LOS 5 SIGNOS QUE ‘ANUNCIAN’ AÑOS ANTES QUE VAS A DESARROLLAR ALZHÉIMER, SEGÚN CAMBRIDGE

Las enfermedades neurodegenerativas preocupan mucho a la comunidad científica y a la sociedad, y por eso los expertos están continuamente buscando señales y maneras de mejorar los tratamientos actuales. Los últimos en aportar más luz a este asuntos han sido un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), que han publicado sus hallazgos en la revista Alzheimer’s & Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association.

El estudio se ha centrado en mejorar la detección precoz de estas enfermedades, y también ha mejorado el sistema que ayuda a seleccionar a los pacientes que pueden someterse a terapias experimentales.

El problema actual es que estas enfermedades se detectan ya muy tarde a pesar de que hay algunas señales que aparecen décadas antes. Por eso el equipo acudió al Biobanco, una base de datos biomédicos a la disposición de los investigadores clínicos, donde hay registros genéticos, de salud y de hábitos de vida de medio millón de voluntarios británicos entre los 40 y los 69 años. Se recopilaron tests de resolución de problemas, de memoria, de tiempo de reacción, de fuerza de agarre,  medidas de ganancia o pérdida de peso y las caídas.

Los 5 signos de alerta

Con todo esto, se dieron cuenta que las personas que desarrollaron alzhéimer o demencia frontotemporal obtuvieron peores resultados en:

    1.- Resolución de problemas.

    2.- Tiempo de reacción.

    3.- Recuerdo de listas de números.

  4.-Memoria prospectiva (capacidad para acordarse de hacer algo más adelante).

    5.- Tests de emparejamiento de figuras familiares.

Además, las personas con alzhéimer tenían más posibilidades de sufrir una caída. En este caso, los que tenían  parálisis supranuclear progresiva (PSP) se cayeron el doble.

«Al mirar el historial de los pacientes, nos resultó evidente que estaban mostrando de forma sutil algún grado de discapacidad cognitiva años antes de que sus síntomas fueran lo bastante obvios como para justificar un diagnóstico positivo», explica Nol Swaddiwudhipong, primer autor del trabajo. «Esto es un paso adelante para cribar a las personas a partir de los 50, a aquellos con hipertensión o los que no tienen suficiente actividad física en su vida, para tratar de intervenir pronto y ayudarles a reducir el riesgo».

«La gente no debería preocuparse sin motivo si, por ejemplo, le cuesta recordar números de teléfono», apunta Tim Rittman, del Departamento de Neurociencia Clínica de la Universidad de Cambridge. «Incluso los individuos sanos tendrán puntuaciones mejores y peores que los demás. Pero lo que sí es importante es hablar con nuestro doctor si nos damos cuenta que estamos teniendo problemas para recordar en nuestra vida diaria», concluye.

Laura Moro, 65 y mas

EL VATICANO ESTRENA LA NAVIDAD: «REDESCUBRAMOS LA SORPRESA Y EL ASOMBRO PARA CELEBRAR ESTAS FIESTAS»

El  sábado tres de diciembre tuvo lugar la inauguración del alumbrado y la decoración navideña de la Plaza de San Pedro. La ceremonia estuvo presidida por el cardenal español Fernando Vérgez Alzaga, Presidente del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano, en presencia de Sor Raffaella Petrini, Secretaria General del mismo Governatorato.

Como previa a este momento tan simbólico que da inicio a las fiestas navideñas, el Santo Padre recibió en audiencia a las delegaciones guatemaltecas que este año han donado el árbol y el pesebre para la Plaza de San Pedro, y el nacimiento para el Aula Pablo VI.

El valor de las raíces

«El árbol y el pesebre son dos signos que siguen fascinando a grandes y pequeños. El árbol, con sus luces, nos recuerda a Jesús que viene a iluminar nuestras tinieblas, nuestra existencia muchas veces encerrada en la sombra del pecado, el miedo y el dolor. Y sugiere una reflexión más: los árboles y los hombres necesitan raíces. Sólo quien está enraizado en buena tierra se mantiene firme, crece ‘maduro’, resiste los vientos que lo sacuden y se convierte en punto de referencia para quien lo mira», expresó el Papa.

Francisco recalcó la importancia de mantenerse firmes. «Sin raíces nada de esto sucede: sin cimientos sólidos uno permanece tambaleante. Es importante cuidar las raíces, tanto en la vida como en la fe. A este respecto, el apóstol Pablo recuerda el fundamento en el que arraigar la propia vida para mantenerse firme: dice que hay que permanecer ‘arraigados en Jesucristo’. Esto es lo que nos recuerda el árbol de Navidad: estar arraigados en Jesucristo», comentó.

El Papa también apuntó la importancia simbólica del nacimiento. «El pesebre nos habla del nacimiento del Hijo de Dios que se hizo hombre para estar cerca de cada uno de nosotros. En su genuina pobreza, el pesebre nos ayuda a redescubrir la verdadera riqueza de la Navidad y a purificarnos de los muchos aspectos que contaminan el paisaje navideño», explicó.

Para Francisco, la Navidad es más que grandes celebraciones. «El belén recuerda una Navidad diferente a la consumista y comercial: es otra cosa; acordaos siempre del bien que nos hace apreciar los momentos de silencio y de oración en nuestros días, a menudo abrumados por el frenesí. El silencio favorece la contemplación del Niño Jesús, ayuda a intimar con Dios, con la frágil sencillez de un pequeño recién nacido», afirmó.

Los ángeles del belén

«Si de verdad queremos celebrar la Navidad, redescubramos la sorpresa y el asombro de la pequeñez a través del pesebre, la pequeñez de Dios, que se hace pequeño, que no nace en el esplendor de las apariencias, sino en la pobreza de un establo. Y para encontrarlo debemos alcanzarlo allí, donde está; necesitamos abajarnos, necesitamos hacernos pequeños, dejar toda vanidad, para llegar a donde está», apuntó el Papa.

El Santo Padre propone la oración para vivir una buena Navidad. «Y la oración es la mejor manera de decir gracias al don de amor, de decir gracias a Jesús que quiere entrar en nuestros hogares y corazones. Dios nos ama tanto que comparte nuestra humanidad y nuestra vida. Él nunca nos deja solos, está a nuestro lado en toda circunstancia, en la alegría y en el dolor. Incluso en los peores momentos, Él está ahí, porque Él es el Emmanuel, el Dios con nosotros, la luz que ilumina las tinieblas y la tierna presencia que nos acompaña en el camino», concluyó.

Aquí puedes ver completa la inauguración de los pesebres y el árbol del Vaticano.

https://youtu.be/6bhUsSRwKiA

Por su parte, el Embajador de Guatemala ante la Santa Sede señaló que en este nacimiento se ha plasmado las tradiciones del pueblo guatemalteco. «En nuestra cultura, los ángeles son muy importantes en los nacimientos, obviamente el centro es el Niño Dios, este Niño Dios es importante porque es la réplica de un Niño Dios de la familia del Premio Nobel de Literatura, Miguel Ángel Asturias y otro aspecto del nacimiento es que en el centro está la Monja Blanca, que es la identidad de todo guatemalteco, esta flor, la Monja Blanca representa la pureza y la paz, por ello, la paz es un tema central en este nacimiento porque es lo que refleja nuestra flor nacional», comentó el diplomático.

Aquí puedes leer las palabras completas del Papa Francisco:

Hermanos y hermanas, ¡buenos días y bienvenidos!

Os doy la bienvenida el día en que se presenta el belén y el árbol de Navidad, situados en la plaza de San Pedro, así como el belén instalado en esta sala. Os saludo a todos con afecto, comenzando por el obispo de Trivento y el párroco de Sutrio -en representación del arzobispo de Udine- agradeciéndoles sus amables palabras. Saludo a las autoridades civiles, en particular al Ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, al Presidente de la Región de Friuli Venezia Giulia, al Consejero de la Región de Abruzzo ya los Alcaldes de Sutrio y Rosello. Os agradezco el regalo de estos símbolos navideños, que contemplarán muchos peregrinos de todo el mundo.

Me gustaría dirigir un pensamiento especial a los artesanos de la madera que esculpieron las estatuas del belén; a los chicos de la estructura «Quadrifoglio» de Rosello, que hicieron parte de la decoración del árbol; a los que han cultivado abetos y árboles menores destinados a otros ambientes vaticanos en el vivero de Palena. Mi agradecimiento va también para los técnicos y el personal de la Gobernación, aquí reunidos con el cardenal Fernando Vergez y sor Raffaella Petrini.

