La lucha de María Eugenia para subir la pensión de viudedad: «No tendríamos que vivir así»

Ha comenzado la campaña ‘No al desempoderamiento de las viudas: ¡Nos quitan la mitad de la pensión!’

María Eugenia López Herrero perdió a su marido el pasado mes de octubre. Hasta entonces no se había planteado cómo sería su pensión en caso de quedarse viuda, y cuando se enteró de que se quedaría con el 52% de lo que habían estado ingresando.

 Su indignación fue total: “Me parece muy injusto que una persona como yo, que ha trabajado toda su vida en el hogar, que lo considero un trabajo más, no tenga derecho al 75% mínimo de la pensión de su marido”.

A pesar de su indignación, María Eugenia quiere dejar una cosa clara: “Yo no me puedo quejar porque mi marido cotizó toda su vida al máximo para que así cuando fuéramos mayores tuviéramos la mejor pensión, pero tengo amigas que si antes sus maridos ganaban 700 euros, ahora solo reciben 400 euros, y tienes que seguir pagando todo igual”.

Y es que, para María Eugenia lo único que ha cambiado económicamente desde que su marido no está es la cesta de la compra: “Todo lo que has comprado a crédito lo sigues teniendo que pagar, la hipoteca quién la tenga, tendrá que seguir pagándola. Lo único que cambia es que ahora tienes una boca menos que alimentar”, asegura.

Los mismos gastos pero con la mitad de ingresos hacen que muchas mujeres, que en su mayoría se han dedicado a trabajar en el hogar, tengan que hacer, en palabras de María Eugenia “verdaderas obras de arte” para llegar a fin de mes: “Me parece miserable porque no tendrían por qué estar así. Algunas lo están pasando muy, pero que muy mal”, lamenta la mujer.

Casi 82.000 firmas recogidas

Pero el malestar de María Eugenia no acaba aquí: “También me parece muy injusto que si en vez de fallecer mi marido hubiera sido yo, él seguiría cobrando el 100% de su pensión”.

Y reflexionando sobre esta injusticia, María Eugenia decidió crear la campaña No al desempoderamiento de las viudas: ¡Nos quitan la mitad de la pensión! en Change.org: “Me puse a escribir, lo mandé a Change y ya llevamos casi 82.000 firmas.

Es increíble. Estoy emocionada y agradecida con la gente que nos está apoyando, y si encima conseguimos algo, pues sería genial, sobre todo para toda la gente que lo necesita, porque yo soy consciente de que soy una afortunada”, nos explica.

A raíz de esta campaña, que está dirigida al Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, la mujer fue conociendo los casos de otras mujeres, entre ellas amigas suyas: “Están haciendo ‘virguerías’ con el dinero porque no pueden ahorrar nada, y en el momento que les surja algún imprevisto, o tienen que ayudar a sus hijos, se quedan sin nada”, comenta.

“Tenemos hasta un abogado que nos apoya y lee los casos que van poniendo en comentarios, y al conocerlos ‘se te cae la cara de vergüenza’”, asegura. “Por eso yo lo llamo el ‘desempoderamiento’, como ahora hablamos mucho del empoderamiento de las mujeres, yo he querido llamarlo el ‘desempoderamiento de las viudas’”, nos explica.

Quiere acabar con esta injusticia

María Eugenia no quiere personalizar en ella esta campaña porque “no me parece justo, y aunque también ayudo económicamente a mis hijos, estoy muy a gusto como estoy, y soy capaz de adaptarme a cualquier situación”.

Una situación a la que no sabía que tendría que hacer frente antes de fallecer su marido: “Son cosas de las que no te preocupas hasta que no te pasa. Sabía que quitaban una parte, pero no tanto”, aclara.

“Con la campaña quiero conseguir que nos den el 75% de la pensión de nuestros maridos. No pido el 100% porque bueno, somos una persona menos en casa, pero creo que a todas nos vendría muy bien si nos quitaran solo el 25%”, explica.

María Eugenia quiere que esta campaña acabe con lo que para ella es una “injusticia”, y la situación económica de las mujeres viudas en España mejore lo suficiente para que puedan dejar de preocuparse por llegar a fin de mes.

