LA SOLEDAD NO DESEADA

No es una frase, y la sociedad en general no se da cuenta, en España, más de 850.000 personas mayores de 80 años viven solas, según publicado por el INE (Instituto Nacional de Estadística) de 20 de mayo de 2025. El número de personas que viven solas ha experimentado un aumento significativo en las últimas décadas, alcanzando los 5.4 millones en 2024. Este crecimiento se refleja en el hecho de que el 28% de los hogares en España son unipersonales. La franja de edad con mayor número de personas que viven solas está entre los 70 y 79 años, representan el 41,7%, aunque también muchas personas mayores de 65 años viven solas.

La soledad en España, según el Observatorio Demográfico CEU-CEFA, dice que una de cada nueve personas vive sola, es decir, más del 11 % de la población soporta la soledad. Hay que añadir las 381.514 plazas residenciales donde viven personas mayores, distribuidas en 5.188 centros, datos de 2022 cuando se hizo el último censo; durante este año se está realizando otro donde veremos que han aumentado este tipo de residencias, donde viven desgraciadamente algunas personas que no reciben ninguna visita. Los sin “techo” en España se han contabilizado en 28.552 personas.

Es el efecto causado por el cambio de vida impulsado por las nuevas ideologías (resumidas en la palabra woke) que ha modificado la cultura, en todos sus aspectos que durante milenios, a pesar de las diferentes invasiones, se mantuvo en occidente. Sin remontarnos tanto, el número de personas que viven solas se ha multiplicado por ocho en España desde 1970, pasando del 1,9% al 11,1% en 2024. Según estos datos y proyectándolos, el propio Instituto Nacional de Estadística dice que sólo en 14 años los hogares de una sola persona aumentarán un 41,86%, prácticamente la mitad de la población en 2038, no tan lejano. Es hora de que la sociedad reaccione, conjuntamente con los poderes públicos, para darle vuelta a esta gravísima situación.

Jacinto Seara (Orense)

BEMBIBRE (DIOCESIS DE ASTORGA) PEREGRINA AL SANTUARIO DE LAS ERMITAS EN ORENSE

El pasado viernes 4 de Julio, el grupo de Vida Ascendente de Bembibre , al que se unieron más personas de nuestra parroquia , y también de otras parroquias cercanas , en total 30 personas , realizamos una peregrinación al Santuario de Las Ermitas, en Orense, con motivo de este Año Jubilar 2025 , ya que este templo de nuestra Diócesis de Astorga ha sido designado como jubilar.

El viaje en autobús fue muy ameno , rezamos el Rosario , y , un amigo nuestro, Taki, amenizó el trayecto con su guitarra y con cantos que todos conocíamos y que cantamos con él.

Cuando llegamos al santuario, fuimos recibidos por los sacerdotes que están allí, y también por el equipo de personas que les ayudan. Entre ellos , un guía que muy amablemente, nos enseñó la capilla y también las demás dependencias , con todo lujo de explicaciones y referencias históricas que nos ayudaron a conocer mejor la vida de aquella comarca y la de su santuario.

Pudimos admirar  las bellas imágenes y también los numerosos cuadros que adornan sus paredes , de indudable valor artístico y , sobre todo, religioso.

Después, acudimos a la capilla para la celebración de la Eucaristía. Y pudimos confesarnos todos,  porque D. José Antonio, párroco de Las Ermitas, y el párroco de Bembibre, D. Manuel , que también nos acompañó en la peregrinación, se pusieron a nuestra disposición para que pudiésemos cumplir con el requisito de confesarse para conseguir la indulgencia del Jubileo.

En la Celebración Eucarística , pudimos escuchar la homilía de D. José Antonio, que la presidió , y que nos explicó la admirable labor que están llevando a cabo en aquel lugar.  Según nos dijo , están atendiendo y ayudando a liberarse de sus adicciones al alcohol, drogas, juego…a numerosas personas . En concreto,  actualmente, a unas veinte personas.

Y nos explicó que los resultados son verdaderamente favorables , ya que son muchos los que con su ayuda ( a través del amor que les dan y la fe que les transmiten) , consiguen liberarse de sus esclavitudes e iniciar una vida nueva.

Quedamos admirados por la entrega y la generosidad de todos los que allí participan en esa maravillosa obra , que pienso que todo el mundo debería conocer , y que , por desgracia, es tan necesaria en nuestra sociedad actual.

Después , comimos en uno de los comedores del seminario próximo al santuario , y disfrutamos de una comida compartida ( cada uno llevó alimentos para poner en común con los demás).

Cuando llegamos al comedor , ya estaba todo preparado para nosotros , e incluso tuvieron la atención de servirnos una deliciosa comida preparada por ellos.

Fue un encuentro muy bonito, y disfrutamos de un ambiente de alegría y buena convivencia. Todos comentamos después lo bien que lo habíamos pasado , e incluso , varias personas propusieron que volviésemos a repetirlo más adelante, para las personas que no pudieron acudir en esta ocasión. Y para años posteriores…

Después de comer , volvimos a la capilla , donde rezamos el Rosario , dedicado a nuestra Madre , la Virgen de las Ermitas.

Y seguidamente , a eso de las seis de la tarde, emprendimos nuestro viaje de regreso a Bembibre.

Fue una jornada inolvidable para todos , y , por supuesto, animamos a todo el mundo a visitar este maravilloso santuario , situado en un entorno privilegiado , y a conocer a las personas que lo dirigen , que también son excepcionales , un ejemplo a seguir para todos los cristianos.

LA SANTA DEL MES: TERESA BENEDICTA DE LA CRUZ

Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith) Stein, virgen de la Orden de las Carmelitas Descalzas y mártir, la cual, nacida y educada en la religión judía, después de haber enseñado filosofía durante algunos años entre grandes dificultades, recibió por el bautismo la nueva vida en Cristo y la desarrolló bajo el velo de religiosa, hasta que, en tiempo de un régimen hostil a la dignidad del hombre y de la fe, fue desterrada y encarcelada, muriendo en la cámara de gas del campo de exterminio de Oswiecim o Auschwitz, cerca de Cracovia, en Polonia.

Vida de Santa Edith Stein (Sor Teresa Benedicta de la Cruz) 

Cuando Edith Stein, la última de once hermanos, nació en Breslau el 12 de octubre de 1891, la familia festejaba el Yom Kippur, la mayor fiesta hebrea, el día de la expiación. «Esto hizo, más que ninguna otra cosa, que su madre tuviera una especial predilección por la hija más pequeña». Precisamente esta fecha de su nacimientó fue para la carmelita casi un vaticinio.

El padre, comerciante de maderas, murió cuando Edith no había cumplido aún dos años. La madre, una mujer muy religiosa, solícita y voluntariosa, una persona verdaderamente admirable, al quedarse sola, debió hacer frente tanto al cuidado de la familia como a la gestión de la gran hacienda familiar; pero no consiguió mantener en los hijos una fe viva. Edith perdió la fe en Dios. «Con plena conciencia y por libre elección dejé de rezar».

Obtuvo brillantemente la reválida en 1911 y comenzó a estudiar germanística e historia en la Universidad de Breslau, más para tener una base de sustento en el futuro que por auténtica pasión. Su verdadero interés era la filosofía. Le interesaban también los problemas de la mujer. Entró a formar parte de la organización «Asociación Prusiana para el Derecho Femenino al Voto». Más tarde escribía: » como bachiller y joven estudiante, fui una feminista radical. Perdí después el interés por este asunto. Ahora voy en busca de soluciones puramente objetivas».

En 1913, la estudiante Edith Stein se fue a Gottinga para asistir a las clases universitarias de Edmund Husserl, de quien llegó a ser discípula y asistente, consiguiendo con él el doctorado. Por aquellos tiempos, Edmund Husserl fascinaba al público con un nuevo concepto de verdad: el mundo percibido no solamente existía de forma kantiana, como percepción subjetiva. Sus discípulos entendían su filosofía como un viraje hacia lo concreto. «Retorno al objetivismo». Sin que él lo pretendiera, la fenomenología condujo a no pocos discípulos y discípulas suyos a la fe cristiana. En Gottinga Edith Stein se encontró también con el filósofo Max Scheler y este encuentro atrajo su atención sobre el catolicismo. Pero todo esto no la hizo olvidar el estudio con el que debía ganarse el pan en el futuro y, en 1915, superó con la máxima calificación el examen de Estado. No obstante, no comenzó el periodo de formación profesional.

