VISITA DEL CONSILIARIO NACIONAL A LAS ISLAS CANARIAS

El consiliario nacional del Movimiento Padre Nacho Figueroa   ha visitado esta semana el archipiélago Canario, lunes martes y miércoles ha estado con los grupos  de Tenerife y La Palma y el jueves y el viernes en Gran Canaria y Lanzarote.

Desde el lunes 23 hasta el miércoles 25 de enero, los miembros de Vida Ascendente han podido disfrutar de un encuentro con el consiliario general del movimiento, Ignacio Figueroa, quien se ha hecho presente en diversos puntos de la  diócesis.

Concretamente, el lunes 23, Figueroa se reunió con los miembros de Vida Ascendente de la zona metropolitana y norte de Tenerife, en la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, en La Laguna, a las 17:00 h. El martes 24, Figueroa hizo lo propio con los grupos de La Palma, a las 10:30 h., en el Santuario de Nuestra Señora de Las Nieves. Y el miércoles 25, fue el día para reunirse con los grupos de la zona sur de Tenerife. Este último encuentro tendrá lugar en la parroquia de nuestra Señora de Fátima, en Arafo, a las 10:30 h.

Además, Figueroa ha podido visitar al obispo Nivariense acompañado del consiliario diocesano del movimiento y de la actual y anterior presidentas.

Figueroa indicó que el principal motivo de la visita será animar a muchos mayores que aún están algo reacios a retomar la dinámica normal del movimiento. “Después de la pandemia notamos que todavía cuesta salir de casa y ponerse en marcha. Queremos animar a nuestros mayores, no solo a la actividad propia de Vida Ascendente, sino a esa a propuesta de la Conferencia Episcopal de poner en marcha la pastoral del mayor en todas las diócesis”.

Para Figueroa el papel de los mayores no debe quedar relegado a algo secundario en el seno de la Iglesia, sino todo lo contrario. “El papa Francisco nos ha dedicado 18 catequesis el pasado año sobre el papel de los mayores, no solo dentro de la Iglesia, sino también como testimonio de vida cristiana en la sociedad. Los mayores son transmisores de la fe en la familia y en una sociedad donde la secularización cada vez es mayor”.

En este sentido, Figueroa hace hincapié en que, en ocasiones, la fe de las personas de avanzada edad, es como un soporte de la experiencia de Dios. “Cuando abrimos las puertas de nuestras iglesias, sobre todo, lo que nos encontramos son personas mayores. Personas que están trabajando como voluntarias en Cáritas, dando catequesis, comprometidas en la liturgia, etc. Por todo ello, creo que es necesario poner en valor el papel de los mayores también en las comunidades cristianas. Se trata de descubrir que la ancianidad no es un problema, sino una oportunidad. Desde ese momento de sus vidas, en el cual se tiene algo más de tiempo, se puede dedicar más energía a esa transmisión de la fe tan necesaria”.

El día 26 y el  27 de enero, el Consiliario Nacional del Movimiento Vida Ascendente, J. Ignacio Figueroa, recorrió Lanzarote y Gran Canaria para saludar y animar a los grupos de Mayores que forman parte de este Movimiento en la Diócesis de Canarias.

Encuentro en Lanzarote

En la Parroquia de Santa María de La Vega de Arrecife, estuvo presente en el Encuentro insular que tuvieron en la isla de Lanzarote y, allí, les animó a vivir en el grupo con alegría y con la experiencia de vida que les acompaña. A continuación se celebró la Eucaristía y dieron gracias a Dios por esta realidad de Vida Ascendente en la Iglesia, finalizando con un espacio lúdico donde no faltó la música y la merienda.

La Parroquia del Santísimo Cristo Crucificado, punto de encuentro en Gran Canaria

El viernes, 27 de enero, el Consiliario Nacional, acompañado por la Presidenta diocesana, compartió la mañana con un grupo de Gran Canaria en la Parroquia del Santísimo Cristo Crucificado, después de saludar al Obispo Auxiliar de Canarias, Mons. Cristóbal Déniz, para quien tuvo palabras de elogio ante los asistentes por la cálida acogida dispensada.

El Consiliario Figueroa, sacerdote de la Diócesis de Alcalá de Henares, expresó en su intervención que el envejecimiento no se ha de entender como una amenaza, sino como una oportunidad para vivir en plenitud lo que para muchos se convierte en el último tercio de la vida.  “Se trata de un tiempo” –dijo “ para recorrer un camino interior y compartir una experiencia comunitaria que nos permitan ofrecer a Dios, a la Iglesia, a la familia y a la sociedad ese tiempo del que disponemos y esa mochila de experiencias que se ha ido llenando a lo largo de la vida”.