La Iglesia debe comprometer todas sus energías en crear esperanza

Meditaciones Jose Pedro Carrero
16 de noviembre, 2020
Cardenal Omella: “La Iglesia debe comprometer todas sus energías en crear esperanza”

Esta tarde del 16 de noviembre ha dado comienzo en la sede de la Conferencia Episcopal Española la Asamblea de los obispos, quienes van a participar en esta reunión hasta el próximo viernes algunos presencialmente y otros por modalidad online, debido a las restricciones sanitarias derivadas de la pandemia.

A esta novedad se suma también el hecho de que el arzobispo de Barcelona, cardenal Juan José Omella, haya inaugurado esta Asamblea Plenaria pronunciado el discurso de apertura, como resultado de ser elegido presidente de la Conferencia Episcopal en la anterior Asamblea de los obispos, celebrada el pasado mes de marzo.

El cardenal ha presentado su discurso con el título “Renacer entre todos”. Tras su lectura, y ante la situación grave que padecemos en nuestros días, el presidente de los obispos propone a cada uno «aportar lo mejor de nosotros mismos para el bien de toda la humanidad».

La pandemia derivada de la Covid-19; las consecuencias sociales y económicas que se derivan; las tensiones políticas que se presentan; el clamor por un Pacto educativo en España; la defensa de la dignidad incondicional de cada ser humano; la atención a los migrantes; el llamamiento a la sociedad civil; y así como el compromiso por parte la Iglesia de acercarse a las periferias sociales y existenciales para anunciar el Evangelio son algunos de los asuntos más destacados del discurso inaugural que se ha escuchado en esta Asamblea.

Para el presidente de los obispos españoles, “la Iglesia debe comprometer todas sus energías en crear esperanza”. Sin olvidar además, señala el cardenal Omella, que también “la caridad eclesial no puede ni debe detenerse”, ya que la Iglesia tiene en su centro de atención a la persona.

A continuación se ofrece algunos extractos del discurso pronunciado por el cardenal Juan José Omella durante la apertura de la Asamblea de los obispos, que ha estado inspirado en todo momento por el deseo de hermandad, recurriendo a su vez a una disposición de concordia a la hora de abordar los asuntos públicos.

Impacto de la Covid-19

Este coronavirus ha provocado un tornado que, si por un lado, está catalizando todos los males de nuestra época, por otro lado también está provocando la activación de multitud de fuerzas tendentes al bien, que queremos alentar y favorecer vengan de donde vengan, pues, como dijo Jesús: «El que no está contra nosotros está a favor nuestro» (Mc 9, 40).

 La COVID-19 nos ha conmovido especialmente con las heridas y esquinas que permanecen oscuras en nuestra sociedad. Nos ha hecho mirar superando la invisibilidad y la ceguera. Es muy importante que la pandemia siga abriendo nuestros ojos y nuestros corazones a las personas sin hogar, a quienes sufren soledad, a los inmigrantes y refugiados varados en las fronteras, a las mujeres víctimas de trata y prostituidas, a las personas que están en prisión, en alojamientos colectivos… Por muy intenso que esté siendo el dolor en nuestro país, deseamos seguir atentos y comprometidos con los lugares de la Tierra donde más se está sufriendo esta y otras pandemias como la violencia, el hambre, el racismo o la destrucción forestal de la Amazonía.

Gratitud

Valoramos el gran esfuerzo y buena voluntad de todas las instituciones que han trabajado incansablemente por el bien de todos los ciudadanos. Humildemente debemos reconocer y agradecer también la labor de las instituciones de la Iglesia durante este tiempo convulso que estamos padeciendo. La Iglesia ha cooperado y sigue cooperando con las instituciones públicas y privadas en todo lo que se nos ha solicitado y en lo que estaba en nuestras manos dar y hacer.

La Iglesia ha multiplicado exponencialmente su atención a las personas y a las familias vulnerables a través de Cáritas y de la numerosa red de entidades impulsadas por todo tipo de instituciones y comunidades cristianas.

No podemos ocultar nuestro dolor ante la imposibilidad de atender a muchos pacientes durante la enfermedad y, particularmente, en los últimos momentos de su vida, por la escasez de material de protección. Confiamos en que se haya aprendido de la situación y, de ahora en adelante, se reconozca la importancia del acompañamiento o asistencia espiritual durante la enfermedad. Sabemos que no se puede imponer, pero creemos que no se puede impedir. El derecho a recibir una atención espiritual es un derecho humano que no se puede vulnerar.

Ante el sufrimiento que ha quedado en el corazón de aquellos que han visto cómo sus seres queridos morían solos, los pastores y todos los cristianos estamos llamados a ser buenos samaritanos que pongan en el centro de su corazón el rostro del hermano en dificultad, que sepan ver su necesidad y que le ofrezcan todo el bien necesario para levantarlo de la herida de la desolación y abrir en su corazón espacios luminosos de esperanza.

Esperanza y autoestima

España está sufriendo la pandemia con una especial intensidad, particularmente durante el comienzo de la llamada segunda ola, y se agudizan todos los problemas. Es de tal envergadura el trauma que está impactando sobre todos nosotros y tal el espectáculo del enfrentamiento casi continuo de los líderes políticos, que corremos el riesgo de dar pábulo a la desesperanza, alimentar una mirada excesivamente negativa sobre nosotros como país, hundir nuestra autoestima colectiva, dejarnos vencer por el pesimismo e incluso caer en la depresión cultural, hasta el punto de creer que somos incapaces de superar esta crisis y vernos como una sociedad sin futuro. En estos momentos es importante no sembrar la desesperanza y no suscitar la desconfianza constante, aunque se disfrace detrás de la defensa de algunos valores (cf. FT, n. 15).

La Iglesia debe comprometer todas sus energías en crear esperanza.

Tenemos que esperar y suscitar con confianza lo mejor de nosotros mismos y de los demás. Especialmente, debemos animar a los jóvenes, que están sufriendo una importante quiebra de sus proyectos de futuro y no tienen todavía la perspectiva histórica de haber vivido otras duras crisis que hemos logrado superar.

Por mucho que las malas noticias destaquen y se acumulen, debemos ser un pueblo de esperanza que «eleva el espíritu hacia las cosas grandes» y «se abre a grandes ideales que hacen la vida más bella y digna» (FT, n. 55). El que se ha equivocado, que pida perdón. El que ha caído en la corrupción que devuelva lo robado. En nuestro país debe haber espacio y tiempo para el arrepentimiento y para el perdón.

Recordemos que el juicio de cada uno solo corresponde a Dios. Es momento para pedir al Padre que nos conceda la virtud teologal de la esperanza que sabe mirar en profundidad, que sabe descubrir en las pequeñas cosas que la bondad siempre llega más lejos que cualquier mal, que la verdad es más profunda que la mentira y que la belleza siempre es mayor que el horror. Imploro el don de una esperanza concreta que reconozca y dé valor a todo lo positivo que emerge en la vida de cada persona, de cada familia y de la sociedad en su conjunto.

Tensiones

Dada la situación de emergencia nacional y mundial, deberíamos evitar tensionar más la sociedad política con cuestiones que no sean prioritarias o que requieran de un debate sereno y profundo.

 La mejora de nuestras instituciones no pasa por el «borrón y cuenta nueva», ni por el romper radicalmente el consenso, sino por trabajar unidos para mejorar y potenciar el actual sistema democrático.        Se trata de acoger todo lo bueno que hay en ellas y mejorar o corregir todos sus fallos y limitaciones.

 Hoy es una urgencia generar espacios y actitudes de reencuentro. Hablar de «cultura del encuentro significa que como pueblo nos apasiona intentar encontrarnos, buscar puntos de contacto, tender puentes, proyectar algo que incluya a todos» (FT, n. 216).

La tarea de reducir la crispación y de promover la cultura del encuentro no solo corresponde a los medios de comunicación y a las figuras públicas, sino también a cada uno de nosotros. Lo podemos hacer en nuestros contextos diarios, en las conversaciones, en las redes sociales, en la formación de los niños y jóvenes, en los mensajes que ponemos en circulación en la sociedad.

Una economía más humana

Sabemos que el mayor daño que está sufriendo la economía española en comparación con otras se debe también a la existencia de carencias previas que padecíamos y que han acentuado gravemente el efecto del parón de la actividad.

En su conjunto, necesitamos, por un lado, promover un mercado laboral digno que permita conciliar la vida familiar con la vida laboral, ya que toda medida tendente a proteger la estabilidad de la vida familiar acaba beneficiando económica y socialmente a todos.

 Si la sociedad en su conjunto está sufriendo, esa fragilidad se multiplica entre las personas y familias que están en situación de exclusión o al borde de la misma por el desempleo.

