Compartir con los hermanos siempre es una experiencia de la presencia de Dios en nuestra vida, “Cuando dos o tres están reunidos en mi nombre allí estoy yo en medio de ellos”
El lunes 19 de junio me invitaron los hermanos de Alcalá de Henares a ir de excursión con ellos, íbamos a Sigüenza al 854 aniversario de su Catedral.
El día amaneció lluvioso. Media hora antes ya estaban rondando por allí muchas de los que estábamos convocados a ir. Las presentaciones fueron inmediatas, las ganas de compartir y contar quienes éramos de donde veníamos, el tiempo que llevábamos en el movimiento, que transporte habíamos tomado para llegar. Sin darnos cuenta el grupo se fue haciendo más amplio y llegó la hora del autobús, que como casi siempre se retraso un poquito.
La ida fue tranquila, todos llevábamos las expectativas altas y ganas de pasarlo bien. Fuimos directos a la Catedral, porque llegamos con el tiempo justo, nos sorprendimos que en un pueblo en medio de montaña hubiera una belleza, casi escondida, pero majestuosa que reúne en ella distintos estilos desde su comienzo hasta el final.
La liturgia fue solemne y empezamos con Laudes rezados desde el coro y tras una procesión comenzó la Eucaristía. Presidio el Dean junto con algunos canónigos así como por Padre Nacho, Consiliario General del Movimiento y Consiliario de la diócesis de Alcalá de Henares.
Tras la Eucaristía se procedió, con una procesión, al traslado de unas reliquias que habían obsequiado para el tesoro de la Catedral que esta en una capilla cerca de la sacristía y que normalmente no se visitan.
Después nos dieron unos auriculares para que fuéramos viendo cada uno a nuestro aire la Catedral que tiene detalles muy singulares y que os invito desde aquí a que vayáis a conocerla, os sorprenderá y veréis hasta un Greco que tienen en una capilla del Claustro.
Luego vino la comida, en un Mesón de la zona y todos nos pusimos bien. Sin descanso nos esperaban en el Museo para ver los tesoros que custodian y fuimos a ver la plaza mayor y después el Castillo que hoy es un Parador Nacional. Terminamos la visita yendo a ver a las monjas de clausura y comprando unos ricos dulces.
A la vuelta rezamos el rosario y dimos gracias con el rezo de vísperas, cual no fue mi asombro al ver que todas llevaban instalado le breviario en el teléfono, nos acompañó una gran tormenta que no enturbio el día tan maravilloso que habíamos pasado.
Nos despedimos hasta la próxima.
P.D:Estuvo todo muy bien organizado y cumplimos con todos los objetivos.Doy las gracias por la acogida y el cariño con que fui recibida.
Mercedes Montoya.
Coordinadora Interdiocesana de Levante