Laura Moro

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El Santo de la Semana: San Pascual Baylon

Pascual nació el día de la Pascua de Pentecostés, de ahí su nombre. Hijo de Martín Baylón e Isabel Yubera labradores del lugar. Hasta los siete años permaneció en su localidad natal, a partir de los siete hasta los veinte vivió en Alconchel de Ariza, viviendo con Martín García, un vecino del pueblo. Pascual se dedicó al pastoreo de las ovejas. En Alconchel de Ariza aprendió a leer y a escribir de manera autodidacta con la ayuda de Biblias.
Posteriormente emigró al Reino de Valencia para trabajar a cargo de don Aparicio Martínez en Monforte del Cid (Alicante). Tras el suceso conocido como «milagro de la aparición», pidió ingresar en la orden franciscana, en el convento de Nuestra Señora Orito, en Orito, una pedanía de Monforte del Cid, famosa por la sencillez de los religiosos franciscanos alcantarinos que lo habitaban. Vistió los hábitos en 1564, en el convento ilicitano de San José y profesó en Orito el 2 de febrero de 1565. Habitó en el Convento de Santa Ana del Monte en Jumilla (Murcia) del 1580 al 1583; en su estancia se conserva su celda, así como varios árboles plantados por él y otros recuerdos.
El milagro de la aparición de la Eucaristía
San Pascual vivió en Monforte en lo que es hoy la Ermita de San Pascual, a escasos metros del ayuntamiento.
En la pedanía de Orito (Monforte del Cid), se encuentra la conocida «Ermita de la Aparición» donde san Pascual tuvo una visión de Jesucristo en la Eucaristía. Este hecho sirvió para que la Iglesia católica nombrara a san Pascual patrón de los congresos eucarísticos. En toda la zona alicantina, principalmente en Orito, Monforte del Cid, Elche, Alicante, Novelda, Aspe, Crevillente y la Vega Baja se guarda una gran veneración a san Pascual, destacando el pueblo de Albatera, donde se celebra una gran fiesta en su honor.
Profesión de fe eucarística
Con una personalidad de asceta y místico, desarrolló su fe a través de la caridad fraterna, y defendió la presencia de Cristo en la Eucaristía de los ataques de los protestantes hugonotes cuando cruza Francia como mensajero del provincial de su orden.
Milagros
Entre los milagros que se le atribuyen destacan la multiplicación del pan para los pobres, la curación de enfermos, el don de profecía y el que narra cómo de una piedra salió agua para unos pobres. La tradición popular afirma que muchas veces orando experimentaba tanta alegría que se ponía a bailar (por eso algunos creen que su apellido es un apodo por esta reacción característica).
Tras una vida durante la que cultiva su espíritu con la oración, la escritura y realizando los más modestos trabajos de lego en varios conventos de la zona -llamada Provincia de San Juan Bautista-, murió en el convento alcantarino del Rosario en Villarreal, en donde fue hermano refitolero y limosnero, el 17 de mayo de 1592, también Pascua de Pentecostés. La leyenda dice que tras su muerte, sucedió que, durante la Misa de réquiem, en el momento de la consagración, sus ojos se abrieron para adorar al Santísimo Sacramento.
Obras
San Pascual escribió dos devocionarios para su edificación personal, editados en 2000 con el título de Opúsculos de san Pascual Bailón. Uno de ellos fue regalado al rey Felipe VI y el otro se encuentra en la Basílica de San Pascual de Villarreal.
Patronazgo
Fue beatificado por el papa Paulo V el 19 de octubre de 1618 y canonizado por Alejandro VIII el 16 de octubre de 1690. Declarado patrono de todas las asociaciones y congresos eucarísticos por el papa León XIII el 28 de noviembre de 1897. Fue declarado patrono de la diócesis española de Segorbe-Castellón por el papa Juan XXIII el 12 de mayo de 1961. Es asimismo patrono de Villarreal, Torrehermosa, Pinos Puente, Alconchel de Ariza, Maranchón y otros lugares, y santo titular de muchos templos, parroquias y monasterios en el mundo entero siendo especialmente venerado en territorios de la antigua Corona de Aragón.
El rey de España Carlos II estableció en 1681 su patronato regio sobre la capilla de Villarreal donde reposaban los restos del santo.
El 17 de mayo de 1992, festividad de san Pascual Bailón y IV centenario de su muerte, el rey de España Juan Carlos I reinauguró la Real Capilla y presidió el traslado de los restos del santo a su nuevo sepulcro, obra del escultor Vicente Lloréns Poy. Estos restos son la parte que sobrevivió a las llamas tras el incendio de la basílica durante la Guerra Civil. Para proteger las cenizas del santo, ciudadanos de Villarreal fueron trasladando los restos a sus casas y algunos se quedaron pequeñas partes de las cenizas, que aún hoy no se han recuperado en su totalidad.

Ciclo de catequesis sobre la vejez del Santo Padre (10): Judit dejar el bien y no los bienes

“De joven se había ganado la estima de la comunidad con su valentía. De anciana, la mereció por la ternura con la que enriqueció la libertad y los afectos. Judit no es una jubilada que vive melancólicamente su vacío: es una anciana apasionada que llena de dones el tiempo que Dios le dona”, lo dijo el Papa Francisco en la Audiencia General de este miércoles, 11 de mayo, continuando con su ciclo de catequesis sobre el sentido y el valor de la vejez, en esta ocasión reflexionando sobre la figura de Judit, una heroína bíblica, una mujer que, en su juventud, supo defender a su pueblo de los enemigos que lo asediaban y que después vivió la etapa de su larga ancianidad con plenitud y serenidad, dejando en herencia no sólo “bienes”, sino, sobre todo, el testimonio de haber hecho siempre “el bien”.