Ante la peor recesión económica desde la II guerra mundial, la reacción de la Iglesia ha sido y es salir al rescate con todos los medios a su alcance, redoblando todos sus esfuerzos y empleando todos los recursos disponibles.

La caridad eclesial no puede ni debe detenerse.

Es un momento en el que tenemos que estar presentes más que nunca al lado de los más necesitados, todo ello en la línea de lo afirmado en la instrucción pastoral Iglesia, servidora de los pobres (24.IV.2015)

Mejorar la cultura política y pública

Son muchas las personas que manifiestan su descontento con una forma de hacer política y con la manera que se está llevando a cabo la gestión de la cosa pública.

Administración pública y sociedad civil hemos de resolver conjuntamente la dramática situación ante la que nos encontramos. Políticos y gestores públicos necesitan nuestra colaboración para la consecución del bien común.

Es por ello que hacemos una llamada a potenciar nuestra sociedad civil que, lamentablemente, sigue siendo muy pobre.

Solo la concordia, el consenso y la cooperación nos hacen crecer como país. Necesitamos más que nunca de su liderazgo y de su testimonio.

Pacto educativo

La labor de la Iglesia en el ámbito educativo es relevante. No solo atiende a casi dos millones de familias -muchas de ellas en los enclaves más pobres y populares de nuestra sociedad-, sino que además promueve proyectos de investigación, innovación y desarrollo para el conjunto de profesores y centros del sistema educativo. A este servicio de educación reglada se une la acción social de una multitud de entidades de educación en el ocio y en el tiempo libre de inspiración cristiana que, fuera del horario escolar, trabajan para fomentar la equidad, la formación a menores vulnerables y el desarrollo humano e integral de cada persona. En el episodio de grave crisis social que atravesamos, sabemos que debemos intensificar nuestro compromiso educativo, especialmente allí donde más se sufre.

El clamor de la inmensa mayoría de la sociedad por un Pacto educativo en España, que sea a largo plazo y que incorpore a todas las fuerzas políticas y también a las entidades civiles y religiosas activas en el campo de la educación, no ha cesado de crecer. Sería conveniente que de este pacto educativo pudiera concretarse una ley sólida que no sea objeto de debate con cada cambio de color político en el Gobierno.

La Iglesia y todas sus instituciones educativas se suman a este Pacto Educativo Global propuesto por el papa Francisco con el fin de formar personas capaces de amar y ser amadas, dispuestas a ponerse al servicio de la comunidad.

Por eso lamentamos profundamente todos los obstáculos y trabas que se quieren imponer a la acción de las instituciones católicas concertadas. Nuevamente insistimos que no es el momento de poner trabas, de enfrentar instituciones públicas y privadas, sino de trabajar conjuntamente, de cooperar de forma eficaz y eficiente para ofrecer una educación adecuada a todos los niños, adolescentes y jóvenes de nuestro país, respetando en todo momento el derecho constitucional de los padres y madres a escoger libremente el centro y el modelo educativo para sus hijos —en consonancia a su conciencia, identidad y tradiciones—, y asegurando siempre el derecho constitucional a la libre iniciativa privada.

Consideramos que, siempre y cuando se actualicen correctamente y se garanticen las necesidades económicas para una buena prestación del servicio educativo, la fórmula de la concertación pública como mecanismo de financiación de la educación general sigue siendo plenamente válida y útil para que se dé la participación plural, la diversidad que enriquece a la sociedad y la implicación de la ciudadanía en la consecución del bien común. También creemos que se pueden valorar otras medidas interesantes adoptadas en países de nuestro entorno europeo (como es el caso del “bono escolar”) con el fin de garantizar los derechos constitucionalmente reconocidos a los padres y a la libre iniciativa privada.

Por último, y en la senda del Pacto Educativo Global promovido por el papa Francisco, nuestro empeño se concentra en poner a la persona en el centro, garantizando una educación integral de la misma en todas sus dimensiones —humana, relacional, psicológico-intelectual y espiritual—.

Defensa de una vida digna y justa

Esta pandemia nos está empujando a recuperar el valor de la vida y, de una manera particular, la de nuestros mayores y la de las personas que viven con más soledad y aislamiento. Hemos tomado conciencia de la importancia de cultivar sus relaciones humanas y familiares para proteger su salud y sus ganas de vivir.

Ante el sufrimiento que derriba a las personas, algunos proponen la eutanasia como solución. Nosotros, ante este grave dolor humano, apostamos por una cura integral de las personas que trabaje todas sus dimensiones: médica, espiritual, relacional y psicológica.

La sociedad, en su conjunto, debe promover una ética del cuidado y del reconocimiento personal, no legislaciones y lógicas superficiales e individualistas que extiendan la cultura de la muerte y fomenten el subjetivismo moral.

Queremos, pues, renovar nuestro compromiso irrenunciable con la defensa de la dignidad incondicional de cada ser humano desde el momento de su concepción y con un morir digno en que la vida sea plenamente humana y pacífica hasta el final, excluyendo tanto la anticipación de la muerte como su retraso mediante el ensañamiento terapéutico. La comunidad cristiana quiere cooperar con todos para construir esa sociedad de los cuidados a los más vulnerables.

Migrantes

La encíclica Fratelli tutti que estas semanas estamos acogiendo e interiorizando nos propone que amemos a nuestros hermanos más allá de las fronteras geográficas y existenciales. El papa nos señala con especial insistencia el riesgo que amenaza a las personas migrantes y que parece haber cuajado en ideologías xenófobas que ceden a «la tentación de hacer una cultura de muros» (FT, n. 27).

Nuestros esfuerzos ante las personas migrantes que llegan pueden resumirse en cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar (FT, n. 129).

Redescubrir lo esencial

La suma de ambas crisis, la financiera del 2008 y la provocada por la pandemia, está afectando seriamente a nuestro estado de ánimo y está provocando en no pocas personas una crisis existencial ante la que están aflorando las grandes preguntas del ser humano sobre el sentido y el modo de vida que llevamos, así como las preguntas sobre el origen y el destino de nuestra existencia. Este tiempo está provocando una búsqueda existencial y espiritual que nos ayude a ser más humanos y a vivir reconciliados con nosotros mismos, con los demás, con la creación y con Dios. El papa en Fratelli tutti recoge bien esta experiencia mundial: El dolor, la incertidumbre, el temor y la conciencia de los propios límites que despertó la pandemia, hacen resonar el llamado a repensar nuestros estilos de vida, nuestras relaciones, la organización de nuestras sociedades y sobre todo el sentido de nuestra existencia (FT, n. 33).

Como toda la humanidad, también la Iglesia está inmersa en un proceso de examen ante esta pandemia y sus males. Necesitamos mejorar nuestra actitud de servicio, intensificar nuestro compromiso de salida a las periferias sociales y existenciales, y anunciar el mayor tesoro que hemos recibido: la alegría del Evangelio. A ello queremos dedicar nuestras energías y suplicamos la asistencia de la Gracia que active lo mejor de nosotros mismos en favor del bien de todos.

El Congreso de Laicos, que celebramos pocos días antes de la pandemia, nos marca el camino para que la Iglesia en España siga anunciando el mensaje de esperanza y de amor que Cristo trajo al mundo.

Un deseo mundial de hermandad

Hoy nos encontramos en una grave situación de la que saldremos si aprendemos a acoger al Espíritu de Dios, si nos disponemos a acoger y seguir sus inspiraciones. Si seguimos sus consejos, renaceremos juntos, y pondremos cada uno lo mejor de nosotros mismos para el bien de toda la humanidad.

En el nombre del Señor, la Iglesia que peregrina en las diócesis de España recuerda que es necesario nacer de un nuevo espíritu, del Espíritu del cual manan la fraternidad y el amor, del Espíritu de Dios.

Precisamente, la encíclica que acabamos de recibir del papa Francisco y que nos ha acompañado a lo largo de este discurso nos invita a ello cuando dice: «Anhelo que en esta época que nos toca vivir, reconociendo la dignidad de cada persona humana, podamos hacer renacer entre todos, un deseo mundial de hermandad» (FT, n. 8).

Boletín Mensual Nº18 de Vida Ascendente Internacional

Cada anciano es tu abuelo

Lanzamiento de la campaña “Cada anciano es tu abuelo”
¡Usa la fantasía del amor: llámales por teléfono o por video, escúchalos!

 

Es posible superar el aislamiento de las personas mayores, incluso observando rigurosamente las normas sanitarias en relación al Covid-19.

La pandemia ha afectado en modo particularmente duro a las personas mayores y ha interrumpido los ya débiles lazos entre las generaciones, pero respetar el distanciamiento no quiere decir aceptar un destino de soledad y abandono.

