«EL DIOS FIEL MANTIENE SU ALIANZA»

El documento titulado “El Dios fiel mantiene su alianza” fue aprobado en la Asamblea Plenaria de la CEE en noviembre de 2022. Se trata de un Instrumento de trabajo pastoral sobre persona, familia y sociedad que se ofrece a la Iglesia y a la sociedad española desde la fe en Dios y la perspectiva del bien común.

El documento está estructurado de la siguiente manera

Introducción: Persona y sociedad son inseparables. La familia, alianza que los une.

I. Persona, familia y sociedad desde la fe en Dios que es uno y trino.

II. Mirada a la familia-

III. Causas culturales, legislativas y sociales que «deconstruyen» la familia, reducen la persona a individuo y dificultan el bien común. Carencias eclesiales que lo  favorecen.

IV. Consecuencias

V. El evangelio de la familia en la situación actual se convierte en una llamada.

VI. El evangelio de la familia lo anuncia un pueblo (familia de familias) que vive entre los pueblos.

VII. Acciones.

VIII. Propuesta a la Iglesia y la sociedad española

En particular el  tema del aborto se aborda en:

III. Causas culturales, legislativas y sociales que «deconstruyen» la familia, reducen la persona a individuo y dificultan el bien común.

Carencias eclesiales que lo favorecen………………. 43

Causas culturales…………………………………………………….. 43

Causas legislativas…………………………………………………… 50

2.1. Balance de las legislaciones ya vigentes: divorcio, aborto, eutanasia, «matrimonio igualitario»

El texto se fija especialmente en la problemática que las mujeres viven cuando se enfrentan al aborto «desde la desde la convicción de que la muerte de otro nunca es la solución al problema que puedan sufrir».

En el siguiente enlace podéis descargar el documento completo

https://www.conferenciaepiscopal.es/wp-content/uploads/2023/01/El-Dios-fiel-mantiene-su-aliaza.pdf

Monseñor Munilla ofreció una Charla presentando el documento en la Diócesis de Orihuela – Alicante,  os dejamos el enlace para que podáis seguirla.

https://www.youtube.com/watch?v=6VtwpPKsOQE

LA VOZ DEL PAPA: NOS INVITA A LOS BAUTIZADOS A VIVIR COMO HIJOS DE LA LUZ

En 2017 el  IV domingo de Cuaresma fue  también el  26 de Marzo, de plena actualidad os traemos seis años después la voz del Papa.

 “Los creyentes se hacen ciegos cuando desconocen a Cristo y se confían en «pequeñas luces» y viven en oscuridad.”

El Papa Francisco dedicó su mensaje previo al rezo de Ángelus del pasado domingo 26 de marzo  de 2017 a reflexionar sobre el relato evangélico de la curación del ciego de nacimiento y la manifestación de Cristo como luz del mundo.

«El ciego de nacimiento representa a cada uno de nosotros, que hemos sido creados para conocer a Dios, pero que por causa del pecado somos como ciegos, tenemos necesidad de una luz nueva», explicó; «todos tenemos necesidad de una luz nueva: aquella de la fe, que Jesús nos ha donado».

«Este episodio nos induce a reflexionar sobre nuestra fe, nuestra fe en Cristo, el Hijo de Dios, y al mismo tiempo se refiere también al Bautismo, que es el primer Sacramento de la fe», agregó el Pontífice.

Los creyentes se hacen ciegos cuando desconocen a Cristo y se confían en «pequeñas luces» y viven en oscuridad. Como el ciego que recibe la sanación, «también nosotros hemos sido ‘iluminados’ por Cristo en el Bautismo, y por lo tanto estamos llamados a comportarnos como hijos de la luz. Y comportarnos como hijos de la luz exige un cambio radical de mentalidad, una capacidad de juzgar hombres y cosas según otra escala de valores, que viene de Dios».

Entre los cambios necesarios para los bautizados, el Papa recordó la fe en Jesucristo, en su capacidad para transformar el corazón y la vida de los creyentes y la disposición de ver la realidad a la luz de Dios, desde una perspectiva distinta a la meramente material y humana.

«Significa ante todo abandonar las luces falsas: la luz fría y fatua del prejuicio contra los otros», comentó el Pontífice, quien rechazó el hablar mal de los demás y el juzgar sin misericordia.

«Otra luz falsa, porque es seductora y ambigua, es aquella del interés personal: si evaluamos a hombres y cosas en base al criterio de nuestra conveniencia, de nuestra satisfacción, de nuestro prestigio, no actuamos con la verdad en las relaciones y en las situaciones».

«Que la Virgen Santa, que fue la primera en acoger a Jesús, luz del mundo, nos obtenga la gracia de acoger de nuevo en esta Cuaresma la luz de la fe, redescubriendo el don inestimable del Bautismo, que todos hemos recibido», concluyó. «Y que esta nueva iluminación se transforme, nos transforme en las actitudes y en las acciones, para ser también nosotros, a partir de nuestra pobreza, de nuestras pequeñeces, portadores de un rayo de la luz de Cristo».