Al estallar la primera guerra mundial escribía: «ahora ya no tengo una vida propia». Siguió un curso de enfermería y prestó servicio en un hospital militar austríaco. Fueron tiempos difíciles para ella. Atendía a los ingresados en la sección de enfermos de tifus y prestaba servicio en el quirófano, viendo morir a hombres en la flor de su juventud. Al cerrar el hospital militar en 1916, siguió a Husserl a Friburgo en Brisgovia, donde obtuvo el doctorado «summa cum laude» con una tesis «Sobre el problema de la empatía «.

Por aquel tiempo le ocurrió un hecho importante: observó cómo una aldeana entraba en la Catedral de Frankfurt con la cesta de la compra, quedándose un rato para rezar. «Esto fue para mí algo completamente nuevo. En las sinagogas y en las iglesias protestantes que he frecuentado los creyentes acuden a las funciones. Aquí, sin embargo, una persona entró en la iglesia desierta, come si fuera a conversar en la intimidad. No he podido olvidar lo ocurrido». En las últimas páginas de su tesis de doctorado escribió: «ha habido personas que, tras un cambio imprevisto de su personalidad, han creído encontrar la misericordia divina». ¿Cómo llegó a esta afirmación?

Edith Stein tenía gran amistad con el asistente de Husserl en Gottinga, Adolf Reinach y su esposa. Adolf Reinach muere en Flandes en noviembre de 1917. Edith va a Gottinga. Los Reinach se habían convertido al Evangelio. Edith tenía cierta renuencia ante el encuentro con la joven viuda.

Con gran sorpresa encontró una creyente. «Este ha sido mi primer encuentro con la cruz y con la fuerza divina que transmite a sus portadores… Fue el momento en que se desmoronó mi irreligiosidad y brilló Cristo». Más tarde escribirá: «lo que no estaba en mis planes estaba en los planes de Dios. Arraiga en mí la convicción profunda de que -visto desde el lado de Dios- no existe la casualidad; toda mi vida, hasta los más mínimos detalles, está ya trazada en los planes de la Providencia divina y, ante los ojos absolutamente clarividentes de Dios, presenta una coherencia perfectamente ensamblada».

En otoño de 1918, Edith Stein dejó la actividad de asistente de Edmund Husserl porque deseaba trabajar independientemente. La primera vez que volvió a visitar a Husserl después de su conversión fue en 1930. Tuvo con él una discusión sobre la nueva fe de la que la hubiera gustado que participara también él. Tras ello escribió una frase sorprendente: «Después de cada encuentro que me hace sentir la imposibilidad de influenciar directamente, se agudiza en mí el impulso hacia mi propio holocausto».

Edith Stein deseaba obtener la habilitación para la libre docencia, algo que, por aquel entonces, era inalcanzable para una mujer. A este respecto, Husserl se pronunciaba así en un informe: «Si la carrera universitaria se hiciera accesible a las mujeres, la podría recomendar encarecidamente más que a cualquier otra persona para el examen de habilitación». Más tarde, sin embargo, se le negaría la habilitación a causa de su origen judío.

Edith Stein vuelve a Breslau. Escribe artículos en defensa de la psicología y de las humanidades. Pero lee también el Nuevo Testamento, Kierkegaard y el opúsculo de los Ejercicios espirituales de Ignacio de Loyola. Se da cuenta de que un escrito como éste no se le puede simplemente leer, sino que es necesario ponerlo en práctica.

En el verano de 1921 fue durante unas semanas a Bergzabern (Palatinado), a la finca de la Señora Hedwig Conrad-Martius, una discípula de Husserl. Esta señora, junto con su esposo, se había convertido al Evangelio. Una tarde Edith encontró en la biblioteca la autobiografía de Teresa de Ávila. La leyó durante toda la noche. «Cuando cerré el libro, me dije: esta es la verdad».

Considerando retrospectivamente su vida, escribía más tarde: «mi anhelo por la verdad era ya una oración».

En enero de 1922 Edith Stein se bautizó. Era el día de la Circuncisión de Jesús, la acogida de Jesús en la estirpe de Abraham. Estaba erguida ante la fuente bautismal, vestida con el blanco manto nupcial de Hedwig Conrad-Martius, que hizo de madrina. «Había dejado de practicar mi religión hebrea y me sentía nuevamente hebrea solamente tras mi retorno a Dios». Ahora tendrá siempre conciencia, y no sólo intelectualmente, sino de manera tangible, de pertenecer a la estirpe de Cristo. En la fiesta de la Candelaria, una fiesta cuyo origen se remonta también al Antiguo Testamento, fue confirmada por el Obispo de Espira en su capilla privada.

Después de su conversión, lo primero que hizo fue volver a Breslau. «Mamá, soy católica». Las dos lloraron. Hedwig Conrad-Martius escribió: «mira, dos israelitas y en ninguna de ellas hay engaño» (cf. Jn 1, 47).

Inmediatamente después de su conversión, Edith Stein aspira a entrar en el Carmelo, pero sus consejeros espirituales, el Vicario general de Espira y el Padre Przywara, S.J., le impiden dar este paso. Acepta entonces un empleo de profesora de alemán e historia en el Instituto y seminario para maestros del Convento dominico de la Magdalena de Espira hasta Pascua de 1931. Por insistencia del Archiabad Raphael Walzer, del convento de Beuron, hace largos viajes para dar conferencias, sobre todo sobre temas femeninos. «Durante el período inmediatamente precedente y también bastante después de mi conversión… creía que llevar una vida religiosa significaba renunciar a todas las cosas terrenas y vivir solamente con el pensamiento puesto en Dios. Gradualmente, sin embargo, me he dado cuenta de que este mundo exige de nosotros otras muchas cosas…, creo, incluso, que cuanto más se siente uno atraído por Dios, más debe «salir de sí mismo», en el sentido de dirigirse al mundo para llevar allí una razón divina para vivir». Su programa de trabajo es enorme. Traduce las cartas y los diarios del período precatólico de Newmann y la obra Quaestiones disputatae de veritate de Tomás de Aquino, en una versión muy libre por amor al diálogo con la filosofia moderna. El Padre Erich Przywara, S.J., la incitó a escribir también obras filosóficas propias. Aprendió que es posible «practicar la ciencia al servicio de Dios… sólo por tal motivo he podido decidirme a comenzar una serie de obras científicas». Encuentra siempre las fuerzas necesarias para su vida y su trabajo en el convento benedictino de Beuron, al que va para pasar allí las fiestas más importantes del año eclesiástico.

En 1931 termina su actividad en Espira. Intenta de nuevo obtener la habilitación para la libre docencia en Breslau y Friburgo. Todo en vano. Compone entonces una obra sobre los principales conceptos de Tomás de Aquino: «Potencia y acción». Más tarde hará de este ensayo una obra mayor, desarrollándola bajo el título de Endliches und ewiges Sein (Ser finito y Ser eterno) en el convento de las Carmelitas de Colonia. No fue posible imprimir esta obra durante su vida.

En 1932 se le asigna una cátedra en una institución católica, el Instituto de Pedagogía científica de Münster, donde tiene la posibilidad de desarrollar su propia antropología. Aquí encuentra la manera de unir ciencia y fe, y de hacer comprensible esta cuestión a otros. Durante toda su vida sólo quiso ser «instrumento de Dios». «Quien viene a mí, deseo conducirlo a Él «.

En 1933 la noche se cierne sobre Alemania. «Había oído ya antes algo sobre las severas medidas contra los judíos. Pero ahora comencé de pronto a entender que Dios había puesto una vez más su pesada mano sobre su pueblo y que el destino de este pueblo era también el mío». El artículo de la ley de los nazis sobre la raza ariana hizo imposible que continuara su actividad docente. «Si aquí no puedo continuar, en Alemania ya no hay posibilidades para mí «. «Me había convertido en una extranjera en el mundo».

