Boletín Mensual Nº26 de Vida Ascendente Internacional

APRENDER A RESUCITAR

En los caminos diarios de nuestras vidas
Donde nos precede y nos espera,
Jesús nos enseña a resucitar.
Porque la Resurrección no es un estado final
Que llegaría brutalmente en nuestra muerte:
Es un brote, un gran avance.
Jesús nos enseña a resucitar de nuevo, porque se aprende a resucitar
Cómo se aprende a dar los primeros pasos y a ponerse de pie.
Siguiendo a Jesús, vivir es aprender a resucitar:
Es aprender a vivir como un hombre y una mujer,
Todos los días, de una manera humana, simplemente,
Es aprender a dar de sí mismo, es aprender a creer
Que Dios desea a la felicidad del mundo.
Es aprender a esperar que la vida tiene un significado
Y que la muerte es un pasaje,
Es aprender a amar a la manera de Dios,
Escuchar el Espíritu de Dios en nosotros.
Es aprender a alejarse del mal,
Para compartir con todos lo que es necesario para la vida,
Rechazar situaciones indignas de los seres humanos, es luchar,
No quedarse callados cuando la calidad de vida está en juego, y la de amar
Es aprender a vivir de acuerdo con el Evangelio
Porque este es el camino establecido por Jesús
Y por lo que nos precede,
¡Para introducirnos en la Resurrección!

Charles Singer


EL PAPA PRESENTA EL ‘DÍA MUNDIAL DE LOS ABUELOS Y DE LOS ANCIANOS’

El cuarto domingo de julio

El Papa Francisco instituyó el Día Mundial de los Abuelos y de los Ancianos el cuarto domingo de julio, en previamente a la memoria litúrgica de los santos Joaquín y Ana, abuelos de Jesús. con ocasión de la primera celebración del día, el 25 de julio de 2021, celebrará una misa.

En el Ángelus de este 31 de enero de 2021, que celebró en vivo desde la biblioteca del Palacio Apostólico, evocó la fiesta del 2 de febrero, la Presentación de Jesús en el Templo, «cuando Simeon y Ana, ambos ancianos, iluminados por el Espíritu Santo reconocieron en Jesús el Mesías»: «El Espíritu Santo todavía despierta hoy en día en los ancianos pensamientos y palabras de sabiduría, dijo el Papa: su voz es preciosa porque canta las alabanzas de Dios y protege las raíces de los pueblos.»

Las personas de la tercera edad, agregó, «nos recuerdan que la vejez es un don y que los abuelos son el vínculo entre generaciones, para transmitir a los jóvenes una experiencia de vida y fe». Pero los abuelos a menudo son «olvidados», lamentó el Papa: «Olvidamos esta riqueza que supone el proteger las raíces y transmitir… Es importante que los abuelos conozcan a sus nietos y que sus nietos conozcan a sus abuelos, porque, como dice el profeta Joel, los abuelos soñarán por delante de sus nietos, tendrán ilusiones [grandes deseos], y los jóvenes, tomando la fuerza de sus abuelos, caminarán, profetizarán.»

Anuncio de la creación del Día Mundial de los Abuelos y los Ancianos.

Este día, explica en un comunicado el cardenal Farrell, prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, es el primer fruto del Año de la Familia, «un regalo para toda la Iglesia destinado a permanecer a lo largo de los años».

«La pastoral de los ancianos es una prioridad que ya no se puede posponer por ninguna comunidad cristiana», añade el prefecto, quien expresa el compromiso del Vaticano de «trabajar para eliminar la cultura del despilfarro y potenciar el carisma de los abuelos y los ancianos».

El Dicasterio invita a las parroquias y diócesis de todo el mundo a «encontrar formas» de celebrar el Día a nivel local.


EL DON DE LA SABIDURÍA

Después de que el Papa Francisco escribiera con motivo de las XXIII JMJ:

«Queridos jóvenes, necesitáis la sabiduría y la visión de los ancianos. (…) Os dirán cosas que excitarán vuestra mente y tocarán vuestro corazón».

Siguiendo con el éxito de la campaña Los ancianos son tus abuelos ,a través de la cual se permitió a tantos jóvenes abrazar virtualmente a sus abuelos y abuelos de su elección, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida invitó a jóvenes de todo el mundo a dar la voz a los ancianos para recibir de ellos un don de sabiduría.

Los jóvenes publicaron en las redes sociales un recuerdo, un consejo, un don de sabiduría de los ancianos con los que habían establecido un vínculo.