LA IGLESIA DA LA VIDA EN UCRANIA

Mucho nos bombardea la televisión y la prensa con la guerra de Ucrania, con los rusos y con los muertos. También cuando un sacerdote o un religioso cuando hace algo que no  es debido pero que poco nos informan de los que están dando la vida y se han quedado voluntariamente para acompañar al pueblo, para consolar y dar de comer.

¿A que no has visto esto en ningún noticiario?

Más de 6.000 sacerdotes, religiosos y religiosas se han quedado en Ucrania para dar refugio, comida, curar heridos, sostener espiritualmente y administrar Sacramentos.

Algunas personas han ido a bautizarse antes de ir a la guerra y hacer su primera Comunión.

Miles han ido a refugiarse a los terrenos de los seminarios de dos ciudades; la Iglesia los acoge y les da de comer, sitio para dormir y asearse y apoyo espiritual.

Un proyectil alcanzó la residencia del obispo de Járkov pero nadie resulto herido y siguen allí preparando comidas para llevar a dos estaciones de metro cercanas.

En la diócesis de Kiev, la capital, los supermercados están vacíos; falta pan y agua; el obispo auxiliar se encarga de enviar lo necesario e, incluso ayuda a cargar los vehículos con los que se distribuyen.

En un seminario se ha acogido a mujeres y niños, unos 160; y dos colegios católicos se han convertido en dormitorios. Los seminaristas y voluntarios los atienden.

Si no lo entiendo mal, esto es dar la vida.

No se abre ningún telediario con estas noticias pero está bien conocerlas y apoyarlas con nuestra oración y nuestro compromiso allí donde estemos.

La iglesia está viva y acompaña acoge y da la vida en todo momento.

Donde sufre un hermano que yo no sufra…

Mercedes Montoya Díaz

RECORDEMOS QUE ESTAMOS EN CUARESMA

Estamos en pleno tiempo cuaresmal,  van pasando los días y se nos acaba el tiempo de prepararnos para vivir la Pascua en plenitud.

Tenemos un tiempo precioso para reconciliarnos e intensificar ese camino hacia el momento de la resurrección como otras veces no hemos podido hacer, seamos más conscientes y veamos como la liturgia nos va recordando cada domingo ese camino de conversión, Dios nos ha elegido y nos quiere hacer fuertes y que podamos comprobar la obra que está haciendo en nosotros.

Desde muy antiguo los cristianos se preparan para vivir los días santos con el ayuno, la limosna y la oración. Lo más importante la Oración pues sino las otras dos se quedan sin sentido.

Orar es hablar con Dios, contarle todas nuestras cosas de una manera sencilla, como quien habla con un amigo.

El Señor ya las sabe pero le gusta que se lo digamos a nuestra manera que nos hagamos consciente que Él está siempre a nuestro lado y eso nos tiene que dar confianza, sabiendo que como Padre nunca va a permitir que nos pase nada malo y que aquello que nos ocurre y no entendemos a la larga comprenderemos que nos hace crecer y prepararnos para el día en que nos veamos cara a cara.

También la oración nos lleva al silencio profundo donde yo sé que el está y estoy yo, como dos enamorados, y nos infunde la paz y la alegría con la que afrontar el resto de nuestro día. Le llaman contemplación y es muy difícil llegar pero insistiendo podemos lograrlo, para Dios no hay nada imposible.

Ayunar es privarnos de algo, a nuestra edad no tiene que ser alimento porque la  iglesia ya nos exime, pero  podemos hacer algún sacrificio que nos haga tener presente la penitencia en nuestro día a día.

Hay muchos ejemplos de ayuno que seguro que todos conocemos pero podemos compartir para que nos ayude a vivir este tiempo.

En las reuniones hay gente que dice que se quita el azúcar o que no toma chocolate, hay quien se priva de ver la tele o de jugar con el móvil, hay quien se pone de tarea sonreír o estar pendiente de algún detalle para servir a los demás.

El estar pendiente de nuestra ofrenda nos hace capaces de vivir pendiente del tiempo en que estamos y de cumplir nuestro compromiso.

Recordamos esas palabras de Jesús ”No solo de pan vive el hombre…” pues todo lo demás  podemos ponérnoslo como penitencia para agradar a Dios y preparar todo nuestro ser para vivir la pascua, el paso del Señor, que hace de nosotros criatura nuevas, una nueva creación.

Limosna material que nos ayude a compartir con los que han sido menos favorecidos por la vida, pero también limosna de nuestro tiempo escuchando a los demás, cuidando de aquellos que están solos, visitando a los enfermos, a los vecinos que no tienen a nadie, y muchas cosas más que se nos ocurren y que son maneras de expresar el amor por nuestros hermanos.