Una joven virtuosa que, gracias a su fe, salva al pueblo
Comentando la conclusión del libro que lleva su nombre, el Santo Padre dijo a los fieles y peregrinos que colmaron la Plaza de San Pedro que, este pasaje bíblico sintetiza la última parte de la vida de esta mujer, que defiende a Israel de sus enemigos. “Judit – preciso el Papa – es una joven virtuosa y viuda judía que, gracias a su fe, a su belleza y a su astucia, salva la ciudad de Betulia y al pueblo de Judá del asedio de Holofernes, general de Nabucodonosor rey de Asiria”. Después de la gran aventura que la ve como protagonista, Judit vuelve a vivir en su ciudad, Betulia, donde vive una bonita vejez hasta los ciento cinco años. Como llega para muchas personas: a veces después de una vida de trabajo, a veces después de una existencia aventurera o de gran entrega.
“El heroísmo no es solamente el de los grandes eventos que caen bajo los focos: a menudo se encuentra en la tenacidad del amor vertido en una familia difícil y a favor de una comunidad amenazada”

Es necesario remodelar la alianza entre generaciones
En este contexto, el Papa Francisco se preguntó: ¿Cómo aprovechar este tiempo que tenemos a disposición? ¿Qué puedo hacer en estos años? ¿Cómo puedo crecer en santidad y sabiduría? La perspectiva de la jubilación, afirmó el Pontífice, coincide para muchos con la de un merecido y deseado descanso de actividades exigentes y cansadas. Pero sucede también que el final del trabajo representa una fuente de preocupación y es esperado con algún temor. Porque el trabajo cotidiano significa también un conjunto de relaciones, la satisfacción de ganarse la vida, la experiencia de tener un rol, una merecida consideración. Por supuesto, además, hay un compromiso, gozoso y cansado, de cuidar a los nietos; pero sabemos que hoy nacen cada vez menos niños, y los padres suelen estar más sujetos a situaciones laborales y domésticas desfavorables. A veces son aún más reacios a confiar espacios educativos a los abuelos, concediéndoles solo aquellos estrictamente relacionados con la necesidad de asistencia.
“Hay nuevas exigencias, también en el ámbito de las relaciones educativas y parentales, que nos piden remodelar la alianza tradicional entre las generaciones”

Los abuelos ayudan a los hijos en la educación de los niños
El Santo Padre también se pregunta sobre la alianza entre las generaciones: ¿nosotros hacemos este esfuerzo por “remodelar”? ¿O simplemente sufrimos la inercia de las condiciones materiales y económicas? La convivencia de las generaciones, de hecho, se alarga. ¿Tratamos, todos juntos, de hacerlas más humanas, más afectuosas, más justas, en las nuevas condiciones de las sociedades modernas? Para los abuelos, una parte importante de su vocación es sostener a los hijos en la educación de los niños. Los pequeños aprenden la fuerza de la ternura y el respeto por la fragilidad: lecciones insustituibles, que con los abuelos son más fáciles de impartir y de recibir. Los abuelos, por su parte, aprenden que la ternura y la fragilidad no son solo signos de la decadencia: para los jóvenes, son pasajes que hacen humano el futuro.
“Judit se queda viuda pronto y no tiene hijos, pero, como anciana, es capaz de vivir una época de plenitud y de serenidad, en la conciencia de haber vivido hasta el fondo la misión que el Señor le había encomendado. Para ella es el tiempo de dejar la herencia buena de la sabiduría, de la ternura, de los dones para la familia y la comunidad: una herencia de bien y no solamente de bienes”

Una atención creativa y nueva de los ancianos
El Papa Francisco también dijo que, precisamente en su vejez, Judit “concedió la libertad a su sierva preferida”. Esto es signo de una mirada atenta y humana en relación con quien ha estado cerca de ella. Como ancianos, se pierde un poco la vista, pero la mirada interior se hace más penetrante. Uno se vuelve capaz de ver cosas que antes se le escapaban. Es así: el Señor no encomienda sus talentos solo a los jóvenes y a los fuertes; tiene para todos, a medida de cada uno. La vida de nuestras comunidades debe saber disfrutar de los talentos y de los carismas de tantos ancianos, que para el registro están ya jubilados, pero que son una riqueza que hay que valorar. Esto requiere, por parte de los propios ancianos, una atención creativa y nueva, una disponibilidad generosa.
“Las habilidades precedentes de la vida activa pierden su parte de constricción y se vuelven recursos de donación: enseñar, aconsejar, construir, curar, escuchar… Preferiblemente a favor de los más desfavorecidos, que no pueden permitirse ningún aprendizaje y que están abandonados a su soledad”

