San Pedro Damián: tras la tristeza espera con alegría el gozo que vendrá.

Nació en Ravena (Italia) el año 1007. Quedó huérfano muy pequeñito y un hermano suyo lo humilló terriblemente y lo dedicó a cuidar cerdos y lo trataba como al más vil de los esclavos.

Un sacerdote, el Padre Damián, se compadeció de él y se lo llevó a la ciudad y le costeó los estudios. En honor a su protector, en adelante nuestro santo se llamó siempre Pedro Damián.

El antiguo cuidador de cerdos resultó tener una inteligencia privilegiada y obtuvo las mejores calificaciones en los estudios y a los 25 años ya era profesor de universidad. Pero no se sentía satisfecho de vivir en un ambiente tan mundano y corrompido, y dispuso hacerse religioso.

Estaba meditando cómo entrarse a un convento, cuando recibió la visita de dos monjes benedictinos, de la comunidad fundada por el austero San Romualdo, y al oírles narrar lo seriamente que en su convento se vivía la vida religiosa, se fue con ellos. Y pronto resultó ser el más exacto cumplidor de los severísimos reglamentos de su convento.

Pedro, para lograr dominar sus pasiones sensuales, se colocó debajo de su camisa correas con espinas (cilicio, se llama esa penitencia) y se daba azotes, y se dedicó a ayunar a pan y agua.

Pero sucedió que su cuerpo, que no estaba acostumbrado a tan duras penitencias, empezó a debilitarse y le llegó el insomnio, y pasaba las noches sin dormir, y le afectó una debilidad general que no le dejaba hacer nada.

Entonces comprendió que las penitencias no deben ser tan exageradas, y que la mejor penitencia es tener paciencia con las penas que Dios permite que nos lleguen, y que una muy buena penitencia es dedicarse a cumplir exactamente los deberes de cada día y a estudiar y trabajar con todo empeño.

Esta experiencia personal le fue de gran utilidad después al dirigir espiritualmente a otros, pues a muchos les fue enseñando que en vez de hacer enfermar al cuerpo con penitencias exageradas, lo que hay que hacer es hacerlo trabajar fuertemente en favor del reino de Dios y de la salvación de las almas.

En sus años de monje, Pedro Damián aprovechó aquel ambiente de silencio y soledad para dedicarse a estudiar muy profundamente la Sagrada Biblia y los escritos de los santos antiguos. Esto le servirá después enormemente para redactar sus propios libros y sus cartas que se hicieron famosas por la gran sabiduría con la que fueron compuestas.

En los ratos en que no estaba rezando o estudiando, se dedicaba a labores de carpintería, y con los pequeños muebles que construía ayudaba a la economía del convento.

Al morir el superior del convento, los monjes nombraron como su abad a Pedro Damián. Este se oponía porque se creía indigno pero entre todos lo lograron convencer de que debía aceptar. Era el más humilde de todos, y pedía perdón en público por cualquier falta que cometía.

Su superiorato produjo tan buenos resultados que de su convento se formaron otros cinco conventos, y dos de sus dirigidos fueron declarados santos por el Sumo Pontífice (Santo Domingo Loricato y San Juan de Lodi. Este último escribió la vida de San Pedro Damián).

Muchísimas personas pedían la dirección espiritual de San Pedro Damián. A cuatro Sumos Pontífices les dirigió cartas muy serias recomendándoles que hicieran todo lo posible para que la relajación y las malas costumbres no se apoderaran de la Iglesia y de los sacerdotes. Criticaba fuertemente a los que son muy amigos de pasear mucho, pues decía que el que mucho pasea, muy difícilmente llega a la santidad.

A un obispo que en vez de dedicarse a enseñar catecismo y a preparar sermones pasaba las tardes jugando ajedrez, le puso como penitencia rezar tres veces todos los salmos de la Biblia (que son 150), lavarles los pies a doce pobres y regalarles a cada uno una moneda de oro. La penitencia era fuerte, pero el obispo se dio cuenta de que sí se la merecía, y la cumplió y se enmendó.

Los dos peores vicios de la Iglesia en aquellos años mil, eran la impureza y la simonía. Muchos sacerdotes eran descuidados en cumplir su celibato, o sea ese juramento solemne que han hecho de esforzarse por ser puros, y además la simonía era muy frecuente en todas partes. Y contra estos dos defectos se propuso luchar Pedro Damián.

Varios Sumos Pontífices, sabiendo la gran sabiduría y la admirable santidad del Padre Pedro Damián, le confiaron misiones delicadísimas. El Papa Esteban IX lo nombró Cardenal y Obispo de Ostia (que es el puerto de Roma). El humilde sacerdote no quería aceptar estos cargos, pero el Papa lo amenazó con graves castigos si no lo aceptaba. Y allí, con esos oficios, obró con admirable prudencia. Porque al que es obediente consigue victorias.