Es un tiempo especial que nos ayuda a llevar nuestras creencias a los que están cerca a aquellos que en muchos momentos pasan transparentes por nuestras vidas.

Salir al encuentro de los demás es un vivir desde nuestro ser el evangelio y por su puesto es una manera de predicar silenciosa pero muy gratificante aun cuando nos desprecien  es una manera de ser los pies y las manos de Jesús en nuestro entorno donde podemos dar testimonio y experimentar que la fuerza nos viene de lo Alto.

No son consejos piadosos,  es una invitación a vivir este tiempo único que nos concede para aprovecharlo pues tenemos el hoy pero no sabemos si tendremos  mañana y el pasado ya se hizo y si se procuró hacerlo bien ya vimos su frutos y si no,  esta es la oportunidad para encontrarnos cara a cara con Él.

Acordaros de las obras de misericordia que son 14: 7 espirituales y 7 corporales.

Espirituales:

1.- Enseñar al que no sabe.

2.- Dar buen consejo al que lo necesita.

3.- Corregir al que se equivoca.

4.- Perdonar al que nos ofende.

5.- Consolar al triste.

6.- Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.

7.- Rezar a Dios por los vivos y difuntos.

Corporales:

1.-Visitar al enfermo.

2.- Dar de comer al hambriento.

3.-Dar de beber al sediento.

4.- Dar posada al peregrino.

5.- Vestir al desnudo.

6.- Visitar a los presos.

7.- Enterrar a los difuntos.

Ahora no explicaremos cada una de ellas porque fueron la base del año de la Misericordia pero si recordaros lo que Jesús dijo cuándo nos habló del Juicio Final “Tuve hambre y me disteis de beber, Tuve sed y me disteis de beber… ¿Cuándo lo hicimos Señor? cuando lo hicisteis a uno de los más pequeños a mí me lo hicisteis”

¡Animo! Nos vemos dentro de poco celebrando la Pascua.

Mercedes Montoya Díaz

CONVERSIÓN, AMPLIANDO HORIZONTES

En 2017, en Gran Canaria una Drag Queen se disfrazó de la Virgen María , a lo que Monseñor Cases, entonces Obispo de Canarias público un texto titulado “A quien quiera leerme”  que provocó una reflexión de Monseñor Munilla, creemos que  de plena actualidad.

A propósito de la reciente polémica vivida en el carnaval de Canarias, el obispo de aquella Diócesis, Mons. Francisco Cases, publicó una carta con el título “A quien quiera leerme”, en la que, entre otras cosas, compartía una enjundiosa reflexión con la que quiero comenzar este artículo: «Hace un tiempo, sobre el talud que se encuentra encima de la entrada norte del túnel Luengo alguien escribió con letras enormes: NADA ES VERDAD. TODO VALE.

Pocos días después, otra persona, o quizás el mismo, añadió encima de lo escrito, y con letras del mismo enorme tamaño: SIN DIOS. Parecía indicar el principio de la convivencia ciudadana de nuestra Capital, pues ese túnel con su forma de arco es realmente el acceso a la ciudad desde el norte de la isla. Creo que precisamente por eso, pocos meses después todo fue borrado, quedando todavía la señal de la pintura superpuesta. SIN DIOS, NADA ES VERDAD. TODO VALE.»

En este contexto, no es de extrañar que la llamada a la conversión, reiterada con especial énfasis en Cuaresma, sea percibida como contracultural y hasta trasgresora.

¿Será cierto que el relativismo y el hedonismo son la consecuencia lógica e inevitable de un mundo sin Dios? ¿Serán ciertas las palabras que Dostoievski puso en labios de Iván Karamazov: «Si Dios no existe, todo está permitido»? Quisiéramos creer que no, aunque solo fuese por la necesidad que tenemos de construir una convivencia social entre todos.

Creemos en la capacidad de la razón y de la voluntad humana para conocer y perseguir el bien; aunque no podemos por menos de constatar la necesidad apremiante de ampliar los horizontes del materialismo y del individualismo, para liberarnos de tanto espejismo.

Como punto de partida, me apoyo en el filósofo danés Kierkegaard, conocido por haber puesto la búsqueda del sentido de la vida en el centro de su pensamiento. Kierkegaard concibe la vida en tres estadios; tres maneras de pensar, de vivir y de actuar, que resultan muy interesantes para iluminar el itinerario de la conversión:

1.- El primer estadio es el “estético”. Responde a preguntas del siguiente tenor: ¿Cómo me encuentro? ¿Me siento en paz y realizado?

2.- El segundo estadio es el denominado por Kierkegaard como “ético”: ¿Qué tiene derecho a esperar el prójimo de mí? ¿Qué puedo aportar para la construcción del bien común?

3.- El tercer estadio es el “religioso”: ¿Qué espera Dios de mí? ¿Es mi vida acorde al mensaje revelado por Jesucristo?