Las abuelas sean valientes y sabias como Judit
Finalmente, el Santo Padre afirmó que, Judit liberó a su sierva y colmó a todos de atenciones. “De joven se había ganado la estima de la comunidad con su valentía. De anciana, la mereció por la ternura con la que enriqueció la libertad y los afectos. Judit no es una jubilada que vive melancólicamente su vacío: es una anciana apasionada que llena de dones el tiempo que Dios le dona”. Por ello, el Papa concluyó su catequesis invitando a leer el libro de Judit, a leer “esta historia de una mujer valiente que acaba así, con ternura, con generosidad, una mujer que está a la altura”. Y así es como me gustaría que fueran todas nuestras abuelas, señaló el Pontífice, valientes, sabias y que nos dejaran como herencia no el dinero, sino el de la sabiduría, sembrada en sus nietos.
Renato Martinez, Ciudad del Vaticano
Vatican news

Una de música: aprendiendo a vivir

Grabado durante la pandemia este video nos ha gustado, es una serenata colombiana y nos lo  envían desde Alicante.

Solo nos falta ponerlo en práctica.

Lo podéis disfrutar en  este enlace.

https://www.youtube.com/results?search_query=aprendiendo+vivir+voces+de+colombia

Una de la radio, Combatir la cultura de la muerte

Monseñor Munilla, Obispo de la Diócesis de Orihuela Alicante nos dejaba en su programa Sexto continente del lunes 2 de Mayo  diez consejos para combatir la cultura de la muerte y más cosas,  os dejamos el enlace  al blog:

https://www.enticonfio.org/sexto-continente/

EL Santo de la Semana: San Isidro Labrador

Nació en los alrededores de Madrid hacia 1080,  es patrono de la Villa de Madrid y de los agricultores.

Aunque no se tienen demasiados datos biográficos sobre el santo, parece ser que vino al mundo en el seno de una familia humildísima, poco antes de la reconquista de Madrid, en una casa situada donde en la actualidad se halla la calle de las Aguas.

Quedó huérfano muy pronto, así que el joven Isidro se buscó el sustento con trabajos como el de pocero hasta que finalmente se empleó como labrador.

Cuando Alí, sultan de Marruecos, atacó Madrid en 1110, Isidro hizo como muchos otros y se trasladó a Torrelaguna, donde continuó con el mismo género de vida, dedicada al trabajo y a la oración, que había llevado hasta el momento.

Fue precisamente en la parroquia de esta localidad donde contrajo matrimonio con una joven llamada María, natural de Uceda, cuya dote matrimonial fue una heredad en su pueblo natal, lo que fue causa de que los esposos se establecieran allí para trabajar las tierras por cuenta propia.

Aunque Isidro era piadoso y devoto, su esposa no le iba a la zaga a este respecto, ni tampoco en cuanto a laboriosidad, todo lo cual hizo -según la leyenda- que se granjearan la predilección de Dios, que los benefició con su ayuda innumerables veces, como cuando salvó milagrosamente a su hijo único que había caído en un profundo pozo o cuando permitió a María pasar a pie enjuto sobre el río Jarama y así librarse de los infundios de infidelidad que contra ella lanzaban las gentes.

En 1119, Isidro volvió de nuevo a Madrid, y entró a trabajar como jornalero agricultor al servicio de un tal Juan de Vargas. Estableció su morada junto a la Iglesia de San Andrés, donde oía la misa del alba todas las mañanas y, luego, atravesaba el puente de Segovia -las tierras de su patrón estaban del otro lado del Manzanares- para aprestarse al duro trabajo de roturar la tierra con el arado. Se dice de él que daba cuanto tenía a los menesterosos, y aún a las palomas hambrientas cedía las migas de pan de las que se alimentaba.

Mientras María quedaba en Caraquiz consagrada al cuidado de la ermita, la cual barría y aseaba diariamente, al tiempo que pedía limosna para costear el aceite que alumbraba la imagen. La separación duró hasta la última enfermedad del santo, cuando María tuvo noticia por un ángel de la muerte de su marido. Corrió presta a la Villa y no se separó del lado de su esposo hasta que éste exhaló su último aliento en 1130.

Los cinco milagros, que se pueden denominar biográficos, muestran a un campesino madrileño que realizaba las labores propias de su oficio: la labranza de la tierra con yugo de bueyes y arado y que acudía al molino a moler trigo en el invierno.

Cotejando estas noticias con los datos históricos que se tienen sobre la vida campesina de la época, se encuentra uno con una realidad fehaciente, una agricultura de arado y la práctica de la molienda durante el invierno, después de la siega del verano, cuando el grano, que había permanecido recogido en silos, era transportado a alguno de los molinos hidráulicos madrileños que funcionaban a pleno rendimiento, porque el Manzanares venía muy crecido de agua, cuya energía hacía funcionar la rueda de moler.

