencia. Su madre, María Vallvé, profundas raíces catalanas. Esto confiere a María Rosa un temperamento rico, marcado por cualidades distintas, que se contraponen y armonizan entre sí. Por una parte, es intuitiva y sensible. Hay en ella ternura y delicadeza de sentimientos, empatía ante el sufrimiento de los demás y creatividad para aliviarlo.

Por otra, marcada por el «seny de la terra» del pueblo catalán, tiene un «carácter vivo y enérgico, emprendedor y decidido», «espíritu fuerte y tenaz». Sentido práctico.

La contemplación se hace en ella servicio concreto. La misma humildad se traduce en «energía trabajadora incansable». Lleva siempre en su servicio «un gesto desembarazado», «un aire despejado en el trabajo». Tratando de hacer el bien no encuentra obstáculos. «Nada dificulta su afán de bien obrar».

Su confesor y primer biógrafo observa que su nacimiento ocurrió en la noche del Jueves al Viernes Santo y ve en esta circunstancia un signo de los dones con que la enriqueció el Señor: «Sin duda, quiso que viniesen a reflejarse muy vivamente en ella el más grande amor de los amores, y la más cruel desolación de Jesús». Según él, era esto anuncio de su participación en los sentimientos de Cristo para que pudiera ser «maestra de su Cariño» y «mensajera de gran caridad». Era «el preludio de las intensas y frecuentes desolaciones con que sería probada».

María Rosa, en efecto, a partir del día de su Primera Comunión, vive una profunda experiencia mística, en la que el Señor, a veces, le da a gustar la dulzura inefable de su presencia. «Quien llega a probar cuan dulce es Dios, -exclama- no puede dejar de caminar en su presencia». Dios es para ella «Esposo dulce» o simplemente «Dulzura mía».

Pero en su experiencia espiritual más frecuentemente predominan « el silencio de Dios » y la dolorosa sensación de la ausencia del Esposo, por quien se desvive.

Esta experiencia, que marca su vida, la hace entrar en un camino de humildad y abnegación, de olvido de sí misma y búsqueda incansable de la gloria de Dios y del bien de los hermanos. Es esa la actitud honda de su vida, que expresa cuando repite: «Todo sea para gloria de Dios. Todo para bien de los hermanos. Nada para nosotras». Este es el camino de «humildad, sencillez y caridad, de abnegación y espíritu de sacrificio» que ella dice «son el alma de su Instituto». Es la «humildad de la caridad» que la lleva a vivir «fascinada por el otro» y a realizar los gestos más heroicos de caridad con la mayor sencillez y naturalidad.

En enero de 1841 había entrado en una Corporación de Hermanas de la Caridad, que prestaban sus servicios en el Hospital y la Casa de Caridad de Reus. Allí da pruebas de caridad heroica, en el humilde servicio a los más pobres; allí escucha el clamor de su pueblo, se conmueve y sale en su defensa. El 11 de junio de 1844, asediada y bombardeada la ciudad de Reus por las tropas del General Zurbano, con otras dos Hermanas, atraviesa la línea de fuego, se postra a los pies del General, pide y obtiene la paz para su pueblo.

Años después, va con otras Hermanas a Tortosa, donde su campo de acción se amplía. Allí descubre la falsa situación del grupo al que pertenece y experimenta «la orfandad espiritual en que se halla». Su inmenso amor a la Iglesia la lleva a dialogar con sus hermanas, a discernir con ellas los caminos del Señor. El 14 de marzo de 1857, se pone bajo la obediencia de la autoridad eclesiástica de Tortosa. Se encuentra así, sin haberlo deseado nunca, Fundadora de una Congregación que, al año siguiente -el 14 de noviembre- a petición de María Rosa, se llamará, Hermanas de la Consolación, porque las obras en que de ordinario se ejercitan» … «se dirigen todas a consolar a sus prójimos».

Por voluntad suya, la Congregación tendrá por fin: «Dilatar el conocimiento y Reino de Jesucristo», «como manantial y modelo de toda caridad, Consuelo y perfección» y «continuar la Misión sobre la tierra de nuestro dulcísimo Redentor», «consolando al afligido», educando, sirviendo al hombre en «cualquier necesidad».

El Señor la había preparado para la misión de Fundadora a través de múltiples servicios y situaciones, a veces dolorosas, que ella vivió Con serena y heroica paciencia. Tal fue la grave calumnia de la que fue objeto cuando, en obediencia a sus Superiores, tuvo que prepararse en secreto y sacar el título de Magisterio. Tal, la persecución que las autoridades civiles emprendieron contra ella en varias ocasiones.

María Rosa vive con fortaleza estas situaciones; las vive en silencio y tiene «para cuantos afligen su espíritu, delicadas atenciones y afabilidad». Las vive con serenidad y, a patentes injusticias, responde con servicios generosos y hasta heroicos.