Se pueden encontrar hermosas cartas en el hashtag #aGiftOfWisdom:

Envejecimiento: ¿florecer o sufrir?
Vida: ¡más fuerte que Auschwitz!
Sacerdote viejo: ¿sacerdote caducado?
Papi, ser fiel: ¿es posible?
Envejecer juntos: ¿envejecer mejor?
Ser viejo: ¿para qué?

Descubrí en estas cartas:

Juliane tiene 96 años, es una superviviente de los campos de concentración, tiene un rostro lleno de gran serenidad y una voz muy suave para compartir sus recuerdos. Cuando llegó al campamento, sabía que iba a ser muy difícil, pero «si no me matan, no me atraparán». Experiencia «beneficiosa», dice, que la ayudó a superar grandes dificultades, como la muerte inhumana de un niño. Habla de perdón, misión, esperanza y sobre todo quiere decir a los jóvenes, a menudo pesimistas, ¡Qué hermosa es la vida!

Papi, ¿es posible ser fiel? André tiene 88 años y su esposa murió hace cuatro años, pero estuvieron casados durante 58 años. Padre y abuelo de una familia muy numerosa, habla de la relación muy especial que tiene con sus nietos. Habla del amor que ha unido a su pareja que se ha fortalecido con el nacimiento de cada niño. Nos habla de la fidelidad, la belleza del matrimonio, el coraje, la esperanza y de la importancia de sus recuerdos por transmitir.

Sacerdote viejo: ¿sacerdote caducado? El padre Jean Guy tiene 87 años, es sacerdote desde hace 59 años. «Es el viejo el que es bueno y el año que viene celebro mis bodas de diamante…», dice con humor. No tiene una misión Canónica, está jubilado. A los jóvenes sacerdotes les quiere decir: «¡Continúen, nunca se desanimen, su misión es la de Jesús, adelante, no tengan miedo!» Esto es lo que también dice a los jóvenes que quieren dedicarse al sacerdocio «no tengan miedo, hay dificultades que deben ser superadas con el Señor» A los jóvenes a los que dice de nuevo: «Nunca se desanimen los adultos, prepárense para la vida real profundizando el significado de su vida».

Él nos dice que en la vejez todavía queda mucho por vivir: «Mientras quieras, Señor, Gracias Señor.»

Con el Papa Francisco,

Ofrezcamos a los jóvenes nuestra sabiduría
Se dice, y me complace decir, que la vejez
Es para la vida asiento de la sabiduría.
Como los viejos Simeón y Ana,
Las personas mayores tienen la sabiduría de haber vivido.
Y fue esta sabiduría la que les permitió reconocer a Jesús.
Depende de nosotros ofrecer esta sabiduría a los jóvenes.
Como el vino que mejora con los años,
Ofrezcamos nuestra sabiduría a los jóvenes.
Un poeta alemán dijo de la vejez
Que era un tiempo de paz y oración,
Un momento para transmitir a los jóvenes
La sabiduría de los ancianos.

Página preparada por Monika Ptak


EXTRACTOS DEL CONGRESO DE ROMA: LO INTERGENERACIONAL

El contenido de las intervenciones en el Congreso de Roma sobre la pastoral de los ancianos a menudo evoca la relación entre jóvenes y ancianos; Estos son algunos extractos:

1)  Para mostrar la importancia crucial de esta relación, el cardenal Mendoça, archivista y bibliotecario del Vaticano, relata un experimento practicado en las escuelas para enseñar a los niños a tomar decisiones: un barco, que lleva diez personas y equipado con un bote salvavidas en el que sólo pueden tener lugar siete personas, se está hundiendo. ¿Qué decisiones se pueden tomar? Los investigadores señalaron que si hay abuelos entre los pasajeros del barco, ya sean muy avanzados en edad o en mala salud, son los primeros en la lista. ¿Por qué? Si los abuelos deben ser salvados indiscutiblemente, es porque son maestros en un arte hermoso y raro: el arte del ser; este modode ser proviene de un capital de sabiduría y ternura basado en entender lo que es esencial en la vida , que los jóvenes quieren salvar.

2)  Marco Impagliazzo, presidente de Sant’Egidio, también destaca la receptividad y ternura de los abuelos: «Los jóvenes descubren en los ancianos una afectividad directa y explícita que los mueve, los humaniza y que no siempre encuentran en sus padres».