Resultó que el joven emperador Enrique IV quería divorciarse, y su arzobispo, por temor, se lo iba a permitir. Entonces el Papa envió a Pedro Damián a Alemania, el cual reunió a todos los obispos alemanes, y valientemente, delante de ellos le pidió al emperador que no fuera a dar ese mal ejemplo tan dañoso a todos sus súbditos, y Enrique desistió de su idea de divorciarse.

Sus sermones eran escuchados con mucha emoción y sabiduría, y sus libros eran leídos con gran provecho espiritual. Así, por ejemplo, uno que se llama «Libro Gomorriano», en contra de las costumbres de su tiempo. (Gomorriano, en recuerdo de Gomorra, una de las cinco ciudades que Dios destruyó con una lluvia de fuego porque allí se cometían muchos pecados de impureza).

A los Pontífices y a muchos personajes les dirigió frecuentes cartas pidiéndoles que trataran de acabar con la Simonía, o sea con aquel vicio que consiste en llegar a los altos puestos de la Iglesia comprando el cargo con dinero (y no mereciéndolo con el buen comportamiento). Este vicio tomó el nombre de Simón el Mago, un tipo que le propuso a San Pedro apóstol que le vendiera el poder de hacer milagros.

En aquel siglo del año mil era muy frecuente que un hombre nada santo llegara a ser sacerdote y hasta obispo, porque compraba su nombramiento dando mucho dinero a los que lo elegían para ese cargo. Y esto traía terribles males a la Iglesia Católica porque llegaban a altos puestos unos hombres totalmente indignos que no iban a hacer nada bien sino mucho mal. Afortunadamente, el Papa que fue nombrado al año siguiente de la muerte de San Pedro Damián, y que era su gran amigo, el Papa Gregorio VII, se propuso luchar fuertemente contra ese vicio y tratar de acabarlo.

La gente decía: el Padre Damián es fuerte en el hablar, pero es santo en el obrar, y eso hace que le hagamos caso con gusto a sus llamadas de atención.

Lo que más le agradaba era retirarse a la soledad a rezar y a meditar. Y sentía una santa envidia por los religiosos que tienen todo su tiempo para dedicarse a la oración y a la meditación. Otra labor que le agradaba muchísimo era el ayudar a los pobres. Todo el dinero que le llegaba lo repartía entre la gente más necesitada. Era mortificadísimo en comer y dormir, pero sumamente generosos en repartir limosnas y ayudas a cuantos más podía.

El Sumo Pontífice lo envió a Ravena a tratar de lograr que esa ciudad hiciera las paces con el Papa. Lo consiguió, y al volver de su importante misión, al llegar al convento sintió una gran fiebre y murió santamente. Era el 21 de febrero del año 1072. Inmediatamente la gente empezó a considerarlo como un gran santo y a conseguir favores de Dios por su intercesión.

El Papa lo canonizó y lo declaró Doctor de la Iglesia por los elocuentes sermones que compuso y por los libros tan sabios que escribió.

En la vejez seguirán dando fruto

 

 Anunciado el tema elegido por el Santo Padre para la II Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores para el 2022

 

El domingo 24 de julio de 2022 se celebrará en toda la Iglesia universal la II Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores. El tema elegido por el Santo Padre para la ocasión es «En la vejez seguirán dando fruto» (Sal 92,15) y pretende subrayar que los abuelos y los mayores constituyen un valor y un don tanto para la sociedad como para las comunidades eclesiales.

El tema es también una invitación a reconsiderar y valorizar a los abuelos y a los mayores, que con demasiada frecuencia son mantenidos al margen de las familias y de las comunidades civiles y eclesiales. Sus experiencias de vida y de fe pueden ayudar a construir sociedades conscientes de sus raíces y capaces de soñar con un futuro más solidario.

Así mismo, la invitación a escuchar la sabiduría de los años es particularmente significativa en el contexto del camino sinodal que la Iglesia ha emprendido.

El Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida invita a las parroquias, diócesis, asociaciones y comunidades eclesiales de todo el mundo a encontrar el modo de celebrar la Jornada en su propio contexto pastoral, y para ello pondrá a disposición los instrumentos pastorales adecuados.

Dialoguemos

Juan Pedro Rivero González

Delegado de Cáritas Diocesana Tenerife

Consiliario Vida Ascendente Tenerife

Reducir la realidad a dilemas es una estrechez mental. Las cosas no son blancas o negras. Y, cuando se trata de las personas, aún es más complejo elaborar un juicio justo. La realidad es “problemática”, no “dilemática”. Y el ser humano usa su inteligencia para solucionar los problemas que la vida le ofrece. La inteligencia es la capacidad humana de resolución de problemas.

