NOTICIAS DIOCESANAS:CELEBRACIÓN FIN DE CURSO DIOCESIS ORIHUELA – ALICANTE

EL 2 de Junio se celebró en la Iglesia de nuestra Señora del Carmen de El Campello, el fin de curso de Vida Ascendente de Alicante.

Tuvimos la suerte de que nos acompañara por primera vez el presidente nacional, D. Álvaro Medina, la misa la presidió D. José Ignacio Munilla, nuevo obispo de nuestra diócesis Orihuela Alicante.

Concelebraron la Eucaristía: el secretario del enfermo y el mayor,  D. Francisco Román, D. Francisco Juan Galiana, D. Antonio Ángel González, D. Juan Bautistas Llinares, nuestro consiliario y D. Luis Cerda, párroco de El Campello.

Nos acompañó Doña Josefina Mira, delegada de laicos de la diócesis.

Fuimos ochenta personas que nos gozamos de estar juntas ante el Señor después  de la experiencia tan difícil que hemos vivido.

Tras la Eucaristía nos hicimos las fotos y disfrutamos de la cercania  de D. José Ignacio, nuestro obispo, y nos sentimos como una gran familia.

Tras la misa la mesa que la compartimos en un restaurante de la playa.

Luz, alegría, cariño y mucho deseo de seguir en la brecha para dar gloria a Dios.

Mercedes Montoya.

La Festividad de Corpus Christi

El Corpus Christi es, sin ninguna duda, una de las festividades de la Iglesia Católica más importantes, donde se celebra la presencia de Cristo en la eucaristía. Se trata de recordar la institución de la eucaristía, que tuvo lugar en el Jueves Santo, durante la última cena. En la mayoría de las diócesis, las celebraciones del Corpus Christi incluyen procesiones en las calles y lugares públicos en las cuales, el cuerpo de Cristo, es exhibido y acompañado por multitudes de fieles.

El origen del Corpus Christi

El origen de la festividad se remonta hasta el siglo XIII, en Bélgica, para ser precisos en la ciudad de Lieja, donde el obispo aceptó la solicitud de una religiosa, Juliana de Cornillon, que quería celebrar el Sacramento del cuerpo y la sangre de Cristo en una fecha ajena a la Semana Santa. Esta última, priora en el Monasterio de Mont Cornillon, afirmaba que, desde su juventud, Dios le había instruido para que un día ella pudiera establecer la festividad del Cuerpo de Dios.

Así fue como el director espiritual de la santa, el canónigo John de Lausana, apoyado por numerosos teólogos, hicieron la petición al obispo, Roberto de Thorete, para celebrar la fiesta en honor al Corpus Christi. El visto bueno llegó en 1246, estableciéndose como fecha el primer jueves de la Octava de Pentecostés.

Es por ello por lo que el Corpus Christi no se celebra siempre el mismo día. El día de la celebración siempre era en jueves pero, a partir de 1990, al dejar de ser festivo este día, se trasladó la festividad al domingo. De hecho, pese a que la solemnidad litúrgica sea el domingo, diversas localidades celebran la procesión el jueves como marcaba la tradición, siendo además jornada festiva.

El papa Urbano IV y el milagro eucarístico de Bolsena

Sin embargo, la extensión de la solemnidad a toda la Iglesia se remonta a los tiempos del Papa Urbano IV, con la bula Transiturus Corpus Christi, el 11 de agosto de 1264.

El milagro eucarístico de Bolsena, una ciudad cercana a Roma, fue del año anterior. Aquí, un sacerdote, durante una peregrinación hacia Roma, tenía dudas sobre la veracidad de la Consagración mientras celebraba la Santa Misa. Tras partir la Sagrada Forma, salieron unas gotas de sangre que mancharon el corporal y algunas piedras del altar que aún se conservan hoy en la basílica de Santa Cristina. Al extender la solemnidad a toda la Iglesia Católica, Urbano IV estableció como fecha el jueves siguiente al primer domingo después de Pentecostés (60 días después de Pascua).

Luego, según algunos biógrafos, el Papa Urbano IV encargó un oficio – la liturgia de las horas – a San Buenaventura y a Santo Tomás de Aquino. Cuando el Pontífice comenzó a leer en voz alta el oficio elaborado por Santo Tomás, San Buenaventura fue rompiendo el suyo en pedazos.

Las procesiones del Corpus Christi

La procesión es un acto donde, normalmente, se personifica la unión entre el poder civil y el religioso. Esta relación también se establece en la procesión del Corpus Christi que, además, su celebración no tiene su origen en la Iglesia, sino en el pueblo, tal y como recoge el canon 386 del Ceremonial de los Obispos.

“Como celebración peculiar de esta solemnidad está la procesión nacida de la piedad de la Iglesia; en ella el pueblo cristiano, llevando la eucaristía, recorre las calles con un rito solemne, con cantos y oraciones, y así rinde público testimonio de fe y piedad hacia este sacramento.”

En España el Corpus Christi se celebra en todas las diócesis, aunque especialmente famosas son las fiestas en Toledo, declarada de Interés Turístico Internacional, y la de Granada.

En Toledo, sus vecinos se vuelcan desde el año 1342 para lograr que la presencia y la participación de todos sea lo más esplendorosa posible, discurriendo por la ciudad multitud de adornos y, siempre, bajo la presidencia del Arzobispo y cumpliendo lo dispuesto por el Cabildo Catedralicio como responsable del orden y protocolo procesional. Hermandades, cofradías, instituciones o corporaciones públicas y privadas, animadas por varias bandas musicales, civiles y militares, acuden a expresar su devoción desde todas las parroquias, incluso desde tierras lejanas.