Cada uno de estos estadios implica una relación específica con uno mismo y con el mundo. Si el estado predominante es el primero, el “estético”, entonces corremos un riesgo muy grande de quedar atrapados en los parámetros narcisistas, los cuales incapacitan para amar a un tú distinto de nosotros mismos.

En nuestros días, la idolatría de la felicidad, convertida en becerro de oro, pretende buscar su bien particular, desvinculándolo de la naturaleza de las cosas. Y no nos estamos refiriendo a los demás, ya que nuestra propia vivencia religiosa no está exenta del riesgo de quedar reducida a una espiritualidad consumista del bienestar interior.

El salto al segundo estadio, el conocido como “ético”, ciertamente, es un paso de gigante. Uno de los antídotos más eficaces contra el narcisismo, el cual tiende a encerrarnos en una especie de bucle de un falso victimismo, es la apertura de nuestros horizontes para encontrarnos con los sufrimientos de las verdaderas víctimas de la sociedad. Sin la apertura al prójimo, es muy difícil salir de la trampa de nuestra mente, para introducirnos en la vida real.

Pero sin el tercer estadio, el “religioso”, es decir, sin la perspectiva que nos otorga la revelación de Dios, caminamos en medio de tinieblas. Dios no se ha limitado a crearnos y lanzarnos a la existencia, sino que se ha comunicado con nosotros, mostrándonos el sentido de la vida, y dándonos la gracia de su caminar junto a nosotros en Jesucristo.

Pretender prescindir de Dios en el camino de la conversión, es vivir del espejismo de la autosuficiencia. Y es que, hay algo más importante que la conversión moral: la conversión espiritual. Decía nuestro Papa emérito: «La conversación es interpersonal si es intrapersonal. Y será intrapersonal si es trascendental, es decir, si está abierta a la trascendencia».

El Evangelio no se compagina con un planteamiento moralista que ignore la primacía del encuentro con la gracia –¡nos convertimos mirando a Jesucristo!—; ni tampoco un falso misticismo que ignore que la autenticidad de la fe se traduce en una auténtica conversión moral.

En palabras de nuestro Papa Francisco cuando era arzobispo de Buenos Aires: “La verdadera conversión siempre es apostólica. Se trata de dejar de mirar los propios intereses para mirar los de Cristo Jesús, quedando disponibles para los demás”.

Nadie es cristiano de nacimiento; todos necesitamos oír, escuchar, revisar, rectificar, cambiar de perspectiva y de comportamiento; es decir, ¡convertirnos! Cuando no hay conversión, hay decadencia. No existe el punto intermedio.

El llamamiento determinante de cara a la transformación de la historia no es la que hicieron Marx y Engels: “proletarios del mundo, uníos”. Y aunque las apariencias sugieran lo contario, tampoco es el del liberal Vincent de Gournay: “laissez faire, laissez passer” (dejad hacer, dejad pasar). La palabra definitiva, la única capaz de transformar el mundo, es la de Jesucristo: “Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1, 15).

Monseñor Munilla abril de 2017

TRES VERBOS PARA ESTA CUARESMA: CARTA DE MONSEÑOR OMELLA

El miércoles pasado, con el rito de la imposición de la ceniza, iniciábamos el tiempo de Cuaresma. Este tiempo litúrgico es un itinerario de cuarenta días en el que podemos experimentar, de una manera especial, que Dios nos ama. Él siempre nos está buscando y no deja de hacerlo hasta que nos encuentra. Ojalá que estos días escuchemos la voz de Dios que nos pide: «Convertíos a mí de todo corazón.» (Jl 2,12).

En esta Cuaresma quisiera invitaros a reflexionar sobre tres verbos que nos pueden acompañar durante este camino que lleva a la Pascua. Estos verbos son: volver, mirar y amar.

Volver: en el Antiguo Testamento, cuando se habla de la conversión se suele utilizar una palabra hebrea que significa «volver». Este verbo lo encontramos en un precioso texto del segundo capítulo del libro del profeta Oseas. Oseas explica que Dios ama a su pueblo apasionadamente. Sin embargo, este amor no es correspondido. Pese a esto, Dios jamás pierde la esperanza de que algún día su pueblo regresará a Él. Para ello lo invita a volver a la fe que vivió en el desierto durante el tiempo del éxodo de Egipto. También a nosotros nos puede pasar lo mismo con Dios. Él nos ama de todo corazón, pero no siempre le correspondemos. Dios nos invita a volver a Él para ofrecernos su amor y compartir con nosotros su alegría. Dios no se cansa nunca de perdonarnos.

Mirar: Dios nos invita a mirar como Jesús miraba. Solo así vemos a cada ser humano, especialmente a aquel que es más vulnerable, como un regalo para nuestra vida. Dice el profeta Samuel que el hombre ve solo lo que está delante de sus ojos y que, en cambio, el Señor mira el corazón (cf. 1Sam 16,6). Así nos contempla Jesús. Su mirada siempre va más allá de las apariencias. Él nos ve como frágiles vasijas de barro que, a través de sus grietas, dejan ver el amor de Dios.