3)  Maria Voce, basándose en su experiencia dentro del Movimiento de los Focolari, destaca la riqueza de la colaboración entre jóvenes y mayores, que da un fruto particular en tiempos difíciles; Los jóvenes encuentran fuertes puntos de referencia y patrones de lealtad en las personas de la tercera edad que pueden ayudarles a mirar hacia arriba; el diálogo entre generaciones es un tesoro que debe preservarse y mantenerse.

4)  El Padre Lucundo, sacerdote de Angola, observa que las tradiciones, los fundamentos existenciales y valores espirituales de los que los ancianos son portadores ya no se transmiten a los jóvenes. Una crisis de transmisión que también afecta a nuestras sociedades occidentales; El cardenal Mendoça nos recuerda que «la transmisión nos revela que somos la expresión de un patrimonio precioso que nos trasciende: como ancianos debemos explicar a los jóvenes de dónde vienen para que tengan confianza en sí mismos, en sus capacidades».

5)  Monique Bodhuin reconoce la necesidad de hacer que sus nietos descubran «este tesoro» que es la fe. Se trata de responder a las preguntas de los jóvenes, de explotar las oportunidades que ofrece la vida cotidiana (belleza de un paisaje, muerte de un ser querido…) para convertirlas en fuente de iniciación a la presencia de Dios en nuestra vida. Los ancianos tienen que ser transmisores y reveladores en ello.

En la solemne audiencia que el Santo Padre dio a los delegados, destacó la riqueza del intercambio intergeneracional. Los ancianos «pueden ser actores de una pastoral evangelizadora, testigos privilegiados del amor fiel de Dios».

Para concluir dos frases tomadas del Santo Padre: «Los ancianos son el presente y el mañana de la Iglesia… de una Iglesia que, junto con los jóvenes, profetiza y sueña.»

«Si no hay ancianos en tu casa, compra uno porque lo necesitarás», dijo el Santo Padre a los jóvenes del Sínodo.

Monique Bodhuin


AÑO DE LA FAMILIA «AMORIS LAETITIA»

VAI participó en la presentación en videoconferencia del Año de la Familia

El 19 de marzo, en el quinto aniversario de la publicación de la exhortación apostólica postsinodal «Amoris Laetitia», el Papa Francisco lanzó el «Año de la Familia», que finalizará en junio de 2022 en Roma con ocasión del décimo aniversario del Encuentro Mundial de las Familias.

El Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, que se encarga de coordinar los eventos para este año especial, organizó dos videoconferencias en inglés y español respectivamente, destinadas a dar a conocer el evento entre los líderes de asociaciones o movimientos eclesiales. Se invitó a participar a los miembros del Comité Ejecutivo de VAI: es un reconocimiento del papel que los adultos mayores tienen que desempeñar con las generaciones más jóvenes y en particular el papel que los abuelos tienen que desempeñar en la familia.

Para preparar estas videoconferencias, los miembros del comité ejecutivo trabajaron aguas arriba sobre la base del documento de presentación del Dicasterio que contiene el proyecto, los objetivos, los beneficiarios y los 12 puntos para caminar con las familias siguiendo «Amoris Laetitia».

Aquí está el resultado de la reflexión, con iniciativas en marcha o proyectos a implementar:

    • VAI se une a la propuesta del MCR (Movimiento Cristiano de Jubilados, rama francesa de VAI) para el Día de los Abuelos instituido por el Papa Francisco el 25 de julio con la organización de un aperitivo entre abuelos y nietos (o ancianos y jóvenes): esto debería permitir forjar vínculos y proporcionar la oportunidad de hablar de textos evocando a los santos Joaquín y Anna. La iniciativa se desplegaría en las diócesis. El MCR debe estar más cerca de Taizé (La Comunidad Taizé es una comunidad monástica cristiana ecuménica ubicada en Taizé en Francia y acogedora de muchos jóvenes de todo el mundo, a lo largo de mucho tiempo de reflexión y oración)
    • Crear » clubs de pequeños filósofos»: reunir a algunos niños de la misma edad; es una forma de transmitir el “arte del ser de los abuelos evocando con ellos temas tan diferentes como: obediencia, libertad, amistad…”. Una iniciativa que podría proponerse como parte de una parroquia o centro sociocultural
    • Fórmulas similares podrían considerarse para orientar los nuevos medios de comunicación, el papel de las redes sociales.
    • Organizar reuniones de abuelos en parroquias, «cafés de abuelos» (con una contribución teórica seguida de una discusión) para despertar a los nietos a la fe.
    • ¿Cómo mantener y hacer crecer los lazos más frecuentes y estrechos forjados durante la crisis de salud entre abuelos, hijos y nietos?
    • Dar al desarrollo de la Pastoral de los Ancianos un carácter transversal: relanzar los pasos con la Pastoral de la Familia.
    • Reflexión sobre las residencias para personas mayores: desarrollarla en paralelo con lo que existe, buscar soluciones alternativas. Reflexión por llevar a cabo a un alto nivel.