La tendencia ideológica a reducir la realidad a polaridades nítidas es bastante común. Hay que albergar la suposición de que las cosas tienen poliédricos lados que para enjuiciarlos de forma integral necesitamos otras visiones que complementen la nuestra.

No hay una atalaya desde la que dictar sentencia objetiva en este suelo limitado en el que tú y yo andamos.

¡Qué necesidad tenemos de diálogo! Lo reconocemos como esencial e imprescindible y, a la vez, nos resistimos a incorporarlo bajo el temor de que en él perdamos nuestras propias certezas. El diálogo es el camino de la humanidad. La conversación hace posible escuchar la idea ajena e ir sumando visiones a nuestras búsquedas. Pero tenemos miedo a dialogar.

El miedo es feo. Ayuda a generar actitudes de prudencia, pero es feo. El miedo no es el temor que nos hace mirar a ambos lados de la calle antes de cruzar. El miedo nos clava dentro del invernadero de nuestro individualismo evitando todo riesgo.

Y vivir es ya, en sí, un riesgo. La valentía sabe mascar el temor; pero cuando traga el miedo se transforma en cobardía. Y no hemos de tenerle miedo al diálogo.

Entre palabras y razones podemos crear caminos de encuentro. Yo necesito al otro para que, al menos, sirva de espejo a mis imaginaciones. Sin que nadie nos escuche, ¿para qué pronunciar palabras? Sin capacidad de escucha, ¿para qué sirven nuestros oídos?

Estamos hechos para el diálogo. Somos intercomunicación constante. Yo no sé si ustedes lo echan en falta o no, pero yo sí; echo en falta capacidad de diálogo en todos los ámbitos sociales.

Hay discursos, opiniones, propuestas, lecciones, charlas y ponencias. Los hay, pero echo en falta el suave roce del diálogo entre nuestros monólogos concienzudos. Cualquier palabra pronunciada y dirigida hacia mi persona lleva algo que me puede enriquecer. Nadie es tan torpe y bruto que no tenga algo en lo que enriquecerme. “Hasta de la boca de los niños de pecho saca Dios su alabanza”. Porque si no escuchamos al otro humano, “(…) gritarán hasta las piedras”.

Cuando se hacen grupos de trabajo en las clases prácticas, espontáneamente, tendemos a buscar a la otra persona que me resulta cómoda, con la que existen vínculos fáciles. Pero la empatía fácil tiene menos quilates y menor capacidad de enriquecimiento mutuo. No pasa nada si hay disparidad de opiniones. Hasta la fe y la razón están llamadas a dialogar, por el beneficio de ambas. Porque sin la razón, la fe está tentada de fanatismo, y sin la apertura a la trascendencia, la razón se encoge más de lo debido.

Dialoguemos…

 

A vueltas con las comisiones de los Bancos

Leo en 65ymas.com que la Audiencia Provincial de Álava ha declarado nula «por abusiva» la comisión que cobraba Bankinter por ingreso de efectivo en ventanilla.

 

Dicha comisión penaliza los ingresos en efectivo que se realizan en ventanilla con una cantidad de 2 euros a quien no es titular de una cuenta, «dentro de la estrategia de las entidades financieras de echar a los clientes de las oficinas», según ha informado en un comunicado EKA/ACUV.

Con esta sentencia se declara nula esa comisión y se condena a la entidad a dejar de cobrarla. Como efecto añadido, todos los cobros realizados hasta la fecha también son nulos, por lo que deberán devolverse, ha agregado la organización vasca de consumidores y usuarios.

La sentencia indica que solo podrán percibirse o repercutirse gastos por servicios solicitados en firme o aceptados expresamente por un cliente, «siempre que efectivamente se presten esos servicios y se justifiquen los gastos habidos».

 Del mismo modo, la resolución judicial señala que «la opción por la ventanilla, ahora convertida en mostrador, en lugar, por ejemplo, del uso de una transferencia, responderá a la íntima intención de quien hace un ingreso, pero esa intención no es relevante para determinar si se le puede cobrar una comisión por gastos operativos».

«El cobro de una comisión por un ingreso en efectivo realizado en una oficina de Bankinter no satisface las exigencias de la Directiva 93/13, ya que constituye un evidente obstáculo para el consumidor que pretende realizar ese ingreso. Ese obstáculo no es otro que la imposición de una obligación adicional, que no nos consta que se haya contemplado en el contrato de Bankinter con el beneficiario», indica.

Por este y otros motivos, según ha destacado EKA/ACUV, la sentencia considera que el cobro de la comisión por ingreso en efectivo, aunque se indique un concepto, «es abusiva y por tanto nula». Por último, ha animado a todas las personas afectadas a ponerse en contacto con la Asociación para gestionar la devolución de los importes.