En este contexto se sitúan los dos primeros milagros: el del molino y el de los bueyes. En el primer caso, el santo se dirigía a un molino, que la tradición identifica con el de La Arganzuela, junto al puente de Toledo, en compañía de un mozo o ayudante, para moler trigo, y en mitad del camino ofreció de comer a unas hambrientas palomas, ateridas por el frío y la nieve, siendo objeto de la burla de su acompañante por derrochar de esa manera el trigo. El milagro se produjo cuando, al llegar al molino, los costales de ambos se encontraban repletos, sin que faltase nada.

La moraleja refleja una idea muy propia de la mentalidad religiosa de la época: la caridad hacia los animales, obra de Dios y seres de la Creación, y la Providencia Divina para quien la practica.

El segundo milagro muestra cómo el tiempo dedicado a la oración no merma el rendimiento laboral, más al contrario, lo hace fructificar y multiplica sus beneficios, poniendo de manifiesto que la vida del cristiano no se fundamenta exclusivamente en el trabajo, sino también en la oración, en un momento histórico, como el siglo XIII,  en que la mentalidad burguesa proponía el trabajo como la única meta de realización personal.

Según el códice escrito por Juan Gil de Zamora, un cortesano, teólogo, franciscano, sabio escritor, erudito y humanista, colaborador de Alfonso X, los compañeros se quejaban al amo de que san Isidro se incorporaba tarde a la labranza, porque desde el amanecer se pasaba la mayor parte del día rezando por las iglesias que había a su alrededor.

El amo, queriendo comprobar personalmente las acusaciones, espió una mañana a Isidro y observó atónito cómo un yugo celestial de bueyes blancos, a la par que su propio yugo, ayudaba al santo a realizar la labranza, aumentando, de esta manera, los rendimientos y los esfuerzos de su trabajo, supuestamente disminuidos por el tiempo dedicado a la oración.

El resto de los milagros se contextualizan no en el trabajo rural, sino en el marco de las prácticas religiosas de la época: el milagro del lobo, el de la olla y el de los pobres.

El primero presenta a un Isidro espiritual que no abandonaba la oración ni la posponía ante ningún contratiempo. Unos chiquillos, mientras estaba rezando un día de verano en la iglesia de Santa María Magdalena, identificada con la actual ermita del cementerio parroquial de Carabanchel Bajo, le alertaron de que había un lobo feroz que persiguió a su borriquillo, ocasionándole heridas de muerte. Sin embargo, el santo, pacientemente, terminó de hacer su oración y cuando salió de la iglesia se encontró al lobo muerto y al jumento en perfecto estado. El nombre de la iglesia, uno de los pocos topónimos que aparecen en el códice, y la idea del borriquillo, trasladan al ambiente histórico de una época en que los campesinos se valían de estos animales para sus desplazamientos y como bestias de carga y sin los que no se entiende la gran movilidad de estas gentes de unos lugares a otros, recorriendo, a veces, grandes distancias.

Los dos últimos milagros se refieren a la práctica de la caridad. En el de la olla, la comida se multiplicó repentinamente cuando un pobre acudió un sábado a su puerta demandando limosna. Parece ser que había costumbre de que este día se repartiesen alimentos entre los más necesitados. El pobre del relato llegó el último y, al parecer, la comida se había terminado; sin embargo, san Isidro interpeló a su esposa y le rogó que mirase si aún quedaba algo en la olla. Ésta acudió, llena de incredulidad, y comprobó sorprendentemente que estaba llena.

El último de los milagros presenta la existencia de cofradías seglares, que durante los siglos XII y XIII fueron muy dinámicas, y se manifestaron como el medio más ideal de la participación de los laicos en la vida de la Iglesia, así como la recuperación de un estilo de vida cuyas raíces se hunden en la espiritualidad de las primeras comunidades cristianas.

San Isidro perteneció a una de estas cofradías y, durante una de las comidas de hermandad, llegó tarde, debido a que había estado rezando en las iglesias, introduciendo consigo a unos pobres que había encontrado en la puerta pidiendo limosna. La comida se había acabado, quedando sólo la ración que los comensales habían reservado al santo. El milagro quiso que la olla estuviese, de repente, repleta de comida, con lo que se pudo dar de comer a los pobres y aún sobraron alimentos para muchos más. Este milagro se sitúa junto a la iglesia de Santa María Magdalena, a donde los cofrades, que habían presenciado el milagro, acudieron a dar gracias a Dios. Ello provocó que la tradición identificara esta cofradía con la que desde muy antiguo existió en Carabanchel Bajo, bajo la advocación del apóstol Santiago.

