PEREGRINACIÓN JUBILAR DE VIDA ASCENDENTE DE ALCALÁ A SAN ISIDRO

El martes, día 17, al haber concedido la Santa Sede a nuestra Archidiócesis un Año Jubilar con motivo del IV centenario de la canonización de San Isidro, integrantes de nuestro Movimiento de la Diócesis de Alcalá, en número de 48, iniciamos, con nuestro Consiliario Nacional al frente, la peregrinación a Madrid.

Llegamos a la capital a las 10 horas e, inmediatamente, visitamos la Capilla de la Cuadra de San Isidro, donde, según cuenta la tradición popular, estuvo situado el espacio donde guardaba el Santo los bueyes que utilizaba en la labranza y, actualmente, oratorio ubicado en la planta baja de un edificio vecinal construido a mediados del siglo XIX, 1856, en el número 3 de la hoy denominada calle Pretil de Santisteban, próxima a la Carrera de San Francisco y muy cerca de la Colegiata bajo la advocación del Santo Patrón de Madrid.

El inmueble en el que, actualmente, se sitúa la Capilla y a la que no se podía acceder hasta principios del actual siglo, pertenecía al Marqués de Villanueva de la Sagra. Ya en su interior una voluntaria miembro de la Real, Muy Ilustre y Primitiva Congregación de San Isidro de Naturales de Madrid, nos indicó que, en fechas determinadas, se celebraba la Eucaristía, señalando, igualmente, que el retablo que la preside es de estilo neoclásico en el que se ven representadas las imágenes de San Isidro con la yunta de bueyes y, Santa María de la Cabeza.

Desde lo que estima la tradición eran las Cuadras de San Isidro nos dirigimos en paseo de apenas diez minutos a la Colegiata, donde estaba previsto que, a las 12 horas, participáramos en la Misa del Peregrino. La Colegiata de San Isidro desde que en 1885, tuvo lugar la constitución de la diócesis de Madrid, fue la catedral provisional de la capital y, en calidad de tal, se mantuvo hasta 1993 cuando se culminaron las obras de la actual Catedral de Santa María La Real de la Almudena.

Después de la Santa Misa, concelebrada por el Consiliario Nacional y un vicario de la Colegiata, tuvimos ocasión de venerar el cuerpo incorrupto de San Isidro depositado en un sarcófago y el de las reliquias de Santa María de la Cabeza, en una urna, incorporados al retablo mayor. En un recorrido por el interior de la Colegiata, pudimos contemplar el retablo presidido por la Sagrada Familia, en la Capilla del Pilar y varios lienzos atribuidos a Francisco de Ricci.

Nos llamó particularmente la atención la Capilla de la Dormición de Nuestra Señora, donde se exhibe un precioso y valioso retablo pictórico del siglo XVI. El edificio de la Colegiata fue incendiado poco después de iniciada la Guerra Civil, destruyendo el fuego numerosas obras de arte, entre ellas el retablo mayor que había sido trazado por Ventura Rodríguez. Concluida la contienda fue reproducido, al parecer, con gran acierto.

Finalizada nuestra estancia en la Colegiata, nos dividimos por los alrededores con ánimo de recuperar fuerzas para poder llegar en forma a un restaurante próximo, donde acabamos de recuperarlas en su totalidad, con un almuerzo de fraternidad.

Desde la llegada a Madrid fue palpable el sentimiento de amistad, de hermandad, entre todos los peregrinos que concluimos nuestra estancia en la capital con un rápido recorrido por el Museo de San Isidro, situado en la denominada «Casa de San Isidro» donde, según la tradición, estuvo situada la casa de Iván de Vargas, patrón de nuestro Santo pero sin que exista prueba fehaciente de que así fuera, es más, los indicios descartan tal posibilidad.

En el museo se encuentra uno de los pozos que se reivindican como en el que tuvo lugar la caída de su hijo Ilan y del cuál fue salvado por las oraciones de sus padres. A las 17.00 horas, con buen ánimo y renovados nuestros deseos de superación personal y del Movimiento, regresamos a nuestras respectivas localidades.