Además también en El Correo he podido leer que el BBVA está en la misma situación, y es que todos o casi todos hemos sido víctimas de este tipo de abusos, ya desde hace muchos años las Entidades financieras  ejercen su situación de poder frente al más débil, en estos tiempos en los que para poder vivir dentro de la sociedad  tienes que tener una cuenta corriente  sufrimos como nos cobran los bancos por acciones propias de su función dentro de la sociedad.

Los mayores tenemos tiempo y recursos para poner “patas arriba” esta tropelía, no nos quedemos con los brazos cruzados y exijamos a los legisladores una ley que proteja a los vulnerables frente a los gigantes financieros.

 

San Valentín: el patrón de los enamorados

Año tras año, todos los 14 de febrero, millones de personas en todo el mundo hacen una demostración de amor a su pareja celebrando la festividad de San Valentín y realizando regalos. Sin embargo, no todos conocen el origen de esta celebración. ¿Quién fue San Valentín?, ¿por qué es el patrón de los enamorados?

 

El origen de San Valentín, entre la historia y la leyenda.

La historia de San Valentín se remonta muchos siglos atrás y está envuelta en la bruma de la leyenda, tal es así, que hoy la Iglesia Católica pone en duda su existencia, y desde 1969 no celebra dicha festividad.

Los orígenes de la tradición hay que buscarlos allá por el siglo III, cuando el cristianismo se expandía con rapidez por el Imperio romano, pese a los intentos de los dirigentes romanos de acabar con esta nueva fe, que amenazaba la estabilidad del Imperio. Es entonces cuando aparece la tradición de tres mártires romanos llamados Valentín.

Unas fuentes señalan a San Valentín de Terni como el verdadero San Valentín, otras hablan de un tal Valentino que recibió martirio en África, pero quizás, la historia (o leyenda) más romántica sea la de San Valentín de Roma.

La historia de San Valentín de Roma

Según la tradición, San Valentín de Roma fue un sacerdote romano que acompañaba espiritualmente a los cristianos que habían caído presos en las persecuciones contra los practicantes de esta fe y les ayudaba a prepararse para el martirio y la muerte.

Otra versión cuenta que se trataba de un sacerdote que, pese a que las autoridades romanas prohibían contraer matrimonio a los jóvenes soldados, por considerar que serían mejores combatientes si no tenían ataduras familiares, se dedicaba a casar a las parejas en secreto según el rito católico.

Cuando fue descubierto, Valentín fue sometido a martirio y finalmente decapitado.

Un relato muy popular sobre este santo cuenta que le devolvió la vista a una jovencita ciega y esta en agradecimiento sembró sobre la tumba del santo un rosal que según la tradición florecía cada 14 de febrero

La Iglesia Católica recoge la tradición de San Valentín

A finales del siglo V, la Iglesia Católica, recoge las leyendas sobre San Valentín e institucionaliza su conmemoración el 14 de febrero. Parece ser que fue el Papa Gelasio I quien formalizó el culto al santo, en un intento de cristianizar la antiquísima celebración pagana de las Lupercales, que tenía lugar a mediados de febrero.

Sin embargo, la propia Iglesia desde el principio albergó dudas sobre la veracidad histórica de los hechos de San Valentín, de tal manera que incluso Gelasio I afirmaba que San Valentín era uno de aquellos santos “cuyos nombres son venerados por los hombres, pero cuyos actos solo Dios conoce”, expresando su falta de pruebas históricas sobre este mártir.

Fue durante la Edad Media cuando se asoció el amor romántico a la figura heroica y mitológica de San Valentín, forjándose definitivamente la leyenda del patrón de los enamorados. La fábula fue creciendo y adornándose con el paso de los siglos hasta llegar a nuestros días.

La festividad se borró del calendario eclesiástico por la Iglesia católica en 1969, como parte de un intento por eliminar santos de un origen posiblemente legendario, aunque siguen celebrándola algunas parroquias locales. También es venerado como santo por la Iglesia ortodoxa y por la Iglesia anglicana, así como por la iglesia luterana.

En el 2014, el papa Francisco decidió participar en la celebración de san Valentín, en un intento por devolverle el sentido religioso a esta festividad surgida en principio para contrarrestar a las lupercales,5​ consideradas paganas por la Iglesia católica.

En esta línea, la Conferencia Episcopal Española, a través de la Subcomisión para la Familia y la Defensa de la vida, invita a celebrar la Semana del Matrimonio, del 14 al 20 de febrero, en todas las diócesis españolas.

Con el lema “Matrimonio es +” contará con numerosas actividades y tiene como objetivo ser una oportunidad para que los matrimonios católicos renueven su compromiso, así como  mostrar a la sociedad la belleza del matrimonio.

 

Esta iniciativa se enmarca en el contexto del Año Familia Amoris Laetitia, convocado por el papa Francisco.