      Página preparada por Monika Ptak

La sociedad del cansancio por el Rvdo. Manuel Sánchez Monge, Obispo de Santander

El filósofo norcoreano Byung-Chul Han (Seúl, 1959), formado y afincado en Alemania, sucesor de Hegel en la universidad de Berlín, es uno de los más reconocidos a la hora de diagnosticar los males que aquejan a la sociedad hiperconsumista y neoliberal. Entre sus publicaciones más importantes cabe destacar ‘La sociedad del cansancio’ (2012), ‘La sociedad de la transparencia’ (2013) ‘Psicopolítica. Neoliberalismo y nuevas técnicas de poder’ (2014) y ‘La expulsión de lo distinto’ (2017) todas ellas publicadas por la editorial Herder en España.

Según Han, vivimos en la sociedad del cansancio. Antes estábamos dominados por otros, y ahora somos nosotros mismos quienes nos exigimos un rendimiento personal y laboral que nos abruma sometiéndonos a una hiperactividad que nos agota y nos asfixia. Nos explotamos a nosotros mismos y nos creemos engañosamente que vivimos en libertad. Por eso, hoy predominan enfermedades como la depresión, el trastorno bipolar y el ‘síndrome del quemado’. Vivimos saturados de estímulos, informaciones e impulsos, atendiendo a muchas tareas y pantallas a la vez, pero de modo superficial. Es lo que llaman ‘multitareas’.

La verdadera cultura requiere una atención profunda y capacidad contemplativa. Porque prestar atención a muchas tareas a la vez dispersa y genera agitación que no engendra nada nuevo. Sin atender profundamente perdemos la capacidad de escucha, de crear y atender a narraciones interesantes, y la capacidad de ser pueblo, comunidad. Por otra parte, la pérdida de capacidad narrativa comporta que los acontecimientos estén solo almacenados como trastos en la memoria que deambulan sin rumbo. La moderna pérdida de creencias hace que la vida humana se convierta en efímera donde nada hay constante y duradero. La desaparición de la vida contemplativa en aras del activismo crea histeria y nerviosismo.

Además de la sociedad del cansancio, la nuestra es la sociedad de la transparencia obsesiva. Todo se considera igual y se expone rápida y superficialmente. Pero la transparencia y la verdad no se identifican. La acumulación de información no es por sí sola ninguna verdad. La obsesión por la transparencia quita a las cosas su encanto e impide intuir lo sagrado. La sociedad de la transparencia conduce a la sociedad de la aceleración, que impide la reflexión y encontrarle sentido a la vida y a la historia. Hoy en día, las cosas ligadas a la temporalidad envejecen mucho más rápido que antes. Se convierten en pasado al instante y, de este modo, dejan de captar la atención. La sociedad de la información lleva a acumular vivencias, puntuales y poco duraderas.

Es necesaria una revolución en el uso del tiempo, sostiene el profesor de Berlín. «La aceleración actual disminuye la capacidad de permanecer: necesitamos un tiempo propio que el sistema productivo no nos deja; requerimos de un tiempo de fiesta, que significa estar parados, sin nada productivo que hacer, pero que no debe confundirse con un tiempo de recuperación para seguir trabajando; el tiempo trabajado es tiempo perdido, no es tiempo para nosotros».

