Existe en la ciudad de Guadalajara una iglesia de pequeñas proporciones, pero muy entrañable y querida por sus habitantes que está dedicada a la Virgen de la Antigua, constituida patrona de la ciudad el año 1.883 por acuerdo unánime del Ayuntamiento refrendado por el Cardenal-Arzobispo de Toledo el 21 de Diciembre de aquel año.
Durante siglos acogió a la Parroquia de Santo Tomé, que entre sus muros en una de sus capillas se dio culto a la Virgen de la Antigua, hoy titular de la iglesia como santuario a Ella dedicado.
Situada en los aledaños del Ayuntamiento, forma parte de la ciudad histórica o antigua pues al mismo borde de las murallas fue construida.
Cada año en la tarde noche del ocho de septiembre, miles de personas se agolpan en las calles para acompañar aplaudir y rezar a la que es patrona y alcaldesa honoraria de la ciudad.
Cuando el siglo VIII se acercaba a su final y la noble ciudad de Alcalá cedía protagonismo, a la nueva ciudad de Guadalajara, cuyo alcázar y fuertes murallas, recién construidas, la hacían poco menos que inexpugnable, uno de los últimos obispos de la ciudad complutense creyó oportuno trasladar su residencia a la vecina Guadalajara en dónde, pensaba, sería más necesaria su ocupación episcopal.
Así lo hizo acompañado de un grupo numeroso de clérigos y cristianos que, vieron en la nueva ciudad más posibilidades de futuro para ellos. Situados en su nuevo asentamiento pronto inició el obispo los trámites para construir una iglesia.
Obtenido el permiso, inició las obras en el lugar asignado, junto a la muralla y muy cerca de una de sus puertas más importantes. Parece que iban ya avanzadas las obras de la nueva iglesia cuando uno de los obreros clavó su piqueta en un punto de la muralla que sorprendentemente sonó a hueco. Despejado el lugar encontraron una hornacina y en ella una hermosa imagen de la Santísima Virgen. Avisado el Obispo, trasladaron la sagrada imagen, en la primera procesión de la historia con la Virgen de la Antigua por las calles de Guadalajara, a la nueva iglesia de Santo Tomé o Santo Tomás.
Cuenta la leyenda que en la noche de San Juan del año 1.075 tras ser abierta la puerta próxima a la iglesia de Santo Tomé, hoy llamada por ello de Alvar-Fáñez, por un cristiano introducido en la ciudad, penetraron en ella las tropas dirigidas por Alvar Fañez de Minaya que en pocas horas se hicieron con la misma.
Enterado el capitán de la existencia de una iglesia cristiana dónde se daba culto a Nª Sª allí dirigió sus pasos acompañado de sus soldados, para dar gracias por su victoria a la que ofreció su espada que puso a sus plantas.
Hay quien opina que fue entonces cuando empezaron a llamar Antigua a la vieja imagen encontrada en la muralla.
Colaboración de la Presidenta diocesana de Sigüenza -Guadalajara