El Archiabad Walzer, de Beuron, ya no le impidió entrar en un convento de Carmelitas. Durante el tiempo que estuvo en Espira había hecho ya el voto de pobreza, castidad y obediencia. En 1933 se presenta a la Madre Priora del Monasterio de Carmelitas de Colonia. «Solamente la pasión de Cristo nos puede ayudar, no la actividad humana. Mi deseo es participar en ella».

Una vez más Edith fue a Breslau para despedirse de su madre y de la familia. El 12 de octubre fue el último día que pasó en su casa, el día de su cumpleaños y, a la vez, la fiesta hebrea de los tabernáculos. Edith acompaña a su madre a la sinagoga. Fue un día nada fácil para las dos mujeres. «¿Por qué la has conocido (la fe cristiana)? No quiero decir nada contra Él. Habrá sido un hombre bueno. Pero ¿por qué se ha hecho Dios? » . Su madre lloró. A la mañana siguiente Edith tomó el tren para Colonia. «No podía tener una alegría arrebatadora. Era demasiado tremendo lo que dejaba atrás. Pero yo estaba tranquilísima, en el puerto de la voluntad de Dios». Cada semana escribirá después una carta a su madre. No recibirá respuesta. Su hermana Rosa le mandará noticias de casa.

El 14 de octubre Edith Stein entra en el monasterio de las Carmelitas de Colonia. En 1934, el 14 de abril, tuvo lugar la ceremonia de toma de hábito. El Archiabad de Beuron celebró la misa. Desde aquel momento Edith Stein llevará el nombre de Sor Teresa Benedicta de la Cruz.

Escribe en 1938: «bajo la Cruz entendí el destino del pueblo de Dios que entonces (1933) comenzaba a anunciarse. Pensaba que entendiesen que se trataba de la Cruz de Cristo, que debían aceptarla en nombre de todos los demás. Es verdad que hoy entiendo mejor estas cosas, lo que significa ser esposa del Señor bajo el signo de la Cruz. Aunque ciertamente nunca será posible comprender todo esto, puesto que es un secreto». El 21 de abril de 1935 hizo los votos temporales. El 14 de septiembre de 1936, en el momento de renovar los votos, murió su madre en Breslau. «Hasta el último momento mi madre ha permanecido fiel a su religión. Pero, puesto que su fe y su firme confianza en su Dios… fue lo ultimo que permaneció vivo en su agonía, confío en que haya encontrado un juez muy clemente y que ahora sea mi más fiel abogada, para que también yo pueda llegar a la meta».

En el recordatorio de su profesión perpetua, el 21 de abril de 1938, hizo imprimir las palabras de San Juan de la Cruz, al que dedicará su última obra: «que ya sólo en amar es mi ejercicio «.

La entrada de Edith Stein en el convento de las Carmelitas no fue una huida. «Quien entra en el Carmelo no se pierde para los suyos, sino que le tienen aún más cercano; y esto porque nuestra profesión es la de dar cuenta de todos a Dios «. Dio cuenta a Dios sobre todo de su pueblo.

«Pienso continuamente en la reina Ester, que fue sacada de su pueblo para dar cuenta ante el rey. Yo soy una pequeña y débil Ester, pero el Rey que me ha elegido es infinitamente grande y misericordioso. Esto es un gran consuelo » (31.10.1938).

El 9 de noviembre de 1938 se puso de manifiesto ante todo el mundo el odio que tenían los nazis a los judíos. Arden las sinagogas, se siembra el terror entre las gentes judías. La Madre Superiora de las Carmelitas de Colonia hace todo lo posible para llevar al extranjero a Sor Teresa Benedicta de la Cruz. La noche de fin de año de 1938 cruza la frontera de los Países Bajos y la llevan al monasterio de Carmelitas de Echt, en Holanda. Allí redacta su testamento el 9 de junio de 1939.

«Ya desde ahora acepto con gozo, en completa sumisión y según su santísima voluntad, la muerte que Dios me haya destinado. Ruego al Señor que acepte mi vida y muerte… de manera que el Señor sea reconocido por los suyos y que su Reino venga con toda su magnificencia para la salvación de Alemania y la paz del mundo… «.

Ya en el monasterio de Carmelitas de Colonia, a Edith Stein se le había dado permiso para dedicarse a las obras científicas. Allí había escrito, entre otras cosas, De la vida de una familia judía. «Deseo narrar simplemente lo que he experimentado al ser hebrea». Ante «la juventud que hoy es educada desde la más tierna edad en el odio a los judíos…, nosotros, que hemos sido educados en la comunidad hebrea, tenemos el deber de dar testimonio».

En Echt, Edith Stein escribirá a toda prisa su ensayo sobre Juan de la Cruz, el místico doctor de la Iglesia, con ocasión del cuatrocientos aniversario de su nacimiento, 1542-1942. En 1941 escribía a una religiosa con quien tenía amistad: «una scientia crucis (la ciencia de la cruz) sólamente puede ser entendida si se lleva todo el peso de la cruz. De ello estaba convencida ya desde el primer instante y de todo corazón he pronunciado: Ave, Crux, Spes unica (te saludo, Cruz, única esperanza nuestra)». Su estudio sobre San Juan de la Cruz lleva como subtítulo: » La ciencia de la Cruz «.

El 2 de agosto de 1942 llega la Gestapo. Edith Stein se encuentra en la capilla con las otras Hermanas. En cinco minutos debe presentarse, junto con su hermana Rosa, que se había bautizado en la Iglesia Católica y prestaba servicio en las Carmelitas de Echt. Las últimas palabras de Edith Stein que se oyen en Echt están dirigidas a Rosa: «Ven, vayamos, por nuestro pueblo».

Junto con otros muchos otros judíos convertidos al cristianismo, las dos mujeres son llevadas al campo de concentración de Westerbork. Se trataba de una venganza contra el comunicado de protesta de los obispos católicos de los Países Bajos por los progromos y las deportaciones de los judíos. «Jamás había pensado que los seres humanos pudieran llegar a ser así, y tampoco podía pensar que mis hermanas y hermanos debieran sufrir así… cada hora rezo por ellos. ¿Oirá Dios mi oración? En todo caso, oye ciertamente sus lamentos». El Prof. Jan Nota, cercano a ella, escribirá más tarde: «para mí, ella es, en un mundo de negación de Dios, una testigo de la presencia de Dios».

Al amanecer del 7 de agosto sale una expedición de 987 judíos hacia Auschwitz. El 9 de agosto Sor Teresa Benedicta de la Cruz, junto con su hermana Rosa y muchos otros de su pueblo, murió en las cámaras de gas de Auschwitz.

Con su beatificación en Colonia el 1 de mayo de 1987, la Iglesia rindió honores, por decirlo con palabras del Sumo Pontífice Juan Pablo II, a «una hija de Israel, que durante la persecución de los nazis ha permanecido, como católica, unida con fe y amor al Señor Crucificado, Jesucristo, y, como judía, a su pueblo «.

Fuente: Santopedia

SÍNODO: AQUÍ ESTÁN LAS “PISTAS” DE LA FASE DE IMPLEMENTACIÓN

Se ha publicado el documento de la Secretaría General del Sínodo: un marco para que las Iglesias locales continúen el camino iniciado por Francisco y confirmado por León XIV. Se informa que el Santo Padre ha añadido dos Grupos de Estudio más a los ya establecidos. El texto incluye una invitación a involucrar a quienes hasta ahora han permanecido al margen y a ampliar la escucha también en prisiones y hospitales.

Por un lado, ofrecer a las Iglesias locales de todo el mundo un marco común que facilite el camino conjunto. Por otro, promover el diálogo que conducirá a toda la Iglesia a la Asamblea Eclesial de octubre de 2028. El documento publicado hoy, 7 de julio, por la Secretaría General del Sínodo, titulado «Pistas para la fase de implementación del Sínodo», se desarrolla en esta línea. Unas sesenta páginas, cuatro capítulos, están salpicados de indicaciones y orientaciones para acompañar la última fase del proceso sinodal iniciado en 2021 por el Papa Francisco y ahora relanzado por el Papa León XIV.