Amar: estos días de Cuaresma podemos orar y pedir a Dios que purifique nuestro corazón para que podamos amar a los demás como lo hacía Jesús. El apóstol Pablo nos lo dice con estas bellas palabras: «Tened entre vosotros los mismos sentimientos de Cristo» (Flp 2,5). Los evangelistas recogen en muchas ocasiones el amor incondicional de Jesús por sus discípulos. Él les ama fielmente a pesar de sus caracteres, sus errores, sus impaciencias, sus dudas, su abandono e incluso su traición.

Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma es un tiempo privilegiado para orar con más intensidad, para estar más atentos a la Palabra de Dios, para «ayunar» de todo aquello que nos separa de Dios y para dedicar tiempo y dinero a nuestros hermanos más necesitados. Salgamos de nosotros mismos para ir en busca de aquel que nos necesite. Roguemos a María que nos guíe en este camino cuaresmal, que ella nos anime a conocer y amar cada día más a Jesucristo, muerto y resucitado.

† Juan José Omella

Cardenal arzobispo de Barcelona

JÓVENES RINDEN HOMENAJE A SUS ABUELOS CANTANDO ‘YO TE QUERRÉ’ EN EL TEATRO DE LA ZARZUELA

El Teatro de la Zarzuela ofreció  del 24 de febrero al 4 de marzo de 2023 ‘Yo te querré’, un espectáculo que forma parte de su Proyecto Zarza, donde un grupo de jóvenes cantaron a sus padres y abuelos la música de Francisco Alonso, e interpretaron un texto escrito por Lola Blasco, Premio Nacional de Literatura Dramática en 2016.

Así lo explicaron durante la presentación de la obra, que tuvo lugar el martes 21 de febrero, y a la que también acudió Carmen Alonso, la hija del compositor, quién no dudó en dedicarle unas palabras al equipo: «Mi padre era tan simpático, tan agradable, tan músico… que solo quiero daros las gracias a todos porque me parece que sois un equipo genial».

La obra gira en torno a la discusión de una pareja, director y autora, sobre cómo construir una obra que tienen que llevar al teatro en un momento social marcado por la pandemia, la crisis económica y la guerra.

«En mitad de sus discusiones aparecen boxeadores, indios, falsas cupletistas, transformistas e incluso espías. Todos ellos personajes de principios del siglo XX inspirados por las canciones del Maestro Alonso. Personajes que nos introducen con humor negro en sus enredos y que nos hacen ver que, aunque su mundo es el reflejo del pasado, sus problemas no distan tanto del presente», explica Lola Blasco en una nota de prensa.

Un homenaje a los padres y abuelos

A lo largo de la obra se rindió homenaje no solo a la memoria de Alonso, sino también a la de Blasco: «Hacer hoy día una Zarzuela es para ella el último intento de no perderlo todo, porque si hay algo que persiste aunque ya no estén aquellos a los que amamos, es su memoria. La memoria siempre estará ahí. Conservarla es un acto de amor y apelar al amor en este, nuestro tiempo, casi puede considerarse un acto de rebeldía».

Durante la presentación hemos podido conocer a los 18 cantantes y actores de entre 18 y 30 años que actuarán a las órdenes de José Luis Arellano, y que fueron acompañados por un grupo de cámara de siete jóvenes músicos dirigidos por Lucía Marín: «Es un día feliz, lleno de emociones. Es un proyecto hecho por jóvenes y para jóvenes, y con un gran homenaje al maestro Alonso, y dedicado a los jóvenes y a los no tan jóvenes.

Arellano también ha querido explicar, en otra nota de prensa, la importancia que tienen los mayores en esta obra: «Este espectáculo está dedicado a todos nuestros padres y madres, nuestros abuelos y abuelas, a un tiempo donde la memoria se oscurece y solo es coloreada por el amor y la música, la del maestro Alonso, que como bien dice otro amigo querido, sirvió para calentar el corazón de muchos españoles».

«Mamá, papá, cuando ya no estéis, siempre os recordaré cantando. Mientras tanto, solo una frase: yo os querré… mientras sienta mis venas latir… no habrá poder que me arranque del alma tu amor…», concluye.

Visto en 65 y mas

FRANCISCO: ES HORA DE QUE LAICOS Y PASTORES CAMINEN JUNTOS EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO

El pasado día 18 de febrero, el Papa recibió en el Aula del Sínodo a los presidentes y referentes de las Comisiones para los laicos de las Conferencias Episcopales que participan en la Conferencia promovida por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida

Francisco les recordó que «la necesidad de valorar a los laicos no depende de alguna novedad teológica», sino que se basa en «una correcta visión de la Iglesia»

Invitó a los cerca de doscientos presentes a «recuperar una eclesiología integral», que ponga el acento en la unidad y no en la separación, donde «el laico no es el no religioso, sino el bautizado»

E hizo una advertencia: no caer en el clericalismo; «es hora de que laicos y pastores caminen juntos, en la Iglesia y en el mundo»

«Dios está mostrando a la Iglesia el camino de la comunión, de caminar juntos», una invitación a «superar las vías paralelas que nunca se encuentran». Lo dijo el Papa recibiendo esta mañana en el Aula del Sínodo a los presidentes y referentes de las Comisiones para los laicos de las Conferencias Episcopales que participan en la Conferencia promovida por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.

