Antonio García y su mujer Aurora Rogado nos escriben un bonito testimonio de su camino vital. Os animamos a que nos enviéis vuestros testimonios.
«Nacimos en unos pueblos salmantinos cercanos, superando las carencias y consecuencias de la Guerra incivil, con racionamientos y escaseces, aunque nunca nos faltó el pan. Nuestros padres no eran beatos, pues sus trabajos y ocupaciones para sacar adelante a la familia tampoco se lo permitían. Sin embargo, siempre nos animaban para acudir al culto y formación en la fe, que ellos vivían con el respeto, la fidelidad, la solidaridad y la lealtad a la palabra dada.
En los tiempos de Navidad, Reyes, cuaresma, Pascua, primeras comuniones y otras celebraciones, todo el pueblo acudía cantando con alegría sana. Sin apenas darnos cuenta, su ejemplo iba calando en nosotros. Ya adolescentes nuestra fe no decaía participando en el Aspirantado de Acción Católica, Juventud de A.C. o similares.
Sin mayoría de edad, salimos de casa a trabajar, para no ser una carga familiar, acompañados de la confianza en el Señor. Pasaron unos años y al ser vecinos en Las Arenas-Romo (Vizcaya) las familias de unas hermanas de Aurora y otra de Antonio, allí nos conocimos tomando un café. Luego, charlamos acompañando a Aurora hasta el trenecillo próximo.
Después nos carteamos durante un tiempo hasta que Aurora decidió irse a Madrid donde trabajaba Antonio, a fin de conocerse mejor. Pasado otro medio año decidimos casarnos en Las Arenas-Romo, donde nos encontramos por primera vez.
Ya en Madrid, nuestros puntos de vista son algo diferentes, pero siempre juntos y disponibles para colaborar en la parroquia cercana, Ntrª Srª de la Misericordia, tras el campo de fútbol del Rayo Vallecano, y que a principios de 1968 iniciaba el culto y demás en unas aulas cedidas por las MM Dominicas.
Allí el párroco novel, D. Rafael Herrero, nos invitó a un curso Bíblico, Movimiento Familiar Cristiano y a formar un grupo de Legión de María de la Curia de Vallecas. También colaboramos con las Comunidades Populares, siempre con la gran familia Zamanillo y otros amigos, hasta el traslado a Alicante, a finales de 1977.
Una prueba muy dolorosa y difícil fue la de perder el primer hijo, debido a negligencias médicas. Paliado más tarde con el nacimiento de Aurora el 17-12-70, si bien ya particular y con cesárea, bautizada el 9 de enero de 1971 en esa parroquia. Esta niña era muy alegre y simpática, que colmaba nuestros anhelos. Así, damos gracias a Dios por todo.
Una vez instalados en Alicante, nuestra hija estudiaba en el colegio Hijas de la Caridad, y allí participamos en Escuela de Padres. Antes como catequistas de 1ª Comunión y Voluntarias de San Vicente de Paúl. Seguimos con Renovación Carismática Católica y Encuentro Matrimonial (Fin de Semana).
En 1999 conocimos Vida Ascendente. La serenidad del alma que nos sigue ayudando a crecer como persona, pareja, familia, etc, mediante la oración, amistad y espiritualidad, y para vivirlo en la sociedad, con vecinos y conocidos.
Pasando 15 días de vacaciones en la Residencia de Ferroviarios, intentamos formar un grupo de V. A. Unos años después, ya residentes, consideramos que habíamos llegado a una gran familia y debíamos de vivir para ella con nuestro ideal del Evangelio, colaborando y ayudando en voluntariados, manualidades y otros, llegando a formalizar y hacer el anhelado grupo de V.A., que luego quedó interrumpido por el Covid.
A finales de 2021 y a causa de un repentino infarto perdimos a nuestra hija. No podemos olvidarla y el inmenso dolor lo vamos aceptando gracias a Dios y a las oraciones de todos los conocidos.
Hasta hace unos días y durante seis años atendimos la sacristía de la Capilla, Aurora ordenando todo para el culto y Antonio ayudándole a colocarlo, con las lecturas del día, cuentas de colectas y recogida al terminar. Realizado siempre con agrado y como un servicio a esta Comunidad, mediante la asistencia de Dios.
Un saludo en el Señor. Aurora y Antonio.»