El árbol y el pesebre son dos signos que siguen fascinando a grandes y pequeños. El árbol, con sus luces, nos recuerda a Jesús que viene a iluminar nuestras tinieblas, nuestra existencia muchas veces encerrada en la sombra del pecado, el miedo y el dolor. Y sugiere una reflexión más: como los árboles, también los hombres necesitan raíces. Porque sólo quien está enraizado en buena tierra se mantiene firme, crece, “maduro”, resiste los vientos que lo sacuden y se convierte en punto de referencia para quien lo mira. Pero, queridos míos, sin raíces nada de esto sucede: sin cimientos sólidos uno permanece tambaleante. Es importante cuidar las raíces, tanto en la vida como en la fe. A este respecto, el apóstol Pablo recuerda el fundamento en el que arraigar la propia vida para mantenerse firme: dice permanecer «arraigados en Jesucristo» (Col 2, 7). Esto es lo que nos recuerda el árbol de Navidad: estar arraigados en Jesucristo.

Y así llegamos al pesebre, que nos habla del nacimiento del Hijo de Dios que se hizo hombre para estar cerca de cada uno de nosotros. En su genuina pobreza, el pesebre nos ayuda a redescubrir la verdadera riqueza de la Navidad ya purificarnos de los muchos aspectos que contaminan el paisaje navideño. Sencillo y familiar, el belén recuerda una Navidad diferente a la consumista y comercial: es otra cosa; acordaos del bien que nos hace apreciar los momentos de silencio y de oración en nuestros días, a menudo abrumados por el frenesí. El silencio favorece la contemplación del Niño Jesús, ayuda a intimar con Dios, con la frágil sencillez de un pequeño recién nacido, con la mansedumbre de estar acostado, con el tierno cariño de los pañales que lo envuelven.

Raíces y contemplación: el árbol nos enseña de raíces, el pesebre nos invita a la contemplación. No olvides estas dos actitudes humanas y cristianas. Y si de verdad queremos celebrar la Navidad, redescubramos la sorpresa y el asombro de la pequeñez a través del pesebre, la pequeñez de Dios, que se hace pequeño, que no nace en el esplendor de las apariencias, sino en la pobreza de un establo. Y para encontrarlo debemos alcanzarlo allí, donde está; necesitamos abajarnos, necesitamos hacernos pequeños, dejar toda vanidad, para llegar a donde Él está. Y la oración es la mejor manera de decir gracias ante este don gratuito de amor, de decir gracias a Jesús que quiere entrar en nuestros hogares y corazones. Sí, Dios nos ama tanto que comparte nuestra humanidad y nuestra vida. Él nunca nos deja solos, está a nuestro lado en toda circunstancia, en la alegría y en el dolor. Incluso en los peores momentos, Él está ahí, porque Él es el Emmanuel, el Dios con nosotros, la luz que ilumina las tinieblas y la tierna presencia que nos acompaña en el camino.

Queridos hermanos y hermanas, renuevo mi gratitud por los regalos navideños del árbol y del pesebre, y os deseo a cada uno de vosotros, de vuestras familias y de vuestras comunidades una santa Navidad, encomendándoos a la protección materna de María, Madre de Dios y nuestra. Y les pido por favor que oren por mí, gracias.

EL SANTO DE LA SEMANA : SAN JUAN DE LA CRUZ

Presbítero de la Orden de los Carmelitas y doctor de la Iglesia, el cual, por consejo de santa Teresa, fue el primero de los hermanos que emprendió la reforma de la Orden, empeño que sostuvo con muchos trabajos, obras y ásperas tribulaciones, y como demuestran sus escritos, buscando una vida escondida en Cristo y quemado por la llama de su amor, subió al monte de Dios por la noche oscura, descansando finalmente en el Señor, en Úbeda, de la provincia de Jaén.

Patrón de la teología mística y de los poetas en español

Era hijo de Gonzalo de Yepes y de Catalina Álvarez, tejedores de buratos. El padre y el hermano pequeño, Luis, mueren cuando Juan tiene sólo tres años, por lo que la madre y los dos hijos restantes (Francisco y el propio Juan) se ven obligados por la acuciante pobreza (las penalidades pasadas hicieron de Juan un hombre de escasa corpulencia, bastante bajo de estatura (Santa Teresa lo llamaba «mi medio fraile»)) a trasladarse primero a Arévalo (donde viven durante cuatro años) y en 1551 a Medina del Campo.

Allí, aliviados algo por el incremento de fortuna que les ha reportado el matrimonio del hermano mayor, se instalan definitivamente. Juan, gracias a su condición de pobre de solemnidad, puede asistir al Colegio de los Niños de la Doctrina, privilegio que le obliga a realizar ciertas contraprestaciones, como asistir en el convento, la ayuda a Misa y a los Oficios, el acompañamiento de entierros y la práctica de pedir limosna. La mínima formación recibida en el colegio le capacitó para continuar su formación en el recién creado (1551) colegio de los jesuitas, que le dieron una sólida base en Humanidades. Como alumno externo y a tiempo parcial, debía compaginar sus estudios con un trabajo asistencial en el Hospital de Nuestra Señora de la Concepción de Medina, especializado en la curación de enfermedades venéreas contagiosas.

Así, pues, entre 1559 y 1563, estudia con los jesuitas; durante los primeros tres años, recibe la formación según la novedosa ratio studiorum, en la que el latín era la base de todos los estudios; en el cuarto año, aparte de recibir formación en retórica, aprende a escribir en latín, a construir versos latinos y a traducir a Cicerón, César, Virgilio, Ovidio, Marcial y Horacio. Simultáneamente, vive las nuevas corrientes del humanismo cristiano, con estilo y comportamientos renovados en la pedagogía.

A los veintiún años, en 1563, ingresa en los Padres Carmelitas de Medina (orden de los Carmelitas), adoptando el nombre de fray Juan de Santo Matía. Tras realizar el noviciado entre 1563 y 1564 en el convento de Santa Ana, se traslada a Salamanca donde estudiará en el Colegio de San Andrés de los Cármenes entre 1564 y 1567 los tres cursos preceptivos para bachillerarse en Artes. Durante el tercer curso, fue nombrado, por sus destrezas dialécticas, prefecto de estudiantes en el colegio de San Andrés.

En 1567 regresa a Medina del Campo por unos pocos días para ser ordenado presbítero y celebrar su primera misa en presencia de su hermano, del resto de su familia y de sus amigos del convento. Allí conocerá a Teresa de Cepeda y Ahumada, futura Santa Teresa de Jesús, que había llegado a la ciudad para fundar una nueva sede de su Reforma Carmelita, los llamados carmelitas descalzos. Teresa convence a Juan y lo une a su causa de reforma de los Carmelitas. Esta orden reformada tropezó con una gran hostilidad por parte de los carmelitas calzados.

Juan regresa a Salamanca e inicia estudios de Teología durante el curso 1567-1568, pero solo realiza un curso, cuando los preceptivos hubieran sido cuatro, por lo que no obtuvo ni siquiera el grado de bachiller.

En agosto de 1568 abandona Salamanca para acompañar a Teresa en su fundación femenina de Valladolid.

El 28 de noviembre de 1568 funda en Duruelo el primer convento de Descalzos de la rama masculina del Carmelo Descalzo siguiendo la Regla Primitiva, esto es, un establecimiento que propugna el retorno a la práctica original de la Orden; en la ceremonia, cambia su nombre por el de fray Juan de la Cruz. En 1570 la fundación se trasladó a Mancera, donde Juan desempeño el cargo de Subprior y Maestro de novicios; tras una estancia en Pastrana para poner en marcha su noviciado, se establece en 1571 en Alcalá de Henares, como Rector del colegio recién fundado.

Juan se convierte en uno de los principales formadores para los nuevos adeptos a esta reforma carmelitana. En 1572, Juan de la Cruz viaja, a invitación de Teresa de Jesús, al Convento de la Encarnación, en donde asumirá las tareas de Vicario y Confesor de las monjas. Permanecerá aquí hasta finales de 1577, por lo que acompañará a la madre Teresa a la fundación de diversos conventos de Descalzas, como el de Segovia.

Durante este periodo, en el seno de la Orden del Carmen se habían agravado los conflictos jurisdiccionales entre los carmelitas calzados y descalzos, debidos a distintos enfoques espirituales de la reforma; por lo demás, el pleito se enmarcaba también en la confrontación entre el poder real y el pontificio por dominar el sector de las órdenes religiosas. Así, en 1575, el Capítulo General de los Carmelitas decidió enviar un visitador de la Orden para suprimir los conventos fundados sin licencia del General y de recluir a la madre Teresa en un convento. Finalmente, en 1580 el Carmelo Descalzo se erige en Provincia exenta y en 1588 es reconocida como Orden.

En este contexto es en el que se produce el encarcelamiento de Juan de la Cruz, quien ya en 1575 había sido detenido y encarcelado en Medina del Campo durante unos días por los frailes calzados. La noche del 3 de diciembre de 1577 Juan de la Cruz es nuevamente apresado y trasladado al convento de frailes carmelitas de Toledo, donde es obligado a comparecer ante un tribunal de frailes calzados para retractarse de la Reforma teresiana. Ante su negativa, es recluido en una prisión conventual durante ocho meses.

Es durante este periodo de reclusión cuando escribe las treinta y una primeras estrofas del Cántico espiritual (en la versión conocida como protocántico), varios romances y el poema de la fonte.

