En el aula Pablo VI, en el Vaticano hemos podido escuchar un testimonio que nos ha resultado muy entrañable, el de Álvaro Medina y su mujer María del Rosario García.
Desde hace unos días nos informaron que habían sido invitados a dar un testimonio en el encuentro que se celebra en Roma, la invitación venía del Dicasterio de familia y Vida, su tema era la transmisión de la fe, tema que preocupa mucho a la familia.
Álvaro ha contado una historia personal, tan personal que es la historia de su padre, que nosotros los miembros de Vida Ascendente ya conocíamos, pero nos hemos vuelto a emocionar.
Un hombre que había perseguido la Iglesia durante y después de la guerra, hasta que un día ante la necesidad de salvar la vida de su hijo que tenía una pulmonía, por aquella época era mortal, invocó al Señor, aún sin saber rezo desde lo más profundo de su corazón. Cuando volvió a su casa, la mujer no le dejó hablar pues el niño estaba sano, él sabía lo que había sucedido.
Desde entonces fue un trasmisor de la alegría que el Señor le había concedido eso le llevó a perder a todos sus amigos anteriores y como pudo se introdujo para ayudar todo lo que pudo a la Iglesia hasta su muerte, sin ver los frutos de su testimonio.
María del Rosario ha contado la historia de su hija, tras una vida de rebeldía con varias idas y venidas viviendo a su manera ha tenido cuatro hijos a los que no bautizó y muchas vicisitudes decide irse al final con una eco-aldea Arcoíris en León, a los dos meses de vivir allí le dio un aneurisma cerebral, de esa enfermedad le han quedado muchas secuelas.Algo sorprendente ha sido para ellos que los pequeños han pedido el bautismo y al preguntarles porque lo pedían nos dijeron: «El Señor nos escuchará más si estamos bautizados para rezar por nuestra madre» El pasado año fueron bautizados.
María ha explicado cómo la fe de los camilleros hace que el Señor sane al paralítico que descuelga por el techo, así el Señor también por la fe de los abuelos y los padres que ven en su hijos y sus nietos que están postrados en la camilla de la vida y no tienen fe para sentir la necesidad de ser salvados servirá para la salvación del de los seres queridos. La familia es un gran milagro un secreto de amor entre hijos nietos y abuelos es un ámbito en la que Dios teje grandes historias.
Su intervención ha estado llena de amor y han abierto su corazón delante del mundo, por ello hay que perseverar y El sabrá el tiempo y el momento.
Damos gracias por poder dar esta vivencia al mundo cuando parece que todo se escapa viene el Señor y da la fuerza y la fé para seguir adelante.
Mercedes Montoya