En Granada por su parte, se preparan para disfrutar y vivir sus Fiestas Mayores, aquellas que hace más de quinientos años se ordenaron por mandato real. Las Fiestas del Corpus forman parte de las más alegres tradiciones que se conservan en la ciudad andaluza y que en toda su historia han servido de paréntesis en la vida cotidiana de los granadinos, que en la mañana del Jueves del Corpus abarrotan sus calles para participar de forma festiva y alegre del milagro de la Transubstanciación.

La Custodia de la Catedral de Toledo

Definida como una de las mayores joyas de la cristiandad, la “Custodia” de la Catedral de Toledo, una torre de más de dos metros de oro y plata, recorre las calles de la ciudad durante el Corpus Christi.

En realidad son dos. En la parte central hay un ostensorio o custodia de mano, de pequeño tamaño y de estilo gótico, mandada labrar por la Reina Católica a finales del XV a un joyero catalán, Almerique, quien utilizó 17 kilos del primer oro traído de América por Cristóbal Colón, además de pedrería y diversas figuras esmaltadas.

El canónigo toledano Alvez Pérez de Montemayor, por orden del Cardenal Cisneros, compró esta pequeña custodia en la testamentaría de Isabel la Católica en «ciento treinta y cuatro mil ochocientos dieciséis maravedises», regalándosela a la Catedral en 1505.

Como corto se le quedaba esta custodia a Cisneros, éste encargó al platero Enrique de Arfe otra custodia para realzar y alojar a la anterior. Este maestro alemán realizó entre 1514 y 1524 la gran custodia de plata de estilo gótico-flamígero, a cambio de 2767 reales y durante siete años de trabajo, y que hoy observamos transitar por las calles durante las  jornadas del Corpus Christi.

A finales del XVI esta gran custodia fue dorada para igualar en color a la de menor tamaño, insertada en su interior. Hoy esta custodia es considerada la más eminente pieza de orfebrería de toda la cristiandad.

El resultado final de esta nueva custodia fue un complicado conjunto de pilastras caladas unidas mediante arquillos con filigranas y agujas para formar un templete con la forma de una torre gótica (que algunos comparan con la torre de la Catedral de Toledo), de dos metros y medio de altura y con más de 200 kilos de peso (exactamente 183 kilos de plata y 18 de oro), conteniendo 260 estatuillas, situadas bajo doseletes o pequeñas bóvedas repujadas. Existe en la catedral de Toledo una réplica de la custodia, en el centro del retablo de la Capilla Mayor, y tallada en madera.

Enrique de Arfe no sólo dejo la joya terminada; también redactó un manual para desmontar y ensamblar de nuevo las 5.600 piezas que la componen mediante los correspondientes 12.500 tornillos, lo que ha servido en varias ocasiones para su limpieza y restauración, la última en 2002.

La exposición de la custodia en la sala del tesoro de la Catedral se realiza sobre una peana de plata y bronce, con cuatro ángeles en las esquinas, realizada por el platero toledano Manuel Bargas a mediados del XVIII, según diseño de Narciso Tomé.

Es en las fechas del Corpus cuando esta joya se puede observar en todo su esplendor, en el transcurrir bajo toldos por las calles de la ciudad. En este recorrido utiliza una carroza construida en el XVIII que mediante un mecanismo especial la mantiene siempre vertical, a pesar de los desniveles existentes.

La custodia ha viajado y ha estado amenazada en varias ocasiones: la invasión francesa puso en peligro tan preciado tesoro, y el Cardenal Borbón lo salvó de la rapacidad de los soldados de Napoleón llevándoselo consigo a Cádiz, donde permaneció hasta el fin de la guerra de la Independencia en 1814.

La Custodia ha salido también de Toledo en 1936 (por la Guerra Civil en Cádiz), 1952 (Congreso Internacional Eucarístico, Barcelona), Sevilla (Expo 1992) y Madrid (Jornadas Mundiales de la Juventud, agosto 2011)

El Santo de la Semana: San Antonio de PAdua

EL 13 de Junio celebramos San Antonio de Padua, que nació en Lisboa, hacia 1195  Santo franciscano, sacerdote y doctor de la Iglesia. Su nombre de nacimiento era Fernando Martins; era hijo primogénito de Martín de Alfonso, caballero portugués descendiente de nobles franceses (los Bouillon), y de María Taveira. Murió en Arcella muy cerca de Padua en 1231. Es protector de los solteros y de las cosas perdidas.

Estudió en la escuela catedralicia, donde un tío suyo era maestrescuela; más tarde, en torno a 1210, ingresó en el monasterio de canónigos regulares de San Agustín de San Vicente de Fora, cerca de Lisboa. Allí tuvo como maestros al propio prior, Pedro, y a un hombre de amplios conocimientos como Petrus Petri. Pero su familia y amigos no aceptaron su vocación y trataron de hacerle abandonar.

Para evitar estas presiones renunció a la herencia familiar y se trasladó en 1212 al monasterio de Santa Cruz de Coimbra, importante centro de enseñanza religiosa que contaba con una gran biblioteca, y recibió la influencia de la escuela teológica de San Víctor (París) a través de profesores que habían estudiado allí.

Hacia 1219, fecha en que probablemente era ya sacerdote, conoció a la pequeña comunidad franciscana de Coimbra, establecida poco antes en el eremitorio de Olivais, y se sintió atraído por su modo de vida fraterno, evangélico y en pobreza. Cuando poco después llegaron a su monasterio restos de los primeros mártires franciscanos, muertos en Marrakech, decidió ingresar en la nueva orden, que a causa de su reciente creación aún estaba poco extendida y carecía del prestigio que alcanzaría más adelante. Fray Juan Parenti, provincial de España, presidió la sencilla ceremonia de toma de hábito franciscano (verano de 1220), en la que cambió el nombre de Fernando por el de Antonio (el eremitorio de Olivais estaba dedicado a San Antonio Abad), símbolo de su cambio de vida.