Tras concienciarse de que su liberación iba a ser difícil, planea detenidamente su fuga y entre el 16 y el 18 de mayo de 1578, con la ayuda de un carcelero, se escapa en medio de la noche y se acoge en el convento de las Madres Carmelitas Descalzas, también en Toledo. Para mayor seguridad, las monjas lo envían al Hospital de Santa Cruz, en el que estuvo mes y medio.

En 1578 se dirige a Andalucía para recuperarse completamente. Pasa por Almodóvar del Campo y luego llega como Vicario al convento de El Calvario en la serranía jienense. Entabla amistad con Ana de Jesús, tras algunas visitas a la fundación de Beas de Segura.

En junio de 1579 se establece en la fundación de Baeza donde permanece como Rector del Colegio Mayor hasta 1582, en que marcha para Granada tras ser nombrado Tercer Definidor y Prior de los Mártires de esa ciudad. Realiza numerosos viajes por Andalucía y Portugal, por razones del cargo. En 1588 es elegido Primer Definidor y Tercer Consiliario de la Consulta, la cual le traslada a Segovia.

Tras un nuevo enfrentamiento doctrinal en 1590, es destituido en 1591 de todos sus cargos, quedando como simple súbdito de la comunidad. Durante su viaje de vuelta a Segovia, cae enfermo en el convento de La Peñuela y es trasladado a Úbeda, donde muere la noche del 13 al 14 de diciembre.

Su sepulcro, un magnífico mausoleo, digno de visita, se encuentra el convento de Carmelitas de Segovia, al pie de las Peñas «rajeras»

EL BELÉN

Poner en casa el Belén se ha convertido en una de las tradiciones que motiva y une a la familia los días previos a la llegada de la Navidad. Los belenes actuales están formados por elementos históricos que muestran la realidad tal cual fue.

¿Cómo se inició esta tradición?

“Más tú, Belén Efratá, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de ti me ha de salir aquel que ha de dominar en Israel”; con estas palabras Miqueas profetizaba la ciudad de nacimiento del Mesías; y la misma expresión utilizaron los sumos sacerdotes para indicarle a Herodes dónde tenía que nacer el Rey que andaban buscando los Magos de Oriente guiados por la estrella. Hoy en día, con este nombre conocemos la representación figurativa de la Natividad de Jesús y el ambiente que lo rodeaba.

Los elementos del Belén que muestran su realidad

Los belenes actuales están formados por elementos históricos que muestran la realidad tal cual fue, siendo el más importante la Sagrada Familia; pero, también, por muchos otros con carácter simbólico que, aunque no estuvieron presentes en el momento del Nacimiento, sí manifiestan la realidad más profunda de lo que aconteció.

Por poner algún ejemplo podríamos citar el mismo portal. Con frecuencia se representa como lo que fue, un establo, pero muchas veces lo vemos como un templo en ruinas significando que lo viejo ha pasado y que se inicia una nueva relación con Dios.

Es muy expresiva la conocida presencia del buey y el asno que no aparecen en los evangelios de la infancia, pero que el profeta Isaías, al empezar su Libro, los nombra con esta frase “conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo”, animales que, a pesar de su poca inteligencia, saben perfectamente quién los alimenta, no como el pueblo de la antigua Alianza al que Isaías tiene que corregir por sus desviaciones.

Los pastores, que sí estuvieron presentes la gran Noche, simbolizan al pueblo cercano al Señor, los israelitas, los primeros en recibir el mensaje de la salvación. Advertidos del acontecimiento por el coro angélico acuden prestos adorar al Niño Dios y a ofrecerle sus dones como símbolo de la entrega de sus vidas.

Especialmente expresiva es la presencia de los Magos con sus pajes que con sus tres razas y sus diferencias de edad significan la humanidad entera a la que está destinado el mensaje de Redención y que, como los pastores se acercan a adorarlo ya a ofrecer sus dones, el oro como Rey, el incienso como Dios y la mirra como hombre.

La estrella que guía a los magos simboliza la luz de la fe que es la que nos lleva hasta la presencia del Señor. Muchos otros personajes y elementos pueden aparecer en nuestros Belenes: el castillo de Herodes, personas realizando distintos oficios, animales, plantas, que completan el conjunto dando aspecto de autenticidad. Pero tenemos que evitar colocar figuras que desvirtúen el gran mensaje que San Francisco quiso comunicar con el primer Belén en Greccio.

Las primeras representaciones belenísticas hay que buscarlas en las catacumbas de época romana. Y más concretamente en un fresco de principios del siglo II hallado en la conocida como Capella Greca (capilla griega), en las catacumbas de Priscila en la Vía Salaria de Roma.

La escena muestra la figura de la Virgen María estrechando en su pecho al niño Jesús envuelto en pañales. Frente a ellos aparecen los tres Magos de Oriente, que visten una túnica corta, sin manto, gorro ni corona. Sería dos siglos más tarde, en el año 320, cuando se adoptó oficialmente el 25 de diciembre como la fecha oficial del nacimiento de Cristo, justo el mismo día en que los romanos celebraban la festividad del Sol Invictus para conmemorar el solsticio de invierno.

Entre los años 432 y 440, el papa Sixto III trasladó a Roma, desde Tierra Santa, algunos los fragmentos de la «santa cuna», y los dispuso en una pequeña capilla habilitada a tal efecto en la iglesia de Santa Maria ad Preasepe (Santa María en el Pesebre), también conocida como «la Redonda». Allí, el papa empezó a celebrar representaciones que recreaban el nacimiento de Cristo.

Dicha iglesia pasaría a ser conocida con el tiempo como la Basílica de Santa María la Mayor y se convertiría en una de las más importantes de la Ciudad Eterna. Pero sería a partir del siglo VIII cuando el nacimiento y la resurrección de Jesús empezaron a ser representados en escenas costumbristas que tenían lugar en las plazas públicas de la ciudad.

Dichas representaciones teatrales populares (muy criticadas por el papa Inocencio III, que las consideraba sumamente vulgares) poco a poco fueron incorporando más y más personajes, algunos de los cuales a veces estaban incluso fuera de lugar.

Una tradición que se afianza

En 1233, Francisco de Asís llegó, junto con su hermano León, a la población de Greccio, en la región italiana del Lazio. Para intentar evangelizar a la población de la región, mayoritariamente analfabeta, Francisco pidió una dispensa al papa Honorio III para crear el primer belén en una cueva muy cerca de la ermita de la localidad.

Con la ayuda de Giovanni Velita, un señor feudal, que le proporcionó el pesebre, la paja y los animales, el futuro santo (aunque algunos historiadores afirman, sin embargo, que quien realmente ofició la misa aquella noche fue san Antonio de Padua) convocó a los habitantes del pueblo al toque de la campana de la iglesia.

Debido al frío invernal de la región, la figura del niño Jesús fue sustituida por un muñeco, pero no así la de los animales que sí eran reales. La leyenda cuenta que a la hora en que la tradición fijaba el nacimiento de Jesús, el muñeco cobró vida y empezó a llorar. Otras leyendas, sin embargo, afirman que en lugar de llorar el muñeco sonrió y extendió sus brazos hacia el santo.

Francisco de Asís llegó a la población italiana de Greccio, y para intentar evangelizar a la población, mayoritariamente analfabeta, pidió una dispensa al papa Honorio III para crear el primer belén en una cueva muy cerca de la ermita de la localidad.

De la representación teatral y con personas reales se pasó muy pronto la realización de las figuras con diferentes materiales. En poco tiempo la tradición empezó a popularizarse, y en las ciudades italianas, durante los siglos XIV y XV, las iglesias se decoraban con belenes durante las celebraciones navideñas.

Al parecer, la primera forma moderna de belén se debe a san Cayetano de Thiene, que en 1534 ideó un pesebre con figuras de madera pintadas que iban cubiertas con ropajes de la época y cuya cabeza estaba hecha de terracota, cartón piedra o madera. Asimismo era habitual que en el interior de las figuras se introdujera un alambre con el objetivo de articular los miembros y facilitar de este modo el movimiento.

Los belenes barrocos

Durante el Barroco, la tradición del belén alcanzó también a las casas señoriales, aunque muy pronto los hogares más humildes quisieron imitar también a los señores. Muy reconocidos a nivel mundial son los belenes napolitanos del siglo XVIII, que reflejaban el entorno del Nápoles de la época, mezclando lo sagrado y lo profano, e incluían a personajes populares de la ciudad. De hecho, su introducción en España se debe a Carlos III, que había sido rey de Nápoles y era un gran entusiasta de aquella tradición.

El rey y su esposa, María Amalia de Sajonia, importaron aquella costumbre a nuestro país y la introdujeron en sus palacios. De hecho construyeron una sala especial para la realización del conocido como «Belén del Príncipe» (primero en el palacio del Buen Retiro y después en el palacio Real), un típico belén napolitano en el que se representaban las costumbres y vestimentas locales, y fue encargando a los reconocidos imagineros valencianos José Esteve Bonet y José Ginés Marín y al murciano Francisco Salzillo.