Papa León XIV establece dos nuevos grupos de estudio

El texto fue aprobado por el XVI Consejo Ordinario, reunido en Roma hace pocos días. El 26 de junio, los miembros recibieron la visita del Papa León XIV, quien los animó a continuar con el estilo de la sinodalidad, una actitud que nos ayuda a ser Iglesia. El propio León XIV, según informa el documento de hoy, confirmó los Grupos de Estudio, establecidos por Francisco el año pasado para profundizar la reflexión sobre ciertos temas desde un punto de vista canónico, teológico y pastoral, añadiendo dos nuevos: uno sobre «La liturgia en perspectiva sinodal» y otro sobre «El estatuto de las Conferencias Episcopales, las Asambleas Eclesiales y los Consejos Particulares ». La Secretaría General del Sínodo tiene la tarea de «garantizar que las decisiones del Papa, que también maduran a partir de los resultados de estos Grupos, se integren armoniosamente en el camino sinodal en curso».

Introducción del cardenal Grech

Las Huellas se abre con una introducción del cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo, que subraya que en este mundo «atrapado en una espiral de violencia y guerra sin fin, al que le resulta cada vez más difícil crear ocasiones de encuentro y diálogo», es más que nunca necesaria una Iglesia que sepa ser «signo e instrumento» de la «unidad de todo el género humano».

El cardenal recuerda que muchas Iglesias locales del mundo siguen con entusiasmo el camino sinodal; otras, sin embargo, todavía se preguntan cómo emprender la fase de implementación o están dando sus primeros pasos. El texto de hoy puede, por lo tanto, ser un horizonte que afrontar y un estímulo para avanzar con valentía, afrontando resistencias y dificultades. La Secretaría General del Sínodo permanece a disposición de todos, asegura el cardenal, para escuchar, acompañar y fomentar el diálogo y el intercambio de dones entre las Iglesias. A partir de las contribuciones y preguntas que reciba, ofrecerá nuevos estímulos y herramientas.

El Jubileo de los Equipos Sinodales

Las primeras páginas del documento enumeran las futuras etapas del camino sinodal y anuncian un evento especial: el Jubileo de los equipos sinodales y de los órganos de participación, que se celebrará del 24 al 26 de octubre de 2025. «Una oportunidad para construir vínculos, intercambiar experiencias y conectar mejor».

En detalle, el primer capítulo ofrece una clave interpretativa para la fase de implementación del proceso sinodal, cuyo objetivo es experimentar con prácticas y estructuras renovadas para que la vida de la Iglesia sea cada vez más sinodal. Esta fase no es, por lo tanto, una especie de ejercicio, una tarea adicional solicitada por Roma, ni un momento para formular hipótesis abstractas. Tampoco es un retroceso ni una mera repetición de lo ya vivido. La fase de implementación —se aclara— forma parte de la vida ordinaria de las Iglesias, que deberán identificar caminos formativos para lograr una conversión sinodal tangible en las diversas realidades eclesiales.

Participación más amplia

El documento continúa afirmando que mujeres y hombres participan en la fase de implementación, en la variedad de carismas, vocaciones y ministerios; pequeñas comunidades cristianas o comunidades eclesiales de base; parroquias, asociaciones, movimientos; personas consagradas. En resumen, todos, porque «no puede ser un camino limitado a un núcleo de seguidores», especifica el texto; de hecho, es importante contribuir a «ampliar las posibilidades de participación y el ejercicio de la corresponsabilidad diferenciada de todos los bautizados».

En este sentido, es crucial involucrar a quienes hasta ahora han permanecido al margen del camino sinodal, personas y grupos de diferentes identidades culturales y condiciones sociales, en particular los pobres y excluidos. Asimismo, se requiere especial atención para escuchar a quienes han expresado dudas y resistencia. En este sentido, la invitación a las Iglesias es buscar herramientas de escucha en diversos contextos, no solo en las parroquias, sino también, por ejemplo, en universidades, centros de escucha y acogida, hospitales, prisiones y entornos digitales.

La tarea del obispo y el papel de los equipos sinodales

El texto reitera que el principal responsable de la fase de implementación en cada Iglesia local es el obispo diocesano o eparquial, quien deberá recurrir a otras figuras y organismos como los diversos Consejos (presbiteral, pastoral, económico) y, sobre todo, a los equipos sinodales diocesanos/eparquiales, cuyo trabajo, en la fase de consulta, fue valioso. «Su contribución también será fundamental en la fase de implementación», afirma el documento. Por ello, será necesario valorar y renovar los equipos existentes, reactivarlos si se suspenden, integrarlos y capacitarlos cuando no existan. Los equipos incluyen a laicos y laicas, sacerdotes y diáconos, consagrados y consagradas de diferentes edades y portadores de diferentes culturas y modelos de formación. Se evaluará la posibilidad de invitar a representantes de otras comunidades cristianas o religiones como observadores. El obispo, si no forma parte del equipo, será informado periódicamente sobre el trabajo y se reunirá con el equipo cuando corresponda.

La puerta siempre «abierta»

El documento aborda extensamente las tareas de la Secretaría General del Sínodo, la cual, según se afirma, se compromete a permanecer siempre abierta a escuchar las necesidades, intuiciones y propuestas de las Iglesias locales, facilitar su trabajo y responder a las solicitudes de contenido y metodología. En esta perspectiva, se promoverán conferencias, seminarios de estudio y momentos de reflexión compartida. Asimismo, se acompañará la organización de las asambleas continentales de evaluación (primer trimestre de 2028) y la asamblea eclesial de octubre de 2028, como oportunidades para compartir experiencias de renovación de prácticas y estructuras en un sentido sinodal, con el fin de presentarlas al Papa para su validación definitiva.

Promover el conocimiento del Documento Final

Las Huellas exploran entonces la estructura y el contenido del Documento Final de la Asamblea de 2024, un texto rico y orgánico cuyo conocimiento es esencial promover. Se recomienda ofrecer momentos y/o herramientas de formación, acompañamiento y orientación en la lectura. El Documento identifica entonces algunos puntos fuertes, como la perspectiva eclesiológica arraigada en el Concilio; el impulso ecuménico; y la visión de un diálogo con otras tradiciones religiosas y la sociedad.

Teniendo en cuenta la necesidad de avanzar juntos como Iglesia, Tracce reitera la invitación a las Iglesias locales a compartir los pasos dados en áreas específicas. Una de ellas, sobre todo, es el acceso efectivo a funciones de responsabilidad y liderazgo que no requieren el sacramento del Orden por parte de mujeres y hombres no ordenados, tanto laicos como consagrados.

Procesos de «estilo sinodal»

En general, se recomienda que el método sinodal no se reduzca a una serie de técnicas para la gestión de reuniones, sino que se viva como una experiencia espiritual y eclesial que implica crecer en una nueva forma de ser Iglesia. Por lo tanto, las indicaciones metodológicas se aplicarán en diversos procesos (discernimiento, gobernanza, escucha, formación, etc.), caracterizados por diferentes objetivos, pero unidos por el hecho de que se desarrollan en un estilo sinodal.

Mirando hacia el futuro con confianza

En la parte final, se invita a la Iglesia a «mirar con confianza el camino» de los próximos años, a partir del Jubileo de los equipos sinodales: «Que la ocasión de caminar juntos físicamente hacia la Puerta Santa se convierta en una oportunidad para intercambiar dones y celebrar esa esperanza que no defrauda».

Salvatore Cernuzio – Ciudad del Vaticano

NI RUINA NI MUSEO: LA ABADÍA CISTERCIENSE CON 900 AÑOS DE HISTORIA QUE DESBORDA VOCACIONES EN PLENO SIGLO XXI

En el corazón de Europa, Heiligenkreuz desafía el relato del declive de la fe: en 2007 mereció la visita de Benedicto XVI y hoy rebosa de jóvenes vocaciones

En una Europa que a menudo se da por perdida para la fe, hay focos de espiritualidad en el Continente que desmienten el relato del ocaso del cristianismo. La abadía de Heiligenkreuz, a solo 25 kilómetros de Viena, en Austria, es uno de ellos.