Este hecho vincula, una vez más, a san Isidro con la entonces aldea madrileña y sus tierras, pareciendo más que probable que durante la mayor parte de su estancia en Madrid viviese en este contexto rural y no en la villa, según se desprende del propio códice.

La tradición, sin embargo, le vincula también laboralmente con otros lugares de fuera de Madrid, en donde los Vargas tenían heredades, básicamente la sierra norte madrileña y las tierras del Jarama, caso de Buitrago del Lozoya, Talamanca y, especialmente, Caraquiz, en los términos municipales de Torrelaguna (Madrid) y Uceda (Guadalajara), en donde pudo conocer a su esposa y contraer matrimonio.

A Isidro, como pobre de solemnidad que era, se le enterró en el cementerio de la parroquia de San Andrés, en una tosca caja de madera sin cepillar. Transcurridos cuarenta años, como los prodigios de Isidro seguían corriendo de boca en boca, ante la insistencia del pueblo, se exhumó el cuerpo y se le dio sepultura en el interior del templo. Se vio entonces que, a pesar del tiempo transcurrido y de haber estado expuesto a las inclemencias meteorológicas, todavía se conservaba entero y de color tan natural como si estuviera vivo, prodigio que se ha podido comprobar en las múltiples traslaciones que de su cuerpo se han hecho.

Cuando Alfonso VIII de Castilla vino a Madrid tras haber derrotado al moro en las Navas de Tolosa, ordenó que el cuerpo fuera colocado en un arca bellamente policromada con escenas de la vida de Isidro.

La beatificación, pronunciada por el papa Paulo V el 14 de junio de 1619, a instancias del rey Felipe III, fue acontecimiento largo tiempo esperado por el pueblo madrileño; para conmemorar el evento se celebraron grandes festejos, en el transcurso de los cuales se inauguró la plaza Mayor.

El 19 de junio de 1622, Isidro, que en la memoria del pueblo ya era santo, fue canonizado por el papa Gregorio XV, junto a Santa Teresa de Jesús, San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier y San Felipe Neri. En 1657 el arquitecto fray Diego de Madrid comenzó a levantar la capilla de San Isidro -primer ejemplo del barroco madrileño-, aneja a la iglesia de San Andrés, destinada a contener la urna del santo, cuyo traslado se produjo definitivamente en 1669. El 4 de febrero de 1789, Carlos III ordenó que la urna fuera instalada en el antiguo Colegio Imperial, que pasó a llamarse entonces Iglesia Real de San Isidro, y que luego sería la catedral de Madrid.

FUENTES: Biografías y Vidas

                    Real Academia de la Historia

Mayo, mes de María

La Iglesia otorga este mes a María para conocerla y amarla más

María es la única mujer de toda la historia de la humanidad a la que Dios permitió nacer sin pecado original, la madre de Cristo y siempre Virgen, que fue asunta al cielo en cuerpo y alma.

Tenemos 30 días por delante en este mes de mayo para dedicarlos especialmente a Nuestra Madre. Pero, ¿por qué el mes de mayo es el mes de la Virgen María? Si la Iglesia está celebrando la Resurrección de Jesús, ¿por qué se rinde homenaje también a María en este mes?

Esta tradición lleva dos siglos en vigor y coincide con el comienzo de la primavera y el destierro del invierno. El «triunfo de la vida» que simboliza la primavera es uno de los motivos por los que se sitúa en mayo el mes de la Virgen, Madre de la Vida, de Jesús.

Además, la presencia de este homenaje particular a María se corresponde con otorgar un sentido cristiano a este mes y en esta estación. La Grecia y la Roma clásicas también celebraban la llegada de la primavera. Lo hacían con festividades, oraciones y flores para Artemisa y Flora, ambas consideradas diosas de la fertilidad.

Esta tradición dio un vuelco en el siglo XII y cambió de página en el calendario. Nació la fiesta de «La devoción de los treinta días a María», que tenía lugar entre la segunda quincena de agosto y la primera de septiembre.

Dedicarle un mes exclusivo a la Virgen es una idea del siglo XVII. En esta época volvió a incluirse un culto especial a María en el mes de mayo, que es el que ha llegado hasta la actualidad.

La primavera y el mes de mayo presentan una naturaleza verde, en flor, con buen tiempo. Ese reflejo de la belleza de la naturaleza también habla de María, de su belleza y de su virtud.

La celebración de este mes de mayo es más que una tradición entre los cristianos, es un homenaje y una acción de gracias hacia quien es Nuestra Madre. Como «regalos» para Ella, se suelen hacer muchas cosas. Entre ellas, el rezo del Rosario, las ofrendas florales o la meditación de sus dogmas son algunas ideas con las que honrar a María en este mes de mayo. Celebremos, invitando a nuestras fiestas a María, nuestra dulce madre del Cielo.

