El pasado 10 de Mayo Vida Ascendente de Orihuela Alicante celebrábamos el Encuentro jubilar Diocesano con motivo del 200 aniversario del Milagro Eucarístico del Nostre Senyor Robat de Onil.
Alrededor de 80 personas de toda la diócesis nos dábamos cita en el pequeño pueblo de Onil donde el Señor Jesús nos esperaba, se hicieron dos rutas de autobuses para dar mejor servicio porque nuestra diócesis es muy grande y dista más de 100 km de un extremo a otro.
Una vez en el destino las componentes del grupo fueron a recoger a los visitantes y los acompañaron al centro parroquial donde se procuró una acogida cariñosa a los que iban llegando, a eso de las 12,00 pasamos al templo parroquial, y el párroco, D. José Manuel Bascuñana, nos explicó con detalle lo que celebrábamos y la importancia de aprovechar la ocasión de ganar la indulgencia plenaria.
A continuación celebramos la Eucaristía, que fue presidida por Monseñor Francisco Cases, y concelebrada por nuestro Consiliario diocesano D. Tomás Bordera, el Co-director de SEMA D. Germán Sánchez, D. Ramón Martínez, párroco de La Hoya, uno de los grupos nuevos de este año, y D. Jose Manuel Bascuñana, párroco de Santiago Apóstol de Onil.
En la Homilía, Monseñor Cases nos hizo ahondar en como Dios nos habla y confía a cada uno una misión, a veces no queremos escuchar o no nos viene bien y de cómo tenemos que ser valientes y no estar instalados en nuestra comodidad, hay que salir y llevar el mensaje del Señor Jesús por donde vayamos. Fue precioso sentir como todos los que asistíamos éramos una piña.
Una vez finalizada la Eucaristía, llegó el momento fuerte del día, los sacerdotes fueron a la Capilla del Santísimo, donde permanece el Nostre Senyor Robat, en una hornacina con las puertas abatibles, y lo trajeron en procesión hasta el altar donde fue depositado por Monseñor Cases, a continuación D. German nos lo ofreció para que fuéramos pasando uno por uno a adorarlo y a depositar en El nuestras intenciones y nuestros agradecimientos.
La emoción estaba a flor de piel y es que el Señor es el Señor y nos conoce a cada uno y nos ama con nuestros fallos y debilidades.
Finalizada la Eucaristía volvimos a los autocares para desplazarnos al lugar del almuerzo en la localidad vecina de Castalla, comimos muy bien y con muy buen ambiente, tras la comida cogimos los buses y cada uno volvió a su lugar de origen, damos gracias por tan precioso día, porque nadie se despistó y nadie tuvo ningún percance, el Señor Jesús nos cuida.