Nada en su apariencia invita a pensar que ahí dentro viven más de 100 monjes; aunque uno podría esperar cierto bullicio en un espacio así, lo que prevalecen son el orden, el silencio y la oración, que sostienen toda la comunidad: rezan siete veces al día, comenzando a las 5:15 de la madrugada y terminando cerca de las 20 horas. Quizás es por eso que está más vivo que nunca.

De hecho, Heiligenkreuz (Monasterio de Nuestra Señora de la Santa Cruz) alberga hoy el mayor número de vocaciones desde su fundación en 1133. Es el monasterio cisterciense habitado de forma continua más antiguo del mundo, y ha logrado lo que pocos centros religiosos en Europa: crecer.

Benedicto XVI, que lo visitó en 2007 y lo conocía bien desde su etapa como cardenal, no solo reconoció su vitalidad espiritual, sino que impulsó su proyección académica. En esa visita, le concedió el título de universidad pontificia. Hoy, su facultad de Teología es el principal centro de formación sacerdotal del mundo de habla alemana, con unos 300 estudiantes, en su mayoría candidatos al sacerdocio.

Resistir a los embates del tiempo

Pero Heiligenkreuz no se limita a la formación o a la oración: su vitalidad actual se explica, en parte, porque ha sabido resistir con inteligencia y fidelidad los embates históricos que, en otros casos, sí han dejado a muchas comunidades monásticas en el camino.

Entre 1780 y 1790, en tiempos del emperador José II, la abadía de Heiligenkreuz enfrentó una de sus mayores amenazas. En ese período, se impulsaron políticas de corte ilustrado que buscaban racionalizar y, en muchos casos, suprimir la vida religiosa. La intervención del Estado en los asuntos eclesiásticos puso en jaque el espíritu y la continuidad de la comunidad.

Pero los monjes no se limitaron a resistir. Como respuesta, fundaron un instituto teológico propio para asegurar la formación de las órdenes. Ese núcleo de resistencia espiritual e intelectual es lo que posteriormente Ratzinger reconocería como universidad pontificia.

Tampoco la abadía salió indemne de las garras del nazismo. Entre 1938 y 1945, gran parte del convento fue expropiado por el régimen, y muchos monjes fueron encarcelados. Pero tras la guerra, bajo el impulso del abad Karl Braunsdorfer, la comunidad renació con fuerza. Se restauró el carisma fundacional, se incorporaron las reformas litúrgicas del Concilio Vaticano II, y se desarrolló un breviario propio en latín que aún hoy se utiliza. La liturgia, celebrada con sobriedad y belleza, sigue siendo uno de los pilares de esta comunidad.

El ‘boom’ de los jóvenes

El monasterio se ha convertido también en el principal motor de pastoral juvenil del país. Una vez al mes, entre 150 y 250 jóvenes se reúnen allí para rezar, confesarse y adorar al Santísimo Sacramento. Solo jóvenes, sin adultos, salvo permiso especial. Una especie de catequesis vivida, que arranca con himnos en latín y termina con pretzels y zumo de manzana.

Además, la abadía ofrece una variedad de actividades que van desde «Monasterio por un Tiempo» (Kloster auf Zeit), una experiencia vocacional temporal, hasta celebraciones alternativas de Nochevieja, liturgias especiales para Semana Santa y Pascua, adoración eucarística, rezos del rosario, acompañamiento en peregrinaciones o semanas espirituales con actividades deportivas.

Heiligenkreuz mantiene viva su vocación fundamental: la adoración constante a Dios, que sostiene toda su labor espiritual y, por ende, la atracción de su imán vocacional. En una era de crisis de fe en la sociedad, su fidelidad a la tradición cristiana y capacidad de adaptación lo convierten en un referente para nuevas vocaciones y miles de visitantes que buscan silencio, dirección espiritual o un espacio donde reencontrarse con Dios.

Fuente El Debate

María Rabell García Corresponsal en Roma y El Vaticano

MENSAJE DEL SANTO PADRE PARA LA V JORNADA MUNDIAL DE LOS ABUELOS Y DE LOS ANCIANOS

Publicamos a continuación el texto del Mensaje del Santo Padre León XIV para la V Jornada Mundial de los Abuelos y de los Ancianos, que se celebra el cuarto domingo de julio —este año, el 27 de julio—, sobre el tema «Feliz el que no ve desvanecerse su esperanza»:

Mensaje del Santo Padre

Feliz el que no ve desvanecerse su esperanza (cf. Si 14,2)

Queridos hermanos y hermanas:

El Jubileo que estamos viviendo nos ayuda a descubrir que la esperanza siempre es fuente de alegría, a cualquier edad. Asimismo, cuando esta ha sido templada por el fuego de una larga existencia, se vuelve fuente de una bienaventuranza plena.

La Sagrada Escritura presenta varios casos de hombres y mujeres ya avanzados en años, a los que el Señor invita a participar en sus designios de salvación. Pensemos en Abraham y Sara; siendo ya ancianos, permanecen incrédulos ante la palabra de Dios, que les promete un hijo. La imposibilidad de generar parecía haberles quitado su mirada de esperanza respecto al futuro.

La reacción de Zacarías ante el anuncio del nacimiento de Juan el Bautista no es diferente: «¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de edad avanzada» (Lc 1,18). La ancianidad, la esterilidad y el deterioro parecen apagar las esperanzas de vida y de fecundidad de todos estos hombres y mujeres. También la pregunta que Nicodemo hace a Jesús, cuando el Maestro le habla de un “nuevo nacimiento”, parece puramente retórica: «¿Cómo un hombre puede nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el seno de su madre y volver a nacer?» (Jn 3,4). Sin embargo, en cada ocasión, frente a una respuesta aparentemente obvia, el Señor sorprende a sus interlocutores con un acto de salvación.

Los ancianos, signos de esperanza

En la Biblia, Dios muestra muchas veces su providencia dirigiéndose a personas avanzadas en años. Así ocurre no sólo con Abrahám, Sara, Zacarías e Isabel, sino también con Moisés, llamado a liberar a su pueblo siendo octogenario (cf. Ex 7,7). Con estas elecciones, Dios nos enseña que, a sus ojos, la ancianidad es un tiempo de bendición y de gracia, y que para Él los ancianos son los primeros testigos de esperanza. «¿Qué significa en mi vejez? —se pregunta al respecto san Agustín— Cuando me falten las fuerzas, no me abandones. Y aquí Dios te responde: Al contrario, que desfallezca tu vigor, para que esté presente el mío en ti, y así puedas decir con el Apóstol: “Cuando me debilito, entonces soy fuerte”» (Comentarios a los Salmos 70, 11). El hecho de que el número de personas en edad avanzada esté en aumento se convierte entonces para nosotros en un signo de los tiempos que estamos llamados a discernir, para leer correctamente la historia que vivimos.

La vida de la Iglesia y del mundo, en efecto, sólo se comprende en la sucesión de las generaciones, y abrazar a un anciano nos ayuda a comprender que la historia no se agota en el presente, ni se consuma entre encuentros fugaces y relaciones fragmentarias, sino que se abre paso hacia el futuro. En el libro del Génesis encontramos el conmovedor episodio de la bendición dada por Jacob, ya anciano, a sus nietos, los hijos de José. Sus palabras los animan a mirar al futuro con esperanza, como en el tiempo de las promesas de Dios (cf. Gn 48,8-20). Si, por tanto, es verdad que la fragilidad de los ancianos necesita del vigor de los jóvenes, también es verdad que la inexperiencia de los jóvenes necesita del testimonio de los ancianos para trazar con sabiduría el porvenir. ¡Cuán a menudo nuestros abuelos han sido para nosotros ejemplo de fe y devoción, de virtudes cívicas y compromiso social, de memoria y perseverancia en las pruebas! Este hermoso legado, que nos han transmitido con esperanza y amor, siempre será para nosotros motivo de gratitud y de coherencia.