Francisco recordó que «la necesidad de valorar a los laicos no depende de alguna novedad teológica», sino que se basa en «una correcta visión de la Iglesia», la de «la Iglesia como Pueblo de Dios, del que los laicos forman parte de pleno derecho junto con los ministros ordenados».

Del Papa la invitación a los cerca de doscientos presentes a «recuperar una eclesiología integral», que ponga el acento en la unidad y no en la separación, donde «el laico no es el no religioso, sino el bautizado», y se le aplique el término «discípulo, hermano», como se aplicaba en el Nuevo Testamento a todos, «fieles laicos y ministros ordenados».

Superar los modos autónomos de actuar

Francisco comenzó recordando a los presentes que «todavía queda mucho camino por recorrer para que la Iglesia viva como un cuerpo, como un verdadero Pueblo», pero es Dios quien muestra el camino a seguir, ese «vivir más intensa y concretamente en comunión». Así, el Obispo de Roma habla de las muchas «vías paralelas que nunca se encuentran» y que estamos llamados a superar:

    «El clero separado de los laicos, los consagrados separados del clero y de los fieles, la fe intelectual de ciertas élites separada de la fe popular, la Curia romana separada de las Iglesias particulares, los obispos separados de los sacerdotes, los jóvenes separados de los ancianos, los cónyuges y las familias poco implicados en la vida comunitaria, los movimientos carismáticos separados de las parroquias, etcétera. Esta es la tentación más grave en este momento»

Un pueblo unido en la misión

El Papa subrayó que todo el Pueblo de Dios está unido por una única fe, no es «ni populismo ni elitismo, sino el santo Pueblo fiel de Dios», que está «animado por el mismo Espíritu santificador y orientado a la misma misión de anunciar el amor misericordioso de Dios Padre». Este último aspecto, estar unidos en la misión, es decisivo:

    «La sinodalidad encuentra su fuente y su fin último en la misión: nace de la misión y está orientada a la misión. Compartir la misión, en efecto, acerca a pastores y laicos, crea comunión de intenciones, manifiesta la complementariedad de los distintos carismas y, por tanto, suscita en todos el deseo de caminar juntos»

No faltan ejemplos, empezando por Cristo, pasando por san Pablo y llegando hasta los «grandes momentos de impulso misionero en la Iglesia»:

    «Lo vemos en el mismo Jesús, que se rodeó, desde el principio, de un grupo de discípulos, hombres y mujeres, y vivió con ellos su ministerio público. Nunca solo. Y cuando envió a los Doce a anunciar el Reino de Dios, los envió «de dos en dos». Lo mismo vemos en San Pablo, que siempre evangelizó junto con colaboradores, incluidos laicos y parejas casadas. No solo. Y así fue en los momentos de gran renovación e impulso misionero en la historia de la Iglesia: pastores y fieles laicos juntos. No individuos aislados, ¡sino un pueblo que evangeliza! El Pueblo santo de Dios»

Todos somos discípulos

Tras recordar la importancia de la formación de los laicos, «indispensable para vivir la corresponsabilidad» siempre que no sea «escolástica, limitada a ideas teóricas», sino «también práctica», el Pontífice invitó a todos a recuperar una eclesiología integral, «como en los primeros siglos, en la que todo se unifica en la pertenencia a Cristo», superando así «una visión sociológica que distingue clases y rangos sociales y que se basa fundamentalmente en el poder asignado a cada categoría»:

    «El acento debe ponerse en la unidad y no en la separación. El laico, más que como ‘no clérigo’ o ‘no religioso’, debe ser considerado como bautizado, como miembro del pueblo santo de Dios, es el sacramento que abre todas las puertas. La palabra ‘laico’ no aparece en el Nuevo Testamento, sino que habla de ‘creyentes’, ‘discípulos’, ‘hermanos’, ‘santos’, términos aplicados a todos: fieles laicos y ministros ordenados»

El pensamiento del Papa se dirige después a la Carta a la Iglesia de Laodicea, «cuando Jesús dice estoy a la puerta y llamo». Pero «hoy el drama de la Iglesia es que Jesús sigue llamando a la puerta, ¡pero desde dentro porque no le dejamos salir! Tantas veces la Iglesia está aprisionada, no logra dejar salir al Señor. El Señor vino para la misión y quiere que seamos misioneros».