Tras un breve noviciado, e impulsado por el ejemplo de los mártires franciscanos, parece que en otoño de ese mismo año embarcó hacia Marruecos junto con otro hermano de orden, fray Felipe de Castilla, para alcanzar él mismo el martirio. Sin embargo, al poco de desembarcar contrajo la malaria, enfermedad que le dejaría secuelas para toda la vida; convaleciente todo el invierno, se vio obligado a abandonar el país.

Su intención era ahora llegar a las costas españolas y desde ellas volver por tierra a Portugal, pero una tempestad llevó el barco en que viajaba hasta Sicilia. Permaneció algún tiempo en Milazzo (costa noreste de la isla), donde había una comunidad franciscana, para completar su recuperación. En junio de 1221 asistió al capítulo de su orden en Asís («capítulo de las Esteras», que convocó a tres mil franciscanos); allí conoció a San Francisco de Asís y decidió no regresar a Coimbra para ponerse al servicio de fray Gracián, provincial de la Romaña (circunscripción franciscana que abarcaba todo el norte de Italia).

Fray Gracián lo envió durante un año al eremitorio de Montepaolo (cerca de Forli) para que se fortaleciese antes de encomendarle alguna misión de apostolado. A mediados de 1222, ya con buena salud, San Antonio de Padua predicó en la catedral de Forli (sin haber preparado previamente sus palabras, pero con gran profundidad) con ocasión de unas ordenaciones de franciscanos y dominicos.

Su provincial le nombró predicador y le encargó ejercer su ministerio por todo el norte de Italia, donde se extendía por muchos lugares el catarismo. Recorrió así, enseñando, numerosos lugares. Su labor catequética en Rímini en 1223, por ejemplo, fue difícil, pero sus exhortaciones y discusiones públicas acabaron teniendo éxito, logrando convertir entre otros a Bononillo, obispo cátaro. A finales de este año o principios de 1224 estuvo también en Bolonia, enseñando teología a otros frailes franciscanos en el convento de Santa María de la Pugliola; fue el primer maestro de la orden, recibiendo para ello el permiso de San Francisco, que le escribió una carta llamándole «mi obispo».

Hacia 1224 o 1225, sus superiores lo trasladaron al sur de Francia, donde los albigenses tenían más fuerza que en Italia. Su método para combatir la herejía consistió en llevar una vida ejemplar, en charlas con los no creyentes y en catequesis para fortalecer la fe de los cristianos. Prosiguió su enseñanza teológica en Montpellier (donde se formaban los franciscanos y dominicos que iban a predicar en la región) y Tolosa (ciudad con fuerte presencia albigense), además de ser guardián del convento de Le Puy-en-Velay (al oeste de Valence y Lyon) y, desde el capítulo de Arlés de 1225, custodio de Limoges. Como tal estableció la residencia de los franciscanos de la ciudad en una antigua ermita benedictina y fundó un convento cerca de Brieve.

A finales de 1225 participó en el sínodo de Bourges, que examinó la situación de la región. San Antonio de Padua señaló a los prelados la necesidad de vivir sencillamente para dar ejemplo; el obispo de Bourges, Simón de Sully, respondió a sus palabras y aplicó en lo sucesivo la reforma de costumbres, ayudándose de franciscanos y dominicos para la evangelización de su diócesis.

La muerte de San Francisco el 3 de octubre de 1226 le obligó a viajar a Asís, como custodio de Limoges, para asistir al capítulo general que debía elegir nuevo ministro general; éste tuvo lugar el 30 de mayo de 1227, siendo elegido fray Juan Parenti. Buen conocedor de la valía de Antonio, le nombró provincial de Romaña. Muy querido por sus frailes, San Antonio de Padua recorrió los lugares de su provincia donde había conventos franciscanos; uno de ellos fue Vercelli, donde predicó en la catedral con gran impacto y conoció al teólogo y canónigo regular Tomás Galo.

También por entonces debió estar durante estancias largas en Padua, donde fundó una escuela de franciscanos y comenzó a escribir una serie de sermones. Fruto de su labor fue el aumento de las misiones de predicación y la fundación de numerosos conventos. En el capítulo general de 1230, reunido con ocasión del traslado de los restos de San Francisco a su basílica de Asís, pidió a Parenti que le retirase el cargo, a causa de su mala salud.

El general aceptó su renuncia a cambio de formar parte de una comisión que debía presentar al papa Gregorio IX varias cuestiones sobre la regla franciscana que el pontífice debía estudiar y aprobar. Ante él y la curia romana predicó por entonces Antonio, siendo escuchado con entusiasmo: el papa lo llamó «Arca del Testamento». Es posible que colaborase en la redacción de la bula Quo elongati, respuesta a los problemas planteados por la orden al pontífice.

Después marchó al que sería su último destino, Padua, en la que se entregó con tal ardor que en lo sucesivo a su nombre quedaría asociado el de la ciudad: Antonio de Padua. Se instaló primero en la capilla de la Arcella, junto al convento de clarisas, pero solía predicar en el convento franciscano de Santa María, extramuros de la ciudad.

San Antonio de Padua escribió, por petición del cardenal Rinaldo Conti (el futuro Alejandro IV), una serie de sermones según las fiestas del año litúrgico y predicó hasta el agotamiento la Cuaresma de 1231; a sus sermones diarios asistió gran parte de la ciudad y consiguió del Consejo Mayor de la ciudad la liberación de los deudores presos por no tener medios con qué pagar sus deudas (origen del «Estatuto de San Antonio»). Poco después, el podestá Esteban Badoer le rogó que solicitase al poderoso Ezzelino IV da Romano la liberación de varios nobles paduanos que tenía prisioneros; de este modo, viajó a Verona y se entrevistó con Ezzelino, aparentemente sin éxito, si bien unos meses después de la muerte de Antonio acabaría por ceder.

