La devoción del pueblo murciano por Nuestra Sra. de la Fuensanta es muy antigua, surgiendo a partir de la aparición de la Virgen en el monte conocido como El Hondoyuelo. Cuenta la leyenda que en esta sierra, situada a unos cinco kilómetros de la capital y ya considerada como enclave sagrado por las primeras civilizaciones que habitaron la zona, María había hecho brotar la “fuente santa” que dio nombre a la advocación.
La historia de cómo la Fuensanta ha pasado a convertirse en una de las más importantes devociones del Levante español, comienza el 17 de Enero de 1694. en esa fecha, tras una larga sequía que azotaba toda la zona, se acuerda bajar la imagen de la Virgen por vez primera hasta Murcia. Con aquella romería se imploraba la lluvia necesaria para los cultivos, relatando las crónicas de la época que, al finalizar la rogativa, llovió copiosamente e incluso llegó a nevar. Pero el milagro del agua se repitió en las sucesivas romerías y la Virgen de la Fuensanta fue nombrada patrona de la Ciudad y su Huerta en 1731.
El Santuario de la Virgen es hoy uno de los más visitados del país, no sólo como lugar de peregrinación, sino también por la belleza del enclave. Sobre la ermita primitiva, descrita en antiguos documentos como “entre iglesia y mezquita”, empieza a construirse a finales del siglo XVII un nuevo templo más acorde con el gran poder de convocatoria que estaba adquiriendo La Fuensanta.
En el interior de la iglesia se encuentra la venerada talla de la Patrona, una imagen de origen gótico y retocada en el siglo XVIII por el imaginero Roque López, atribuyéndose el Niño a Francisco Salzillo. La hermosura de la imagen es indiscutible , su aspecto se embellece con lujosos ropajes , joyas y coronas regaladas por los fieles, siendo el color tostado de su cara el que ha motivado que sea cariñosamente conocida con el sobrenombre de “La Morenica”. También encontramos en el templo importantes frescos del pintor Pedro Flores alusivos a la advocación, así como una hermosa colección de relieves sobre temas evangélicos marianos realizados por el escultor Juan González Moreno.
La difusión del culto a Nuestra Señora de la Fuensanta desde su proclamación como patrona, ha venido ligada a la celebración de traslados periódicos de la imagen desde el Santuario hasta la Catedral de la ciudad y viceversa. Tanto en las romerías como en los demás actos protagonizados por la Virgen, la antigua hermandad de Caballeros de la Fuensanta, es la encargada de custodiar la venerada imagen.
Actualmente, dos son las ocasiones establecidas para bajar a la Virgen a Murcia: una, con la llegada de la Cuaresma hasta finalizar las Fiestas de Primavera de la capital; y otra en Septiembre con motivo de su festividad el primer domingo después del día ocho del mismo mes.
Durante su estancia en la ciudad tienen lugar diversos actos, como la ofrenda floral a las puertas de la Catedral, la solemne procesión con la imagen por las calles del casco antiguo y la celebración de su onomástica con una Misa Pontifical y Procesión Claustral en el interior del templo catedralicio.
Durante el camino de regreso al Santuario la Virgen recibe numerosas muestras de cariño, sucediéndose las tradicionales “lluvias de pétalos” desde los balcones . A su llegada todo el monte es un clamor, y la multitud despide a su Patrona entre vítores y aclamaciones.