¿Qué se acostumbra hacer este mes?

Recordar las apariciones de la Virgen.  En Fátima, Portugal; en Lourdes, Francia y en el Tepeyac, México (La Guadalupana)  y otras tantas en las que la Virgen entrega diversos mensajes, todos relacionados con el amor que Ella nos tiene a nosotros, sus hijos.

Meditar en los cuatro dogmas acerca de la Virgen María que son.

1.- Su inmaculada concepción: A la única mujer que Dios le permitió ser concebida y nacer sin pecado original fue a la Virgen María porque iba a ser madre de Cristo.

2.-Su maternidad divina: La Virgen María es verdadera madre humana de Jesucristo, el hijo de Dios.

3.-Su perpetua virginidad: María concibió por obra del Espíritu Santo, por lo que siempre permaneció virgen.

 4.- Su asunción a los cielos: La Virgen María, al final de su vida, fue subida en cuerpo y alma al Cielo.

 Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres.

María nos cuida siempre y nos ayuda en todo lo que necesitemos. Ella nos ayuda a vencer la tentación y conservar el estado de gracia y la amistad con Dios para poder llegar al Cielo. María es la Madre de la Iglesia.

Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen María.

María era una mujer de profunda vida de oración, vivía siempre cerca de Dios. Era una mujer humilde, es decir, sencilla; era generosa, se olvidaba de sí misma para darse a los demás; tenía gran caridad, amaba y ayudaba a todos por igual; era servicial, atendía a José y a Jesús con amor; vivía con alegría; era paciente con su familia; sabía aceptar la voluntad de Dios en su vida.

Vivir una devoción real y verdadera a María.

Se trata de que nos esforcemos por vivir como hijos suyos. Esto significa:

1.-Mirar a María como a una madre: Platicarle todo lo que nos pasa: lo bueno y lo malo. Saber acudir a ella en todo momento.

2.-Demostrarle nuestro cariño: Hacer lo que ella espera de nosotros y recordarla a lo largo del día.

3.- Confiar plenamente en ella: Todas las gracias que Jesús nos da, pasan por las manos de María, y es ella quien intercede ante su Hijo por nuestras dificultades.

4.- Imitar sus virtudes: Esta es la mejor manera de demostrarle nuestro amor.

5.- Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María.

La Iglesia nos ofrece bellas oraciones como la del Ángelus (que se acostumbra a rezar a mediodía), el Regina Coeli, la Consagración a María y el Rosario.

Cantar las canciones dedicadas a María

Cantos que nos ayudan a recordar el inmenso amor de nuestra madre a nosotros, sus hijos. Son muchos los cantos que la tradición popular recoge para este mes, Venid y Vamos todos, Los rosales en flor, Cuantas veces siendo niño te rece, El Ángel vino de los cielos,  Reina del Cielo, Alégrate,  y otras muchas.

Es momento de mostrar nuestro amor y dedicarle un ratito cada dia.

Intenciones de Oración para el mes de Mayo

 

El Papa Francisco confía cada mes a su Red Mundial de Oración, intenciones de oración que expresan sus grandes preocupaciones por la humanidad y por la misión de la Iglesia”, afirma el sitio web de la iniciativa.

“Su intención de oración mensual es una convocatoria mundial para transformar nuestra plegaria en «gestos concretos», es una brújula para una misión de compasión por el mundo”, para este mes de Mayo:

Por la fe de los jóvenes

Recemos para que los jóvenes, llamados a una vida plena, descubran en María el estilo de la escucha, la profundidad del discernimiento, la valentía de la fe y la dedicación al servicio.

La Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española aprobó en su reunión del 19 al 23 de abril de 2021  las intenciones de la CEE para el año 2022

Para este mes de Mayo  la Conferencia Episcopal Española nos propone orar

Por la completa erradicación de la pandemia del COVID-19 y sus consecuencias, especialmente para las personas y los países más desfavorecidos.

¡ESTAMOS VIVOS, VOLVAMOS A FATIMA! – EIM 2022

Corría el mes de Mayo de 2020, era el día 13, en pleno confinamiento por la pandemia de Covid-19,¡Qué bueno sería ir a Fátima en septiembre, seguro que esto del covid ya ha pasado, nos dijimos!.

Llegó el verano y en mi interior resonaba con más fuerza una voz, ¡VEN, que no te frene el miedo, no tengas miedo, el miedo atenaza al hombre y lo paraliza, el miedo no es de Dios, VEN!  Y allá que nos fuimos, rezando para que no cerraran fronteras,

Lunes 21 de septiembre de buena mañana, más bien de noche  por todo el mundo, caminito de Portugal, provistos de mascarillas,  hidrogeles y mucha precaución, en la confianza de que no nos iba a suceder nada malo.