Por ello, a raíz de las palabras que el papa Francisco pronunció después del Ángelus, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida lanza la campaña “Cada anciano es tu abuelo” para invitar a los jóvenes de todo el mundo a hacer un gesto de ternura hacia las personas mayores que se sienten solas, porque “¡cada persona mayor sola es tu abuelo y tu abuela y te necesita!”

En estos meses, muchas conferencias episcopales, asociaciones y fieles, con “la fantasía del amor”, han encontrado el modo de llevar a las personas mayores solas la cercanía de las comunidades eclesiales. Hemos recibido noticias de llamadas por teléfono, por internet, a través de las redes sociales – incluso serenatas a los huéspedes de las casas de reposo – realizadas por los jóvenes para interrumpir la soledad de tantas personas obligadas por la pandemia a permanecer en sus casas o encerradas dentro de las estructuras residenciales.

En esta fase de la campaña, y respetando las normas de salud en vigor en los distintos países, se invita a llegar virtualmente a las personas mayores más solas del propio barrio o de la parroquia y enviarles un abrazo, como ha dicho el Papa, a través de una llamada por teléfono, una videollamada o el envío de una imagen. Siempre que sea posible – o cuando la emergencia sanitaria lo permita – invitamos a los jóvenes a concretar aún más el abrazo, yendo a visitar personalmente a las personas mayores.

La campaña está asociada con el hashtag #sendyourhug para difundir la iniciativa. Los posts más significativos se divulgarán en las redes sociales del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida @laityfamilylife.

Nuestra esperanza es que, también desde esta campaña, se pueda cumplir el deseo del papa Francisco, que escribió: “Esto es lo que yo quisiera: un mundo que viva un nuevo abrazo entre los jóvenes y las personas mayores (Introducción al libro «La sabiduría del tiempo»)”.

En la memoria de santos Joaquín y Ana, los “abuelos” de Jesús, quisiera invitar a los jóvenes a realizar un gesto de ternura hacia los ancianos, sobre todo a los que están más solos, en las casas y en las residencias, los que desde hace muchos meses no ven a sus seres queridos.

¡Queridos jóvenes, cada uno de estos ancianos es vuestro abuelo! ¡No les dejéis solos! Usad la fantasía del amor, haced llamadas, videollamadas, enviad mensajes, escuchadles y, donde sea posible respetando las normas sanitarias, id a visitarlos. Enviadles un abrazo. Ellos son vuestras raíces.

Un árbol separado de las raíces no crece, no da flores ni frutos. Por esto es importante la unión y la conexión con vuestras raíces. “Lo que el árbol tiene de florido, vive de lo que tiene sepultado”, dice un poeta de mi patria. Por esto os invito a dar un aplauso grande a nuestros abuelos, ¡todos!

P. Alexandre Awi Mello. I. Sch.
Secretario
Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida 27 de julio de 2020


Nuestra Señora de la Asunción, Nuestra Señora del Recuerdo

El 15 de agosto celebramos la Asunción de la Virgen María. El dogma de la Asunción nos dice que María comparte la condición de los resucitados, que es la de Jesús desde la Pascua. Al igual que Jesús, María no pierde nada de su humanidad, pero su humanidad florece en una nueva vida; esta vida ya no está limitada por las limitaciones del espacio y del tiempo que son las de nuestra condición terrenal. Liberada de las limitaciones del lugar y del tiempo, la vida de los resucitados permite que María esté presenta a sus hijos desde todos los lugares y en todo momento. Sigue siendo su contemporáneo. A veces puede mostrarles su presencia visiblemente: conocemos historias de apariciones; estos son el fruto del privilegio de María, que celebramos el 15 de agosto.

Al escribir para los miembros de Vida Ascendente en esta fiesta mariana, pienso en dos versículos del Evangelio de San Lucas. En el momento del nacimiento de Jesús y la visita de los pastores al pesebre, y luego cuando Jesús, a la edad de 12 años, se perdió y se encontró en el Templo de Jerusalén: » María, por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón y meditaba acerca de ellas.» (Lucas 2:19); «María conservaba todas estas cosas en el corazón» (Lucas 2:51).

Con toda probabilidad, San Lucas recogió los recuerdos de María. Gracias a ellos, pudo informarnos de los acontecimientos relacionados con el nacimiento y la infancia de Jesús.

Nosotros también guardamos en nuestros corazones muchos acontecimientos, muchos recuerdos. Lo bueno y fecundo de estos recuerdos nos ayuda a vivir y constituye un fundamento de sabiduría. En la exhortación apostólica Christus vivit (Cristo está vivo), el Papa Francisco nos cuenta la importancia de esta sabiduría: para los más jóvenes permite tener un arraigamiento. Los jóvenes necesitan estas raíces para guiar sus vidas y resistir a los manipuladores que tratan de atraparlos.

«Si una persona les hace una propuesta y les dice que ignoren la historia, que no recojan la experiencia de los mayores, que desprecien todo lo pasado y que sólo miren el futuro que él les ofrece, ¿no es una forma fácil de atraparlos con su propuesta para que solamente hagan lo que él les dice?» (Christus vivit 181).

«La riqueza de los años» fue el tema del Congreso de Roma en enero de 2020. VAI participó y comparte el trabajo. El congreso recordó la importancia de poner a disposición de los jóvenes «la riqueza espiritual y humana que se ha transmitido a través de las generaciones». De lo contrario, corren el riesgo de ser «vacíos, desarraigados, sospechosos de todo», dice el Papa, por ideologías que los convertirán en esclavos (Christus vivit 183, 184).

Por lo tanto, las relaciones intergeneracionales son deseables, pero no siempre fáciles de establecer. Pidamos a María, que tanto guardó y meditaba en su corazón, que fomentara la aceptación por parte de los jóvenes de la sabiduría de los ancianos, de su historia de humanidad y de fe. Que el Espíritu Santo que descansaba sobre ella nos haga inventivos y nos haga encontrar maneras de hacer que los más jóvenes se beneficien de la «riqueza de los años».

Padre Francisco Maupu


El rostro que expresa

La corazonada del Padre Michel Almaric

¿Quién habría pensado hace tres meses que las máscaras protectoras contra el coronavirus serían una preocupación nacional e incluso global? La máscara es el elemento esencial de los «gestos de barrera», mientras que no forma parte de la cultura de los europeos. Estábamos acostumbrados al uso de máscaras por parte de asiáticos protegiéndose de la contaminación. Pero, para nosotros los occidentales, en la actualidad, mientras comprendemos su función sanitaria, la máscara invita a la creatividad, con los elementos decorativos más diversos y originales posibles. A veces tengo dificultad a identificar a la gente, ya que estas fantasías demasiado a menudo se apoderaron del reconocimiento de la cara

Todo esto me llevó a releer páginas del filósofo Levinas bien conocido por su acercamiento al «Rostro». Señala que lo que vemos materialmente del otro es ante todo su rostro. Está dirigido a cada uno de nosotros, y nuestros ojos se cruzan. De todo nuestro cuerpo, la piel de la cara es la que sigue siendo la más desnuda, la más expuesta. Hay una pobreza esencial en esta «piel de arrugas» porque la cara está indefensa. También todos los tratamientos, todos los maquillajes quisieran ocultar esta realidad, porque la cara «habla». Exige que le respondamos. Levinas escribe: «El rostro se impone a mí sin que yo pueda permanecer sordo a su llamada, ni olvidarlo», Levinas va más allá cuando menciona que es a través de su rostro que el otro irrumpe en nuestra historia. Se me acerca y me hace responsable de él. Incluso llega a evocar el rastro del infinito que está inscrito frente al otro.

¿No habría riesgo de perderse una relación humana real cuando la máscara está decorada como si fuera para un carnaval? Así podemos tratar mal esta relación, si nos presentamos al otro con máscaras de carnaval. El filósofo continúa su reflexión cuando escribe: «Pensé que es en el rostro de los demás que Dios me habla por primera vez». Es en la cercanía de los demás que Dios se acerca. En el contexto actual no nos esperan con máscaras de carnaval sino con miradas que nos hacen existir en verdad.


Noticias de Sudamérica

Estimados amigos,

Después de dos largos meses sin noticias, vuelvo a ponerme en contacto con todos ustedes.

