De esclava a santa: Santa Josefina Bakhita

Josefina Bakhita, la santa que fue esclava y marca la Jornada Mundial de Reflexión y Oración contra la Trata de Personas

Josefina Bakhita, la patrona de Sudan, fue una religiosa africana con nacionalidad italiana que pasó de ser esclava a convertirse en santa. Conocida como «Bakhita», de su vida no se conocen datos muy exactos. Se cree que nació en 1869 en Darfur, África. En sus primeros años de vida, durante su infancia, vivió junto a sus padres, sus tres hermanos y dos hermanas, una de ellas su hermana gemela.

 

Una vida marcada por los secuestros

En aquella época existían los llamados «negreros», una especie de mercaderes de esclavos. Unos «comerciantes» que primero raptaron a una de sus hermanas: «Recuerdo cuánto lloró mamá y cuánto lloramos todos»; y después a ella. La capturaron, le pusieron el nombre de Bakhita y la vendieron en un mercado de esclavos. La joven Josefina intentó escapar, pero no lo logró.

Con tan solo 13 años la tatuaron y le realizaron 114 incisiones. En su biografía cuenta que: «Sentía que iba a morir en cualquier momento». Pasó por diferentes dueños, pero con el último tuvo suerte: el diplomático Callisto Legnani la compró como esclava con el fin de devolverle su libertad​.

Esto sucedió en Sudán, y al poco tiempo de comprarla Legnani debía regresar a su país. Por ello, Bakhita decidió acompañarlo, y al llegar a Génova pasó a formar parte del servicio de la familia Michielo. Tiempo depués, pasó a formar parte de la Congregación de Hijas de La Caridad de Santa Magdalena de Canossa en Venecia. Bakhita cuenta que allí conoció de verdad a Cristo y que «Dios había permanecido en su corazón».

Santa Josefina Bakhita recibió al mismo tiempo el bautismo, la primera comunión y la confirmación. Fue el 9 de enero de 1890, por manos del Cardenal de Venecia. En ese momento, tomó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada. Nunca realizó milagros ni fenómenos sobrenaturales, pero tenía fama de santidad. Una mujer modesta y humilde que mantuvo su fe hasta en los momentos más complicados de su vida.

Falleció el 8 de febrero de 1947 en Italia y sus últimas palabras fueron: «Madonna! Madonna!». El 1 de octubre del año 2000 fue canonizada por el Papa San Juan Pablo II y en mayo de 1992 fue beatificada por el mismo Pontífice, declarándose su fiesta el 8 de febrero.

Desde 2015, la Iglesia celebra este día la Jornada Mundial de Reflexión y Oración contra la Trata de Personas.

Por Marina Martín Álvarez

Visto en Ecclesia.