El viajar en coche, cuando tu no conduces,  te facilita ir dejando atrás lo cotidiano, lo de todos los días, te permite dar tiempo a la oración, olvidar las prisas del día a día y es que a veces  hay que alejarse para tomar impulso.

En nuestra estancia la Virgen nos fue dando regalos, el primero: cuatro hermanos de la misma comunidad concelebraban la Eucaristía. ¡Que gozo para el oído esas cuatro voces masculinas maravillosamente armonizadas, elevaron nuestro espíritu muy alto!. Mercedes hizo de lectora y para ella fue un segundo regalo que ese día le hizo nuestra Madre.

Después de tantas emociones el cansancio hizo mella en nosotros, y tras  tomar un refrigerio  nos retiramos a descansar, aun desde la cama pudimos escuchar el ultimo toque del  reloj de la Basílica que a las horas en punto toca el Ave de Fátima. Eran las 11 de la noche.

El segundo día clareaba el alba cuando nos levantamos, en la preciosa terraza con vistas al Santuario rezamos laudes y desayunamos, sin más planes que dar espacio al espíritu visitamos  Tomar, una pequeña ciudad  cercana a Fátima, que fue sede religiosa en la Edad Media de los caballeros Templarios.

¡La obra de Dios es simplemente perfecta ¡  la palabra que mejor lo define es imponente,   un deleite para los sentidos y un nuevo regalo que nos hacía nuestra Madre por habernos conducido hasta allí. Dejarse llevar de la mano de la Virgen siempre resulta  mucho mejor.

La tarde se presentaba emocionante, estábamos encargados de la Eucaristía de las 19,15, hay que decir que en esos tiempos no eran  muchos los sacerdotes españoles que pasaban por Fátima, y que algunos días no había posibilidad de celebrar esa misa por falta de sacerdote.

¡Cuanta emoción y cuantos nervios!  Iniciamos la misa animando con un canto, escuchar tu voz por los altavoces del Santuario impresiona.  Mercedes en su papel de lectora proclamó la lectura de los Proverbios y llegó el momento, salmodiar en la Capelinha a los pies de la Virgen es un lujo. ¡ Gracias Madre!.

Con toda mi alma, con toda mi voz, toda yo,  conforme avanzaba la salmodia entré en un estado de serenidad excelsa, gozando de tal modo el momento que éramos solo dos, Dios que me amaba y yo que oraba con el salmo pidiendo que me guiara por su camino.

El miércoles   permanecimos en el Santuario, visitamos la Basílica de la Santísima Trinidad, impresionante con sus 8.600 plazas sentadas, redonda y sin una  sola columna, es magnífico el mosaico del frontispicio; continuamos la visita con las capillas subterráneas, en las que de forma permanente  se celebra el Sacramento de la Reconciliación, de camino a vaciar nuestro saquito.

La Virgen  nos volvió a salir al paso con una maravillosa exposición denominada “Vestida de Blanco”, un precioso  recorrido por la iconografía de la Virgen desde el románico a nuestros días.  Esto termino de preparar mi espíritu para Reconciliarme con Dios, que con esto de la pandemia andaba yo ya un poco necesitada.

Después hubo tiempo para visitar la Basílica de la Virgen con la tumba de los pastorcitos, de comer,  de descansar un rato  y visitar Aljustrel.  Las casas de Jacinta  y de Lucía, el jardín donde se apareció el Ángel para terminar en la zona del Viacrucis de los Húngaros, llamado así porque fue sufragado por católicos de Hungría refugiados en países de occidente durante la época comunista.

Allí todo es silencio, invita a la meditación, a la oración, es una burbujita en el ruidoso mundo, es el sitio para encontrar respuestas a las inquietudes, y sobre todo ánimo para seguir avanzando, allí se siente a la Madre que te abraza y te invita a contarle tus cosas, se percibe ese consuelo calentito del Amor, no hay mejor consejera, con ese “haced  lo que El os diga” nos abre las puertas al diálogo con el Señor tan necesario hoy en día.  No hay mejor intercesora, ¡ y que poco pide, rezad el Rosario, y pedid por las almas  más necesitadas, haced penitencia y comulgad!.

Ahora se nos presenta una magnífica ocasión para volver, para poner calma en el espíritu, para dar gracias por todo lo recibido, para hacernos presentes, porque después de este duro tiempo pandémico estamos vivos, somos una fuerza viva de la Iglesia y de la sociedad, y  aalí daremos inicio a la  peregrinación que nos llevara al Encuentro Internacional de Mayores en Santiago de Compostela (EIM 2022)

Gracias Madre por tu llamada a volver a peregrinar a tu casa, en este tiempo de  pandemia, si en 2020 resultó  una experiencia inolvidable, bellísima y fortalecedora, en 2022 será  un tiempo de gracia que seguro que dará buenos frutos. No tengamos miedo, Ella va con nosotros.

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