 Carlos III y su esposa María Amalia importaron aquella costumbre a nuestro país y la introdujeron en sus palacios, construyendo una sala especial para la realización del Belén del Príncipe, un típico belén napolitano.

A mediados del siglo XIX, poco a poco esta costumbre se fue extendiendo a todos los hogares españoles. Fue entonces cuando empezaron a fabricarse las figuras de belén en serie. Destacan las producidas en barro, muchas veces sin cocer y pintadas con vivos colores, en las fábricas de Murcia, Granada, Barcelona y Olot (Girona). Todas aquellas figuras podían adquirirse en tiendas de imaginería religiosa o en los típicos mercadillos navideños que empezaron a extenderse por toda la geografía española.

Los belenes en España

Como hemos visto, los belenes se componen de muchas y variopintas figuras. Aparte de las principales, como pueden ser la Virgen María, el niño Jesús, San José, y, por supuesto, el burro y el buey, en un belén que se precie no puede faltar la estrella de Belén, que guió a los magos de Oriente hasta el portal, así como tampoco los tres Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar.

Estos personajes aparecen representados de diversas maneras en los pesebres: desplazándose lentamente en su viaje hasta Belén o ya ante el pesebre en postura de adoración al niño Jesús. A veces viajan solos y otras van acompañados de sus pajes y séquito.

España sigue distinguiéndose por su gran tradición belenística, cuya calidad es ampliamente reconocida. Así, entre los belenes más populares de nuestro país se encuentran algunos como el Belén Bíblico de Jerez de los Caballeros, en Badajoz (el belén monumental más grande de Europa); el Belén viviente de Buitrago del Lozoya, en Madrid; el Belén mudéjar de Sevilla, que cuenta con edificios emblemáticos de la ciudad; el Belén de Salzillo, que se expone en el Museo Salzillo de Murcia; el Belén de Ocaña, en Toledo, que se muestra en el convento de Santo Domingo de Guzmán de esta localidad y cuenta la historia de la Salvación desde la creación del hombre hasta la resurrección de Jesús; el Belén con luz y sonido de la Concatedral de Guadalaja, y el original Belén de Rute, en Córdoba, que está íntegramente hecho de chocolate.

Una vez conocida su historia y algunas de sus tradiciones más emblemáticas, solo nos queda perdernos por alguno de los muchos mercadillos navideños que se extienden a lo largo y ancho de nuestro país para comprar aquella figuritas que deseamos que conformen nuestro particular belén. Grande o pequeño, la tradición es hacerlo en compañía de nuestros seres queridos, y eso es algo que, como el belén mismo, ha perdurado a lo largo de los años. ¡Ah! y tampoco podemos olvidarnos, mientras componemos nuestro belén, de otra de las tradiciones navideñas más entrañables que lo acompañan: escuchar la tonadilla de un alegre villancico.

ESPAÑA CONSIGUE QUE EL PARLAMENTO EUROPEO INSTALE EL PRIMER BELÉN EN SUS 70 AÑOS DE HISTORIA

El Parlamento Europeo inauguró el pasado día 30   un belén tradicional murciano realizado por el taller de Jesús Griñán, convirtiéndose así en el primer nacimiento en la historia de la Eurocámara.

La obra elegida para el Parlamento Europeo tiene dos metros de altura y recrea un portal de Belén con la Sagrada Familia y los Reyes Magos, así como los restos arquitectónicos de una tradicional iglesia barroca murciana y la Catedral de Murcia.

El artesano Jesús Griñán estudió en la Escuela de Artes y Oficios de Murcia. Comenzó a trabajar como aprendiz en el año 1952, en uno de los talleres belenistas más antiguos de la Región de Murcia. En 1983 fundó su propia empresa junto a su mujer y sus hijos, cuando la demanda de sus belenes aumenta, contrata eventualmente algunos trabajadores con el fin de poder hacer frente a dicha demanda. Así mismo ha registrado la marca Belenes de Murcia con el fin de evitar cualquier confusión con respecto a otros talleres artesanos de igual apellido.

La obra de Jesús Griñán es muy conocida tanto en España como en el extranjero, debido a las exposiciones realizadas en Bélgica, París, Japón y Miami. Cada año por Navidad se exhibe un nacimiento de un metro de altura en la embajada de España en Tokio y otra de dimensiones más reducidas en el consulado de España en Osaka (Japón). También sobresale la donación que el propio artesano hizo al Parque Temático de España en la provincia de Mie (Japón) donde no había expuesta ninguna artesanía de la Región de Murcia.

El presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, asistió  a la inauguración el pasado 30 de noviembre en la sede de esta institución europea creada en 1952, coincidiendo con su agenda institucional en Bruselas.

De cara a seleccionar el origen del nacimiento, y a pesar de que podía haberse elegido otra procedencia, la Eurocámara ha tenido en cuenta la gran tradición de la artesanía belenista de la Región, que es valorada como un referente nacional e internacional por la calidad y el detallismo de sus piezas.

Esta histórica instalación se ha llevado a cabo gracias a la insistencia de la europarlamentaria Isabel Benjumea, que lo tomo como cruzada personal cuando hace tres años le contestaron negativamente con el pretexto de que podía herir sensibilidades,   ha contado con el aval de la presidenta del Parlamento Europeo, la maltesa Roberta Metsola, y el objetivo del Gobierno regional es que se mantenga en el futuro, como una tradición consolidada. Así, en lo que se refiere a decoración propia de estas fechas, la sede del Parlamento Europeo solo ha venido contando hasta ahora con un árbol navideño.

Visto en Europa Press

TRANSMISIÓN INTERGENERACIONAL Y LENGUAJE

La revista Estar publica en su número de diciembre un artículo de nuestro Vicepresidente General Jaime Tamarit sobre el encuentro nietos – abuelos que se celebró en la diócesis de Getafe.

TRANSMISIÓN INTERGENERACIONAL Y LENGUAJE

Aristóteles, Monod y el pensamiento actual

Aristóteles, filósofo griego del siglo IV antes de Jesucristo, dedicó su Metafísica a pensar en lo más digno de ser pensado, la causa del ser y su esencia. Ya en el libro primero de esta obra, nos señala que en la búsqueda de los principios no resulta adecuado atribuir esta empresa a la casualidad y al azar. Después de analizar las teorías filosóficas del momento, en el capítulo séptimo del libro duodécimo identifica la causa del ser en la eterna actividad intelectual de la entidad primera, Dios: «Y como lo que está en movimiento y mueve es intermedio, hay ciertamente algo que mueve sin estar en movimiento y que es eterno, entidad y acto».

Con esta concepción de dos entidades que están en el origen del ser, Aristóteles se acerca a la verdad revelada por Jesucristo sobre la Santísima Trinidad, donde el propio Dios, en la naturaleza humana asumida de su hijo, nos descubre la tercera persona de la Trinidad, el Espíritu Santo.

En nuestra era, Jacques Monod, premio nobel de Fisiología y Medicina, publicó en el año 1965 un ensayo filosófico titulado El azar y la necesidad, un ensayo sobre la filosofía natural de la biología moderna. En este ensayo explica el profesor Monod la evolución de las especies basándose en su capacidad de subsistir y reproducirse en los eslabones de la cadena vital, desde los primeros aminoácidos y bacterias.

Monod introdujo el concepto de la teleonomía para describir la evolución de las especies guiada por los principios físicos de la supervivencia frente al concepto teleología, aplicable a la evolución de las especies guiada por un agente externo. Según el nuevo concepto de teleonomía, los seres vivos son considerados como máquinas químicas que se construyen a sí mismas, en las que las proteínas canalizan la actividad de la máquina química asegurando la coherencia de su funcionamiento y la construyen. Este ensayo, basado en conceptos modernos de la biología y la termodinámica causó un fuerte impacto en el mundo intelectual de la época.

Hemos traído a colación a estos dos autores por su impacto en el pensamiento actual ya que nos planteamos tres preguntas cruciales para el enfoque de nuestras vidas:

  1. ¿Ha sido creado el hombre y destinado a un fin contemplativo, o su evolución es fruto del azar?
  2. ¿Está el hombre compuesto de cuerpo y alma, o es una especie evolucionada del mundo animal gracias al desarrollo de la inteligencia en su proceso evolutivo?
  3. ¿Existe una referencia cultural que oriente la existencia del hombre hacia el logro del destino para el que ha sido creado, o el hombre es fruto de una evolución determinada por su propia supervivencia y progreso?

El hombre es un ser finito con un ciclo vital que finaliza en la muerte, por lo que la transmisión entre generaciones de las raíces culturales y la memoria resulta fundamental para su evolución, independientemente del concepto que tengamos de dicha evolución. Por ello nos centraremos en la transmisión intergeneracional y trataremos de identificar los riesgos actuales en la transmisión.