El neoliberalismo y el consumismo, el capitalismo, la tecnología y la hipertransparencia pretenden igualar a todo el mundo. Los individuos hoy se autoexplotan y sienten pavor hacia el otro, hacia el diferente. Viven así, en el desierto, o el infierno, de lo igual. En la sociedad contemporánea, la diferencia se considera un problema y se intenta anular con una búsqueda permanente de uniformidad. Cuantos más iguales sean las personas, más aumentará la producción. Según esta lógica, los grandes poderes fácticos necesitan que todos seamos iguales y que tengamos gustos idénticos y hábitos similares. En este paradigma, los inmigrantes y los refugiados son vistos como una pesada carga. El sistema solo permite que se den ‘diferencias comercializables’. El ser humano ya no es soberano de sí mismo sino que es resultado de una operación algorítmica que lo domina sin que lo perciba. Sin la presencia del otro, la comunicación degenera en un intercambio de información: las relaciones se reemplazan por las conexiones, y así solo se enlaza con lo igual. Ante el panorama descrito se pueden mencionar las aportaciones que el pensamiento católico a la sociedad actual: la vida activa debe acoger a la vida contemplativa en su seno. «Marta, Marta, te preocupas por muchas cosas y una sola es necesaria», le dice Jesús a la hermana de Lázaro. Recuperemos la vida contemplativa de la mano de nuestros grandes místicos: san Juan de la Cruz, santa Teresa de Jesús… Dios no ha creado fotocopias, sino originales. Y manifiesta una preocupación especial por los desvalidos. Recuperemos el valor humanitario de la fiesta, del descanso laboral. Observar el descanso dominical y dedicar tiempo al Señor no es sólo una obligación de carácter religioso, sino que nos hace más humanos. Frente al vivir aceleradamente y acumular sin más informaciones de todo tipo, dediquemos tiempo a lo verdaderamente importante y duradero: «¿De qué te sirve ganar el mundo entero, si pierdes tu alma?» Es la pregunta transcendental que nos lanza Jesús en el Evangelio. La moderna pérdida de creencias hace que la vida humana se convierta en efímera donde nada hay constante ni duradero.

MANUEL SÁNCHEZ MONGE
Martes, 16 marzo 2021

Boletín Mensual Nº25 de Vida Ascendente Internacional

En esta cita mensual, les envío mis mejores deseos y los saludo muy afectuosamente.

Este mes de marzo nos enfrenta con un triste aniversario: hace un año la epidemia se extendió viralmente, alterando la vida económica y social, así como nuestra vida espiritual; aquí estamos, a finales de este año marcados por múltiples pruebas…    y seguimos firmes!

Como deseo de cumpleaños y para apoyar sus esperanzas, les ofrezco dos palabras.:

– la primera es resistencia: durante un año hemos estado mostrando resistencia para seguir haciendo frente, incluso si es con altibajos; los artículos de este boletín dan testimonio de las dificultades causadas por la pandemia, pero también destacan las iniciativas de quienes se atreven a adaptarse: lea la evaluación realizada por Monika Ptak, vea lo que el movimiento francés ha puesto en marcha para romper el aislamiento.

– la segunda es perseverancia que tomo prestada de las noticias; Perseverancia es el nombre de este robot que «amarzó» en Marte a finales de febrero después de un viaje de 7 meses en el espacio; durante estos meses, los ingenieros siguieron monitoreando la nave para asegurar el éxito de la expedición. Siguiendo su ejemplo, perseveremos, a pesar de las revueltas impuestas a nuestras vidas; perseveremos para superar las dificultades, aceptar restricciones y llegar al horizonte de un «después de la vida»; Sylviane Hancq nos presenta Vida Ascendente Belga de habla francesa; Jaime Tamarit recuerda el efecto beneficioso de la vacunación al que, por desgracia, muchos aún no pueden reclamar, aunque, en este sentido, algunos países ricos hayan mostrado solidaridad con los países pobres.

Que estas virtudes de resistencia y perseverancia sigan iluminando nuestra vida y apoyando nuestros compromisos; practicando estas virtudes seremos signos del Evangelio en esta crisis de salud para mostrar lo que es hermoso en el hombre: solidaridad, fraternidad, atención a los más frágiles.

Con estas virtudes, daremos un nuevo significado a nuestro camino de Cuaresma para vivir plenamente la Semana Santa que nos presenta el Padre Van de Putte.

Buena suerte y mucha atención.

La Presidenta
Monique Bodhuin


VIVIR UNA SEMANA SANTA

 El 28 de marzo comenzará la Semana Santa, esta Semana Grande, dicen nuestros hermanos ortodoxos, a los que echamos tanto de menos el año pasado o, al menos, que tuvimos que vivir de una manera totalmente nueva.

Ya en la época del Nuevo Testamento, es semanalmente que la Resurrección de Cristo se celebra el primer día de cada Semana, y ya no en el séptimo día evocando el «descanso» de Dios después de seis días de creación. Pero ya en el siglo II, la Iglesia sintió la necesidad de establecer la Pascua como el pináculo del año litúrgico y pronto toda una semana desarrolló los últimos días de la vida terrenal de Jesús. Incluso antes del Concilio Vaticano II, en 1955, el Papa Pío XII reorganizó esta semana y le dio su aspecto actual.