Mayor colaboración

Esta corresponsabilidad vivida entre laicos y pastores permitirá «superar dicotomías, miedos y diferencias recíprocas». Para Francisco, «es hora de que pastores y laicos caminen juntos, en todos los ámbitos de la Iglesia y en todas las partes del mundo». De ahí la llamada a una mayor valoración de los laicos, pensando especialmente en las mujeres:

    «Los fieles laicos no son ‘huéspedes’ en la Iglesia, están en su casa, por lo que están llamados a cuidar de su propia casa. Los laicos, y especialmente las mujeres, deben ser más valorados en sus competencias y en sus dones humanos y espirituales para la vida de las parroquias y de las diócesis. Pueden llevar el anuncio del Evangelio en su lenguaje «cotidiano», comprometiéndose en diversas formas de predicación. Pueden colaborar con los sacerdotes en la formación de niños y jóvenes, ayudar a los novios en su preparación al matrimonio y acompañarles en su vida conyugal y familiar. Deben ser siempre consultados en la preparación de nuevas iniciativas pastorales a todos los niveles, local, nacional y universal. Deben tener voz en los consejos pastorales de las Iglesias particulares. Deben estar presentes en las oficinas de las diócesis. Pueden ayudar en el acompañamiento espiritual de otros laicos y también aportar su contribución en la formación de seminaristas y religiosos»

A continuación, el Pontífice recuerda una pregunta que le hicieron, a saber, si un laico puede ser director espiritual. La respuesta es que se trata de «un carisma laical, no sacerdotal», depende de «si el Señor te da la capacidad para hacerlo». De ahí la importancia del papel de los laicos también en ambientes seculares:

    «Y, junto con los pastores, deben llevar el testimonio cristiano en los ambientes seculares: el mundo del trabajo, de la cultura, de la política, del arte, de la comunicación social»

Finalmente, del Papa una advertencia: no caer en el clericalismo. «Los laicos clericalizados -dice- son una plaga en la Iglesia».

 Andrea De Angelis – (Vatican News).-

LA SANTA DE LA SEMANA: SANTA FRANCISCA ROMANA

Santa Francisca, esposa, madre, viuda y apóstol seglar, religiosa, que, casada aún adolescente, vivió cuarenta años en matrimonio y fue excelente esposa y madre de familia, admirable por su piedad, humildad y paciencia.

En tiempos calamitosos distribuyó sus bienes entre los pobres, asistió a los atribulados y, al quedar viuda, se retiró a vivir entre las oblatas que ella había reunido bajo la Regla de san Benito, en Roma. († 1440)

Nació en Roma, hija de padres nobles y ricos, Paolo Bussa y Iacobella dei Roffredeschi, en el barrio romano Parione, que era nuevo y de moda.

Se bautizó en la vecina Basílica de Sant’Agnese in Agone (Agonía de Santa Inés), ubicada en la famosa Piazza Navona. A los doce años de edad decidió ser monja, pero sus padres la casaron con Lorenzo Ponziano (o de Ponziani), comandante de las tropas papales en Roma.

Fue un matrimonio bastante feliz. Lorenzo admiraba a su esposa y a su hermana Vannozza, quienes rezaban y visitaban a los pobres y enfermos, inspirando a otras mujeres a hacer lo mismo,  debido a su puesto militar, no estaba en casa mucho.

Francisca se hizo famosa con el apodo de la Cecoiella (cegatona). Después de algunos años casados, con el acuerdo de su esposo, y ya siendo madre de tres hijos varones, Francisca empezó a vivir en castidad.

Francisca y Lorenzo perdieron a dos de sus hijos por la plaga de la peste negra. Este sufrimiento los sensibilizó a las necesidades de los pobres. En esa época, Roma se hallaba en un estado deplorable hasta el punto de que se veían lobos andando por las calles.

Lorenzo servía al Papa romano en sus guerras contra los varios pretendientes al papado en el Cisma de Occidente. Durante una ausencia debida a su exilio en el Estado Ponziano, muchas de las propiedades de Lorenzo fueron arruinadas.

Fue herido gravemente por las fuerzas napolitanas mientras ocupaban Roma a principios del siglo XV, y Francisca lo cuidó hasta su muerte en el año 1436, después de cuarenta años de matrimonio.

Taumaturga

Según una leyenda, el comandante de las tropas napolitanas exigió a su último hijo, Battista, como rehén. Obedeciendo esta orden por mandato de su director espiritual, Francisca llevó al chico al Campidoglio. En el camino, se detuvo en la Basílica de Santa María en Aracoeli (Santa María en el Altar Celestial) que estaba a un lado, y confió la vida de su hijo amado a la Santísima Virgen. Cuando llegaron al lugar convenido, los soldados trataron de montar al muchacho en un caballo para llevarlo como cautivo; sin embargo, el caballo se negó a moverse, a pesar de muchas palizas. Los soldados juzgaron que era un acto de Dios y devolvieron el muchacho a su madre.