Deseo de todo corazón que tanto ustedes como todos los equipos que forman la Comunidad a la que pertenecen se encuentren bien de salud. Es bastante difícil llevar a cabo esta cuarentena, que desde hace tantos días nos tiene especialmente a los Adultos Mayores, guardaditos en casa, con pocas cosas para hacer. Pero no debemos perder la confianza y la esperanza de esperar que todo Creo que esta pandemia nos ha hecho reflexionar seriamente sobre nuestra fragilidad humana, y eso hizo que acrecentara en nosotros la necesidad de la oración, especialmente pidiendo por nuestra propia salud y por los enfermos del Covid-19, que tanto ha afectado a nuestros países. Esta situación que estamos viviendo nos ha hecho descubrir a un prójimo muy cercano que antes no conocíamos y tampoco veíamos y hoy nos encontramos mucho más solidarios con nuestros hermanos más necesitados.

Junto con otras personas me dedico a tejer cuadraditos de lana para hacer mantas. Otros equipos dan comida a los necesitados. En las últimas semanas comenzamos las reuniones virtuales. Es muy muy lindo y emotivo volver a vernos después de tanto tiempo, y darnos cuenta de lo mucho que nos lo perdimos. La reunión la comenzamos con la oración de Vida Ascendente, leemos el Evangelio del día y hacemos la reflexión. Luego tratamos el tema elegido para esa reunión. Naturalmente esto nos ha levantado el ánimo y nos sentimos sinceramente muy felices, creciendo en AMISTAD.

Más allá que todos sabemos que no hay actividad dentro de nuestros grupos, me haría muy feliz tener noticias de todos ustedes. Saber cómo se encuentran, si realizan alguna otra actividad, que experiencia les está dejando esta pandemia, en fin, todo lo que ustedes me quieran compartir.

Queridos amigos, ruego a Dios que podamos volver a vernos pronto, para encontrarnos y abrazarnos con la alegría de saber que somos hijos de Dios.

Susana,
Coordinadora de VAI SurAmerica

 

Cada Anciano es tu Abuelo: Acompañar a los mayores

En la memoria de santos Joaquín y Ana, los “abuelos” de Jesús, quisiera invitar a los jóvenes a realizar un gesto de ternura hacia los ancianos, sobre todo a los que están más solos, en las casas y en las residencias, los que desde hace muchos meses no ven a sus seres queridos.

¡Queridos jóvenes, cada uno de estos ancianos es vuestro abuelo! ¡No les dejéis solos! Usad la fantasía del amor, haced llamadas, videollamadas, enviad mensajes, escuchadles y, donde sea posible respetando las normas sanitarias, id a visitarlos. Enviadles un abrazo. Ellos son vuestras raíces.

Un árbol separado de las raíces no crece, no da flores ni frutos. Por esto es importante la unión y la conexión con vuestras raíces. “Lo que el árbol tiene de florido, vive de lo que tiene sepultado”, dice un poeta de mi patria. Por esto os invito a dar un aplauso grande a nuestros abuelos, ¡todos!

Papa Francisco, domingo 26/07/2020

A partir de esta petición del Papa, se ha puesto en marcha la campaña con el hashtag #sendyourhug  (¡pincha en la imagen!)

¡¡¡Que lo hagamos llegar a todos los rincones del mundo!!!

Boletín Mensual Nº 17 de Vida Ascendente Internacional

Un hermoso aniversario para Life Ascending Gran Bretaña

Life Ascending (originalmente The Ascent) nació en Inglaterra hace 40 años. En esta ocasión, el movimiento publicó un «Especial 40 Años», una rica retrospectiva de su historia.

Al recoger muchas fotos y artículos que han sido atesorados, Paula Conrad, editora del boletín, rindió un emotivo homenaje a todas las personas que han marcado el movimiento, que han dado su tiempo y puesto todas sus habilidades a su servicio y cuyas sonrisas se pueden descubrir a través de las páginas.

Puede ver este valioso testimonio (sólo en inglés) haciendo clic en el archivo adjunto «Life Ascending Journal Spring 2020».

La presidenta de VAI, Monique Bodhuin, felicitó a Ross Roberts, Presidente de Life Ascending:

«Leí el Boletín publicado con motivo del 40 aniversario de vuestro movimiento. Es un hermoso documento con recuerdos muy interesantes y testimonios muy conmovedores. Espero que este documento que traza la historia de Life Ascending en Inglaterra ayude a su movimiento a mantener un verdadero dinamismo y le permita mirar al futuro con confianza».

El 17 de mayo, la Presidenta debería haber participado en las celebraciones que marcaron el 40 aniversario en Londres. La pandemia decidió lo contrario.

Un hermoso aniversario para el MCR Romand de Suiza

Tuvimos la alegría a principios de año de recibir una invitación del MCR Romand para celebrar con ellos el 17 de junio de 2020, el jubileo del 55 aniversario de la creación de su movimiento.

Debido a la crisis sanitaria en Europa, este evento tuvo que ser cancelado por el momento y pospuesto a una fecha ulterior.

Sin embargo, expresamos nuestras más sinceras felicitaciones a todos los miembros y amigos del movimiento suizo.


La Santa Sede insta a que se aborde la soledad de los ancianos

En un texto publicado el 6 de abril de 2020, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida llama, ahora más que nunca, a cuidar de los ancianos, especialmente aquellos abandonados a una soledad «en la que el coronavirus puede matar aún más».

El Dicasterio para los Laicos, La Familia y la Vida llama más que nada a proteger y cuidar a los ancianos en este tiempo de pandemia, una verdadera «tormenta inesperada y furiosa, durante la cual nos dimos cuenta de que todos estamos en el mismo barco», en palabras del Papa durante la bendición Urbi y Orbi del viernes 27 de marzo.

«Hace unas semanas, el Papa Francisco declaró que «la soledad puede ser una enfermedad, pero una enfermedad que podemos curar con caridad, cercanía y consuelo espiritual»,»recuerda el dicasterio en una carta, subrayando que una generación entera estaba pagando el precio de la pandemia, ya que en Italia, más del 80% de las personas que murieron tienen más de 70 años.

La enfermedad de la soledad

Estas palabras nos ayudan a entender que mientras que el coronavirus es más mortal cuando se encuentra con un cuerpo debilitado, en muchos casos, la patología anterior es la soledad. Por eso, insta la Santa Sede, es importante que hagamos todo lo posible para remediar este estado de abandono. «Bajo las circunstancias actuales, esto podría significar salvar vidas».

Y el Dicasterio de saludar las numerosas iniciativas eclesiales que se han extendido en los últimos días a favor de los ancianos, a través de llamadas telefónicas, mensajes de vídeo o de voz o, más tradicionalmente, cartas dirigidas a los que están solos. Las parroquias a menudo también se comprometen a entregar alimentos y medicinas a aquellos que no pueden salir de sus hogares. Y en todas partes, los sacerdotes siguen visitando a las familias para administrar los sacramentos.

Los ancianos, presente y futuro de la Iglesia

Estas redes solidarias tejidas son indispensables, pero la gravedad del momento nos invita a hacer más, insiste el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.

«Como individuos y como iglesias locales, podemos hacer mucho por los ancianos: orar por ellos, curar la enfermedad de la soledad, activar redes de solidaridad y mucho más».

«Tenemos una responsabilidad común, que se deriva de la conciencia del valor inestimable de toda vida humana y de la gratitud a nuestros padres y abuelos. No dejemos a los ancianos solos, porque en soledad, el coronavirus mata aún más».

En particular, la Santa Sede desea dedicar toda su atención a los ancianos que viven en hogares de acogida: «A pesar de la complejidad de la situación en la que vivimos, es importante recordar que salvar la vida de las personas mayores que viven en instituciones o que están solos o enfermos es tan prioritario como salvar a cualquier otra persona».

En los países donde la pandemia sigue siendo limitada, todavía es posible tomar medidas preventivas para protegerlos, manda el Dicasterio, porque el futuro de nuestras sociedades y comunidades eclesiales depende de ello, como dijo recientemente el Papa Francisco, «los ancianos son el presente y el futuro de la Iglesia»


Al margen del Congreso “Riqueza de los Años” en Roma

Extractos de la entrevista del Padre Roman Chromy, asesor espiritual de la coordinación de VAI en Europa, por una Agencia de Noticias Polaca (KAI)

KAI: ¿Podemos hablar de un desafío común para la Iglesia relacionado con la pastoral de los ancianos?

Padre R.C.: está claro que la sociedad está envejeciendo y que es necesario coordinar la pastoral de los ancianos. Esto es lo que el mismo Papa pide y las expresiones que utiliza son queridas para mí. Pide, entre otras cosas, practicar el «ministerio del oído» o escuchar lo que el pueblo de Dios tiene que decir hoy sobre un tema dado.

En el contexto de la pastoral de los ancianos, quisiera subrayar también la necesidad de una «pastoral de los ojos abiertos y de los corazones sensibles». Las personas mayores son el grupo social que a menudo busca apoyo, pero también tiene una vida y una experiencia laboral extraordinarias.