En mayo, habiendo empeorado su salud por el viaje, se retiró al cercano lugar de Camposampiero para descansar y terminar de escribir los Sermones. Pero la gente tuvo conocimiento del lugar en que estaba y acudió en masa a oírle y pedirle consejo. El viernes 13 de junio sufrió un colapso y, ante el próximo fin, pidió que le trasladasen a Padua. Así se hizo, aunque para evitar las multitudes se detuvieron en la Arcella, donde murió Antonio esa misma tarde tras recibir la extremaunción y recitar los salmos penitenciales. No tenía aún cuarenta años, y había ejercido su intensa predicación poco más de diez.

Orador sagrado, fundador de hermandades y de cofradías, teólogo y hombre de gobierno, San Antonio de Padua dejó varios tratados de mística y de ascética; todos sus sermones fueron publicados. Un año después de su muerte fue canonizado, y su culto, muy popular, se generalizó a partir del siglo XV. Su representación más valiosa se debe a Goya, quien lo plasmó en los frescos de la Ermita de San Antonio de la Florida. Fue proclamado doctor de la Iglesia en el año 1946 por el papa Pio XII; su fiesta se celebra el 13 de junio.

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Catequesis del Santo Padre sobre la Vejez. Nicodemo «¿Como puede uno nacer siendo ya viejo?

Inspirándose en la figura de Nicodemo, el Papa ofreció su 13ª catequesis sobre la vejez el 8 de junio en la Plaza de San Pedro.

Francisco destacó que vivimos en una época en la que “el mito de la eterna juventud es una obsesión”, puesto que suele despreciarse la vejez.Sin embargo, prosiguió, la vida terrenal es un “inicio” y no una “conclusión”, por lo que “caminamos hacia la eternidad”

 El Obispo de Roma explicó el valor de la importante figura de este anciano del Nuevo Testamento, Nicodemo, a quien Jesús le dice que para “ver el Reino de Dios” hay que “renacer de lo alto”.

“Nicodemo – dijo el Papa – no entiende sus palabras, y le plantea la imposibilidad de volver a nacer cuando uno ya es viejo”, sin embargo: “Jesús se refiere a un nuevo nacimiento en el Espíritu, para el cual la ancianidad no es obstáculo, y a que nos dejemos abrazar por la ternura del amor creador de Dios”

Además, Francisco destacó que vivimos en una época en la que “el mito de la eterna juventud es una obsesión”. En efecto, se desprecia la vejez, olvidando que la vida terrenal es un “inicio” y no una “conclusión” y que caminamos hacia la eternidad. En este camino, la fe nos permite “ver” el Reino de Dios.

“En este sentido, quienes atraviesan la etapa de la ancianidad pueden descubrir, a la luz del Evangelio, una nueva misión: ser signos e instrumentos del amor de Dios que señalan cuál es la meta definitiva a la que estamos llamados”

El Pontífice dijo asimismo que, en la perspectiva de caminar hacia el Eterno, “la vejez tiene una belleza única”. “Nadie puede volver a entrar en el vientre de la madre, ni siquiera en su sustituto tecnológico y consumista. Sería triste, incluso si fuera posible”.

“El viejo camina hacia adelante, hacia el destino, hacia el cielo de Dios. La vejez por eso es un tiempo especial para disolver el futuro de la ilusión tecnocrática de una supervivencia biológica y robótica, pero sobre todo porque abre a la ternura del vientre creador y generador de Dios”

“Que el Espíritu – concluyó el Papa – nos conceda la reapertura de esta misión espiritual y cultural de la vejez, que nos reconcilia con el nacimiento de lo alto”.

Leer  completo en:

https://www.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2022/documents/20220608-udienza-generale.html

Ciclo de catequesis del Santo Padre sobre la vejez (12): «No me abandones cuando decae mi vigor» (Sal 71,9)

En su catequesis de la audiencia general, el Papa Francisco afirmó que “la sociedad debe interpelarse por su incapacidad de convivir con la vejez”. También se refirió a la necesidad de reformar una civilización y una política que marginan la vejez y la enfermedad. De los ancianos, dijo, “aprendemos el don de abandonarse al cuidado de los demás, empezando por Dios mismo».

Al tomar la palabra, el Santo Padre explicó que en esta catequesis deseaba considerar, con el salmista, “la fragilidad y la vulnerabilidad presentes en la vida de los ancianos”. Se trata de una realidad, afirmó, que ya es dura en sí misma, que “da origen en nuestra civilización a situaciones de abandono, de engaños y de abusos contra las personas mayores”.

“Es paradójico que nuestra sociedad, tan avanzada en su presunta eficacia, propicie al mismo tiempo estas injusticias, cada vez más numerosas, que lejos de ser una excepción, muestran palpablemente la cultura del descarte que se ha apoderado de todos nosotros, de la sociedad”

Ante esta situación Francisco dijo a los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, que “el salmista reafirma su confianza en el Señor, que es para él ‘la roca de refugio’”. En efecto, prosiguió, “cuando nuestras fuerzas se terminan, el Señor nos colma de seguridad y fortaleza”.

“Toda la sociedad debe sentirse interpelada por su incapacidad de convivir con la vejez, incapacidad que en ocasiones llega a hacer que los ancianos sean despojados de su dignidad y no se acepte la vulnerabilidad y fragilidad propias de esa etapa de la vida”

Francisco invitó a “acoger el magisterio de la fragilidad, que la vejez pone antes nuestros ojos de manea creíble en todo el arco de la vida humana, pues todos tenemos necesidad de confiar en Dios e invocar su ayuda”.