Desde una APP a rutas románticas con matrimonios

Entre los materiales que se han desarrollado para celebrar esta Semana del Matrimonio se encuentran: una Aplicación para dispositivos móviles: APP «MatrimONio», disponible ya para Android en Google Play.

En esta aplicación se incluyen diferentes actividades para crecer en la vida matrimonial, desde un retiro para matrimonios, una meditación diaria, diálogos conyugales de cine, vídeos con testimonios o la agenda con las iniciativas en las diócesis.

Además, a partir del día 14 de febrero estará disponible la página web que se ha creado para esta Semana del Matrimonio: matrimonioesmas. org, a través de la cual se podrá acceder a todos los recursos realizados para su difusión en las diferentes redes sociales.

Asimismo, las delegaciones de Familia de las diócesis preparan también su calendario de actividades para los matrimonios con oraciones multimedia para jóvenes, donde reflexionarán con pasajes de la Biblia que hablan del matrimonio, rutas románticas para matrimonios y celebraciones en la catedral o en las parroquias de cada diócesis. Con este motivo, la Subcomisión de Familia y Defensa de la vida, ha preparado un subsidio para la vigilia de oración y para la eucaristía conclusiva.

¿Qué es el Año “Familia Amoris Laetitia”?

El 19 de marzo de 2021 comezó el Año “Familia Amoris Laetitia”. El mismo día en que la Iglesia celebró el 5º aniversario de la publicación de la exhortación apostólica Amoris Laetitia, un texto que el papa Francisco dedica a la belleza y la alegría del amor familiar. Este año dedicado especialmente a la familia concluirá el 26 de junio de 2022, en el X Encuentro Mundial de las Familias en Roma con el Santo Padre.

En su mensaje de apertura, el Santo Padre destacaba la necesidad de apoyar a la familia en esta época de pandemia, «entre tantos malestares psicológicos, económicos y de salud, todo esto se ha hecho evidente: los lazos familiares han sido y siguen siendo severamente probados, pero al mismo tiempo siguen siendo el punto de referencia más fuerte, el apoyo más fuerte».

«¡Apoyemos, pues, a la familia! Defendámoslo de lo que compromete su belleza. Abordemos este misterio del amor con asombro, discreción y ternura. Y comprometámonos a salvaguardar sus preciosos y delicados vínculos: hijos, padres, abuelos… Estos vínculos son necesarios para vivir y vivir bien, para hacer más fraterna la humanidad».

Luis Urriza, 100 años 77 de ellos como párroco

 

El 19 de agosto de 1921, hace poco más de 100 años, nació en Navarra (España), el P. Luis Urriza, quien fue ordenado sacerdote hace 77 años y que ha estado sirviendo como párroco  en la Diócesis de Beaumont, en el estado de Texas (Estados Unidos).

El P. Luis realizó el año de Noviciado en Calahorra (La Rioja) y profesó los votos temporales en la Orden de San Agustín en el año 1937. El sitio web de los agustinos indica que estudió Filosofía en Calahorra (1937-1940) y Teología entre Calahorra y El Escorial (Madrid) entre 1940 y 1944. Hizo sus votos solemnes en 1941.

Fue ordenado sacerdote en 1944 y siguió sirviendo en Calahorra como profesor y como capellán del ejército español en LEÓN.

A fines de 1949 es enviado a Estados Unidos. Después de pasar por Nueva York y Port Arthur, fue enviado a la ciudad de Beaumont, una zona petrolera a la que llegaron muchos hispanos, especialmente mexicanos. Allí vivió entre 1952 y 1963.

Luego estuvo en Waxahachie y San Antonio, ambas ciudades en Texas. En la segunda estuvo 11 años. En 1975 dejó la pastoral parroquial para ocuparse durante dos años en difundir el “Movimiento por un mundo mejor” en Estados Unidos.

En 1977 volvió a Beaumont, concretamente a la parroquia de Cristo Rey, donde ha sido   párroco hasta la actualidad..

En la parroquia fundada en 1951 y con la ayuda del vicario parroquial, P. Michael Minifie, el P. Urriza asistió a 635 familias, según indica el sitio web de la diócesis. La ciudad de Beaumont tiene unos 120 mil habitantes con alrededor de 18 mil hispanos.

En 2009 el Papa Benedicto XVI le otorgó al P. Urriza la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice, galardón que se otorga a una persona que ha ofrecido un gran servicio a la Iglesia Católica o al Papa.

La Cruz Pro Ecclesia et Pontifice (Por la Iglesia y el Papa) fue instituida por el Papa León XIII el 17 de julio de 1888, en la celebración de sus 50 años de ordenación sacerdotal.