KAI: ¿Hasta qué punto la reflexión sobre la pastoral de los ancianos se refiere a la creación de una nueva realidad, ya que las personas mayores ya están en las estructuras y comunidades existentes?

Padre R. C.: Creo que el propósito de tales reuniones no es crear nuevas estructuras. El Papa Francisco no lo espera, pero sobre todo nos llama a una conversión pastoral, a una nueva apertura al hombre, especialmente a aquellos que reclaman ayuda y piden apoyo. La conversión pastoral no es más que una visión nueva, completa y más sensible de uno u otro grupo de fieles en la Iglesia. Así es como lo veo en el contexto de los ancianos.

No se puede decir que los mayores no tengan oportunidades en la Iglesia o que la Iglesia no les ofrezca nada. Sabemos que los ancianos son un tesoro para cada parroquia. Pero el concepto de parroquia desde una perspectiva global es ambiguo. Las parroquias que conocemos en Polonia no se asemejan, por ejemplo, a las de Argentina, Brasil o Siberia, donde cubren zonas extremadamente grandes. Las sociedades de todo el mundo también se enfrentan a problemas demográficos, sociales y económicos. Por ejemplo, en los países africanos o en América del Sur, los jóvenes se mudan cada vez más a las ciudades, dejando a sus familias multigeneracionales, y las personas mayores tienden a quedarse solas. Es en el contexto de estos desafíos que debemos reflexionar sobre las tareas que la Iglesia debe afrontar.

KAI: Incluso ante la audiencia en la que el Papa Francisco enviará un mensaje a los participantes del Congreso, ¿puede decirnos si se va de aquí con alguna inspiración particular?

Padre R. C.: La llamada del Papa a una nueva evangelización. Durante las conferencias, se habló mucho de sensibilidad, que es una especie de deber para nosotros los creyentes, llamados a ir a cada hombre que encontramos, mostrándole con un testimonio de vida, la imagen auténtica de Dios: un Padre amoroso y misericordioso. Esto es muy importante en el contexto de los ancianos que soportan la carga de toda una vida, a veces enfermedad, y que necesitan apoyo espiritual humano, así como una vida sacramental renovada.

KAI: El Papa Francisco también habla a menudo a los jóvenes sobre la sensibilidad hacia los ancianos. Durante varios años, les ha estado pidiendo que hablen con sus abuelos.

Padre R. C.: No cabe duda de que la pastoral de los ancianos no puede existir sola. Está ligada a otras esferas de la vida y de la actividad de la Iglesia, por ejemplo a la pastoral de las familias. La necesidad de una visión horizontal de los diferentes campos pastorales y de las palabras del Papa Francisco nos animan a reflexionar, entre otras cosas, sobre la calidad del diálogo intergeneracional. Yo utilizaría aquí la imagen bien conocida de la rama del Evangelio, que sólo puede dar fruto si está ligada a su raíz. Esta imagen es muy fuerte.

El Santo Padre vuelve al tema del diálogo intergeneracional también porque la cultura en la que vivimos rompe con la tradición y la historia, con una referencia a la sabiduría humana de las experiencias de vida adquiridas. Y, sin embargo, uno de los pilares de la vida de la Iglesia, además de las Sagradas Escrituras y el Magisterio, es la Tradición, el depósito de la fe.

KAI: ¿Cómo respondemos a la llamada del Papa?

Padre R. C.: Las oportunidades pastorales son sin duda la piedad y el compromiso de muchos de nuestros ancianos. Estoy convencido de que en muchas parroquias constituyen su «base espiritual»: cuando los jóvenes van a la escuela por la mañana y los adultos al trabajo, los ancianos, los jubilados dicen el rosario matutino en la iglesia y asisten a la misa. Estas son bellas imágenes de la vida de la Iglesia que deben mostrarse a nuestros fieles de diferentes edades. No debemos olvidar que cada uno de nosotros cumple su papel apostólico.

Por último, me refiero a las actividades de la asociación para los ancianos, Vida Ascendente internacional. Estas personas necesitan apoyo, pero se apoyan mutuamente y son un verdadero tesoro para las generaciones más jóvenes. Debemos recordar a los fieles estas relaciones intergeneracionales. Sobre todo porque en nuestras parroquias también, las personas mayores se sienten cada vez más solas o incluso rechazadas. Es necesaria la necesidad de revisar nuestra pastoral para los ancianos. Este tratamiento nos permitirá diagnosticar tanto el estado de la pastoral que les concierne como lo que habrá que hacer para mejorarla para atender la petición del Papa Francisco de atención a los ancianos y valorar mejor la»riqueza de muchos años de vida».


VIDA ASCENDENTE Y EL APOSTOLADO DEL MAYOR EN ESPAÑA

El papa Francisco nos dio un mensaje claro en el congreso “La Riqueza de los años”, celebrado a finales de enero en Roma:” Ayudad a vuestros obispos y a vuestras diócesis a promover el servicio pastoral a los ancianos y con los ancianos”.

Vida Ascendente España, en la última reunión de su Comisión Permanente, celebrada por videoconferencia, siguiendo las sugerencias de su consejero nacional, padre Ignacio Figueroa, comenzó a esbozar las líneas de lo que será un apoyo del Movimiento a la Iglesia en la creación de la pastoral del mayor en las diócesis españolas.

En un primer análisis de la evolución demográfica se vio, que con mayores cada vez más longevos y sanos, pero a menudo en soledad, el porcentaje de población mayor ha pasado del 15% al 30% en menos de 50 años.

En la pastoral del mayor se consideraron cuatro situaciones del mayor:

    • El mayor en las residencias; Requiere coordinación con los capellanes de las residencias, formación de un voluntariado y creación de grupos dentro de la residencia.
    • El mayor solitario en su propia casa, o en peligro de quedarse solo; Es necesario establecer un protocolo para su identificación y la creación de un voluntariado formado en proporcionar acompañamiento e incorporarlos a la vida religiosa comunitaria.
    • El mayor incorporado a Vida Ascendente, incorporado a la vida eclesial y cooperando en Catequesis, Cáritas, etc. Hay que visualizar el papel activo de la persona mayor en el ejercicio del apostolado y apoyo en las tareas litúrgicas y sacramentales.
    • El mayor que no conoce a Cristo, no vinculado a la Iglesia. Este es un momento muy propicio para el anuncio del evangelio. La problemática del aislamiento y la soledad puede iluminarse con la luz de Cristo.

Jaime Tamarit


Noticias


De VA Senegal

Hola, es con gran interés y placer que le leemos en África, Senegal. Preocupados por la responsabilidad de liderazgo que usted tiene, le pedimos AL ESPÍRITU SANTO que continúe iluminando y apoyándole en esta noble y difícil tarea.

Estamos atentos al progreso de la situación de la pandemia en Europa y oramos por todos los ancianos de Europa y especialmente por América.

Buena recepción y amable,

Prosper Diatta
Coordinador nacional de Senegal que les abraza a todos.
¡Que dios les bendiga!

De VA Uganda

Queridos Amigos de Vida Ascendente Internacional,

Expreso mi agradecimiento y consideración por el envió de su Newsletter; a pesar de la difícil situación en la que vivimos, ustedes están manteniendo su compromiso.

También me complace que nuestros miembros de todo el mundo se estén manteniendo en contacto y gestionando la amenaza para la salud. También en Uganda nos las arreglamos, pero con desplazamientos limitados.

Creo firmemente que superaremos juntos la crisis a pesar de las dificultades. Que sigamos adelante con un corazón reconfortado ahora y siempre. Gracias sinceras,

Charles Atim
Vicepresidente de Life Ascending Uganda

De VA Australia

Muchas gracias por esta Newsletter.
Se la pasaré a todos nuestros miembros que se divierten mucho leyéndolo. ¡Que dios les bendiga!

Roy Cooke
Encargado de Misión para Australia

Del Dicasterio por los Laicos, la Familia y la Vida

El 12 de junio de 2020,Gabriella Gambino, Subsecretaria, y Vittorio Scelzo, Director de la Oficina para los Ancianos y los Jóvenes del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, participaron, por videoconferencia, en la primera reunión de un grupo de trabajo ad hoc creado con la COMECE (Comisión de Episcopados de la Comunidad Europea), para preparar un documento sobre la atención de los ancianos, en el contexto de los desafíos demográficos de la Unión Europea, colocando el papel de la familia en el centro.

Fallecimiento del Padre Marciano Albillos, Fundador de Vida Ascendente en la diócesis de Burgos

HOMENAJE A DON MARCIANO ALBILLOS

Fue un hombre de fe, entregado a Dios y desde esa entrega vivió y lucho por nuestro movimiento del que fue su consiliario.