Signos de esperanza para los ancianos

El Jubileo, desde sus orígenes bíblicos, ha representado un tiempo de liberación: los esclavos eran liberados, las deudas condonadas, las tierras restituidas a sus propietarios originarios. Era un momento de restauración del orden social querido por Dios, en el cual se reparaban las desigualdades y las opresiones acumuladas con los años. Jesús renueva estos acontecimientos de liberación cuando, en la sinagoga de Nazaret, proclama la buena noticia a los pobres, la vista a los ciegos, la liberación a los cautivos y la libertad a los oprimidos (cf. Lc 4,16-21).

Considerando a las personas ancianas desde esta perspectiva jubilar, también nosotros estamos llamados a vivir con ellas una liberación, sobre todo de la soledad y del abandono. Este año es el momento propicio para realizarla; la fidelidad de Dios a sus promesas nos enseña que hay una bienaventuranza en la ancianidad, una alegría auténticamente evangélica, que nos pide derribar los muros de la indiferencia, que con frecuencia aprisionan a los ancianos. Nuestras sociedades, en todas sus latitudes, se están acostumbrando con demasiada frecuencia a dejar que una parte tan importante y rica de su tejido sea marginada y olvidada.

Frente a esta situación, es necesario un cambio de ritmo, que atestigue una asunción de responsabilidad por parte de toda la Iglesia. Cada parroquia, asociación, grupo eclesial está llamado a ser protagonista de la “revolución” de la gratitud y del cuidado, y esto ha de realizarse visitando frecuentemente a los ancianos, creando para ellos y con ellos redes de apoyo y de oración, entretejiendo relaciones que puedan dar esperanza y dignidad al que se siente olvidado. La esperanza cristiana nos impulsa siempre a arriesgar más, a pensar en grande, a no contentarnos con el statu quo. En concreto, a trabajar por un cambio que restituya a los ancianos estima y afecto.

Por eso, el Papa Francisco quiso que la Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores se celebrase sobre todo yendo al encuentro de quien está solo. Y por esa misma razón, se ha decidido que quienes no puedan venir a Roma este año, en peregrinación, «podrán conseguir la Indulgencia jubilar si se dirigirán a visitar por un tiempo adecuado a los […] ancianos en soledad, […] como realizando una peregrinación hacia Cristo presente en ellos (cf. Mt 25, 34-36)» (Penitenciaría Apostólica, Normas sobre la Concesión de la Indulgencia Jubilar, III). Visitar a un anciano es un modo de encontrarnos con Jesús, que nos libera de la indiferencia y la soledad.

En la vejez se puede esperar

El libro del Eclesiástico afirma que la bienaventuranza es de aquellos que no ven desvanecerse su esperanza (cf. 14,2), dejando entender que en nuestra vida —especialmente si es larga— pueden existir muchos motivos para volver la vista atrás, más que hacia el futuro. Sin embargo, como escribió el Papa Francisco durante su último ingreso en el hospital, «nuestro físico está débil, pero, incluso así, nada puede impedirnos amar, rezar, entregarnos, estar los unos para los otros, en la fe, señales luminosas de esperanza» (Ángelus, 16 marzo 2025). Tenemos una libertad que ninguna dificultad puede quitarnos: la de amar y rezar. Todos, siempre, podemos amar y rezar.

El amor por nuestros seres queridos —por el cónyuge con quien hemos pasado gran parte de la vida, por los hijos, por los nietos que alegran nuestras jornadas— no se apaga cuando las fuerzas se desvanecen. Al contrario, a menudo ese afecto es precisamente el que reaviva nuestras energías, dándonos esperanza y consuelo.

Estos signos de vitalidad del amor, que tienen su raíz en Dios mismo, nos dan valentía y nos recuerdan que «aunque nuestro hombre exterior se vaya destruyendo, nuestro hombre interior se va renovando día a día» (2 Co 4,16). Por eso, especialmente en la vejez, perseveremos confiados en el Señor. Dejémonos renovar cada día por el encuentro con Él, en la oración y en la Santa Misa. Transmitamos con amor la fe que hemos vivido durante tantos años, en la familia y en los encuentros cotidianos; alabemos siempre a Dios por su benevolencia, cultivemos la unidad con nuestros seres queridos, que nuestro corazón abarque al que está más lejos y, en particular, a quien vive en una situación de necesidad. Seremos signos de esperanza, a cualquier edad.

Vaticano, 26 de junio de 2025

FIN DE ETAPA EN MENORCA

El pasado 30 de mayo se celebró en Ciutadella el Jubileo de las personas mayores y los jubilados, organizado por Vida Creixent y Pastoral de la Salud. El encuentro, que contó con una gran participación de gente de los distintos pueblos, comenzó con una Eucaristía en la Catedral, presidida por el obispo Mons. Gerardo Villalonga Hellín.

 Acto seguido, Juan Manuel Bajo, presbítero, Delegado de pastoral de la Salud de la Diócesis de Tortosa y coordinador del Secretariado Interdiocesano de Pastoral de la Salud de Cataluña, ofreció una charla animando a los asistentes a vivir con esperanza esta etapa de su vida, haciendo participar de su sabiduría acumulada a las nuevas generaciones. Juan Manuel Bajo ha estado en Menorca en varias ocasiones para participar en encuentros de Vida Creixent; la última vez fue el pasado mes de febrero en un encuentro de formación de Pastoral de la Salud, con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo. La diócesis de Menorca sigue con su compromiso de atender espiritualmente a las personas mayores y enfermas, acompañándolas en sus dificultades y les agradece profundamente todo el bien que han hecho y hacen en la Iglesia y la sociedad.

La Comisión Diocesana de Vida Creixent aprovechó para finalizar el Curso 2024-2025, con una comida de hermandad en el claustro del Seminario diocesano, durante el cual fue distribuido el folleto Informativo nº 27, el cual abre en portada con un escrito del Obispo Diocesano Mons. Gerardo, “VIDA CREIXENT, LEVADURA DE CONCORDIA Y DE AMOR”, con referencia al reciente fallecimiento del papa Francisco y la elección del Papa León XIV, finalizando con estas palabras : “El Papa nos pide dos cosas importantes: la concordia y el amor al prójimo: «nosotros queremos ser dentro de esta masa, una pequeña levadura de unidad, de comunión y de fraternidad. Nosotros queremos decirle al mundo con humildad y alegría: miren a Cristo».

Los miembros de Vida Creixent nos consideramos misioneros en medio de las demás personas mayores que no forman parte de nuestro movimiento y hoy queremos hacerles partícipes de nuestra alegría por la elección del Papa León XIV, que nos repite con fuerza: «Esta es la hora del amor! La caridad de Dios, que nos hace hermanos entre nosotros, es el corazón del Evangelio».

Por esta razón, en este día en que hemos acudido a la Catedral, para ganar el Jubileo del Año Santo de la esperanza que no defrauda, rezamos especialmente por la persona e intenciones del papa León XIV y compartimos en él sus deseos: «Construyamos una Iglesia fundada en el amor de Dios y signo de unidad, una Iglesia misionera, que abre los brazos al mundo, que anuncia la Palabra, que se deja cuestionar por la historia, y que se convierte en fermento de concordia para la humanidad». Recibid mi felicitación cordial y mi bendición.

+Gerardo Villalonga Hellín, Obispo de Menorca”

 Continuado con escrito de la Presidencia “ES LA HORA DEL RELEVO”, en el cual el matrimonio DE José Coll Pons y María Martí Pelegrí que la ha venido ostentando desde 2017, por lo que se han cumplido los ocho años de los dos mandatos una vez cumplidos los 4 años de reelección, agradeciendo la colaboración y cooperación de los miembros de la Junta directiva, desde el Consiliario hasta el último vocal. Que su presidencia ha estado fundamentada en los tres principios fundamentales de Vida Ascendente- Vida Creixent: Amistad. Espiritualidad y Apostolado, por ello también quieren reconocer a todos los miembros el Movimiento la ayuda y comprensión que han encontrado en ellos. Convencidos de que han recibido mucho más de lo que ellos pudieron aportar. Su deseo es el de encontrar la persona con buena disponibilidad para sumir el relevo de su cargo, que de continuidad a Vida Creixent. Finalizando dando las gracias a todos por todo cuanto han recibido.