Fundadora

El 15 de agosto de 1425, día de la Asunción, Francisca, junto con nueve compañeras, hizo su oblación a la abadía de Santa Maria Nuova, con lo que se convirtió en miembro de la cofradía de oblatas benedictinas bajo la dirección de los monjes olivetanos, pero ni con clausura ni con votos, para poder seguir el modelo de una vida que combinaba la contemplación con el servicio a los necesitados de la ciudad.

En marzo de 1433 fundó el monasterio de Tor de’Specchi para las oblatas, quienes querían seguir una vida en común. La comunidad recibió la aprobación del papa Eugenio IV el 4 de julio del mismo año, siendo una congregación religiosa de oblatas con votos privados, con obediencia a los monjes olivetanos. Todavía es la única comunidad de la congregación.

Con la muerte de su esposo, Francisca se mudó al monasterio y se hizo Hermana Presidente de la comunidad. Durante estos años, creció su vida de contemplación. Tuvo la gracia de los milagros, el éxtasis y la visión de su ángel de la guarda. Se destacaba por su humildad, obediencia y paciencia.

Francisca murió el 9 de marzo de 1440 y el papa Paulo V la canonizó el 9 de mayo de 1608.

Veneración

La santa Francisca es venerada entre los benedictinos como patrona de todos los oblatos de la orden.

En 1925 el papa Pío XI la declara santa patrona de los automovilistas, a causa de una leyenda según la cual un ángel solía alumbrarle el camino con una linterna mientras viajaba, manteniéndola a salvo de infortunios.

Venerada a los 400 años de su canonización (jubileo del 2008-2009) por el papa Benedicto XVI, este la exaltó denominándola la más romana de las santas.

Es venerada cada 9 de marzo, en la iglesia de San Pedro Perulapán, ciudad de El Salvador, América Central donde se celebra una novena en su honor.

ORGULLO VIEJA: NO SOMOS NI QUEREMOS QUE NOS TRATEN COMO NIÑAS

Con su decálogo y obra de teatro ‘Orgullo Vieja’ piden, a través del humor, «justicia y dignidad»

«Ser vieja es un gran momento para hacer cosas nuevas», aseguran las integrantes del grupo Orgullo Vieja, formado por ocho mujeres sevillanas de entre 65 y 97 años que reivindican, a través del humor, «justicia y dignidad» para todas las personas mayores que, como ellas, son tratadas muchas veces como niños sin ser escuchados.

El 1 de marzo estrenaron en el Teatro Alameda de Sevilla su obra, que lleva el mismo título, de la que surgirá una película sobre ese mismo espectáculo. Orgullo Vieja es también un decálogo en la que estas mujeres señalan una serie de condiciones para poder vivir dignamente, como han explicado en la presentación de la obra a diferentes medios.

«Estamos a punto de empezar una aventura de las grandes, ser monologuistas y cumplir nuestro sueño», explican en sus redes sociales, donde explican que «las mujeres de nuestra generación hemos sufrido mucho», por lo que «ahora nos toca ser felices. Tenemos toda la vida por delante».

Estas mujeres del sevillano barrio de Triana, donde ya han tenido la oportunidad de actuar para sus vecinos y vecinas, aseguran que este decálogo que han creado empieza en Sevilla, pero tienen intención que llegue «a todas las viejas» de España y el mundo. «Queremos que lo escuchen los medios, los políticos y todos».

Algunas de las cosas que reivindican con más fuerza con él es «que tengamos justicia, dignidad y que no nos pongan límites», explicaba Catalina, de 69 años, una de las integrantes del grupo, según recoge Europa Press.

Reclaman a su vez «que no seamos ni nos traten como niñas, que tengamos una paga digna, y muchas cosas más que incluso al hablarlas, me emociona, porque estas mujeres luchadoras, fuertes, capaces, una con 97 años que nos dice que tiremos para adelante… Eso es para quitarse el sombrero y decirle a los políticos que piensen en nosotros, que queremos pensiones dignas, sitios de recreo donde nos puedan acoger bien y no nos tengamos que reunir con las amigas en un centro de salud porque resulta que no hay un sitio para hacerlo», reclamaba.

Este grupo de mujeres también ha hablado de las dificultades que encuentran a la hora de hacer algo tan sencillo, aparentemente, como comprar ropa. «No queremos que nos manden solo a los viajes del Imserso, porque nosotros no somos dependientes. Nosotras ya quisiéramos ser dependientes, pero de Zara, para que nos pusiera ropa chula para viejas o calzados adecuados», pedía, explicando que «cuando vamos a ponernos algo, resulta que no nos entran los zapatos porque todas tenemos plantillas».

Son muchas cosas las que, en definitiva, reivindica este grupo de mujeres, que quieren dejar claro que, incluso a los 96 años, tienen «ilusiones y sueños». «Si yo con mi edad puedo conseguirlo, ustedes también pueden», asegura.

Marta Bonillo – 65 y mas