El lenguaje y la escritura en la transmisión intergeneracional

El medio fundamental para esta transmisión es el lenguaje y la escritura, regalo que le hizo Dios al hombre en su creación. Tal como dijo Camilo José Cela en su discurso en la entrega del premio Cervantes: «[A Schopenhauer, que piensa que la suerte echa las cartas pero nosotros las jugamos,] le digo que sé de sobra que, en la timba de la vida, me tocaron muy buenas cartas: la verdad es que casi no tuve ni que jugarlas. Es mi voluntad de hoy, también mi deber, el hablar, por tanto, con palabra mesurada para decir lo que quisiera decir, porque aprendí de Aristóteles que el habla es la representación de la mente y la escritura lo es del habla…».

El lenguaje es un don recibido y es el medio de la transmisión intergeneracional. Por ello, debemos prestar especial atención a los peligros de su manipulación que hoy día se manifiestan de manera especialmente peligrosa. Prueba de ello son los estudios que publican profesores y filósofos acerca de su manipulación. Como ejemplo podemos destacar dos obras en este ámbito:

Estrategia del lenguaje y manipulación del hombre publicado por el Profesor López Quintás ya en el año 1979. Esta obra aborda el problema de la transmisión desde un punto de vista religioso en el que diferencia dos tipos de relaciones humanas:

  • Una relación creativa entre el yo y el tú, vistos como personas que se interpelan y establecen una relación creativa y enriquecedora que responde al anhelo de conseguir que el otro sea lo que está llamado a ser. Una relación en la que el que ama desea la perfección del amado.
  • Y una relación yo–ello en la que el interlocutor es reducido a un objeto de observación para analizar fríamente sus propiedades, defectos y debilidades con objeto de evaluar la capacidad de dominio, manipulación y abuso.

La frivolidad política del final de la historia, publicado por el profesor Josep M. Esquirol en el año 1998 en la editorial Caparrós. Esta obra aborda el problema de la trivialidad de la política en el mundo postmoderno. Ya de entrada, en la primera página, nos habla de la prioridad de la democracia sobre la filosofía y de la frivolidad como claves de la política postmoderna. Siguiendo la línea de pensamiento de Kojève, este nos habla del estado homogéneo universal donde el peligro del consumidor demócrata es algo que debe ser bien calibrado.

La manipulación del lenguaje en el mundo digital

El hombre se hace más vulnerable ante la manipulación del lenguaje, si consideramos su conexión a las redes sociales tan desplegadas en el mundo digital en el que estamos inmersos. Cuando viajamos en transporte público, es frecuente que veamos que la mayoría de los viajeros están conectados a un terminal móvil. Conexión que en algunos casos se proporciona desde los primeros años de vida.

La persona así conectada ingresa en ese estado homogéneo universal del que nos habla el profesor Esquirol en su obra sobre la frivolidad política. Este mundo virtual carece de las referencias que orientan nuestras vidas y nos hace vulnerables a la manipulación política.

La persona dependiente de las redes sociales queda conectada a un mundo virtual en el que no se puede dar la relación creadora entre el yo y el tú. Siguiendo al profesor Quintás, se trasforma en un objeto de estudio que es tratado como objeto en una relación yo–ello carente de referencias.

Consecuentemente puede ser manipulada con las mismas técnicas estadísticas utilizadas en el estudio de las moléculas de un gas en la termodinámica. Valga como ejemplo la imagen del diablillo de Maxwell seleccionando el paso de las moléculas con menor energía.

Precisamente, hablando de la termodinámica, el mundo uniforme propiciado por esta dependencia obedece a las leyes de la entropía, y la comunicación creadora cesa cuando la cultura se ha hecho uniforme en la sociedad del estado homogéneo universal, eliminando las diferencias culturales que propician una comunicación creadora de valores.

Qué puede liberar al hombre de esta manipulación

Ante este panorama de vulnerabilidad nos preguntamos qué puede liberar al hombre de esta manipulación; para ello, desde nuestra fe, debemos dar respuesta a las tres preguntas planteadas al principio:

  1. Dios creó al hombre para que lo reconociera libremente y lo adorara. Para ello le dotó de la voluntad e inteligencia necesarias para que comprendiera, dominara y santificara la naturaleza.
  2. El hombre creado posee una naturaleza compuesta de cuerpo y alma espiritual que supone un paso cualitativo respecto a la naturaleza del animal. Naturaleza a la que no puede retroceder sin detrimento de su esencia.
  3. El hombre lleva impresa una referencia desde el momento de su creación. Dios es su creador, y se vuelve hacia él en un acto libre de reconocimiento y gratitud.

A la vista de estas respuestas nos preguntamos por las referencias que el hombre religioso debe transmitir y cómo hacerlo.

El hombre de fe, el hombre religioso, tiene una referencia clara que se expresa en las sentencias del credo para su relación con Dios, y en las bienaventuranzas para su relación política en la sociedad.

Transmitir el sentido de la belleza

El hombre dotado de espíritu tiene la inteligencia y sensibilidad necesarias para descubrir la belleza en el arte como expresión sublime de las referencias dentro del mundo espiritual en el que está inmerso. Su búsqueda lo llevará a encontrar un sentido de la belleza compartido por toda la humanidad.

Nos preguntamos cómo transmitir estas referencias, y nos salen al encuentro tres vías.

La primera respuesta que nos sale al encuentro es en el seno de la familia. Especialmente fomentando las relaciones intergeneracionales: nietos–padres–abuelos.

Fuera de la familia, esta transmisión se da por medio del acompañamiento a la persona mayor. Vivimos en una sociedad que envejece a pasos agigantados, y la persona mayor sufre de manera intensa la enfermedad de la soledad.

La Conferencia Episcopal Española acaba de publicar un precioso documento sobre la pastoral del mayor que debemos poner en práctica. Se titula La ancianidad: riqueza de frutos y bendiciones. Esta es una guía excelente para la puesta en práctica de la transmisión de los valores religiosos y culturales.

La tercera vía de transmisión la encontramos en el compartir el sentido de la belleza despertando a las musas del arte en los ámbitos de la música, la pintura, la poesía, la literatura, el teatro y el cine.

Finalmente, se hace cada vez más necesaria la recuperación de la memoria; es necesario conocer la historia, nuestra historia, para comprender los errores del pasado y prevenir los peligros del presente

Referencias:

  1. Aristóteles: Metafísica. Biblioteca clásica Gredos. ISBN 84-249-1666-2.
  2. Jacques Monod: El azar y la necesidad. Barral editores, 1971. Depósito legal: 21496 -1971
  3. A. López Quintás: Estrategia del lenguaje y manipulación del hombre. Narcea Ediciones, 4ª edición 1988. ISBN 84-2770380-5.
  4. Josep M. Esquirol: La frivolidad política del final de la historia. Caparrós editores 1988. ISBN

84-87943-67-5.

  1. Conferencia Episcopal Española, Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida: La ancianidad: riqueza de frutos y bendiciones. Orientación para la pastoral de las personas mayores. Editorial EDICE 2022, ISBN: 978-84-7141-978-1.

EL SANTO DE LA SEMANA SAN NICOLAS DE BARI

Nicolás nace en Patara, una pequeña ciudad marítima de Licia, en la Turquía meridional, en el siglo III después de Cristo, y en el seno de una familia acomodada que lo educó en el cristianismo.

Su vida, desde su primera juventud, estuvo fundamentada en la obediencia. Quedó huérfano muy joven de ambos progenitores y él, en memoria de la página evangélica del joven rico, usó toda la fortuna paterna para atender a necesitados, enfermos y pobres.

Fue elegido obispo de Myra y bajo el reinado del emperador Diocleciano fue exiliado y encarcelado. Después de ser liberado, en el 325, participó en el Concilio de Nicea y murió en Myra el 6 de diciembre del 343.

Son muchos los episodios que nos han llegado a cerca de Nicolás, y todos testimonian una vida al servicio de los más débiles, los pequeños y los indefensos.

Defensor de los débiles

Una de las historias más antiguas sobre San Nicolás, tiene que ver con un vecino de casa que tenía tres hijas en edad de casarse, pero no tenía suficiente dinero para asegurarles una dote. Para salvarlas de un destino de prostitución, Nicolás una noche, provisto de dinero envuelto en un paño, lo lanzó a través de la ventana de la casa del vecino y huyó inmediatamente para que no lo reconocieran. Gracias a esa donación, el vecino consiguió casar a la primogénita. Nicolás repitió su gesto generoso otras dos veces, pero la tercera noche, el padre de las jóvenes salió a tiempo de reconocer al misterioso benefactor, que sin embargo imploró, no se dijera nada a nadie.

Otra historia cuenta sobre tres jóvenes estudiantes de teología en viaje hacia Atenas. El patrón de la posada donde se habían detenido por la noche, los asaltó y los mató, escondiendo sus cuerpos en una barrica. El obispo Nicolás, también en camino hacia Atenas, se detuvo en la misma posada y tuvo en sueños la visión del delito cometido por el posadero. Recogido en oración, San Nicolás obtuvo el milagro del regreso a la vida de los tres muchachos y de la conversión del posadero malvado. Este episodio como el de la milagrosa liberación de Basilio, un muchacho raptado por los piratas y vendido como copero a un emir  (la leyenda cuenta que reapareció misteriosamente en casa de sus padres, y todavía tenía entre las manos la copa de oro del soberano extranjero), contribuyeron a difundir su imagen de patrono de niños y jóvenes.