El secretario de la comisión Diocesana, Antonio Fernando Villalonga Sintes, en un breve escrito con el título “VIDA ASCENDENTE – VIDA CREIXENT” agradece la confianza que tuvieron con su persona para desempeñar sus funciones que desde el primer momento le ilusionó. Agradece a todos los miembros de la Junta directiva su inestimable cooperación, facilitándole con ello su labor. Fue una manera de compartir con otras personas mayores y llegado el caso podernos ayudar los unos a los otros. Describe como han transcurrido estos ocho años, con la terrible enfermedad del coronavirus 2019 (COVID 19) que truncó la buena marcha del Movimiento y que una vez superada, se resintió, en las asistencias a la reuniones . Paulatinamente se volvió a la normalidad, con la resaca de la enfermedad

El Consiliario Diocesano de Vida Creixent, Cristòfol Vidal Barber, Presbítero, abre su escrito con con el titular “DESCUBRIR LO ESENCIAL. AGRADECIMIENTO”, inspirándose en la obra de Antoine de Saint-Exupery, “El Principito”, partiendo de la frase que le dice la zorra al joven:” Lo esencial es invisible a los ojos”, le dice el zorro al joven, quien resalta la frase para recordarla: “Es el tiempo que has perdido con tu rosa lo que hace que tu rosa sea tan importante”.

Continúa haciendo referencia a la epístola 2 Corintios 4,1616 Por eso, no nos acobardamos, sino que, aun cuando nuestro hombre exterior se vaya desmoronando, nuestro hombre interior se va renovando día a día.

Finaliza escribiendo:” Vida Creixent tiene una comisión diocesana formada por el presidente, vicepresidente, secretario, tesorero, consiliario y tres vocales. Esta comisión es el alma y animadora de todo lo que celebran durante el año; ha trabajado con amor y constancia durante ocho años. Agradezco muy profundamente su trabajo desinteresado. «Lo esencial es invisible a los ojos».

Continua con un extenso escrito del Vocal Antoni Vidal Cardona, con el título “Tenemos una vida nueva en el cielo”, En Vida Creixent nos preparamos para poder llegar a una vida mejor, para ir al cielo. Porque es cierto que el cielo existe, aunque hay mucha gente que dice que cuando morimos vamos allá donde esté, y esto no es cierto, porque todos vamos al cielo, -precisamente por esto vino al mundo Jesucristo, para salvarnos del mal y poder ir al cielo con nuestro Padre. Y el cielo es cierto que existe. Continuando con un extenso escrito en el que expone las vivencias de los médicos Manuel Sans Segarra, de Lujan Comas, del Hospital de Vall Hebrón, que explican sus vivencias con enfermos que han sufrido comas profundos y que al recuperarse explican que la muerte no es el final., ya que después de tener una muerte clínica han descubierto evidencias científicas de que la muerte no es el fin. Algunos pacientes le han contado que después de tener una muerte clínica, han tenido diversas experiencias excepcionales.

 Finalizando diciendo: Por tanto, está demostrado que cuando morimos entramos en una vida mejor, en una dimensión mucho más superior que la terrenal, vamos al cielo en la compañía de Dios, donde están todos. Por eso cuando una persona amada se muere debemos estar tranquilos de que todos vamos a vivir al cielo eternamente con toda la felicidad posible, donde vive todo el mundo en compañía de Dios.

Continua la Hoja Informativa con el resumen de las actividades llevadas a cabo durante el Curo, debidamente ilustradas con fotografías (Finalización del curso – Asamblea diocesana – Inicio de Curso; Jornada de formación, Santos Patronos, Receso Cuaresmal. Referencia al fallecimiento del Papa Francisco y la elección del cardenal Robert Francis Prevost, que para su pontificado ha elegido el nombre de León XIV,

Y cerrando el balance Económico del Curso 2024/2025.

NOTA: la Hoja Informativa, esta escrita en la lengua cooficial, el catalán, de la Comunidad Autónoma de las Illes Balears (Para este Boletín de Vida Ascendente he traducido al castellano), excepto los escritos del Obispo Diocesano y del Secretario de la Comisión Diocesana que lo fueron en castellano, lengua española oficial del Estado.

FIN DE CURSO DE SEVILLA EN LA ALDEA DEL ROCÍO

El pasado miércoles 18 de junio de 2025, nos trasladamos, por deseo expreso de varios grupos de Vida Ascendente a la Aldea de El Rocío para postrarnos ante ella y pedir mucha salud para todos. Éramos unas 80 personas. Durante el camino rezamos el Rosario de la Pastora y cantamos. Llegamos al Rocío con tiempo para celebrar la Eucaristía en la Ermita programada para las 13 horas. La Virgen estaba preciosa vestida de un blanco dorado y, todavía estaba en las Andas de Salida, pues la Romería acabó el pasado día 16 Lunes de Pentecostés.

La Eucaristía fue concelebrada por cuatro sacerdotes Don Manuel Martínez Alaminos,  Consiliario de Vida Ascendente de nuestra Diócesis; Don Manuel Mateo Fraile alma mater de Vida Ascendente; Don Juan José González González, titular de la Parroquia de San Gonzalo y Don Pedro José Rodríguez Molina, titular de la Parroquia de Nuestra Seora de Gracia de Camas (Sevilla) Tras el Evangelio (Mt 6,1-6, 16-18) Don Manuel Martínez resalto tres puntos en la homilía:

  • La esperanza como la alegría del corazón, que debe acompañarnos a las personas de Vida Ascendente, porque Dios está con nosotros. Esta alegría debe ser retenida en nuestro interior como un tesoro y transmitida a los más cercanos para que también participen de ella.
  • María, nuestra madre. Venimos a darle gracias porque nos sentimos cuidado por ella y nos muestra el camino hacia su Hijo. Es ejemplo y enseñanza para nuestra vida.
  • Seguimos construyendo el proyecto de Dios y eso nos debe de llenar de confianza y optimismo en las dificultades.

Al término de la Eucaristía, nuestro Presidente Don Manuel Montero, tras  unas palabras emotivas le hizo entrega a Don Manuel Mateo Fraile, de una placa conmemorativa, por sus 65 años de Sacerdocio que cumplió al día siguiente el jueves 19 de junio.

Tras hacernos la foto de grupo, nos trasladamos al Restaurante Toruño del El Rocío, para estrechar lazos de amistad entre nosotros y degustamos una rica comida.

Después de despedirnos de la Santísima Virgen, regresamos a Sevilla llenos de amor; Unión; Esperanza y Amistad y, pidiéndole a Ella que nunca nos abandone.

FIN DE CURSO EN CORIA CÁCERES

Hemos tenido un curso muy intenso y el final ha sido el mejor colofón.

Hemos tenido el privilegio y honor de contar con la presencia de nuestros queridos, presidente nacional, Jaime Tamariz y la secretaria Mercedes Montoya.

Comenzamos con la asamblea para evaluar el curso. Leímos el programa que hicimos al principio y un resumen de lo realizado y de los objetivos no alcanzados.

A continuación Jaime hizo una magistral intervención de “El mayor y la Evangelización” acompañado de un PowerPoint de imágenes ilustrativa que hacía que todo calara con facilidad y deleite.

Luego Mercedes hizo una interactuación para que se presentaran los miembros de los distintos grupos y terminar hablándonos de la espiritualidad y la oración. Con su talante sencillo que inmediatamente se metió a todos en el bolsillo. Y fue causa para que nuestro Consiliario dijera: “Tenemos unos dirigentes nacionales excepcionales”.

Sin movernos del sitio, por los 40º de temperatura que teníamos, tuvimos la Eucaristía de acción de gracias, donde presentamos al Señor nuestros sueños y proyectos, éxitos y fracasos, cansancios y fatigas. Buscando en Él nuestro descanso. Él que no nos juzga, porque nos conoce y a pesar de todo nos llama y nos espera. Le llevamos todo lo vivido en este curso, con la alegría de nuestros nietos, el amor de nuestros hijos y la serenidad de nuestros años a decirle ¡Gracias, Señor! Si quieres puedes contar con nosotros para el próximo curso.

