EIM 2023 : GANAR EL JUBILEO DE SANTA MARTA

El Año Santo Jubilar es un tiempo de gracia que concede la Iglesia Católica, con motivo de un acontecimiento eclesial de gran relevancia -como es el 75 aniversario fundacional de la Hermandad- para conceder las indulgencias fijadas a aquellos fieles que cumplan ciertos preceptos establecidos por Roma.

El jubileo que concede la Iglesia Católica puede ser ordinario o extraordinario. Los primeros son aquellos que se celebran de manera preestablecida y tiene una periodicidad. Los segundos, los extraordinarios, son los que se celebran con motivo de un hecho destacado. Es un tiempo para el perdón de los pecados y por tanto, debe ser una época de reconciliación, de conversión y de penitencia sacramental.

Debido a la celebración del 75 aniversario fundacional de la  Hermandad, la Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede, por mandato especialísimo de Su Santidad el Papa Francisco, ha dispuesto conceder a la Hermandad de Santa Marta, y a la Parroquia de San Andrés Apóstol por ende, la gracia de que estas puedan celebrar esta efeméride con un Año Santo Jubilar.

En nuestro encuentro anual , nos llega un tiempo de gracia que Dios nos regala como signo de la misericordia del Padre que nos acoge, nos perdona y nos renueva, nos acercaremos , con las debidas disposiciones, hasta la Parroquia de San Andrés y hasta Santa Marta, y podremos  recibir el perdón de nuestros pecados por la misericordia divina y la indulgencia plenaria.

Por todo esto, el Año Santo Jubilar de Santa Marta es un año de esperanza, de justicia fraternal y de servicio a Dios.

Durante este encuentro  se nos ofrece profundizar nuestra relación con Dios y con nuestros hermanos, es una oportunidad para aumentar nuestra fe y nuestro compromiso como testigos de Jesucristo en una sociedad que tanto necesita de Él.

El Año Jubilar es una invitación a la conversión, una hermosa “Cuaresma” en la que debemos vivir como Marta, siempre al servicio del Señor, para mostrar el rostro siempre amable del Santísimo Cristo de la Caridad.

Para ganar la indulgencia plenaria se requiere, peregrinando a la Parroquia de San Andrés Apóstol, el cumplimiento de, al menos, estas tres condiciones: la confesión sacramental, la comunión eucarística y la oración por las intenciones del Romano Pontífice. Hagamos de este tiempo de gracia una búsqueda constante del Señor

La indulgencia plenaria

La celebración del Año jubilar no sólo constituye una ocasión singular para aprovechar el gran don de las indulgencias, que el Señor nos hace mediante la Iglesia, sino que también es una feliz oportunidad para volver a presentar a la consideración de los fieles la catequesis sobre las indulgencias. Por eso, la Penitenciaría apostólica publica, para utilidad de cuantos realizan las visitas jubilares, este aviso sagrado.

INDICACIONES DE ÍNDOLE GENERAL SOBRE LAS INDULGENCIAS

  1. El «Código de derecho canónico» (c. 992) y el «Catecismo de la Iglesia católica» (n. 1471), definen así la indulgencia: «La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos».
  2. En general, para lucrar las indulgencias hace falta cumplir determinadas condiciones (las enumeramos en los números 3 y 4) y realizar determinadas obras (en los números 8, 9 y 10 se indican las que corresponden al Año santo).
  3. Para lucrar las indulgencias, tanto plenarias como parciales, es preciso que, al menos antes de cumplir las últimas exigencias de la obra indulgenciada, el fiel se halle en estado de gracia.
  4. La indulgencia plenaria sólo se puede obtener una vez al día. Pero, para conseguirla, además del estado de gracia, es necesario que el fiel tenga la disposición interior de un desapego total del pecado, incluso venial; – se confiese sacramentalmente de sus pecados; reciba la sagrada Eucaristía (ciertamente, es mejor recibirla participando en la santa misa, pero para la indulgencia sólo es necesaria la sagrada Comunión); y ore según las intenciones del Romano Pontífice.
  5. Es conveniente, pero no necesario, que la confesión sacramental, y especialmente la sagrada Comunión y la oración por las intenciones del Papa, se hagan el mismo día en que se realiza la obra indulgenciada; pero es suficiente que estos sagrados ritos y oraciones se realicen dentro de algunos días (unos veinte) antes o después del acto indulgenciado. La oración según la mente del Papa queda a elección de los fieles, pero se sugiere un «Padrenuestro» y un «Avemaría». Para varias indulgencias plenarias basta una confesión sacramental, pero para cada indulgencia plenaria se requiere una distinta sagrada Comunión y una distinta oración según la mente del Santo Padre.
  6. Los confesores pueden conmutar, en favor de los que estén legítimamente impedidos, tanto la obra prescrita como las condiciones requeridas (obviamente, excepto el desapego del pecado, incluso venial).
  7. Las indulgencias siempre son aplicables o a sí mismos o a las almas de los difuntos, pero no son aplicables a otras personas vivas en la tierra.

ASPECTOS PROPIOS DEL AÑO JUBILAR

Cumplidas las necesarias condiciones, indicadas en los números 3 y 4, los fieles pueden lucrar la indulgencia jubilar realizando una de las siguientes obras, enumeradas aquí en tres categorías:

  1. Obras de piedad o religión

O hacer una peregrinación piadosa a un santuario o lugar jubilar (para Roma: una de las cuatro basílicas patriarcales, es decir, San Pedro, San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo, o también a la basílica de Santa Cruz de Jerusalén, a la basílica de San Lorenzo en Campo Verano, al santuario de la Virgen del Amor Divino o a una de las catacumbas cristianas), participando en la santa misa o en otra celebración litúrgica (Laudes o Vísperas) o en un ejercicio de piedad (vía crucis, rosario, rezo del himno «Akáthistos», etc.),

O hacer una visita piadosa, en grupo o individualmente, a uno de esos lugares jubilares, participando en la adoración eucarística y en meditaciones piadosas, concluyéndolas con el « Padrenuestro », el « Credo » y una invocación a la Virgen María.

  1. Obras de misericordia o caridad

O visitar, durante un tiempo conveniente, a hermanos necesitados o que atraviesan dificultades (enfermos, detenidos, ancianos solos, discapacitados, etc.), como realizando una peregrinación hacia Cristo presente en ellos;

O dedicar una parte conveniente del propio tiempo libre a actividades útiles para la comunidad u otras formas similares de sacrificio personal.

  1. Obras de penitencia

Al menos durante un día  o abstenerse de consumos superfluos (fumar, bebidas alcohólicas, etc.); – o ayunar; o hacer abstinencia de carne (u otros alimentos, según las indicaciones de los Episcopados), entregando una suma proporcional a los pobres.