La Carta Samaritanus bonus de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre el cuidado de las personas en las fases críticas y terminales de la vida y el Documento de la Conferencia Episcopal Española Sembradores de Esperanza. Acoger, proteger y acompañar en la etapa final de esta vida, recogen el sentir de la Iglesia Católica en este tema tan controvertido.
José Mazuelos, medico, obispo de Canarias y presidente de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española (CEE), ha criticado la «inhumana» ley de eutanasia y ha opinado que quien quiera matarse puede hacerlo sin involucrar a un profesional de la medicina. Aclara que tan malo es provocar la muerte como el encarnizamiento terapéutico.
La Eutanasia es fruto de un individualismo radical incoherente antropológicamente, en la falacia de mi cuerpo es mío y yo decido lo que tengo que hacer con él. La cruda realidad es que la solicitud de eutanasia no se realiza en un estado de libertad, no te dejan escoger Cuidados paliativos o Eutanasia, porque el Estado no invierte en cuidados paliativos y ayudas a las familias en este difícil trance.
Desde el Estado nos tratan de imponer una visión de la economía del descarte, lo que no aporta se desecha para que no constituya un gasto.
Nos encontramos ante la extrema necesidad de humanizar la muerte porque no hay enfermos incuidables, aunque sean incurables, los cuidados paliativos y la ayuda a la familia para que puedan acompañar al enfermo terminal hasta su final natural son una necesidad imperiosa en el momento actual.
Por otra parte está la incoherencia de querer uno mismo tomar sus propias decisiones pero que sea el Estado, a través de los médicos los que la lleven a cabo. El Obispo de Canarias añadía: «Ahora vienen con una ley que dice ‘hago con mi vida lo que me da la gana“, pero tienes que venir tú a matarme, tiene que venir el Estado a través de los médicos. Si usted me lo reivindica desde el individualismo radical, ¿cómo me reivindica usted la dimensión social? ¿Que yo tengo una obligación de matarlo? No. Matarse se puede matar todo el que quiera, es un poder que todos tenemos: abrimos el gas y nos quedamos dormiditos la mar de dulce.
En este enlace puedes acceder al video de D. José Mazuelos explicando el tema, son solo 10 minutos.
https://drive.google.com/file/d/11ABv2PercPRhoKZsz5P0pXwxs-2bq_up/view?usp=drivesdk
Santa Anna Schäffer intercesora en la pastoral de cuidados paliativos
Los santos son para los católicos ejemplo en el cual mirarnos y Santa Anna chäffer, mística y con estigmas, es «intercesora en la pastoral de cuidados paliativos»
Vivó entre 1882 y 1925 fue una mujer, en cuerpo y alma, llamada a ofrecerse en expiación por los pecados del mundo.
Mística, con visiones y estigmas, su vida llena de dolores es un auténtico desafío al mundo de hoy más preocupado por culto al cuerpo y a la salud que por su bien espiritual.
Cuando fue canonizada por el Papa Benedicto XVI ya se le habían atribuido cientos y cientos de milagros, y el Papa mismo pidió “que su intercesión intensifique la pastoral de los enfermos en cuidados paliativos”.
Santa Anna Schäffer
Os contamos algo de la vida de esta mística desconocida para muchos:
Con 11 años recibió su Primera Comunión y en ese mismo día Anna tuvo una profunda experiencia de Dios. Ese día escribió una carta a Jesús, en la que le hacía algunas importantes promesas: “Jesús mío, hazme holocausto por todas las deshonras y ofensas que se cometen contra Ti”.
El 4 de febrero de 1901, Anna y otra criada lavaban la ropa en una caldera con agua y lejía hirviendo. En un momento dado, el tubo de la caldera se soltó y Anna se encaramó encima para colocarlo correctamente. En ese momento resbaló y se precipitó en la caldera quemándose las piernas hasta las rodillas. Contra todo pronóstico no murió
En la nueva situación Anna vio claro que su momento había llegado. Así que, fiel a su consagración al amor de Cristo, decidió que su sufrimiento no fuera en vano, por lo que ofreció su vida y su dolor al Señor como una expiación por los pecados y desagravio a Jesús. Su vida fue oración, penitencia y expiación.
El 4 de octubre de 1910 tuvo unas nuevas visiones que ella llamó “sueños” en los que Jesús le confirmó su plan: “Te he aceptado para expiación de mi Santísimo Sacramento”. En la mañana de ese día, mientras recibía la Sagrada Comunión de manos de su párroco, cinco rayos de fuego, como relámpagos, golpearon sus manos, pies y corazón: “Inmediatamente comenzó un dolor inmenso en estas partes del cuerpo, que ella sufrió sin interrupción.
Éxtasis, amor y más dolor
Con esto, el Señor ennobleció el sufrimiento de Anna uniéndolo al suyo. Ella misma le imitaba, no en la rebeldía ni en el cuestionamiento, sino en la entrega, en el espíritu de sacrificio, en el amor, como Cristo en la cruz: “¡En el sufrimiento aprendí a amarte!”, escribió entonces.
Unos años más tarde, el día de san Marcos de 1923, entró en éxtasis y padeció los sufrimientos del Viernes Santo. Su salud se deterioró rápidamente: parálisis espástica de las piernas, calambres severos por una dolencia en la médula espinal y cáncer en los intestinos. Muchos se preguntan cómo Anna podía soportar tanto sufrimiento.
Pero aún empeora: se cae y sufre lesiones cerebrales, lo que afecta gravemente su capacidad para hablar. Desde este momento ella también llevó ocultos los estigmas de Cristo.
La fuerza la obtuvo de la Eucaristía casi diaria: “No hay pluma con la que pueda escribir lo feliz que soy después de cada Comunión… En estos momentos estoy tan feliz que no quiero cambiar mi lecho de sufrimiento por ningún otro”. Está claro que el Señor no solo colocó pesadas cruces sobre ella, sino que también le dio consuelo celestial.
Anna creció más y más en su amor a Jesucristo, lo que le permitió dedicarse a las necesidades e intenciones de los demás. Ella, desde su lecho, escribió cartas de aliento, recibió numerosos visitantes y oraba por quien se lo pedía. El 5 de octubre de 1925 murió orando, una vez más, con sus últimas fuerzas: “¡Jesús, te amo!”.
Este tema también preocupa al Santo Padre que ha preparado un video del que os dejamos el enlace, “por una respuesta Cristiana a los retos de la Bioética” es muy interesante, no os lo perdáis.