LOS BENEFICIOS DEL ABRAZO

Nos abrazamos poco y no utilizamos su capacidad de combatir la soledad, el estrés, el aislamiento

En España parece que la vieja costumbre del abrazo está decayendo para dar paso al beso superficial y automático. Sin embargo, los estudios señalan que ese abrazo caluroso y amigable tiene múltiples y beneficiosas funciones.

Abrazar o ser abrazado, no cabe duda de que simboliza algo más que un gesto. El que abraza de verdad comparte la alegría de un encuentro. El que se ve abrazado, se siente acogido, compartido, con una mayor relación humana. Por eso muchos políticos lo utilizan como argumento. Y en todas las latitudes. Según los especialistas, ese abrazo tiene un por qué: reduce la tensión arterial y disipa los sentimientos de enojo aislamiento y soledad.

Es bueno abrazarse. Hay un lenguaje del gesto, en el que el tacto ocupa un lugar privilegiado. Tocar y sentirse tocado forma parte de la relación humana y mejora el trato con la familia y con los amigos.

Desde el comienzo

No es algo nuevo. Los primeros abrazos marcan. La estadísticas señalan que los bebés que son abrazados por sus madres al menos durante 20 minutos inmediatamente después del parto, lloran menos, duermen mejor y comen más que los demás. Hoy ya se impone en la mayoría de centros la llamada “piel con piel” en la que el niño desnudo es abrazado por la madre en contacto de pieles durante una larga media hora.

Una de las grandes especialistas en estas cuestiones es Lía Barbery, autora de El lenguaje de los abrazos, terapeuta y especialista entre otras cosas en fobias y en ansiedad. Con ella hablamos hace algún tiempo. Y sostiene que el abrazo implica una metáfora, como si exigiera que cada uno de nosotros nos preguntáramos cómo y de qué manera se abraza uno a la Vida. Lía propone una reflexión sobre cómo abordamos la relación de nuestra existencia frente a las propuestas que la vida nos pone delante.

En cuanto a los beneficios del abrazo es contundente: estimula la producción de oxitocina, hormona liberada por el cerebro en diversas situaciones, entre otras en el momento del parto, en la lactancia. Esta hormona considerada como la del comportamiento del apego y el afecto explica científicamente la auténtica sensación de bienestar que se experimenta en el momento del abrazo, puesto que actúa como anti estrés bajando los niveles de cortisol, lo que reduce la ansiedad y la sensibilidad al dolor. El contacto-abrazo, refuerza la amistad y el sentido de pertenencia al género, lo que se puede entender como un mecanismo adaptativo frente a los peligros circunstanciales. Hay muchas investigaciones en este sentido.

Y no es que beneficie a  algunas personas, es que habría que buscar a quién no beneficia. El abrazo es el lenguaje del corazón que, sin palabras, comunica emociones y sentimientos. Y un detalle importante: los abrazos ni se dan ni se reciben. Se comparten.

Ventajas para los mayores

Hay etapas –como infancia y senectud– en las que los abrazos son mucho más necesarios, por la mayor fragilidad que se tiene. Los mayores que sienten ese abrazo tienen una mejor calidad de vida y mayor defensa inmunitaria.

El abrazo evita el aislamiento, potencia la autoestima y ayuda a la empatía. La comunicación afectiva con nosotros y con el otro, crece; estimula la gratitud, despierta la creatividad, devuelve la alegría, el buen humor, brinda reconocimiento a nuestro «niño interior» y favorece las respuestas asertivas. Sería un inmenso catálogo. Pero es especialmente recomendable para quien tiene baja autoestima

Lia Barbery, a la que podemos considerar experta en abrazos distingue claramente entre el abrazo y el pseudo abrazo. «Me refiero siempre al abrazo y no a esos remedos de abrazo, tan pobre y vacío como los gestos de beso al aire al acercar las mejillas, tan utilizados socialmente. Deberíamos abrazarnos más, deberíamos ser sibaritas del abrazo

También debemos tener en cuenta que en ocasiones el abrazo sustituye a las palabras que no  nos surgen o no encontramos . Y transmite mucho mas que una fórmula social. En momentos de expresar compasión, o empatía, por ejemplo son bienhallados los abrazos. Son los encargados normalmente de dar las bienvenidas y también las despedidas. Como dice Lia, con abrazos se tejen abrigos para el alma.

Sobre el autor:

Ramón Sánchez-Ocaña (Oviedo, 1942) es miembro del Comité Editorial de 65Ymás. Estudió Filosofía y Letras y es licenciado en Ciencias de la Información. Fue jefe de las páginas de Sociedad y Cultura de El País, y profesor del máster de Periodismo que este periódico organiza con la Universidad Autónoma de Madrid.