En la homilía nuestro Consiliario nos sorprendió con dos sencillas y profundas ideas relacionadas con el Movimiento la primera y en relación al Evangelio del día la segunda,  decía que la parroquia es una comunidad de comunidades, donde si echamos un azucarillo es como si lo echamos en un cubo grande de agua, no se aprecia la dulzura, pero si un azucarillo lo ponemos en un vasito, sí que se endulza. Así florecen los grupos de Vida Ascendente en las parroquias. La segunda idea es: “Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen” No le podremos amar afectivamente, pero sí efectivamente, sin odio, ni rencor y pidiendo por él.

Al final compartimos una comida con alegría y hermandad.

EL SANTO DE LA SEMANA: SANTO TOMÁS APÓSTOL

La tradición antigua dice que Santo Tomás Apóstol fue martirizado en la India el 3 de julio del año 72. Parece que en los últimos años de su vida estuvo evangelizando en Persia y en la India, y que allí sufrió el martirio.

De este apóstol narra el santo evangelio tres episodios.

El primero sucede cuando Jesús se dirige por última vez a Jerusalén, donde según lo anunciado, será atormentado y lo matarán. En este momento los discípulos sienten un impresionante temor acerca de los graves sucesos que pueden suceder y dicen a Jesús: «Los judíos quieren matarte y ¿vuelves allá?. Y es entonces cuando interviene Tomás, llamado Dídimo (en este tiempo muchas personas de Israel tenían dos nombres: uno en hebreo y otro en griego. Así por ej. Pedro en griego y Cefás en hebreo). Tomás, es nombre hebreo. En griego se dice «Dídimo», que significa lo mismo: el gemelo.

Cuenta San Juan (Jn. 11,16) «Tomás, llamado Dídimo, dijo a los demás: Vayamos también nosotros y muramos con Él». Aquí el apóstol demuestra su admirable valor. Un escritor llegó a decir que en esto Tomás no demostró solamente «una fe esperanzada, sino una desesperación leal». O sea: él estaba seguro de una cosa: sucediera lo que sucediera, por grave y terrible que fuera, no quería abandonar a Jesús. El valor no significa no tener temor. Si no experimentáramos miedo y temor, resultaría muy fácil hacer cualquier heroísmo. El verdadero valor se demuestra cuando se está seguro de que puede suceder lo peor, sentirse lleno de temores y terrores y sin embargo arriesgarse a hacer lo que se tiene que hacer. Y eso fue lo que hizo Tomás aquel día. Nadie tiene porque sentirse avergonzado de tener miedo y pavor, pero lo que sí nos debe avergonzar totalmente es el que a causa del temor dejemos de hacer lo que la conciencia nos dice que sí debemos hacer, Santo Tomás nos sirva de ejemplo.

La segunda intervención: sucedió en la Última Cena. Jesús les dijo a los apóstoles: «A donde Yo voy, ya sabéis el camino». Y Tomás le respondió: «Señor: no sabemos a donde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» (Jn. 14, 15). Los apóstoles no lograban entender el camino por el cual debía transitar Jesús, porque ese camino era el de la Cruz. En ese momento ellos eran incapaces de comprender esto tan doloroso. Y entre los apóstoles había uno que jamás podía decir que entendía algo que no lograba comprender. Ese hombre era Tomás. Era demasiado sincero, y tomaba las cosas muy en serio, para decir externamente aquello que su interior no aceptaba. Tenía que estar seguro. De manera que le expresó a Jesús sus dudas y su incapacidad para entender aquello que Él les estaba diciendo.

Admirable respuesta:

Y lo maravilloso es que la pregunta de un hombre que dudaba obtuvo una de las respuestas más formidables del Hijo de Dios. Uno de las más importantes afirmaciones que hizo Jesús en toda su vida. Nadie en la religión debe avergonzarse de preguntar y buscar respuestas acerca de aquello que no entiende, porque hay una verdad sorprendente y bendita: todo el que busca encuentra.

Le dijo Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí» Ciertos santos como por ejemplo el Padre Alberione, Fundador de los Padres Paulinos, eligieron esta frase para meditarla todos los días de su vida. Porque es demasiado importante como para que se nos pueda olvidar. Esta hermosa frase nos admira y nos emociona a nosotros, pero mucho más debió impresionar a los que la escucharon por primera vez.

En esta respuesta Jesús habla de tres cosas supremamente importantes para todo israelita: el Camino, la Verdad y la Vida. Para ellos el encontrar el verdadero camino para llegar a la santidad, y lograr tener la verdad y conseguir la vida verdadera, eran cosas extraordinariamente importantes.

En sus viajes por el desierto sabían muy bien que si equivocaban el camino estaban irremediablemente perdidos, pero que si lograban viajar por el camino seguro, llegarían a su destino. Pero Jesús no sólo anuncia que les mostrará a sus discípulos cuál es el camino a seguir, sino que declara que Él mismo es el Camino, la Verdad y la Vida.

Notable diferencia: Si le preguntamos al alguien que sabe muy bien: ¿Dónde queda el hospital principal? Puede decirnos: siga 200 metros hacia el norte y 300 hacia occidente y luego suba 15 metros… Quizás logremos llegar. Quizás no. Pero si en vez de darnos eso respuesta nos dice: «Sígame, que yo voy para allá», entonces sí que vamos a llegar con toda seguridad. Es lo que hizo Jesús: No sólo nos dijo cual era el camino para llegar a la Eterna Feliz, sino que afirma solemnemente: «Yo voy para allá, síganme, que yo soy el Camino para llegar con toda seguridad». Y añade: Nadie viene al Padre sino por Mí: «O sea: que para no equivocarnos, lo mejor será siempre ser amigos de Jesús y seguir sus santos ejemplos y obedecer sus mandatos. Ese será nuestro camino, y la Verdad nos conseguirá la Vida Eterna».

El hecho más famoso de Tomás

Los creyentes recordamos siempre al apóstol Santo Tomás por su famosa duda acerca de Jesús resucitado y su admirable profesión de fe cuando vio a Cristo glorioso.

Dice San Juan (Jn. 20, 24) «En la primera aparición de Jesús resucitado a sus apóstoles no estaba con ellos Tomás. Los discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». El les contestó: «si no veo en sus manos los agujeros de los clavos, y si no meto mis dedos en los agujeros sus clavos, y no meto mi mano en la herida de su constado, no creeré». Ocho días después estaban los discípulos reunidos y Tomás con ellos. Se presento Jesús y dijo a Tomás: «Acerca tu dedo: aquí tienes mis manos. Trae tu mano y métela en la herida de mi costado, y no seas incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Jesús le dijo: «Has creído porque me has visto. Dichosos los que creen sin ver».

Parece que Tomás era pesimista por naturaleza. No le cabía la menor duda de que amaba a Jesús y se sentía muy apesadumbrado por su pasión y muerte. Quizás porque quería sufrir a solas la inmensa pena que experimentaba por la muerte de su amigo, se había retirado por un poco de tiempo del grupo. De manera que cuando Jesús se apareció la primera vez, Tomás no estaba con los demás apóstoles. Y cuando los otros le contaron que el Señor había resucitado, aquella noticia le pareció demasiado hermosa para que fuera cierta.

Tomás cometió un error al apartarse del grupo. Nadie está pero informado que el que está ausente. Separarse del grupo de los creyentes es exponerse a graves fallas y dudas de fe. Pero él tenía una gran cualidad: se negaba a creer sin más ni más, sin estar convencido, y a decir que sí creía, lo que en realidad no creía. El no apagaba las dudas diciendo que no quería tratar de ese tema. No, nunca iba a recitar el credo un loro. No era de esos que repiten maquinalmente lo que jamás han pensado y en lo que no creen. Quería estar seguro de su fe.

Y Tomás tenía otra virtud: que cuando se convencía de sus creencias las seguía hasta el final, con todas sus consecuencias. Por eso hizo es bellísima profesión de fe «Señor mío y Dios mío», y por eso se fue después a propagar el evangelio, hasta morir martirizado por proclamar su fe en Jesucristo resucitado. Preciosas dudas de Tomás que obtuvieron de Jesús aquella bella noticia: «Dichosos serán los que crean sin ver».

(Fuente: EWTN)