Aunque vivió en Estados Unidos desde hace mucho,  en agosto de 2019 el P. Urriza recibió la ciudadanía estadounidense, cuando tenía 98 años.

En 2019 cientos de fieles también se reunieron en la parroquia Cristo Rey para la celebración de los 75 años de sacerdocio del P. Urriza.

En esa ocasión, el ahora Obispo Emérito de Beaumont, Mons. Curtis Guillory, agradeció al sacerdote por “sus muchos años de ministerio en el sudeste de Texas” y comentó que el P. Urriza “ha inspirado y motivado a muchos durante todo su ministerio”.

Poco después de su cumpleaños, en agosto, el obispo de Beaumont le informó que había llegado su hora. Otro sacerdote, más joven, se encargará de Cristo Rey. Su orden enviaba al padre Luis a un nuevo ministerio en España, su país de origen, para unirse a otros religiosos que servían en una iglesia cerca de Madrid.

Esa era la prueba de los votos de obediencia que tomó hace ocho décadas y de la confianza que pone en la voluntad de Dios. Cree que fue una trayectoria trazada divinamente la que hizo que su madre lo llevara a un monasterio en España cuando tenía 12 años, una decisión que al final lo trajo a Texas. Ahora vuelve a desarraigarse.

Esperaba que lo dirigieran a un rumbo en el que pudiera seguir trabajando y ser útil, aunque otros esperan que descanse. “Dios hace cosas que uno no entiende”, dijo. “Tal vez me necesitan allá”.

El P. Luis Urriza es un gran ejemplo de fidelidad a Dios, de servicio  a pesar de su edad y de sus limitaciones.

Iniciativa Legislativa Popular. Una forma de participación ciudadana

Juan Pedro Rivero González

Delegado de Cáritas diocesana de Tenerife y Consiliario de Vida Ascendente.

Las etimologías son maravillosas para comprender lo que nos dicen o nos quieren decir. Por ejemplo, el verbo Participar se compone de dos términos latinos: pars (la parte) y capere (tomar). Y en su conjunción entendemos que Participar significa tomar una parte de algo o tomar parte en algo.

Muchas son las maneras que tenemos los ciudadanos de participar en la vida pública y en la gestión política de la sociedad.

Es complicado incorporarlo con naturalidad cuando estamos tan acostumbrados a que las cosas de todos caigan solo en manos de los responsables de las administraciones públicas. “Ellos deciden y nosotros asumimos. Porque ellos están ahí para que nosotros no tengamos que preocuparnos”. Y hasta dentro de cuatro años que nos pidan el voto.

Lo primero que debemos reedificar es la conciencia de formar parte de la sociedad. No es lo mismos vivir como si tuviéramos que hacernos un hueco en una selva de cosas y personas en las que cada uno va a lo suyo, que ser conscientes de que formamos parte de algo y que mi postura individual afecta al resto de cosas y personas.

Se puede estar en la sociedad sin ser, en el fondo, de la sociedad.

Entre otros modos y caminos, nuestro sistema de gobierno nos ofrece, como forma de participar de manera activa en la vida social, solicitando algo a los poderes públicos, la Iniciativa Legislativa Popular.

Me ha parecido muy interesante la explicación que nos ha dado la responsable del área de Migraciones de Cáritas Diocesana de Tenerife. Una ILP no es solo recoger firmas como si se tratara de una pataleta o queja; es un verdadero ejercicio de participación democrática. De hecho, solo pueden participar en un ILP aquellos que tienen derecho a voto en la sociedad.

Las leyes de un país no nacen solo vertical-descendente. También crecen vertical-ascendentes.

La iniciativa no es de quienes tienen el poder, sino de los gobernados que, conscientes de una necesidad social, participan de esta forma a ofrecer un criterio para que aquellos legislen. Nadie firmará si no siente que es parte de la sociedad en la que está.

Unos pueden estudiar porque otros contribuyen con sus impuestos. Unos pueden adquirir productos frescos en una tienda porque otros los sembraron, atendieron y cosecharon. Unos podemos adquirir un medicamento porque otros se dedican a investigar y a producirlos. Hay quienes barren las calles por las que paseamos, y ser conscientes de que su participación laboral en la vida social me beneficia es tan importante como recibir un documento para apoyar con nuestra firma una iniciativa legislativa popular.

Cada uno puede hacer que lo de todos mejore. Y mejorando el todo, cada uno se beneficia.

Bienvenidas las iniciativas de participación ciudadana, de participación vecinal, de participación en cualquier sentido que sea. Una sociedad enferma de individualismo debe recibir esta posibilidad como una vacuna imprescindible. Incluso deberíamos tener la posibilidad de mostrar un pasaporte con nuestra pauta completa en las dosis de participación cívica.

