Bajo el lema En la Vejez seguirán dando fruto, el pasado 24 de Julio el Santo Padre había convocado la II JORNADA MUNDIAL DE LOS ABUELOS Y DE LOS MAYORES, el Dicasterio para la familia, los laicos y la vida hecho pública la oración para tal jornada y la Penitenciaria Apostólica concedido la Indulgencia Plenaria a todos los ancianos que participaran en las liturgias celebradas con motivo de la Jornada, y a todos aquellos que en los días inmediatamente anteriores o posteriores a la Jornada visitaran a un anciano que estuviera solo. La visita, de hecho, escribió el Papa Francisco en el mensaje para la Jornada, «¡es una obra de misericordia de nuestro tiempo!».
El Santo Padre estaba de viaje a Canada, desde el avión que lo llevó, el papa Francisco dijo que “los abuelos y las abuelas son los que han transmitido la historia, las tradiciones, las costumbres” y pidió a todas las personas “volver a ellos, a los mayores, con el pensamiento, volver a sus raíces, no para quedarse ahí, sino para llevarlas adelante, como el árbol que toma fuerza de sus raíces y la lleva adelante en las flores, en los frutos”…
Allí recordó este verso que decíamos ayer del poeta argentino Francisco Luis Bernárdez, ese verso de un soneto que dice: “… Porque después de todo he comprendido / Que lo que el árbol tiene de florido / Vive de lo que tiene sepultado”.
Y luego de recordar ese hermoso verso (que incluso ha publicado en uno de los documentos de su pontificado), el Papa puso su mirada también en la riqueza de “los religiosos y religiosas ancianos”, a los que llamó “los abuelos y abuelas de la vida consagrada”.
Incluso hizo una doble recomendación que debe ser escuchada por todas las comunidades religiosas y también para las diócesis y arquidiócesis: “no esconder” a los mayores, a los abuelos y abuelas de la vida consagrada, porque son “la sabiduría de una familia religiosa”, dijo el Papa.
Y a los novatos, novicios y novicias, y nuevos religiosos les sugirió “tener contacto con los mayores”, porque ellos “nos dan toda la experiencia de vida que nos ayuda y nos ayudará para seguir adelante”.
En el tercer día de su viaje apostólico a Canadá, el día 26, el Santo Padre participó en la tradicional peregrinación de las comunidades indígenas al Lago de Santa Ana, a unos 72 kilómetros de la ciudad canadiense. El lago llamado Wakamne («Lago de Dios») por los Nakota Sioux y «Lago del Espíritu» por el pueblo Cree, es famoso por sus aguas curativas y por su significado espiritual tanto para los católicos como para los pueblos indígenas en Canadá y el noroeste de los Estados Unidos.
La peregrinación, dedicada a la madre de María, es uno de los encuentros espirituales más importantes para las fieles de América del Norte. Francisco continuó su discurso subrayando que “es necesario mirar más a las periferias y ponerse a la escucha del grito de los últimos […] es el grito de los ancianos que corren el peligro de morir solos en casa o abandonados en una estructura, o de los enfermos incómodos a los que, en vez de afecto, se les suministra la muerte”.
“A veces, el mejor modo para ayudar a otra persona no es darle enseguida lo que quiere, sino acompañarla, invitarla a amar, a donarse. Porque es así, a través del bien que podrá hacer por los demás, que descubrirá sus ríos de agua viva, que descubrirá el tesoro único y valioso que es él mismo”, afirmó el Papa.
Una experiencia en Jerusalen
Este año, por primera vez, la Comunidad de St. James de Jerusalén aceptó la invitación de la Iglesia para organizar actividades especiales con el fin de conmemorar el Día Internacional de las Personas Mayores, una fiesta que recientemente entró en el calendario. El Papa Francisco enfatizó la importancia de los ancianos en la sociedad y animó a todos los creyentes a valorarlos y aprender de su experiencia, nos lo cuentan desde Tierra Santa
“El padre Román, responsable de la pastoral de los ancianos en el Vicariato de St. James, nos invitó a organizar un encuentro en cada comunidad y sugirió algunas ideas sobre cómo hacerlo. Decidimos dedicar a esta actividad dos días en Jerusalén. El sábado 23 de julio, ocho miembros de la comunidad acompañados por el Padre Benny y el Padre Levi (un sacerdote religioso de Senegal que visita Israel) fueron a Abu Dhis, un asilo de ancianos dirigido por las monjas de Notre Dame de Dauliere. Durante cerca de una hora jugaron con los moradores de la casa y las monjas que allí atienden, todo en un cálido ambiente de celebración entre hermanos, más allá de cualquier barrera. Música, baile, juegos y una oración de clausura fueron los elementos de la visita. Muy impresionante fue la participación de las Hermanitas de Jesús de nuestra comunidad, quienes a su vez son residentes de otro hogar de ancianos, y dedicaron su tiempo a hacer felices a otras personas bailando y jugando con ellas.
El domingo 24 de julio en la comunidad misma celebramos la Cena del Señor como de costumbre y reservamos asientos en primera fila para ocho amadas mujeres. Después de la oración salimos al patio y junto con un refrigerio jugamos juntos. El momento más emocionante fue el encuentro con los jóvenes de la comunidad quienes hicieron profundas preguntas sobre la larga vida de las actuales “abuelas” sobre las cuales respondieron con honestidad y entusiasmo. Se encontraron puntos en común a pesar de la gran diferencia de edad entre nuestros sobrevivientes del Holocausto y la generación más joven que enfrenta dificultades sociales y la falta de pertenencia.
Verdaderamente, este día fue una bendición para todos nosotros y esperamos continuar con esta tradición en los años venideros”
Aterrizando en España, algunas diócesis con celebraciones especiales para el día 26 han hecho coincidir las celebraciones del día de los abuelos y mayores, y en otras se celebraba propiamente el domingo 24. Muchos mayores se han unido a sus hijos y nietos en este día tan especial, pasando un estupendo día familiar, otros han visto como su soledad cotidiana se daba un respiro por alguna visita inesperada.
Nos han llegado ecos de las preciosas celebraciones en Tui – Vigo, Jaén, Orihuela-Alicante, con la Eucaristía como centro de la celebración, no podía ser de otra manera, con preciosas liturgias y colaboración de nuestro movimiento Vida Ascendente, en Baiona, Bailen, Onil, se celebró el dia de las personas mayores de muy variadas formas.
Este día ha sido una oportunidad, una ocasión de poner en valor a los abuelos, que ricos en experiencia y en vida, la ponen al servicio de la sociedad en muchas ocasiones, acompañando a los nietos, ayudando a los hijos, con otros mayores.