 “El magisterio de la fragilidad es necesario para realizar una reforma indispensable en nuestra civilización, pues la marginación de los ancianos afecta todas las etapas de la vida”

  “Hagamos nuestra la súplica del anciano enfermo del salmo, la cual nos recuerda que en la oración y confianza en el Señor encontramos nuestra fuerza y refugio en los momentos difíciles de la vida”

Y continuo  “Nuestros mayores son un magisterio vivo. A través de su fragilidad nos enseñan la necesidad de abandonarnos al Señor y a los demás. Pidamos al Señor entrar, con fe, en la sabiduría de esta fragilidad para que haga nuestras sociedades más humanas y fraternas”

El Santo Pontífice dijo que “los ancianos, por su debilidad, pueden enseñar a los de otras edades de la vida que todos necesitamos entregarnos al Señor” e invocar su ayuda, “porque Dios es siempre nuestra esperanza y nuestro apoyo».

Luego el Santo Padre dirigió su pensamiento, como es costumbre, a los ancianos, los enfermos, los jóvenes y los recién casados, a quienes les recordó: «El próximo domingo celebraremos la solemnidad de Pentecostés. Que el Espíritu Santo sea para ustedes, jóvenes, como el ‘viento y el fuego’ que los preservan del letargo, impulsándolos al amor de los grandes ideales y al compromiso con la Iglesia y la sociedad. Que sea para ustedes, ancianos y enfermos, el ‘Consolador’ que los acompañe en su trabajo diario, dándoles la certeza del amor de Dios. Que sea para ustedes, recién casados, una fuente de ‘comunión’ que los haga crecer en el amor mutuo. Mi bendición para todos”

Para leerlo integro cliquea aquí:

https://www.vatican.va/content/francesco/es/audiences/2022/documents/20220601-udienza-generale.html

Los senior quieren residencias de mayores más humanas y que se parezcan a su hogar

Espacios más humanos, que estén diseñados como una vivienda, con ambientes multiusos, que favorezcan la convivencia, y donde tengan fácil acceso a servicios médicos y cuidados domiciliarios. Es el modelo de alojamiento en el que según los expertos querrían vivir los mayores de 55 años en España, especialmente a raíz de la pandemia, momento que ha permitido revisar los formatos actuales y ha puesto de manifiesto un mayor interés de los sénior por espacios que respondan a sus necesidades.

Entre sus prioridades se encuentran centros que no segreguen, con ambientes que favorezcan el encuentro y desde donde sea fácil acceder a los servicios sanitarios y sociales, especialmente para los que puedan llegar a sufrir una situación de dependencia. Los mayores también demandan ciudades más amables, no se sientan excluidos y aislados, donde puedan convivir con el resto de generaciones, puedan seguir llevando una vida activa, social, cultural y laboralmente, y continúen siendo útiles a la sociedad.

Así lo han destacado el martes 17 de mayo varios expertos del mundo del urbanismo, la arquitectura, el envejecimiento y el sector asegurador, que han participado en el ciclo ‘Soluciones habitaciones para los sénior’, organizado por el Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación MAPFRE (@FM_Ageingnomics). El objetivo de este encuentro ha sido analizar los nuevos modelos residenciales y urbanísticos en un contexto en el que longevidad en España exige replantear los formatos actuales y adaptarlos a las nuevas circunstancias vitales de los mayores de 55 años. Este colectivo está formado por 15,8 millones de personas, el 34% de la población, y representa el 26% del PIB y el 60% del consumo nacional.

‘Senior housing’: un negocio incipiente

“Hablamos de un colectivo que crecerá aún más en los próximos años, más exigente y preparado y con mayor conciencia de sus derechos, aspectos clave que ponen de manifiesto la necesidad y la oportunidad de negocio que representa el ‘senior housing’ para el sector inmobiliario. Esta línea de negocio está fuertemente consolidada desde finales de los años 70 en países como Estados Unidos y Canadá, pero sin embargo en España es incipiente”. En este sentido, también se ha referido a la necesidad de “encontrar un equilibrio entre las nuevas preferencias y necesidades de la demanda y la oferta inmobiliaria actual y futura, un cambio que deberá ser impulsado por las Administraciones y que debe vencer algunas barreras, como la ausencia de regulación específica, financiación y falta de oferta de suelo público”.

Lo ha subrayado Juan Fernández-Aceytuno, consejero delegado de la Sociedad de Tasación, durante su intervención en el encuentro, que ha presentado Juan Fernández Palacios, director del Centro de Investigación Ageingnomics, y que ha moderado Iñaki Ortega, doctor en Economía, profesor y consejero asesor de esta entidad.

Espacios con mayor convivencia

“Una vivienda inadecuada es un factor agravante de la fragilidad y la dependencia. Es necesario plantearse casas para toda la vida. Nos encontramos ante una oportunidad para diseñar nuevos espacios, similares al hogar, donde se garantice la intimidad y se personalice el cuidado, características esenciales para contribuir a la calidad de vida, el bienestar físico y emocional de los mayores, un grupo cada vez más activo, productivo y que no podemos aislar”.

Lo ha destacado, José Antonio Granero, arquitecto socio de Entreabierto y ex Decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), quien ha señalado que las necesidades de alojamiento de los mayores son “diversas”, lo que nos obliga a “reconsiderar” el modelo actual de residencias, más de 4.000 de tipo privado en España, e impulsar otras fórmulas con unidades de convivencia menores, donde prime la comodidad y la calidad y estén basadas en el concepto de “envejecimiento en casa”, con servicios especializados de tipo asistencial. También se ha referido a los complejos intergeneracionales, viviendas asistidas, cohousing o certificaciones senior-friendly, frecuentes desde hace más de 50 años en otros países.  “Se trata de poner el foco, ha indicado, en el equilibrio entre intimidad, convivencia, funcionalidad, accesibilidad y tecnología y otros factores como el diseño, la calidad del espacio, la luz y la integración con la naturaleza de los espacios”.

