La Iglesia otorga este mes a María para conocerla y amarla más
María es la única mujer de toda la historia de la humanidad a la que Dios permitió nacer sin pecado original, la madre de Cristo y siempre Virgen, que fue asunta al cielo en cuerpo y alma.
Tenemos 30 días por delante en este mes de mayo para dedicarlos especialmente a Nuestra Madre. Pero, ¿por qué el mes de mayo es el mes de la Virgen María? Si la Iglesia está celebrando la Resurrección de Jesús, ¿por qué se rinde homenaje también a María en este mes?
Esta tradición lleva dos siglos en vigor y coincide con el comienzo de la primavera y el destierro del invierno. El «triunfo de la vida» que simboliza la primavera es uno de los motivos por los que se sitúa en mayo el mes de la Virgen, Madre de la Vida, de Jesús.
Además, la presencia de este homenaje particular a María se corresponde con otorgar un sentido cristiano a este mes y en esta estación. La Grecia y la Roma clásicas también celebraban la llegada de la primavera. Lo hacían con festividades, oraciones y flores para Artemisa y Flora, ambas consideradas diosas de la fertilidad.
Esta tradición dio un vuelco en el siglo XII y cambió de página en el calendario. Nació la fiesta de «La devoción de los treinta días a María», que tenía lugar entre la segunda quincena de agosto y la primera de septiembre.
Dedicarle un mes exclusivo a la Virgen es una idea del siglo XVII. En esta época volvió a incluirse un culto especial a María en el mes de mayo, que es el que ha llegado hasta la actualidad.
La primavera y el mes de mayo presentan una naturaleza verde, en flor, con buen tiempo. Ese reflejo de la belleza de la naturaleza también habla de María, de su belleza y de su virtud.
La celebración de este mes de mayo es más que una tradición entre los cristianos, es un homenaje y una acción de gracias hacia quien es Nuestra Madre. Como «regalos» para Ella, se suelen hacer muchas cosas. Entre ellas, el rezo del Rosario, las ofrendas florales o la meditación de sus dogmas son algunas ideas con las que honrar a María en este mes de mayo. Celebremos, invitando a nuestras fiestas a María, nuestra dulce madre del Cielo.
¿Qué se acostumbra hacer este mes?
Recordar las apariciones de la Virgen. En Fátima, Portugal; en Lourdes, Francia y en el Tepeyac, México (La Guadalupana) y otras tantas en las que la Virgen entrega diversos mensajes, todos relacionados con el amor que Ella nos tiene a nosotros, sus hijos.
Meditar en los cuatro dogmas acerca de la Virgen María que son.
1.- Su inmaculada concepción: A la única mujer que Dios le permitió ser concebida y nacer sin pecado original fue a la Virgen María porque iba a ser madre de Cristo.
2.-Su maternidad divina: La Virgen María es verdadera madre humana de Jesucristo, el hijo de Dios.
3.-Su perpetua virginidad: María concibió por obra del Espíritu Santo, por lo que siempre permaneció virgen.
4.- Su asunción a los cielos: La Virgen María, al final de su vida, fue subida en cuerpo y alma al Cielo.
Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres.
María nos cuida siempre y nos ayuda en todo lo que necesitemos. Ella nos ayuda a vencer la tentación y conservar el estado de gracia y la amistad con Dios para poder llegar al Cielo. María es la Madre de la Iglesia.
Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen María.
María era una mujer de profunda vida de oración, vivía siempre cerca de Dios. Era una mujer humilde, es decir, sencilla; era generosa, se olvidaba de sí misma para darse a los demás; tenía gran caridad, amaba y ayudaba a todos por igual; era servicial, atendía a José y a Jesús con amor; vivía con alegría; era paciente con su familia; sabía aceptar la voluntad de Dios en su vida.
Vivir una devoción real y verdadera a María.
Se trata de que nos esforcemos por vivir como hijos suyos. Esto significa:
1.-Mirar a María como a una madre: Platicarle todo lo que nos pasa: lo bueno y lo malo. Saber acudir a ella en todo momento.
2.-Demostrarle nuestro cariño: Hacer lo que ella espera de nosotros y recordarla a lo largo del día.
3.- Confiar plenamente en ella: Todas las gracias que Jesús nos da, pasan por las manos de María, y es ella quien intercede ante su Hijo por nuestras dificultades.
4.- Imitar sus virtudes: Esta es la mejor manera de demostrarle nuestro amor.
5.- Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María.
La Iglesia nos ofrece bellas oraciones como la del Ángelus (que se acostumbra a rezar a mediodía), el Regina Coeli, la Consagración a María y el Rosario.
Cantar las canciones dedicadas a María
Cantos que nos ayudan a recordar el inmenso amor de nuestra madre a nosotros, sus hijos. Son muchos los cantos que la tradición popular recoge para este mes, Venid y Vamos todos, Los rosales en flor, Cuantas veces siendo niño te rece, El Ángel vino de los cielos, Reina del Cielo, Alégrate, y otras muchas.
Es momento de mostrar nuestro amor y dedicarle un ratito cada dia.