Con su humildad y grandeza de corazón y con el apoyo del Señor, como buen pastor, se preocupo por sus ovejas más ancianas, formando y alentando los grupos de Vida Ascendente en nuestra diócesis.

Por el movimiento de Vida Ascendente tuvo un cariño especial y este cariño le impulsó a propagar y engrandecerlo, empleando para ello toda su energía y cuando por su edad tuvo que dejar paso a otros más jóvenes, solo un poco más jóvenes, continuó dando su aliento y apoyo a estas personas que continuaron su labor.

Fue nuestro primer consiliario y quien dio el primer impulso a Vida Ascendente en Burgos. Estuvo siempre presto a trabajar y viajar a donde le llamaban para difundir y engrandecer el movimiento.

En nuestras reuniones diocesanas, retiros, eucaristías, fiestas, etc. era el primero en acudir y en el tiempo que conviví con él, siempre en segundo plano, no quería protagonismo, solo participar como uno más de los eventos del movimiento.

Trato a todos con cariño y sembró paz y amor entre todos nosotros. Se desvivió por ayudar y dar ánimo a todos cuantos lo conocimos y por engrandecer el movimiento de Vida Ascendente. Era su movimiento.

Cuando al término de cualquier evento cantábamos nuestro himno se le iluminaba el rostro de felicidad, le encantaba oírlo.

Contó siempre con el respeto y cariño de cuantos le conocimos y tratamos y siempre estuvo presto a echar una mano para solucionar cualquier dificultad o problema que tuviéramos.

Gracias Don Marciano ¡como un cuerpo tan pequeño pudo acoger un corazón tan grande como el suyo!

Hoy desde el cielo, porque seguro que está sentado a la mesa del Padre, continúe velando y protegiendo este movimiento por el que tanto trabajó y al que tanto amó.

Gracias Don Marciano por haber tenido el placer de conocerlo y sentir su cariño.

Que Dios lo haya acogido en su seno y descanse en paz.

Boletín Informativo Mensual Nº15 de Vida Ascendente Internacional

 

La comunicación digital no impone las reglas de distanciamiento que todos deben respetar durante la crisis sanitaria: es, por lo tanto, con cálidos apretones de manos virtuales, incluso abrazos amistosos como virtuales, que los saludo desde mi esquina de Francia confinada … En Alsacia, donde vivo, el nivel de infección sigue siendo muy alto … La pandemia, aquí y en otras partes del mundo, está lejos de ser detenida; Viviremos durante semanas con esta amenaza de infección. Pienso en ustedes que han perdido un pariente, un amigo; llevemos a todos los muertos en nuestras oraciones.

¿Cómo hemos experimentado esta prueba de la pandemia y el confinamiento a lo que nos ha obligado en casi todos los países? En VAI somos particularmente sensibles a la situación de los ancianos y entre ellos, los que viven aislados, a los que su vejez o vulnerabilidad han llevado a vivir en instituciones o hogares de acogida; nos asociamos con el llamado del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida; compartimos la revuelta expresada por algunos testimonios: los hechos insoportables evocados no deben ser generalizados, sino sin embargo dar testimonio de esta cultura de despilfarro contra la cual se rebela el Papa Francisco con una determinación que también debe ser nuestra para actuar e inventar soluciones; leemos con emoción cómo Christiane experimentó la angustia de la soledad y cómo la superó.

En esta prueba de la pandemia, ¿buscamos significado? La homilía pronunciada por el Padre Cantalamessa bajo la bóveda de San Pedro durante la celebración de la Pasión del Señor nos permite encontrar respuestas que se abren al futuro: «No permitamos que este sufrimiento, todas estas muertes, este compromiso heroico del personal médico hayan sido en vano… no para volver a la vieja vida… sino a una nueva vida, más fraterna, más humana. Más cristiana.»

Múltiples gestos de solidaridad, iniciativas de todo tipo para mantener lazos y dar testimonio de su vital importancia, «gracias» escritas y proclamadas en todas partes, palabras y canciones de fraternidad expresadas en las redes, estos son los frutos de la prueba; nuestra vida «después» debe hacerlos crecer; y como la edad nos da una sabiduría nacida de la experiencia, como hemos escuchado muchas veces en el Congreso, atesoramos la lección de la humanidad que aprendemos de esta prueba. Esta lección, el significado de las cosas, el sentido de lo esencial depende de nosotros hacer que sean la base de nuestra misión: ¿Dios no nos llama a irradiar este mensaje de humanidad que se une al mensaje de nuestra fe?

La Presidenta. Monique Bodhuin
Le recordamos la dirección de correo: ccl@vmi-vai-lai.org


Personas mayores: en la soledad, el coronavirus mata más

Queridas hermanas y queridos hermanos,

En el corazón de esta “tempestad inesperada y furiosa nos hemos dado cuenta – como nos recordó el Papa Francisco – de estar en la misma barca”. Al interior están también las personas mayores. Como todos, son frágiles y están desorientadas. A ellas se dirige hoy nuestro pensamiento de preocupación y agradecimiento, para restituir, al menos un poco, aquella ternura con la cual cada uno de nosotros ha sido acompañando en la vida y para que alcance a cada una de ellas la caricia materna de la Iglesia.

Su generación, en estos días – difíciles para todos – está pagando el precio más alto a la pandemia de Covid-19. Las estadísticas nos dicen que en Italia más del 80% de las personas que han perdido la vida tenían más de 70 años.

La ciencia nos dice que el motivo por el cual tantas personas mayores mueren es porque ellas son más frágiles, y que el virus tiene un porcentaje de mortandad más elevado en las personas que tienen una o más patologías previas. Se trata de una explicación convincente, pero que podría hacernos pensar que casi no se puede hacer nada.

Hace unas pocas semanas, recibiendo a los participantes al primer congreso internacional de la pastoral de las personas mayores, organizado por nuestro Dicasterio, el Papa Francisco afirmó que “la soledad puede ser una enfermedad, sin embargo, con la caridad, la cercanía y el consuelo espiritual podemos curarla”. Se trata de palabras que en este momento adquieren toda su importancia. Ayudan a comprender que, si es verdad que el coronavirus es más letal cuando encuentra un cuerpo debilitado, en muchos casos la patología preexistente es la soledad. No es casualidad que estamos presenciando la muerte, en proporciones y formas terribles, de tantas personas que viven fuera de sus casas y apartados de su núcleo familiar, en condiciones de soledad en verdad desgastantes y deprimentes.

Por esto es importante que hagamos todo lo que sea posible para remediar esta situación de abandono que, en las circunstancias actuales, podría significar salvar vidas humanas.

En estos días son tantas las iniciativas en tal sentido que la Iglesia está poniendo en práctica. La imposibilidad de seguir haciendo visitas domiciliarias ha impulsado a encontrar nuevas y creativas maneras de presencia. Llamadas, mensajes de video o de voz, o más tradicionalmente cartas dirigidas a quien está solo. Frecuentemente las parroquias están dedicadas en la entrega de alimento y medicinas a quien está obligado a no salir de casa. Casi en todos lados, los sacerdotes siguen visitando las casas para administrar los sacramentos. Muchos voluntarios, sobre todo jóvenes, se están esforzando con generosidad para no interrumpir, o para comenzar a organizar, elementales redes de solidaridad.

Sin embargo, la gravedad del momento nos llama a todos a hacer algo más. Individualmente o como Iglesias locales, podemos hacer mucho por las personas mayores: orar por ellas, curar la enfermedad de la soledad, activar redes de solidaridad, y mucho más. Frente al escenario de

una generación golpeada de una manera tan fuerte, estamos llamados a una responsabilidad común, que nace de la conciencia del valor inestimable de cada vida humana y por la gratitud hacia nuestros papás y abuelos. Debemos dedicar nuevas energías para defenderlos de esta tempestad, así como cada uno de nosotros ha sido protegido y ayudado en las pequeñas y grandes tormentas de la propia vida. No dejemos solas a las personas mayores, porque en la soledad el coronavirus cobra más vidas.

Unas particulares atenciones merecen aquellos que viven al interno de las estructuras residenciales: escuchamos cada día noticias terribles sobre las condiciones en que se encuentran, y ya son miles de personas que han perdido la vida. La concentración en el mismo lugar de tantas personas frágiles y la dificultad de obtener los instrumentos de protección, han creado situaciones dificilísimas de gestionar no obstante la abnegación y, en algunos casos, el sacrificio del personal dedicado a su asistencia. En otras circunstancias, sin embargo, la crisis actual es hija de una abandono existencial y terapéutico que ha comenzado en el pasado. Aún en la compleja situación que vivimos, es necesario aclarar que salvar las vidas de las personas mayores que viven en las instituciones, o que están solas o enfermas, es una prioridad del mismo modo que salvar a cualquier otra persona. En los países en los cuales la pandemia no ha tomado grandes dimensiones, es aún posible tomar medidas preventivas para protegerlos; en donde la situación es más dramática es necesario actuar para encontrar soluciones emergentes.