Servicios domiciliarios más flexibles

“Con la pandemia han aflorado algunas carencias del sistema de cuidados, lo que nos ha hecho reflexionar como sociedad y ser más conscientes de la importancia de responder a las necesidades y los deseos de los mayores.

Hay que avanzar mucho más en el modelo de cuidados de larga duración para poder mejorar la atención de las personas que sufren dependencia”. Así lo ha indicado Mayte Sancho, psicóloga y gerontóloga, quien ha hecho hincapié en la necesidad de “desarrollar un modelo de servicios domiciliarios para que sea más flexible y dinámico y proporcione la cobertura que requieren los mayores, como los ecosistemas locales de cuidados, cuyo fin es crear redes y proyectos colaborativos para atender y cuidar a las personas mayores y dependientes desde la cercanía y la personalización. Es necesario invertir más recursos públicos y privados”, ha resaltado.

La que fuera coordinadora del primer Observatorio del Envejecimiento en España y ex vicepresidenta de la Sociedad Española de Gerontología y Geriatría, ha indicado, además, la importancia de “humanizar las ciudades, hacerlas más amables con la dependencia”; contribuir a la “desinstitucionalización de las residencias”, con soluciones como las unidades de convivencia, para unas 15 personas como máximo, “una tendencia que crecerá mucho gracias a los fondos europeos Next Generation”; y que las personas que opten por el coliving o el cohousing, “soluciones aun minoritarias”, tengan en cuenta la importancia de contar con una “atención sanitaria y social accesible y coordinada” para poder dar respuesta a las situaciones de dependencia que puedan surgir.

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EL Santo de la Semana San Isaac de Córdoba y compañeros mártires.

En la  Córdoba del siglo IX, en la región hispánica de Andalucía en tiempo de la dominación musulmana, Isaac de familia noble y cristiana. Estuvo estudiando árabe y fue nombrado administrador y tesorero de rentas; pero en el año 848 las altas condiciones que tenían le hacían ver los niveles espirituales a los que no podría llegar, por lo que se vio a retirarse espiritualmente al monasterio de Tábanos, donde estuvo recibiendo enseñanzas del abad Martín e ingreso como monje,  llevado por un impulso no humano sino divino, salió del monasterio de Tábanos para presentarse ante el juez sarraceno y hablarle acerca de la verdadera religión, razón por la cual fue decapitado.

En la ciudad los moros están cansados de matar; los cristianos que conviven allí están cansados también de aguantar insolencias y de sufrir humillaciones con peligro. Bastantes han preferido la salida y se han instalado en los alrededores, ocupando las cuevas de la montaña donde viven como ermitaños. Son más de los que se esperaba; casi se puede decir que han formado un cinturón cercando la ciudad de los emires. Con frecuencia reciben la visita de Eulogio que les conforta con la palabra clara, fuerte y enérgica que deja en sus almas regustos de mayor entrega a Dios, mezclada con deseos de fidelidad a la fe cristiana y a los derechos de la patria.

Gran parte de ellos avivan en el alma deseos sinceros de perfección. Pasan el día y la noche repitiendo las costumbres ascéticas de los antiguos anacoretas entre la meditación y la alabanza. Las numerosas ermitas de la montaña forman un gran monasterio que sigue la Regla de los antiguos y pasados reformadores visigóticos Leandro, Isidoro, Fructuoso y Valerio quienes muy probablemente recopilaron, adaptándolas, las primeras reglas cenobíticas de los orientales recogidas por Pacomio, Casiano, Agustín y Benito. El más importante es el Tabanense.

Estalló la tormenta con el martirio del sacerdote cordobés Perfecto que fue arrastrado al tribunal, condenado y degollado.

Hay revuelo en la ciudad y protesta e indignación en el campo. Ha nacido un sentimiento por mucho tiempo tapado; muchos, llenos de ánimo, se lanzan en público a maldecir al Profeta y se muestran deseosos de morir por la justicia y la verdad. El mismo Eulogio pretendió serenar los ánimos, pero de todos modos sostiene que «nadie puede detener a aquellos que van al martirio inspirados por el Espíritu Santo».

Isaac es un joven sacerdote de Tábanos, hijo de familia ilustre cordobesa; de buena educación, conocedor excelente del árabe, hábil en los negocios, servidor en la administración de Abderramán y de sus rentas. Pero amargado en la casa de su amo por la insolencia de los dominantes, por su prepotencia altanera, o quizá por escrúpulos de conciencia, decidió irse y entrar en Tábanos donde le trató Eulogio. Ahora, indignado por la persecución de los musulmanes, toma la decisión de presentarse al cadí con la intención de ridiculizar la injusticia y acabar en el martirio.

Simula querer tener razones para aceptar la religión del Profeta y las pide con ironía y sarcasmo al juez que cae en la trampa. Tan de plano rechaza ante el público reunido la mentira del Profeta, la bajeza de la vida del mahometano y la falsía de la felicidad prometida que, resaltando la verdad del Crucificado, la dignidad que pide a sus fieles y la verdad del único Cielo prometido, que, fuera de sí el improvisado y timado maestro, abofetea a Isaac, contra la ley y la usanza.

La crónica del suceso narrada por Eulogio coincide con la versión árabe relatada en las Historias de los jueces de Córdoba, de Alioxaní, por la que sabemos hasta el nombre del cadí, Said-ben Soleiman el Gafaquí, que le juzgó. Abderramán II mandó aplicar el rigor de la ley a su antiguo servidor; y para que los cristianos no pudieran hacer de su cadáver un estandarte dándole veneración, lo mantuvo dos días en la horca, lo hizo quemar y desparramar después sus cenizas por el río Guadalquivir. Fue martirizado el 3 de juno de 851.

