Si tuviésemos que elegir a un abuelo orgulloso de su nieto estos días, posiblemente sería el de Carlos Alcaraz.
El tenista murciano de apenas 19 años ha hecho historia al conquistar este domingo el US Open, cuarto y último ‘Grand Slam’ de la temporada. Se ha convertido así en el sexto jugador español en ascender al número uno del mundo.
El de El Palmar (Murcia) se coronó en Flushing Meadows tras batir al noruego Casper Ruud y obtuvo el premio extra de ocupar a partir de este lunes el primer puesto del ránking mundial de la ATP, siendo el más joven en lograrlo desde que se instauró la clasificación y relevando en ese privilegio al australiano Lleyton Hewitt. Todo un éxito, que según él mismo ha explicado en más de una ocasión, se debe en parte a su abuelo.
La regla de las tres ‘C’: cabeza, corazón y cojones
Y es que además Carlos Alcaraz Lerma (abuelo), es el primer fan de su nieto, quien le ha trasmitido mucho de lo que el tenista es hoy día. En concreto, el joven de 19 años ha recordado en declaraciones a prensa que su abuelo «siempre me ha dicho que me enfoque en las tres ‘C’: Cabeza, corazón y cojones». Además, el abuelo ha destacado en una entrevista que la cabeza de su nieto es «privilegiada, como la de su padre. El corazón lo trae de serie, como sus hermanos. Todos son buenos chicos», aseguraba en La Verdad de Murcia.
Respecto al tercer elemento, Carlos Alcaraz Lerma, de 86 años, comenta que «ya le decía cuando era pequeño que había que sacarlos en positivo, para ganar los partidos y no para quejarse», explica el abuelo de Alcaraz, quien no se pierde un partido, aunque sea de madrugada. Otro de las claves del éxito, heredada de sus antecesores es el ajedrez. Fue precisamente su abuelo quien enseñó a tenista a jugar al ajedrez porque consideraba que eso le venía bien a la hora de ordenar su mente en la pista. «Le ponía a prueba y si me ganaba le regalaba una bolsa de chucherías», comentaba en el diario murciano.