Si no te gusta, intenta cambiarlo. Si no lo puedes cambiar, vuelve a intentarlo. Si al final no lo consigues, como suele repetir Rafa Nadal, “al menos he competido”.

La queja sin la compañía verbal de la participación es una mera pataleta.

Calcetando a los 110 años. Lulú Vázquez de Silva

Lulú Vázquez de Silva nos dejaba el pasado 24 de diciembre a los 111 años  pero bien merece que  conozcamos algo de esa mujer muy anciana que hasta el final anduvo ocupada en ayudar a las mujeres embarazadas y sin recursos que acudían a la red Madre.

En 2018 le hacían un precioso reportaje  para El Faro de Vigo con el título “Manos que Calcetan a los 108 años” del que nos hacemos eco.

Desconocía si a sus 108 años era  la mujer más longeva del municipio de Pontevedra. Creía que podría ser así, pero tampoco le daba mucha importancia porque, tal y como aseguraba, «ahora cada día cuenta».

Y es que sus jornadas eran  cada vez más tranquilas y las limitaciones propias de la edad hacían que hubiera  dejado de hacer actividades que antes hacía a diario, como reunirse con sus amigas en un banco de la Praza da Ferrería tras la misa de las 12 en San Francisco.

Fue precisamente en este céntrico emplazamiento donde escuchó hablar por primera vez de la asociación Red Madre, de apoyo a mujeres embarazadas y madres recientes en situación de vulnerabilidad o riesgo de exclusión social.

Carmela Calvar, una de las voluntarias del colectivo que una tarde cualquiera transportaba cajas para montar canastillas para las madres, le explicó en qué consistía la labor de la asociación. A Lulú le fascinó y decidió colaborar también haciendo lo que mejor sabía: calcetar.

Hacía ya dos años de ello, pero la pontevedresa no dejó de crear artículos para bebé desde entonces. Comenzó con una toquilla y dos jubones, a los que siguieron bufandas, patucos…«Me gustó la idea y como me gusta calcetar desde pequeña, no me lo pensé», aseguraba en el salón, con la calceta entre las manos.

Sus inicios con esta arte comenzaron en el Colegio Sagrado Corazón de Placeres: «usaba dos horquillas y un ovillo de perlé; así empecé, haciéndole prendas a un muñeco», dice divertida.

Aunque cada vez calcetara menos, estaba con unos patucos. «Ayudar le gusta a cualquiera. Siempre es algo bueno«, manifestó.

La centenaria dijo que  no conocía el secreto de su longevidad. «¡No hice dieta en mi vida!», aseguró. Eso sí, es ejemplo para muchos mayores porque fue de las primeras en vacunarse contra la gripe ese invierno.

En general gozaba de buena salud y no padecía de los huesos, el mal general de las mujeres de avanzada edad. «Creo que fue porque mi padre, que era médico, me dio mucho calcio cuando era niña», reflexionaba.

Debido a la paulatina pérdida de movilidad cambió la iglesia de San Francisco por la de San Bartolomé, que le quedaba mucho más cerca de su casa. Utilizaba un bastón y, si era necesario, una silla de ruedas. Como tiene un supermercado a pocos metros de su vivienda, también iba con frecuencia a hacer la compra de artículos de poco peso.

Lulú Vázquez de Silva ha visto mucha vida, porque más de un siglo da para mucho. «Lo que menos me gusta de la vida de ahora es cómo los padres educan a los hijos. Creen que los quieren más por no corregirlos cuando hacen algo mal«.

Gran ejemplo de mujer.

Un lugar donde rezar (War Room). La película recomendada

Esta película de 2015  del director Alex Kendrick  trata un tema  de actualidad:

Tony y Elizabeth Jordan lo tienen todo, grandes puestos de trabajo, una hermosa hija, y su casa de ensueño. Pero las apariencias pueden ser engañosas. Tony y el mundo de Elizabeth Jordan en realidad se está desmoronando bajo el peso de un matrimonio fracasado. Mientras, Tony se regodea en su éxito profesional y coquetea con la tentación, Elizabeth se resigna a la creciente amargura. Pero su vida toma un giro inesperado cuando Elizabeth conoce  a una nueva cliente, la señorita Clara, y esta le plantea el reto de establecer un «Cuarto de guerra» y un plan de batalla de oración por su familia. Cuando Elizabeth deja que Dios entre en su vida esta se transforma.

¿Por qué se llama cuarto de guerra (War Room)?

Winston Churchill  denominó ‘cuartos de guerra’, o The War Rooms  a unas salas que se localizan bajo suelo en Westminster, Londres. Era el lugar donde se reunía el alto mando del ejército británico, con información estratégica permanente, mapas, comunicaciones, e incluso un lugar para dormir para Churchill. En la película se trata de la guerra de lo mundano frente  a la espiritualidad cristiana y de cómo  el lugar para rezar se convierte en el refugio donde la oración nos fortalece.

