EL PADRE CREA POR AMOR

La primera afirmación del Credo de la fe cristiana es que Dios es “Padre, creador del cielo y de la tierra”, o sea, de todo lo que existe. La creación es un acto de ternura paternal. De nuestra nada original salimos extraídos por un hilo filial. Si la creación es una obra paternal, eso significa que en nuestro origen está el amor. La teología y el Magisterio han repetido que Dios crea “de la nada”. Me parece que la fórmula “de la nada”, debería ir precedida por esta otra: la creación procede del amor.

El motivo de la creación es el amor. Esto nos está indicando algo muy importante, a saber, que la creación no tendría sentido sin seres “humanos” (o sea, inteligentes y libres) capaces de amar y de responder al amor. Por amor no se hace una silla, ni se cuida un jardín, porque ni la silla ni el jardín tienen capacidad de respuesta. Y sin respuesta, no hay plenitud en el amor. Por amor se engendra un hijo que puede responder al amor paterno con un amor filial. El amor es encuentro, no va sólo en una dirección, es siempre recíproco, bidireccional. El universo ha sido creado no sólo para el hombre, sino para que exista el género humano. ¿Por qué existe algo más bien que nada?, se preguntaba Leibniz. Y la respuesta cristiana es: existe algo para que puedan existir seres humanos y así pueda automanifestarse el amor encerrado en la realidad interpersonal divina.

No es posible la reciprocidad en el amor si la respuesta del amado no es libre. Por tanto, el Creador, que busca una respuesta de amor, debe crear seres libres, lo que implica el contrapunto de que el hombre utilice mal la libertad y se niegue a responder con amor al amor divino. Dios debe tolerar el pecado. Hasta este punto el amor creador es liberador, porque deja libre a la creatura. Pero incluso cuando el ser humano se niega a responder con amor, el Amor creador divino permanece, es un amor inalterable e irrevocable. Se da entonces una aparente contradicción. Por medio de su respuesta de “no amor”, la criatura pretende desligarse del Creador, colocándose así es una situación imposible, porque es Dios mismo el que hace posible y sostiene la vida que se rebela y pretende buscar una falsa independencia “sin Dios”.

Martín Gelabert. Blog Nihil Obstat