Protector de navegantes

Durante los años de su juventud, Nicolás se embarcó para acercarse en peregrinación a Tierra Santa. Caminando por los mismos caminos que recorrió Jesús, Nicolás rogó poder hacer una experiencia todavía más profunda de cercanía a la vida y a los sufrimientos  de Jesús. En el viaje de vuelta, se desencadenó una tremenda tempestad, y la nave corrió el riesgo de hundimiento. Nicolás se recogió en la oración, y el viento y las olas repentinamente se calmaron, ante la sorpresa de los marineros, que ya temían el naufragio.

Después de la muerte de San Nicolás, su tumba en Myra se convirtió pronto en meta de peregrinaciones y sus reliquias fueron rápidamente consideradas milagrosas a causa de un misterioso líquido, llamado el “maná” de San Nicolás, que salía de ellas. Cuando Licia, en el siglo XI fue ocupada por los turcos, los venecianos intentaron hacerse con ellas, pero fueron precedidos por los bareses, que llevaron las reliquias a Apulia en el 1087. Dos años después fue terminada la cripta de la nueva Iglesia, deseada por el pueblo de Bari, sobre el lugar en donde se erigía el palacio del gobernador bizantino, y el Papa Urbano II, escoltado por caballeros normandos señores de Apulia, posó las reliquias del santo sobre el altar, en donde se encuentran todavía hoy. El traslado de las reliquias de San Nicolás tuvo un eco extraordinario en toda Europa y en el Medievo, el santuario pullés se convirtió en una importante meta de peregrinaciones, con el resultado de la difusión del culto a San Nicolás de Bari (y no de Myra).

Santa Klaus

En los Paises Bajos y en general en los territorios germánicos, la fiesta invernal de San Nicolás (en holandés “Sint Nikolaas” y después “Sinteklaas”), que tiene en particular bajo su protección a los más jóvenes, ha dado origen a la tradición infantil de la espera de los regalos: la vigilia de la fiesta del santo, los niños dejan zapatos o calcetines sobre una silla o junto a la chimenea, y se van a dormir confiados en que a la mañana siguiente, los encontrarán llenos de dulces y regalos.

La Fiesta de San Nicolás (en neerlandés: Sinterklaas)1​ se celebra la Víspera de San Nicolás (5 de diciembre) en los Países Bajos, y el día de San Nicolás (6 de diciembre) en Bélgica y en algunas antiguas colonias neerlandesas. En menor medida se celebra también en Luxemburgo (como Kleeschen), Austria, Suiza (Santiklaus), Alemania, Polonia y en la República Checa (como Mikuláš).

La figura central de la fiesta es San Nicolás (en neerlandés: Sint-Nicolaas, de donde se deriva la forma popular Sinterklaas), un personaje legendario que trae regalos a los niños el día de la fiesta. Los nombres de Sinterklaas y Ámsterdam vienen unidos desde el año 343. ​ Según la tradición, San Nicolás viene de Alicante, en España, y todos los años desde 1934 (excepto en el año 1944) llega a las costas neerlandesas en un barco de vapor. Una vez desembarcado, monta en un caballo blanco llamado Amerigo. Viene acompañado de unos ayudantes (pajes) llamados Pedritos (en neerlandés: Zwarte Pieten (Pedro el negro),​ que lanzan pepernoten (unas galletitas especiadas) a la gente.​ Se trata de una de las tradiciones más importantes de los Países Bajos. La llegada en barco de Sinterklaas se retransmite en directo por la televisión nacional neerlandesa, tanto por ondas como por Internet.​

Tras la rebelión de las provincias neerlandesas contra la Corona española, los predicadores calvinistas intentaron eliminar la festividad de San Nicolás, al considerar que contenía demasiados elementos paganos. Sin embargo, sus esfuerzos no tuvieron éxito, debido a que la fiesta era extremadamente popular incluso entre la población protestante.

  En los Países Bajos existe desde el siglo XV la costumbre de «poner el zapato». En aquellos tiempos se ponía el zapato el 5 de diciembre en la iglesia, y lo obtenido con las dádivas de los ciudadanos más ricos se repartía entre las familias pobres el 6 de diciembre, día oficial de la muerte de San Nicolás.

Cuando San Nicolás se convirtió más adelante (ya en el siglo XVI) en una festividad familiar, se impuso la costumbre de poner los zapatos junto a la chimenea. Según la tradición, San Nicolás (o más bien su ayudante, Pedrito) visitaba la casa de los niños y colocaba los regalos en los zapatos, generalmente dulces y juguetes. Esta tradición sigue manteniéndose viva.

Zwarte Piet.

San Nicolás no trabaja solo: le acompaña un criado que recibe el nombre de Zwarte Piet (en español: Pedro el Negro o Pedrito), que lleva el saco de los regalos y desciende por las chimeneas de las casas para dejar los regalos en los zapatos de los niños.

El origen de este sirviente es discutido: originalmente habría sido un demonio al que San Nicolás habría obligado a realizar actos nobles, como se puede ver en algunas partes de Europa central, donde esta figura diabólica llamada Krampus sigue acompañando a San Nicolás. Según otra versión, San Nicolás habría comprado la libertad de un niño etíope en el mercado de esclavos de Myra. El nombre del pequeño sería «Piter» (derivado de Petrus). El niño, agradecido por su liberación, habría decidido acompañar y servir a San Nicolás.

EL CANTO DEL “RORATE COELI”

Estamos en Adviento, el tiempo litúrgico en que nos preparamos para la venida del Salvador. La liturgia de la Iglesia ofrece una vasta gama de recursos para ayudarnos en esa preparación, incluyendo, entre ellos, el precioso tesoro que técnicamente no es una melodía gregoriana, (siglo VIII) sino un canto de origen posterior posiblemente del siglo XVII, aunque no deja de representar una evolución orgánica y coherente del idioma musical propio de la Iglesia de rito latino.

El estupendo y muy documentado blog Psallite sapienter sugiere que este canto fue compuesto hacia 1615 por el Padre Bourget, del Oratoire de Jésus-et-Marie-Immaculée de France fundado en 1611 por el cardenal Pierre de Bérulle.

El canto “Rorate caeli” no es estrictamente litúrgico, en cuanto no tiene un lugar propio y específico en el culto. Es costumbre tradicional cantarlo durante el Adviento al comienzo de la Exposición del Santísimo Sacramento, y también en el Ofertorio, después del canto propio, allí donde hay cantores capaces de entonar el ofertorio propio de cada domingo.

El «Rorate Caeli» está considerado una de las más bellas y sublimes composiciones no sólo de Adviento, sino de todo el repertorio litúrgico de la historia del cristianismo. Sus versos vienen del libro del profeta Isaías (45, 8), en que se suplica:

 «¡Que los cielos, desde las alturas, derramen su rocío; que las nubes hagan llover la victoria; ábrase la tierra y brote la felicidad y, al mismo tiempo, ella haga germinar la justicia! Soy yo, el Señor, la causa de todo eso».

Inspirado por las aclamaciones del Antiguo Testamento para que Dios nos rescatase y nos mandase al Mesías, el «Rorate Caeli» representa magistralmente el espíritu de súplica y espera del Adviento.

Escucha en este video una interpretación de esta opera-prima del canto litúrgico cristiano y descubre debajo el texto original en latín, acompañado de la traducción al español.

RORATE CAELI

Rorate Caeli desúper et nubes plúant justum

(Derramad, oh cielos, vuestro rocío de lo alto, y las nubes lluevan al Justo)

Ne irascáris Dómine, ne ultra memíneris iniquitátis

Ecce cívitas Sancti facta est desérta

Sion desérta facta est, Jerúsalem desoláta est.

Domus sanctificatiónis tuae et gloriae tuae

Ubi laudavérunt Te patres nostri.

(No te enfades, Señor, ni te acuerdes de la iniquidad.

Eh aquí que la ciudad del Santuario quedó desierta:

Sión quedó desierta; Jerusalén está desolada.

La casa de tu santidad y de tu gloria,

Donde nuestros padres te alabaron) (Cf. Isaías 64, 8-10)

Rorate Caeli desúper et nubes plúant justum.

(Derramad, oh cielos, vuestro rocío de lo alto, y las nubes lluevan al Justo)

Peccávimus et facti sumus tamquam immúndus nos,

Et cecídimus quasi fólium univérsi

Et iniquitátes nostrae quasi ventus abstulérunt nos

Abscondísti fáciem tuam a nobis

Et allisísti nos in mánu iniquitátis nostrae.

(Pecamos y nos volvimos como los inmundos,

Y caímos, todos, como hojas.

Y nuestras iniquidades, como un viento, nos dispersaron.