¿Cuál es el mensaje de la película?

Muestra lo vacío del éxito del mundo, cómo una imagen de felicidad es un mero papel de fumar  que en cuanto lo toca el agua se deshace. Cuando estamos más en el envoltorio que en el fondo,  el desencanto, la desilusión se afianzan en nuestra vida y si estamos alejados del Señor no tenemos amor para dar. Debemos tomar en cuenta que con la amabilidad conseguimos más y que el perdón nos hace libre, y más cercanos a Dios. Esta es una de las enseñanzas que nos deja la película “Un lugar para rezar”  la necesidad de  la oración, la batalla espiritual y dejar que Dios obre en nuestro existir.

En palabras del director,  la película enfatiza que «como el ejército, deberíamos buscar a Dios para hallar la estrategia correcta antes de ir al combate. Por el combate, me refiero a los asuntos cotidianos que afrontamos en nuestra cultura.»

A pesar de que la crítica no vio con muy buenos ojos a esta cinta el público la acogió de muy buen grado. La señorita  Clara es una anciana con una fuerza impresionante procedente de una fe profunda, y  de una larga vida de oración y batalla espiritual.

«Miedo a la muerte»

Juan Pedro Rivero González

Delegado de Cáritas diocesana de Tenerife y Consiliario de Vida Ascendente.

 

 

Hay noticias que provocan en nosotros una conmoción como si se rompiera la tierra bajo los pies y temblaran las estructuras que nos configuran. Me dijeron que murió Toni, un joven abogado de 44 años, con quien compartí Junta de Gobierno en la Cofradía de la Sangre y de la Santa Cruz de la Catedral de La Laguna. Ese primer contacto me vinculó a su persona, afable y abierta, como una mesa preparada a acoger un encuentro; a una sonrisa que relajaba cualquier ambiente. Sorpresa es poco para definir la noticia.

Y como en cascada, mi pensamiento recorría la experiencia que estarían viviendo su madre, o su esposa o sus hijos. Una cascada de dolor inevitable. Un tsunami que ahoga de repente miles de ilusiones edificadas en la esperanza de una vida a mitad de camino. Todo se derrumba con tanta facilidad que el aliento se entrecorta y la mente se nos nubla.

Morir es normal, todos lo sabemos. Pero hay muertes que no son normales. Y eso nos sorprende y nos asusta. Y nos hace despertar emociones oscuras como el miedo. Miedo a lo desconocido que conocemos, pero que conocemos desde fuera. Miedo a la muerte o miedo a morir.

Algún amigo tengo que calificaría de incredulidad y de carencia de esperanza en la vida eterna estos comentarios. No es así. Yo creo que hay una realidad de infinitas posibilidades detrás del muro de lo que vemos y tocamos; yo creo que mi anhelo de vivir para siempre es consecuencia de una dimensión trascendente y definitiva de la vida de la que soy consciente; yo creo en el testimonio de Jesús. Pero yo también tengo miedo a morir.

De la misma manera que tengo miedo a tropezar en la oscuridad o a la sospecha de una enfermedad. Hay que quitarle los cascabeles chillones al término miedo y reconocer que es una emoción real que se despierta en nosotros ante un mal, presente o futuro, real o posible, que afecte a nuestras seguridades actuales. Tener miedo es normal.

Cuando hablo de Jesús, me refiero al de Nazaret. Aquel que, sabiendo que iban a tratarle mal al final, y que los clavos acariciarían con saña su carne, sudó angustia y macó el duro bocado del morir en la soledad de un huerto. Sentir miedo, angustia, etc. es normal. Lo extraño es sentir atracción y deseo a padecer y morir porque nos sitúa en la zona de confort del masoquista o del suicida.

Y este miedo, natural y humano, no resta un ápice a la esperanza, a la confianza, a la espera activa de una vida plena. Hace muchos años, otro de mis amigos, me preguntaba cuál sería la respuesta imaginaria de un bebé que está por nacer: ¿Quieres nacer o no? Y añadía con imaginativo relato: “¿Nacer? ¿Estás loco? Aquí no necesito respirar para vivir. No necesito ni comer ni hacer caca. Aunque estoy desnudo no siento ni frío ni calor: estoy a la temperatura precisa. No tengo ninguna dificultad física. No; déjame tranquilo que no sé lo que me espera después del parto”.

La tradición cristiana llama dies natalis al día de la muerte. Es una imagen elocuente de una esperanza grande que anida en el barrunto de nuestra autoconciencia y que coincide con las promesas de Cristo. Pero saber esto no nos plancha las arrugas del miedo en la camisa del alma.

Recibe, Toni, amigo, este elogio fúnebre, porque despertaste en todos nosotros esta humana emoción que llamamos miedo.