Dos días más tarde, el mártir es Sancho, un joven admirador de Eulogio, nacido cerca del Pirineo, que era un esclavo de la guardia del sultán; a éste, por ser culpado de alta traición además de impío, lo tendieron en el suelo, le metieron por su cuerpo una larga estaca, lo levantaron en el aire y así murió tras una larga agonía; esa era la muerte de los empalados.

Seis hombres que vestían con cogulla monacal se presentaron el domingo, día 7, ante el juez musulmán, diciéndole: «Nosotros repetimos lo mismo que nuestros hermanos Isaac y Sancho; mucho nos pesa de vuestra ignorancia, pero debemos deciros que sois unos ilusos, que vivís miserablemente embaucados por un hombre malvado y perverso. Dicta sentencia, imagina tormentos, echa mano de todos tus verdugos para vengar a tu profeta». Eran Pedro, un joven sacerdote y Walabonso, diácono, nacido en Niebla, ambos del monasterio de Santa María de Cuteclara; otros dos, Sabiniano y Wistremundo, pertenecían al monasterio de Armelata; Jeremías era un anciano cordobés que había sido rico en sus buenos tiempos, pero había sabido adaptar su cuerpo a los rigores de la penitencia en el monasterio de Tábanos que ayudó a construir con su fortuna personal y ya sólo le quedaba esperar el Cielo y, otro tabanense más, Habencio, murieron decapitados.

En unos días, ocho hombres fueron mártires de Cristo.

La Conferencia Episcopal Española anima a firmar el testamento vital.

El testamento vital es la expresión escrita de la voluntad de un paciente sobre los tratamientos médicos que desea recibir, o no está dispuesto a aceptar, en la fase final de su vida. El testamento vital también especifica que se administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos, pero que no se aplique la eutanasia.

  1. ¿QUÉ ES EL TESTAMENTO VITAL?

El presidente de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida, Mons. José Mazuelos Pérez, explica, entre otras cuestiones, en qué consiste, cómo hacerlo, dónde se debe registrar para que tenga valor jurídico, o su importancia.

Del consentimiento firmado al testamento vital

Ante el avance de la medicina se hizo necesario e imprescindible el Consentimiento Informado, que consiste en la participación de forma activa en la toma de decisiones junto al médico sobre el tratamiento a seguir.

Pero… ¿Cuándo el enfermo queda incapacitado?

Sin embargo, hay situaciones en las que el enfermo no puede decidir sobre su propia salud por incapacidad debido a la propia enfermedad, accidente o vejez. Cuando se presentan estas dificultades, uno de los caminos para ayudar al personal sanitario es la consideración de la voluntad del paciente manifestada previamente a la pérdida de la capacidad de razonar. Es a esta voluntad anticipada a lo que se llama popularmente testamento vital.

¿Cómo hacerlo?

La persona que firme esta declaración tiene que estar en plena posesión de las facultades mentales.

La rúbrica se hará ante la presencia de tres testigos o bien bajo la eventual intervención de un notario.

¿A quién hay que entregarlo? ¿Dónde se registra?

El testamento vital, reconocido legalmente en España a partir del año 2002 con la Ley de Autonomía del Paciente, una vez firmado se inscribe en un registro de voluntades vitales creado con este propósito en las distintas comunidades autónomas.

Es importante tener en cuenta que las diferentes comunidades han regulado este documento con distintas denominaciones: testamento vital, voluntades anticipadas, instrucciones previas o manifestaciones anticipadas de voluntad. Por eso es conveniente que se consulte la regulación de la comunidad de residencia para asegurar que se cumplen todos los requisitos legalmente exigidos para inscribirse y asegurar su eficacia futura.

En cualquier caso, el testamento vital se puede modificar o revocar en cualquier momento.

¿Por qué es importante?

Porque no hay enfermos “incuidables”

El testamento vital es esencial para dejar constancia, de forma anticipada, de nuestra voluntad de aceptar o rechazar determinados tratamientos médicos. De esta manera, se libera a los familiares del peso de tomar decisiones por el enfermo en situaciones tan difíciles.

También contempla nombrar a un representante legal en materia de tratamientos médicos encargado de velar por su cumplimiento y de tomar decisiones en previsión de una eventualidad no contemplada en el testamento escrito.

Además se especifica el derecho a una atención espiritual.

¿Es válido ante la eutanasia?

El testamento vital especifica que se administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos, pero que no se aplique la eutanasia (ningún acto u omisión que por su naturaleza y en su intención cause la muerte).

La proposición de Ley Orgánica de regulación de la eutanasia recoge que no podrá aplicarse la eutanasia en caso de que la persona haya suscrito con anterioridad un documento con instrucciones, testamento vital, voluntades anticipadas o documentos equivalentes reconocidos legalmente.

Por eso es importante que se haga y se inscriba en el registro de voluntades vitales de la comunidad autónoma correspondiente para que tenga valor jurídico.

Es curioso que el testamento vital fuera reivindicado por algunas personas y asociaciones que abogaban por una mentalidad claramente eutanásica. Se pa­trocinaba como vehículo para abrir caminos para considerar de forma absoluta la autonomía del paciente. Hoy, ante la posible aprobación de la ley de la eutanasia se hace necesario para evitar abusos de aplicación de la misma cuando no se puede manifestar el consentimiento informado.

¿Por qué anima la Conferencia Episcopal a que los fieles lo hagan?

Por dos razones:

Para evitar el atropello a la dignidad y a la libertad de la persona incapacitada que trae consigo la ley de la eutanasia.