Así, a las autoridades de Tortosa que injustamente la han alejado de la Escuela pública de niñas, presta su ayuda para la organización de un Lazareto, «dispuesta a sacrificarlo todo en pro de nuestros pobrecitos hermanos», por si sus «servicios fuesen bastantes para aliviar la suerte del prójimo».

Esta mansedumbre y paciencia en soportar, no son en María Rosa, cobardía ni debilidad, sino fortaleza que se hace «parresía», valentía y libertad evangélicas, cuando están en juego los intereses de los pobres, la verdad, o la defensa del débil. La vemos oponerse con energía a un alcalde que pretende hacerle jurar una Constitución española que va contra los intereses de la Iglesia; salir en defensa de las amas de lactancia a quienes la administración no paga el justo salario; defender a sus hijas, injustamente desacreditadas por un administrativo de uno de sus Hospitales; impedir a un médico utilizar a los niños expósitos para experimentar intervenciones quirúrgicas.

Y esto lo hace María Rosa sin perder en ningún momento su sereno equilibrio. «Poseía el secreto de ganar los corazones», «infundía recogimiento y veneración». «Era inexplicable verla siempre bondadosa, afable y cariñosa con una superioridad de espíritu envidiable». Esta actitud constante que caracteriza a María Rosa Molas, se entiende tan sólo desde «el secreto de su corazón, que llenaba sólo Dios». Era «efecto del íntimo y continuo trato con Dios que presidía su vida, su acción, sus afectos».

«Creía de poca importancia cualquier sacrificio, humillaciones, calumnias, persecuciones. Cuanto la acercaba a Dios le era muy grato … Difícil, inaguantable y amargo lo que sospechaba que a El ofendía».

Desde ese amor a Dios «se hacía Caridad vivida», «se inclinaba sobre el necesitado, sin distinción alguna», si no era en favor de los ancianos más desvalidos y de los niños más abandonados «que eran la pupila de sus ojos».

Pasa su vida haciendo el bien, ofreciéndose a sí misma «en el don de una completa entrega en la misericordia y en el consuelo, a quien lo buscaba y a quien, aun sin saberlo, lo necesitaba».

Cumple así su misión consoladora hasta que, a fines de mayo de 1876, siente que el Señor se acerca. Tras breve enfermedad, herida más por el deseo de Dios que por males físicos, desgastada por su servicio incansable a los pobres, más que por los años, pide permiso a su Confesor para morir: «¡Déjeme marchar!» Después de recibir su asentimiento: «Cúmplase la santísima voluntad de Dios», moría al caer el 11 de junio de 1876, domingo de la Santísima Trinidad.

Dejaba su misión consoladora en la Iglesia a su Familia religiosa, las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación, que hoy está esparcida en once naciones y cuatro continentes.

 

¿MISIÓN O BASTIÓN?: DOS VÍAS PARA LOS CATÓLICOS DE OCCIDENTE DE CARA A SU FUTURA SUPERVIVENCIA

Análisis del sociólogo Jérôme Fourquet sobre el catolicismo en Francia, valido también para Europa

Jérôme Fourquet es un reputado sociólogo y analista político francés. Es director del departamento de “opinión y estrategias corporativas» del IFOP,  el Instituto Francés de Opinión Pública, donde su trabajo está centrado en el comportamiento y las actitudes políticas en relación con las religiones, la inmigración y las cuestiones de identidad.

En su último ensayo La France sous nos yeux (Francia a nuestros ojos), Fourquet analiza, entre otras cosas, la capacidad de la Iglesia católica para hacer oír su voz en la Francia contemporánea, donde la huella del catolicismo va desapareciendo pese al enorme patrimonio religioso que atesora.

En estos últimos años no ha sido infrecuente escucharle o leerle en distintos medios de comunicación advirtiendo de la “fase terminal” del catolicismo en su país o de cómo se ha “llegado a la fase final de la descristianización”,  cita que pronunció cuando en Francia ardieron en pocos meses varias catedrales y templos emblemáticos.

En una entrevista con «Famille Chretienne» este sociólogo analiza el cambio producido en Francia, que en cierto modo y con pequeñas diferencias, se está produciendo simultáneamente en todo Occidente.

La pérdida de influencia de la Iglesia

En su opinión, se ha producido “un colapso de la matriz católica en el panorama espiritual francés”. Y lo explica asegurando que “como la naturaleza odia el vacío, algunos franceses buscan otra cosa”.

Citando una encuesta reciente de su instituto demoscópico para la revista francesa Mission afirma que “uno de cada dos franceses se encuentra en alguna forma de búsqueda espiritual”.

“Vemos a nuestro alrededor nuevas formas de religiosidad y espiritualidad que son muy flexibles y poco restrictivas. Si el yoga ha tenido tanto éxito es porque es totalmente plástico. Está en sintonía con un enfoque inspirado en el budismo que no impone nada”, añade Fourquet.

Es más, este sociólogo añade que una cuarta parte de la población se entrega al yoga que aunque “es principalmente una actividad deportiva para muchos va acompañada de una dimensión espiritual”. Es un sustitutivo de la fe. En su libro también habla de otros elementos mucho más minoritarios como la corriente neochamánica o el crecimiento de la brujería y el esoterismo.