No se trata de algo secundario, de ello depende el futuro de nuestras comunidades eclesiales y de nuestra sociedad porque, como dijo recientemente el Papa Francisco, “las personas mayores son el presente y el mañana de la Iglesia”.

En el sufrimiento de estos días, estamos llamados a vislumbrar el futuro. En el amor de muchos hijos y nietos y en la entrega de los asistentes y de los voluntarios, revive la compasión de las mujeres que se dirigen al sepulcro para hacerse cargo del cuerpo de Jesús. Como ellas, estamos asustados, pero también sabemos que no podemos dejar de vivir – si bien manteniendo las distancias – la compasión que Él nos ha enseñado. Como ellas, pronto comprenderemos que habrá sido necesario permanecer a un lado, aun cuando parecía peligroso o inútil, seguros de las palabras del ángel, que nos invita a no tener miedo.

Unámonos entonces en oración por los abuelos y las personas mayores de todo el mundo. Estrechémonos a su alrededor, con el pensamiento y con el corazón, y cuando posible, actuemos, para que no estén solos.

Dicasterio para los laicos, la Familia y la Vida 06.04.2020


¿Qué pasó con nuestros abuelos durante el confinamiento de la población?

Las estadísticas muestran que el mayor número de muertes se encuentra entre los ancianos, que están debilitados por la edad y la enfermedad; En Francia, las muertes en las instituciones representan un tercio del número total de muertes; y debemos añadir a los que mueren del Covid-19 en la soledad de sus hogares, aquellos a quienes un título de la prensa ha llamado «víctimas invisibles del Covid-19» ya que dichos pacientes no son controlados.

El 14 de abril, en un artículo publicado en Le Figaro, Valérie Régnier, presidente de Sant’Egidio France, denunció violentamente la «incapacidad para salvaguardar las vidas de los más débiles» en los Establecimientos de Alojamiento para Personas Mayores y Dependientes (EHPAD) y el hecho de que las muertes en estos establecimientos no se contaron en las estadísticas diarias (posteriormente esto ha cambiado); denunció el trauma a los residentes ancianos por la supresión de las visitas de los familiares, y por lo tanto la privación de la presencia de seres queridos; estos traumas, además del miedo a ser infectados, contribuyen al fenómeno del «deslizamiento» que hace que los ancianos ya no quieran vivir. Una situación que describe una realidad que ha existido: en Francia, algunas instituciones han sido diezmadas por el virus, algunos directores se han comportado de manera poco compatible con el estatuto ético que se comprometen a respetar y han despreciado la dignidad de las personas que se les confían.

Sin embargo, es necesario calificar una observación tan dramática; podemos citar situaciones que provocan admiración: tiene un buen ejemplo del cual se ha hecho eco en los medios de comunicación. En una residencia de ancianos en el este de Francia, el personal sanitario eligió, desde el principio de la decisión adoptada por las autoridades de confinar el país, quedarse con los residentes de edad avanzada. Durante cinco semanas, estos cuidadores quisieron poner entre paréntesis su vida familiar y personal para dedicarse al bienestar de las personas a su cargo. Incluso pudimos descubrir las instalaciones improvisadas en sus oficinas. Después de cinco semanas, un gran alivio, no se infectaron los residentes y los vimos salir a unirse a sus familias, evocando, antes de su partida y con gran emoción, todos los lazos que se crearon durante este período tan particular. En otros hogares de acogida, la administración tomó rápidamente medidas para reducir el impacto negativo del aislamiento en los residentes y mantener lazos con sus familias; a través de Skype, y con verdadera alegría, pude, dos veces a la semana, intercambiar durante un cuarto de hora con mi madre; entonces fue un momento de fuerte emoción cuando la «encontré» a través de una visita en salón; hermosos momentos de felicidad también, cuando ella fue capaz de ver a su bisnieto gesticulando y sonriéndola detrás del vidrio protector.

Terminar su vida en hogares de acogida sigue siendo, para mí, el último recurso; en un momento en que el tiempo «después» se avecina en el horizonte, tal vez haya espacio para iniciar una reflexión para imaginar, como dice Valérie Régnier en su artículo, «una sociedad en la que la bendición de una larga vida no se convierte en la maldición de un final miserable».

Monique Bodhuin Monika Ptak


Testimonios del día

Desde el comienzo del confinamiento en Francia, el Movimiento Cristiano de Retirados (MCR) francés ha publicado, todos los días en su sitio web, un testimonio de la vida de uno de sus miembros.

A pesar de los mensajes de amistad…

Permítanme no siempre compartir este optimismo y esta serenidad para vivir este encierro. Nosotros, los ancianos, los únicos que tenemos familia pero que ya no la vemos porque los miembros tienen tanto miedo de transmitirnos el virus … Ya no viene nadie: ni las amas de casa, ni las enfermeras, ni la familia.

Estamos desesperadamente solos y realmente nos da ganas de morir porque los días son realmente demasiado largos. La ansiedad y la depresión son nuestro destino diario a pesar de todos los mensajes de amistad recibidos. Mi única suerte es caminar, poder estar en el campo durante 1 hora todos los días y poder hablar con ex alumnos que están cavando su jardín. La moral sube después de cada viaje.

Mi fe no es muy grande porque puedo decirme a mí mismo que «el Señor está conmigo hasta el final de los tiempos», encuentro que el final de los tiempos, a los 86 años, todavía está muy lejos … demasiado lejos. Parece que Él todavía me necesita en la tierra, pero creo que lo que experimentamos es inhumano. Mis 3 hijos me llaman todos los días para decirme «coraje», mis 7 nietos no suelen pensar en mí, mis 3 bisnietos me gritaron: «Felices Pascuas», pero me hubiera gustado saber cómo pasaron su «confinamiento». Oren por todos nosotros para que nuestra fe pueda mantenerse …

Christiane
La misma abuela un poco más tarde …. Ella me dijo: ¡Te necesito!

86 años, todavía en casa, enferma desde el 9 de febrero (hubiera preferido estar en el hospital, pero mis hijos no querían: «vas a contraer una enfermedad más grave que la que padeces actualmente») y ya no me queda nadie para ayudarme a cuidarme. Tan solo de la mañana a la noche, con temperatura, a veces sin recordar si había tomado mis medicamentos … De ahí la depresión y la ansiedad, menos apetito: perdí 4 kg en 10 días.

Un día, la responsable del catecismo me llama: «Te necesito». ¡Increíble! De repente, me pareció que resucité …… Era para patrocinar a tres niños que se estaban preparando para la Primera Comunión. Esto requería que me presentara por computadora dando mi número de teléfono y especialmente que rezara por estos niños.

Lo que me hizo más feliz fue cuando llamé a 9 amigas y 4 de ellas accedieron a hacer lo mismo en sus respectivos pueblos… Participé en dar vida a lo intergeneracional en nuestras dos parroquias.

A los 86 años me di cuenta de que tal vez todavía me necesitaban y esto volvió a darme el gusto de vivir…

Christiane


Extractos de la homilía del padre Raniero Cantalamessa, ofmcap, predicador de la casa pontificia.
Celebración de la Pasión del Señor: viernes 10 de abril de 2020

«TENGO PENSAMIENTOS DE PAZ, NO DE DESGRACIA»

San Gregorio Magno decía que la Escritura cum legentibus crescit, crece con quienes la leen1. Expresa significados siempre nuevos en función de las preguntas que el hombre lleva en su corazón al leerla. Y nosotros este año leemos el relato de la Pasión con una pregunta —más aún, con un grito— en el corazón que se eleva por toda la tierra. Debemos tratar de captar la respuesta que la palabra de Dios le da…

La cruz de Cristo ha cambiado el sentido del dolor y del sufrimiento humano…

¿Cuál es la luz que todo esto arroja sobre la situación dramática que está viviendo la humanidad? La pandemia del Coronavirus nos ha despertado bruscamente del peligro mayor que siempre han corrido los individuos y la humanidad: el del delirio de omnipotencia. «El hombre en la prosperidad no comprende —dice un salmo de la Biblia—, es como los animales que perecen» (Sal 49,21). ¡Qué verdad es!

Así actúa a veces Dios con nosotros: trastorna nuestros proyectos y nuestra tranquilidad, para salvarnos del abismo que no vemos. ¡Dios es aliado nuestro, no del virus! «Tengo proyectos de paz, no de aflicción», nos dice él mismo en la Biblia (Jer 29,11).