Para ayudar a humanizar el proceso de muerte con una asistencia humana material y espiritual, estableciendo una línea que dé espacio a una verdadera alianza terapéutica entre el médico competente, los familiares y/o los eventuales representantes que no deberá ser trasgredida.

Con el testamento vital se especifica que no se quiere el encarnizamiento terapéutico o acciones terapéuticas sin esperanza, inútiles u obstinadas, ni la eutanasia entendida como toda medida adoptada para acelerar la muerte de modo directo o inten­cionado. De esta forma quedan garantizados los cuidados mínimos de sustento vital, como lo es la comida y la bebida en cualquier persona, mientras se considere razonablemente útil, evitando toda forma de ensañamiento terapéutico.

  1. ¿CÓMO HACER EL TESTAMENTO VITAL?

Aunque la finalidad es la misma, cada comunidad autónoma lo denomina de una manera diferente y establece sus propias normativas

Haciendo clic en el enlace puedes acceder a la web de la Conferencia Episcopal, en la que se incluye el modelo del testamento Vital  y la normativa de las distintas Comunidades Autónomas

https://www.conferenciaepiscopal.es/interesa/eutanasia/el-testamento-vital/

Indulgencia plenaria en la celebración de la segunda Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores

El pasado día 30 se ha anunciado que, también este año, la Penitenciaría Apostólica ha concedido la Indulgencia Plenaria a todos los ancianos que participen en las liturgias celebradas con motivo de la Jornada, y a todos aquellos que en los días inmediatamente anteriores o posteriores a la Jornada visiten a un anciano que esté solo. La visita, de hecho, escribe el Papa Francisco en el mensaje para la Jornada, «¡es una obra de misericordia de nuestro tiempo!»

El Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida ha hecho público hoy el kit pastoral con las instrucciones para la celebración de la segunda Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores en cada diócesis, parroquia y comunidad eclesial.

A este respecto, el Card. Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, subrayó que «la atención a los abuelos y a los ancianos no puede ser algo extraordinario, porque su presencia no es excepcional, sino un hecho establecido en nuestras sociedades”.

El Santo Padre nos invita a tomar conciencia de su relevancia en la vida de nuestros países y comunidades y a hacerlo no de forma episódica, sino estructural. Es decir, no se trata de perseguir una urgencia, sino de sentar las bases de una pastoral a largo plazo que nos compromete durante décadas».

Las catequesis y el mensaje del Santo Padre son el corazón del kit pastoral y contienen una gran cantidad de indicaciones que pueden ser utilizadas, si es necesario, adaptándolas al propio contexto. La oración oficial es un instrumento para acompañar la preparación del evento y puede ser recitada por los ancianos y por quienes vayan a visitarlos.

ES INSOPORTABLE TANTA OSCURIDAD

Juan Pedro Rivero González es Delegado diocesano de Cáritas Tenerife.

“Pase lo que pase, la noche acabará”. Y volverá a salir el sol sobre nuestro limitado e imperfecto horizonte. Volveremos a abrir los ojos y a respirar los colores que juegan a pelearse por llamar la atención y las miradas. La inquietud y zozobra de estos rincones despiertos en los que burbujean los remordimientos y las preocupaciones acabarán por deshacerse en cascadas de sentido común. Todo pasará.

Un joven que, con dieciocho años recién cumplidos, tiene la posibilidad de adquirir un tipo de arma que merece un periodo de instrucción militar para su uso. Y él la adquiere, como si de un terminal de telefonía móvil se tratara. Una transacción comercial que muchos creen reconocer como una forma de libertad. Y allá se va; a entrenar con las vidas débiles de sus mayores y de los pequeños de una escuela. Y así, como ocurre en los videojuegos, van cayendo al suelo alumnos de primaria norteamericanos.

Y todos los medios del mundo nos lo ofrecen en bandeja. La noticia de estos días. La libertad convertida en locura irracional e ilógica que siega vidas anónimas para nosotros, pero para quienes les pusieron sus nombres, no es cegar, es arrancar de raíz esperanzas e ilusiones, es sentir que al alma se les arranca del cuerpo.

La locura pasará. Esta locura pasará. Como pasó y terminaron las leyes que justificaban la esclavitud como normalidad social. Como pasarán aquellas otras que hoy justifican la muerte de quienes no se pueden quejar ni defender porque aún -la ley- no les reconoce personalidad jurídica por no natos. También son personas sin papeles, humanos irregulares.

La noche de la historia pasará. Esta loca noche de sinrazón y utilitarismo ciego que solo valora la rentabilidad individual de las acciones. Y nacerá, de nuevo, el sueño de lo más grande de la humanidad: la solidaridad desnuda. Sí que nacerá; porque siempre habrá alguien que confíe en la razón humana.

Demasiado oscura está la pantalla para que sea fácil mantener la esperanza. Parece que no hay bondades que comentar. Todo es guerra, enfermedad, muerte y dolor. Los oscuros colores de la historia. Hay oscuridad porque no afinamos la mirada y porque se nos hace imposible reconocer la pequeñez del pelo que nada sobre la faz del inmenso tazón de leche. Y todo es pelo. Y todo se nos vuelve oscuro.

¿Cuántos son los seres humanos que despiertan enamorados y agradecidos? ¿Cuántos hay que cuidan a los suyos día tras día acariciando con sus quehaceres la vida de las personas? ¿Cuántas personas honradas que rehúyen aprovecharse de los errores ajenos? ¿Cuántas son las que imaginan y construyen con creatividad espacios de bien común? Si miras alrededor, alguna encontrarás. Pero si afinas la mirada, si eres capaz de no cegarte por la dureza oscura del mal, muchas más encontrarás.

La terapia de la esperanza es cada vez más necesaria.

“Conviene que me vaya, para poder enviarles al defensor, que los llevará a la verdad plena”. Señor, cumple tu promesa. Es insoportable tanta oscuridad.