Ocultaste de nosotros tu rostro

Y nos castigaste por mano de nuestras iniquidades) . (Cf. Isaías 64, 4. 5. 6)

Rorate Caeli desúper et nubes plúant justum.

(Derramad, oh cielos, vuestro rocío de lo alto, y las nubes lluevan al Justo)

Víde, Dómine, afflictiónem pópuli tui

Et mitte quem missúrus es

Emítte Agnum dominatórem terrae

De pétra desérti ad montem fíliae Sion

Ut áuferat ipse jugum captivitátis nostrae.

(¡Mira, Señor, la aflicción de tu pueblo, (cf. Éxodo 3, 7)

Y envíale a Aquel que vas a enviar! (cf. Ex. 4, 13);

Envíale al Cordero dominador de la tierra

Del desierto de piedra al monte de la hija de Sión (cf. Isaías 16, 1);

Para que Él retire el yugo de nuestro cautiverio) (cf. Isaías 14, 25)

Rorate Caeli desúper et nubes plúant justum.

(Derramad, oh cielos, vuestro rocío de lo alto, y las nubes lluevan al Justo)

Consolámini, consolámini, pópule meus

Cito véniet salus tua

Quare moeróre consúmeris, quia innovávit te dolor?

Salvábo te, noli timére

Ego énim sum Dóminus Deus túus Sánctus Israël, Redémptor túus.

(Consuélate, consuélate, pueblo mío, (cf. Isaías 40, 1):

¡En breve ha de llegar tu salvación!

¿Por qué te consumes en la tristeza, por qué tu dolor? (cf. Miqueas 4, 9)

¡Yo te salvaré, no tengas miedo!

Porque Yo soy el Señor, tu Deus,

El Santo de Israel, tu Redentor) (cf. Isaías 43, 1. 3)

Rorate Caeli desúper et nubes plúant justum.

(Derramad, oh cielos, vuestro rocío de lo alto, y las nubes lluevan al Justo)

LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA, TERCER DOGMA

Una gracia especial de Dios, donde ella fue preservada de todo pecado desde su concepción.

La Inmaculada Concepción de María es el dogma de fe que declara que por una gracia especial de Dios, ella fue preservada de todo pecado desde su concepción.

El dogma fue proclamado por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854, en su bula “Ineffabilis Deus”.

«…declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles…» (Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854)

La Concepción: Es el momento en el cual Dios crea el alma y la infunde en la materia orgánica procedente de los padres. La concepción es el momento en que comienza la vida humana.

-María quedó preservada de toda carencia de gracia santificante desde que fue concebida en el vientre de su madre Santa Ana. Es decir María es la «llena de gracia» desde su concepción. Cuando hablamos de la Inmaculada Concepción no se trata de la concepción de Jesús quién, claro está, también fue concebido sin pecado.

Fundamento Bíblico

La Biblia no menciona explícitamente el dogma de la Inmaculada Concepción, como tampoco menciona explícitamente muchas otras doctrinas que la Iglesia recibió de los Apóstoles. La palabra «Trinidad», por ejemplo, no aparece en la Biblia. Pero la Inmaculada Concepción se deduce de la Biblia cuando ésta se interpreta correctamente a la luz de la Tradición Apostólica.

El primer pasaje que contiene la promesa de la redención (Génesis 3:15) menciona a la Madre del Redentor. Es el llamado Proto-evangelium, donde Dios declara la enemistad entre la serpiente y la Mujer. Cristo, la semilla de la mujer (María) aplastará la cabeza de la serpiente. Ella será exaltada a la gracia santificante que el hombre había perdido por el pecado. Solo el hecho de que María se mantuvo en estado de gracia puede explicar que continúe la enemistad entre ella y la serpiente. El Proto-evangelium, por lo tanto, contiene una promesa directa de que vendrá un redentor. Junto a El se manifestará su obra maestra: La preservación perfecta de todo pecado de su Madre Virginal.

En Lucas 1:28 el ángel Gabriel enviado por Dios le dice a la Santísima Virgen María «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.». Las palabras en español «Llena de gracia» no hace justicia al texto griego original que es «kecharitomene» y significa una singular abundancia de gracia, un estado sobrenatural del alma en unión con Dios. Aunque este pasaje no «prueba» la Inmaculada Concepción de María si lo sugiere.

Los Padres de la Iglesia

Los Padres se referían a la Virgen María como la Segunda Eva (cf. I Cor. 15:22), pues ella desató el nudo causado por la primera Eva.

Justíno (Dialogo con Trifón, 100),

Ireneo (Contra los Herejes, III, XXIII, 4),

Tertuliano (De carne Christi, XVII),

Julio  Firm cus Maternus (De errore profan. relig XXIV),

Cirilo de Jerusalem (Catequesis,  XII, 29),

Epifanio (Hæres., LXXVIII, 18),

Teodoto de Ancira (Or. in S. Deip n. 11),

Sedulio (Carmen paschale, II, 28).

También se refieren a la Virgen Santísima como la “Absolutamente pura” (San Agustín y otros). La iglesia Oriental ha llamado a María Santísima la «Toda Santa»

En el siglo IX se introdujo en Occidente la fiesta de la Concepción de María, primero en Nápoles y luego en Inglaterra. Hacia el año 1128, un monje de Canterbury llamado Eadmero escribe el primer tratado sobre la Inmaculada Concepción donde rechaza la objeción de San Agustín contra el privilegio de la Inmaculada Concepción, fundada en la doctrina de la transmisión del pecado original en la generación humana.

La castaña, escribe Eadmero, «es concebida, alimentada y formada bajo las espinas, pero que a pesar de eso queda al resguardo de sus pinchazos». Incluso bajo las espinas de una generación que de por sí debería transmitir el pecado original, María permaneció libre de toda mancha, por voluntad explícita de Dios que «lo pudo, evidentemente, y lo quiso. Así pues, si lo quiso, lo hizo».Los grandes teólogos del siglo XIII presentaban las mismas dificultades de San Agustín: la redención obrada por Cristo no sería universal si la condición de pecado no fuese común a todos los seres humanos. Si María no hubiera contraído la culpa original, no hubiera podido ser rescatada. En efecto, la redención consiste en librar a quien se encuentra en estado de pecado.

El franciscano Juan Duns Escoto (beato), al principio del siglo XIV, inspirado en algunos teólogos del siglo XII y por el mismo San Francisco (siglo XIII, devoto de la Inmaculada), brindó la clave para superar las objeciones contra la doctrina de la Inmaculada Concepción de María. El sostuvo que Cristo, el mediador perfecto, realizó precisamente en María el acto de mediación más excelso: Cristo la redimió preservándola del pecado original. Se trata una redención aún más admirable: No por liberación del pecado, sino por preservación del pecado. Escoto preparó el camino para la definición dogmática. Dicen que su inspiración le vino al pasar por frente de una estatua de la Virgen y decirle: «Dignare me laudare te: Virgo Sacrata» (Oh Virgen sacrosanta dadme las palabras propias para hablar bien de Ti).

  1. ¿A Dios le convenía que su Madre naciera sin mancha del pecado original? – Sí, a Dios le convenía que su Madre naciera sin ninguna mancha. Esto es lo más honroso, para Él.
  2. ¿Dios podía hacer que su Madre naciera sin mancha de pecado original? -Sí, Dios lo puede todo, y por tanto podía hacer que su Madre naciera sin mancha: Inmaculada.
  3. ¿Lo que a Dios le conviene hacer lo hace? ¿O no lo hace? Todos respondieron: Lo que a Dios le conviene hacer, lo que Dios ve que es mejor hacerlo, lo hace.

Entonces Scotto exclamó: Luego,

  1. Para Dios era mejor que su Madre fuera Inmaculada: o sea sin mancha del pecado original.
  2. Dios podía hacer que su Madre naciera Inmaculada: sin mancha.
  3. Por lo tanto: Dios hizo que María naciera sin mancha del pecado original. Porque Dios cuando sabe que algo es mejor hacerlo, lo hace.

Por esta tesis, a Juan Duns Escoto se le conoce como Apóstol de la Inmaculada.

Méritos:

 María es libre de pecado por los méritos de Cristo Salvador. Es por El que ella es preservada del pecado. Ella, por ser una de nuestra raza humana, aunque no tenía pecado, necesitaba salvación, que solo viene de Cristo. Pero Ella singularmente recibe por adelantado los méritos salvíficos de Cristo. La causa de este don: El poder y omnipotencia de Dios.

Razón: La maternidad divina. Dios quiso prepararse un lugar puro donde su hijo se encarnara.

Frutos:

    María fue inmune de los movimientos de la concupiscencia. Concupiscencia: los deseos irregulares del apetito sensitivo que se dirigen al mal.

    María estuvo inmune de todo pecado personal durante el tiempo de su vida. Esta es la grandeza de María, que siendo libre, nunca ofendió a Dios, nunca optó por nada que la manchara o que le hiciera perder la gracia que había recibido.

La Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María tiene un llamado para nosotros:

 Nos llama a la purificación. Ser puros para que Jesús resida en nosotros.

 Nos llama a la consagración al Corazón Inmaculado de María, lugar seguro para alcanzar conocimiento perfecto de Cristo y camino seguro para ser llenos del ES.

Argumentos de los hermanos separados   

    Según algunos protestantes, la Inmaculada Concepción contradice la enseñanza bíblica: «todos han pecado y están lejos de la presencia salvadora de Dios» (Romanos 3:23).

    Respuesta católica: Si fuéramos a tomar las palabras de San Pablo «todos han pecado» en un sentido literal absoluto, Jesús también quedaría incluido entre los pecadores. Sabemos que esto no es la intención de S. Pablo gracias a sus otras cartas en que menciona que Jesús no pecó (Hebreos 4:15; 1 Pedro 2:22).

    La Inmaculada Concepción de María no contradice la enseñanza Paulina en Rm 3:23 sobre la realidad pecadora de la humanidad en general, la cual estaba encerrada en el pecado y lejos de Dios hasta la venida del Salvador. San Pablo enseña que Cristo nos libera del pecado y nos une a Dios (Cf. Efesios 2:5). María es la primera.

    Según algunos hermanos separados, María reconoce que ella era pecadora y que necesitó ser rescatada por la gracia de Dios (Lucas 1: 28, 47).

    Respuesta católica: Que María se declarara pecadora es falso. Que ella se declarara salvada por Dios es verdadero. En Lc 1:48 ella reconoce que fue salvada. ¿De qué? Del dominio del pecado, por gracia de Dios. Pero para eso no tuvo que llegar a pecar. Dios la salvó preservándola del pecado.

El dogma de la Inmaculada Concepción de María no niega que ella fue salvada por Jesús. En María las gracias de Cristo se aplicaron ya desde el momento de su concepción. El hecho de que Jesús no hubiese aún nacido no presenta obstáculo pues las gracias de Jesús no tienen barreras de tiempo y se aplicaron anticipadamente en su Madre. Para Dios nada es imposible.

¿Cómo sabemos que La Virgen María fue concebida sin pecado? La fe católica reconoce que la fuente de la revelación Bíblica necesita ser interpretada a la luz de la Tradición recibida de los Apóstoles y según el desarrollo dogmático que, por el Espíritu Santo, ha ocurrido en la Iglesia.

EL ARBOL DE NAVIDAD

El árbol de Navidad es un elemento decorativo, típico de la fiesta de Navidad. Tradicionalmente suele emplearse una conífera de hoja perenne, destacando entre ellas las especies de abeto, o también los árboles de pino. En la actualidad está muy popularizado el uso de árboles artificiales, de plástico y otros materiales sintéticos. Se decora con adornos como bolitas de colores de cristal u otro material menos frágil, luces, estrellas, campanas, lazos, espumillones, guirnaldas u otras decoraciones.

Historia

Cuando los primeros cristianos llegaron al norte de Europa, descubrieron que sus habitantes celebraban el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad, adornando un árbol no perenne, en la fecha próxima a la Navidad cristiana de la actualidad. Este árbol simbolizaba al árbol del Universo, llamado Yggdrasil, en cuya copa se hallaba Asgard (la morada de los dioses) y el Valhalla (el palacio de Odín); y en las raíces más profundas estaba Helheim (el reino de los muertos). Posteriormente con la evangelización de esos pueblos, los conversos tomaron la idea del árbol para celebrar el nacimiento de Cristo, pero cambiándole totalmente el significado.

Se dice que San Bonifacio (680-754), evangelizador de Alemania, tomó un hacha y cortó un árbol que representaba al Yggdrasil (aunque también pudo ser un árbol consagrado a Thor), y en su lugar plantó una conifera, que por ser perenne, simbolizó el amor de Dios, adornándolo con manzanas y velas. Las manzanas simbolizaban el pecado original y las tentaciones, mientras que las velas representaban la luz de Jesucristo como luz del mundo. Conforme pasaba el tiempo, las manzanas y las velas se transformaron en esferas, luces y otros adornos.

Después se agregó la tradición de poner regalos para los niños bajo el árbol, enviados por San Nicolás o también conocido como Santa Claus (y Papá Noel) o los Reyes Magos, dependiendo de las costumbres de la zona donde se encuentre.

El árbol de Navidad en Europa

Es posible que el primer árbol navideño, como se conoce en la actualidad, surgiera en Alemania, donde se implantó por primera vez en 1605 para ambientar el frío de la Navidad, comenzando así su difusión. A Finlandia llegó en 1800, mientras que a Inglaterra lo hizo en 1829, y en el Castillo de Windsor se vio por primera vez en 1841 de la mano del príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria. En Bohemia y Moravia se introdujo desde Alemania, aunque hubo un movimiento, en la segunda mitad del siglo XIX, contra el árbol de Navidad por considerarlo una costumbre alemana pero no lo erradicó.

El encendido del árbol de Navidad de la Puerta del Sol de Madrid da inicio a la temporada navideña en la capital española.

La costumbre de adornar un árbol en los hogares españoles fue traída en el año 1870 por una princesa de origen ruso llamada Sofía Troubetzkoy, que después de enviudar del duque de Morny, hermano por parte de madre de Napoleón III, contrajo segundas nupcias con el aristócrata español José Osorio y Silva, marqués de Alcañices, uno de los mayores promotores de la Restauración borbónica que permitió reinar a Alfonso XII. Por ello, parece ser que la primera vez que se colocó un árbol navideño en España fue en Madrid, durante las navidades del año 1870, en el desaparecido palacio de Alcañices, ubicado en el paseo del Prado, esquina con la calle de Alcalá.​

Elementos decorativos del árbol de Navidad

La tradición de adornar el árbol navideño parece que se inició en Alemania y Escandinavia en los siglos XVI y XVII, extendiéndose posteriormente a otros países europeos.​ Para su decoración se emplea en la actualidad una gran diversidad de objetos y elementos, siendo los más tradicionales:

    Estrella: colocada generalmente en la punta del árbol, representa la fe que debe guiar la vida del cristiano, recordando a la estrella de Belén.

    Esfera: al parecer en un principio San Bonifacio adornó el árbol con manzanas, representando con ellas las tentaciones. Hoy día, se acostumbra a colocar bolas o esferas (en algunas regiones también llamadas bambalinas o chirimbolos), que simbolizan los dones de Dios a los hombres.

    Lazos: Siempre se ha pensado que los lazos representan la unión de las familias y personas queridas alrededor de dones que se desean dar y recibir.

    Luces: en un principio velas, representan la luz de Cristo.

Significado religioso

El árbol de Navidad recuerda al árbol del Paraíso de cuyos frutos comieron Adán y Eva, y de donde vino el pecado original; y por lo tanto recuerda que Jesucristo ha venido a ser Mesías prometido para la reconciliación. Pero también representa al árbol de la Vida o la vida eterna, por ser de tipo perenne. Por otra parte, el árbol navideño simboliza la descendencia y el brote del Árbol de Jesé que sería Jesús, el culmen de las profecías.

La forma triangular del árbol (por ser generalmente una conífera, con particular incidencia del abeto) representa a la Santísima Trinidad.

Las oraciones que se realizan durante el Adviento, simbolizadas por los adornos,  se diferencian por un color determinado, y cada uno simboliza un tipo:

    El azul para las oraciones de reconciliación.

    El plata para las de agradecimiento.

    El oro para las de alabanza.

    El verde para las de abundancia, fortaleza y naturaleza.

Otros orígenes del Árbol de Navidad

Existen otras leyendas que buscan explicar el origen del árbol de Navidad, como la de un sacerdote que vivió hace 400 años en Ferreñafe y que cada noche de Navidad repartía alimento, ropa y dinero a los más pobres. Un día, el sacerdote admiró la hermosa noche y se le ocurrió colgar los regalos en las ramas de un abeto que estaba cerca a la iglesia, así los pobres podrían disfrutar de la noche mientras se reunían bajo el árbol a interpretar cánticos sagrados. Tan agradable resultó la reunión que desde entonces el árbol fue el centro de la fiesta navideña.

Otra leyenda se sitúa en Inglaterra, en el siglo XVIII, bajo el reinado de Jorge III. Se dice que Carlota, la esposa del rey, se caracterizaba por su bondad con sus súbditos y en el año 1765 decidió poner, en uno de los salones más grandes del palacio, un árbol de Pascua adornado con guirnaldas, luces, juguetes y un montón de regalos.

Existe también la leyenda de un niño que durante una fría noche de invierno buscó refugio en la casa de un leñador y su esposa. El matrimonio de ancianos lo recibió amablemente y le dieron de comer. Al anochecer, el niño se convirtió en un ángel vestido de oro: era el niño Dios. Para recompensar la generosidad de los ancianos, el niño tomó una rama de pino y les dijo que la plantaran, indicándoles que cada año les daría frutos. Y cada Navidad, el árbol les daba manzanas de oro y nueces de plata.