23 de enero. 3º Domingo del Tiempo Ordinario
Neh 8, 2-4a. 5-6. 8-10. Leyeron el libro de la Ley, explicando su sentido.
Sal 18. R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.
1 Cor 12, 12-30. Vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno es un miembro.
Lc 1, 1-4; 4, 14-21. Hoy se ha cumplido esta Escritura.
1. ¿Qué dice la Palabra de Dios?
Después de contemplar durante el Tiempo de Navidad a la Palabra hecha carne, desde su institución por el Papa Francisco, celebramos este tercer domingo del Tiempo Ordinario, el «Domingo de la Palabra de Dios».
La lectura del Evangelio tiene dos partes: el Prólogo del Evangelio y la presentación de Jesús en la sinagoga de Nazaret. En el Prólogo Lucas nos indica el cuidado que ha tenido para reunir los datos sobre Jesús de Nazaret. Señala además que el origen de todo está en Jesús y los datos que los testigos oculares describen después de la resurrección de Jesús, son los temas de la predicación sobre el Mesías.
El Evangelio y el libro de los Hechos de los apóstoles están dedicados a un tal ilustre Teófilo. Este nombre significa «amigo de Dios». Esto hace suponer a algunos comentaristas que Teófilo era un cristiano conocido. Otros, en cambio, opinan que Teófilo es un nombre simbólico. Y, por esto, la dedicatoria va dedicada a cualquier cristiano de cualquier época.
1. Lleno del Espíritu Santo
La misión que Jesús va a proclamar en la sinagoga de Nazaret está impulsada por el Espíritu Santo. Así Lucas ya comienza a ver a Jesús como el profeta enviado por Dios para trasmitir a su pueblo su mensaje. Es el Espíritu que le conduce a Galilea. Allí había comenzado su vida y se había desarrollado su infancia y adolescencia. Y en la despreciada «Galilea de los gentiles» comienza su ministerio, por la Palabra, impulsado por el Espíritu. La acción del Espíritu, quiere transformar el mundo, santificarlo, ponerlo bajo la soberanía de Dios. Cuando Jesús haya llegado en Jerusalén a la meta de su actividad, los discípulos guiados por el Espíritu llevarán la noticia de Jesús al mundo entero.
2. El Espíritu está sobre mí
Lucas nos presenta a Jesús como el lector que proclama la Palabra de Dios, escrita por Isaías el profeta. Y se siente ungido por el mismo Espíritu para actualizar la virtud de la Palabra que cuatro siglos antes se había pronunciado. Curiosamente, Lucas no cita una parte del versículo original de Isaías —un día de venganza de nuestro Dios—. Lucas ha sido calificado como el «evangelista de la ternura y misericordia de Dios». ¡Detalle muy significativo!
Lucas subraya también el poder de la Palabra de Dios, que actúa para anunciar y realizar la buena noticia a los pobres. Todo el Evangelio es la buena y alegre noticia que proclama, con palabras y obras, que Jesús trae la liberación. Es un texto programático para la Iglesia y para todo discípulo de Jesús: ungido, para anunciar y realizar la
liberación a los pobres, encarcelados, ciegos, oprimidos y seguir proclamando un año (sin fin) de gracia del Señor.
3. Hoy se ha cumplido ante vosotros esta Palabra
Jesús indica que en Él la salvación de Dios ya está presente para aquellos que quieran acogerla. La Iglesia tiene la misión, como los primeros apóstoles, de ir anunciando y actualizando en cada lugar y en todo tiempo que la acción salvadora del Mesías Jesús es constante. La Liturgia de la Iglesia proclama constantemente la Palabra, no sólo como preparación para celebrar el sacramento, sino que la misma palabra es fuente eficaz de gracia.
2. ¿Qué nos dice la Palabra de Dios?
También yo he recibido desde el bautismo la naturaleza de ser hijo de Dios y, con eso, la condición y vocación de ser, como Jesús: sacerdote, profeta y rey.
La Palabra de Dios ha de ser para mí: una luz que oriente mis pasos y la fuerza constante que me impulse a proclamar la Buena Noticia de la salvación.
¿Soy consciente de esta vocación regalada por el Señor? ¿Trato de vivirla y realizarla a favor de los pobres?
3. ¿Qué le respondo al Señor?
Haré una revisión de mi vida como discípulo del Profeta de Nazaret y, en concreto, de mi actuación a favor de otras personas, para que vivan su
vocación de bautizados y ungidos.