Para la Iglesia, pese a tener todavía cifras importantes, es una situación prácticamente sin precedentes el ser ya una minoría como lo es ahora en Francia. Jérôme Fourquet lo analiza utilizando vocabulario del Marketing: “había una ‘marca’ católica que estaba en una situación de monopolio y hacía muy bien su trabajo.

Esta marca histórica está tratando ahora de resistir, pero está sujeta a la competencia de nuevos participantes. La Iglesia, actor histórico, mira lo que se está haciendo en otros lugares y trata de responder, en particular inspirándose en los métodos de ciertas corrientes carismáticas y evangélicas como se vio en el Congreso Misión del pasado mes de octubre”.

No cabe duda de que la Iglesia Católica en general, y en Francia en particular, ha vivido crisis importantes y ha logrado recuperarse. En el caso concreto de su país, Fourquet reconoce que “la gran prueba fue la Revolución Francesa. Ha habido muchos golpes duros antes, pero nunca con tanta intensidad. Es cierto que la Iglesia, con el apoyo de los regímenes postrevolucionarios, fue reconstruida en el siglo XIX”.

Ciertamente también admite que hubo lugares “donde la población se descristianizó definitivamente en ese momento, pero el catolicismo en general había encontrado una base solida”.

Sin embargo, este sociólogo del IFOP cree que “la situación hoy no tiene nada que ver”, pues “nunca habíamos estado en números tan pequeños en términos de practicantes o personas de la Iglesia: alrededor de 11.000 sacerdotes hoy contra casi 100.000 a principios del siglo XX” además de la menor influencia que antaño.

«La Iglesia no ha dicho su última palabra»

Aún así opina que la Iglesia “no ha dicho su última palabra” aunque en Francia se enfrenta “a una de sus mayores crisis en 1.500 años”.

¿Cree que la Iglesia puede superarlo? Jérôme Fourquet afirma que a tenor de las cifras “si la Iglesia quiere sobrevivir, el esfuerzo de evangelización ya no puede depender únicamente de los sacerdotes. Si quieren mantener una presencia algo sustancial en el país, los laicos ya no pueden conformarse con bautizar a sus hijos, ir a misa y dar dinero en el culto. Los laicos también son mensajeros de Cristo. ¡Probablemente tendrán que ir a la plaza, al lado del supermercado, para difundir la Buena Noticia como los testigos de Jehová!”.

Es en este punto donde este sociólogo habla de las posibilidades. A su juicio, la alternativa para los católicos es “misión o bastión“.

Tiene claro que los católicos «se encuentran en una encrucijada a medida que el número de fieles baja y envejece, y la base demográfica del catolicismo en Francia se ha reducido drásticamente”.

Jóvenes tradismáticos

Un fenómeno francés muy reciente es el del éxito de los «tradismáticos»: jóvenes que asisten a la misa tradicional y realizan evangelización carismática

Dos alternativas

Como analista asegura ver sólo dos opciones de cara al futuro.

La primera es la que pasa –cuenta Fourquet- por la misión “en un modo más o menos carismático” aplicando los métodos que ya utilizan con cierto éxito algunos grupos evangélicos. Esto provocaría un cambio en cómo se encuentra organizada la Iglesia Católica.

Francia ya no es la hija primogénita de la Iglesia, afirma este analista, sino que es “una tierra de misión profundamente descristianizada. De alguna manera, esto puede ser un desafío estimulante para algunos católicos”. En esta Francia el papel de los misioneros prácticamente se “remontaría a la época de los pioneros”.

Esta obra misionera –agrega igualmente- “podría desplegarse en torno a verdaderos puntos de apoyo: quedan iglesias, prensa católica, escuelas y tejido asociativo”, pero dada la descristianización de una gran parte de la población sería empezar casi de cero. De hecho, cita una encuesta reciente de IFOP según la cual el 90% de los menores de 35 años no sabían lo que era Pentecostés.

La segunda opción sería la de hacer un “bastión”, replegarse y organizarse. En esta alternativa, Fourquet considera que “el católico puede darse cuenta de que la situación colectiva ya no puede rectificarse.

Se puede decir que la sociedad francesa se ha descristianizado por completo, que dadas las fuerzas presentes, es ilusorio esperar influir en la trayectoria nacional.

En este contexto, sería imperativo continuar transmitiendo la fe a familias y comunidades en una perspectiva conservativa en el sentido cuasi-museístico del término. En esta opción, a la espera de mejores días, seguiríamos teniendo islas donde se produce la transmisión”.

¿Podría haber una tercera vía en esta teoría propuesta? Este sociólogo asegura que su tesis es teórica y radical pero “nada impide a los católicos, de hecho, perseguir ambos objetivos al mismo tiempo. Por tanto, puede surgir un tercer escenario”.

Artículo publicado originariamente en ReL DIGITAL en noviembre de 2021.