El que lloró un día por la muerte de Lázaro llora hoy por el flagelo que ha caído sobre la humanidad… Dios participa en nuestro dolor para vencerlo. Pero lo que está sucediendo hoy es el fruto de la libertad humana, Él deja que siga libremente su curso, «haciéndole cumplir su plan, no el de los hombres»: así fue para la muerte de su hijo.

El otro fruto positivo de la presente crisis sanitaria es el sentimiento de solidaridad. ¿Cuándo, en la memoria humana, los pueblos de todas las naciones se sintieron tan unidos, tan iguales, tan poco litigiosos, como en este momento de dolor?… No hagamos que tanto dolor, tantos muertos, tanto compromiso heroico por parte de los agentes sanitarios haya sido en vano. Esta es la «recesión» que más debemos temer.

De las espadas forjarán arados,
de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra
(Is 2,4).

Es el momento de realizar algo de esta profecía de Isaías cuyo cumplimiento espera desde siempre la humanidad. Digamos basta a la trágica carrera de armamentos. Gritadlo con todas vuestras fuerzas, jóvenes, porque es sobre todo vuestro destino lo que está en juego. Destinemos los ilimitados recursos empleados para las armas para los fines cuya necesidad y urgencia vemos en estas situaciones: la salud, la higiene, la alimentación, la lucha contra la pobreza, el cuidado de lo creado. Dejemos a la generación que venga un mundo más pobre de cosas y de dinero, si es necesario, pero más rico en humanidad.

Hay cosas que Dios ha decidido concedernos como fruto conjunto de su gracia y de nuestra oración, casi para compartir con sus criaturas el mérito del beneficio recibido 6. Es él quien nos impulsa a hacerlo: «Pedid y recibiréis, ha dicho Jesús, llamad y se os abrirá» (Mt 7,7).

Miremos a Aquel que fue «levantado» por nosotros en la cruz. Adorémoslo por nosotros y por todo el género humano… Después de estos días que esperamos sean cortos, nos levantaremos y saldremos de las tumbas de nuestros hogares. No para volver a la vida anterior como Lázaro, sino a una vida nueva, como Jesús. Una vida más fraterna, más humana. ¡Más cristiana!


Radiografía del coronavirus en residencias de ancianos

Un familiar mío, Ana, de 93 años, falleció el pasado mes de abril en una residencia de ancianos de Madrid, infectada por el Coronavirus causante de la pandemia que sufrimos. A diferencia del tratamiento facilitado en otros procesos infecciosos anteriores, esta vez Ana tuvo vetado el acceso a la atención hospitalaria, así como el acceso a las visitas familiares. Falleció en una situación de trágica soledad. Nuestro último contacto con Ana fue para recibir sus cenizas, procedentes de un crematorio situado en Burgos, fuera de la provincia de Madrid.


Foto Ana y Jaime

Es necesario decir que la atención que se dispensaba a los mayores en la residencia fue siempre exquisita y hay que destacar el cariño con que los asistentes geriátricos tratan a los mayores.

Sin embargo, la realidad cuando el problema sanitario afecta a toda la nación es muy diferente. La prioridad mínima, es asignada a las personas mayores cuyo acceso a los hospitales les queda vedado, dejándoles morir en las residencias sin asistencia sanitaria. En España, según la estadística oficial publicada por la televisión Española, de las 25.500 muertes producidas por la pandemia, 17.500 (68%!) han tenido lugar en las residencias de mayores donde quedaron absolutamente abandonadas.

La situación sanitaria se complica todavía más si el país no está preparado y carece de los medios de protección en el momento crítico de la crisis. Esto ha hecho que un 12% de los infectados sea personal sanitario, haciendo que la situación quede fuera de control.

Pido una oración por todos los mayores que nos han dejado en las últimas semanas, algunos de ellos, consiliarios y miembros de los Grupos de Vida Ascendente.

Jaime Tamarit


INFORMACIONES

VAI se une a la semana «Laudato Si» del 16 al 24 de mayo de 2020

El Papa Francisco nos invita a una semana «Laudato Si» con motivo del 5º aniversario de la encíclica.

Puede escuchar su llamada a través del siguiente enlace:

https://laudatosiweek.org/es/home-es/

Hay entrenamientos en línea del 16 al 23 y un día de oración el día 24.

El boletín especial «Congreso”

El boletín especial «congreso» está en preparación; encontrará la presentación, ya sea en su totalidad o en forma de un resumen más o menos detallado, de los discursos, así como una parte dedicada al Comité Directivo que siguió al congreso; lo recibirá pronto…

 

Mensajes y correos de Vida Ascendente en días de reclusión

Queridos amigos, presionando en los siguientes enlaces tendréis acceso a los mensajes que nos van llegando desde todos los puntos de Vida Ascendente en este tiempo de reclusión:

20 03 27 – Mensaje de Álvaro Medina
20 03 28 – Mensaje de Álvaro Medina
20 03 29 – Mensaje de Álvaro Medina
20 03 31 – Mensaje de D. Gregorio de las Heras Consilario de Burgos
20 03 31 – Mensaje de D. Antonio Bonilla, Consiliario de Granada
20 04 02 – Entrevista Radio Bilbao Tomi Rodríguez
20 04 03 – Meditación de José Pedro Carrero
20 04 04 – Mensaje de José María López
20 04 05 – Mensaje de Pilar García
20 04 06 – Mensaje de Juan Antonio Castañeda
20 04 08 – Carta de Vittorio Scelzo
20 04 09 – Mensaje de José Pedro Carrero
20 04 11 – Mensaje de Joan Manuel Bajo
20 04 12 – Mensaje de Ángel Mantilla
20 04 13 – Mensaje de José María López
20 04 15 – Mensaje de Marisol Tormo
20 04 16 – Mensaje de Mercedes Montoya
20 04 18 – Mensaje de Ignacio Figueroa
20 04 19 – Mensaje de José Pedro Carrero
20 04 20 – Mensaje de Juan Antonio Castañeda
20 04 21 – Mensaje de Jaime Tamarit
20 04 22 – Mensaje de Manuel Mateo
20 04 23 – Mensaje de Sergi Oliva
20 04 24 – Mensaje de Juan Luis Gómez
20 04 27 – Mensaje de Álvaro Medina
20 04 28 – Mensaje de María Dolores Cortés
20 04 29 – Mensaje de Juan José Corazón
20 04 30 – Mensaje de Amelia Díez
20 05 01 – Mensaje de Manuel y Paqui
20 05 02 – Mensaje de D. Francisco Cerro Arzobispo de Toledo
20 05 04 – Mensaje de Juan Antonio Castañeda
20 05 05 – Mensaje de Marysa Vidal
20 05 06 – Mensaje de Valentín Vivar
20 05 07 – Mensaje de Carme Ribes
20 05 08 – Mensaje de D. Manuel Sánchez Monge
20 05 09 – Mensaje de Mercedes Montoya
20 05 11 – Mensaje de Álvaro Medina
20 05 12 – Mensaje de Chari Corona
20 05 13 – Mensaje de Juan Antonio Castañeda
20 05 14 – Mensaje de Benedicta Jimeno
20 05 15 – Mensaje de Mª Carmen Velasco
20 05 16 – Mensaje de José Mª López
20 05 18 – Mensaje de Juan Antonio Castañeda
20 05 19 – Mensaje de Marisol Tormo
20 05 21 – Mensaje de Mª Dolores Núñez
20 05 22 – Mensaje de Juan Antonio Castañeda
20 05 23 – Mensaje de José Pedro Carrero
20 05 25 – Mensaje de Álvaro Medina
20 05 26 – Mensaje de Ángel García
20 05 27 – Mensaje de Jaime Tamarit
20 05 28 – Mensaje de José Ignacio Figueroa
20 05 29 – Mensaje de Álvaro Medina

Resumen de las sesiones del congreso de Roma «La Riqueza de los años»

El Papa Francisco tiene en su corazón a las personas mayores y, desde el inicio de su Pontificado, en numerosas ocasiones ha subrayado el papel que tienen en la transmisión de la fe, en el diálogo con los jóvenes y para custodiar las raíces de los pueblos.

El Congreso internacional de la pastoral de las personas mayores: “La riqueza de los años” es la respuesta del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida a esta solicitud del Santo Padre.

El encuentro tratará sobre como afrontar la cultura del descarte de las personas mayores, sobre su rol en la familia y sobre su vocación peculiar en la Iglesia. El Santo Padre recibirá a los participantes en una Audiencia Especial.

Enlace al Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida sobre el Congreso de Roma «La riqueza de los años»

En los siguientes enlaces puedes encontrar un resumen de las tres sesiones del Congreso de Roma, «La riqueza de los años»:

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