Comienza el Domingo de Ramos donde la historia de la Pasión ya desarrolla todos estos últimos días. Somos particularmente sensibles a estas ramas benditas que convertirán nuestras cruces, signos de muerte, en una fuente de vida. Con Jesús crucificado en un árbol produciendo un fruto notable, el tapiz de La Cuaresma de Haití, propuesto por Help and Fraternity, lo ilustra brillantemente.

La misa carismal celebrada por el obispo merece nuestra atención. Los óleos utilizados en diferentes sacramentos serán bendecidos y enviados a través de la diócesis: el aceite de los catecúmenos utilizados en el bautismo, especialmente durante los bautismos de jóvenes o adultos, cada vez más frecuentes, celebrados en varias etapas; el óleo de los enfermos, utilizado ya no en la «unción extrema» anunciando una muerte inminente, sino como signo de un Jesús atento que acompaña a los enfermos y ancianos; el santo óleo el fragante óleo de Cristo, marcando en el bautismo y la confirmación las etapas de iniciación cristiana.

En la celebración de la Última Cena (¡la cena!) el Jueves Santo, los textos litúrgicos se complementan magníficamente. Dejan a San Pablo, en su primera carta a los Corintios, el recordatorio de la institución de la Eucaristía, el texto más antiguo que la evoca, mientras san Juan informa del lavado de los pies, lo que significa la elección de Jesús del camino de servicio y nos invita a hacer lo mismo.

Además de las diversas formas del camino de la cruz que asocia a Jesús con todos estos justos injustamente condenados, la celebración del Viernes Santo desplegará la lectura de la Pasión, la larga oración universal, el modelo para nuestras oraciones de todos los domingos, la veneración de la cruz y la comunión con el pan consagrado el día anterior.

El silencio del Sábado Santo sumergirá a la Iglesia en oración con Cristo en la tumba y tan pronto como caiga la noche la maravillosa Vigilia Pascale nos reunirá, con sus signos y acontecimientos tan reveladores.  El fuego y la vela de Pascua nos introducirán en la iglesia que permaneció en la oscuridad. Los grandes textos del nuevo y antiguo Testamento nos recordarán el plan de amor de Dios por todos los pueblos. Culminarán con el grito “¡Aleluya! ¡Cristo ha resucitado!” Es generalmente durante esta celebración que cada vez más adultos de todos los ámbitos de la vida serán bautizados y confirmados, con la esperanza de la renovación de nuestras comunidades. Es con ellos que proclamaremos nuestra fe y que el agua recién bendita de rociado nos refrescará.

Al escribir estas líneas, nos queda esperar y desearnos mutuamente que el esfuerzo de todos y el progreso de nuestro conocimiento de un virus mortal harán posible celebrar plenamente y de acuerdo con las posibilidades de todos y cada uno, esta Gran Semana.

Padre José VANDE PUTTE
Asesor espiritual Vida Ascendente Bélgica


ECOS DE VAI EN ESTOS TIEMPOS PANDÉMICOS

En este tiempo de agobio, ¿cómo viven nuestros miembros de todo el mundo?

Nuestro boletín de hoy se hace eco de los testimonios que nos han llegado de Europa a Canadá, de Sudamérica a África y Mauricio.

Todos los responsables de los movimientos informan de las dificultades y el dolor que sienten muchos que viven aislados por falta de conexión y compartir: no más reuniones de equipo, peregrinaciones, recuerdos o retiradas durante muchos meses. La líder del movimiento rumano habla de sus miembros obligados a aislarse, que sienten silencio y miedo y hacen tantas preguntas sobre el futuro, ¿cuál será el futuro? Mauricio, por su parte, evoca la exclusión y la dolorosa sensación de ser marginado. Así, la presidenta informa con dificultades que sólo la diócesis les ofrece la asistencia a los pacientes al final de su vida. La coordinadora para América Latina (ella misma de Argentina) tiene pocas noticias de miembros de otros países porque sigue siendo el periodo vacacional en el hemisferio sur, pero de nuevo se han cancelado las grandes reuniones conjuntas sinónimos de alegría y compartir. Canadá con Marielle su líder, a diferencia de Madrid, que estaba cayendo bajo la nieve hace algún tiempo, disfruta de temperaturas relativamente suaves, pero está preocupada por todos los ancianos que han desaparecido a causa del virus. Victoria de Rumania también lamenta la desaparición de muchos sacerdotes e incluso de su obispo, que han sido arrastrados por la enfermedad.

Los ecos traídos, por supuesto, parecen bastante oscuros, pero, por otro lado, se debe saludar los tesoros de iniciativas y cadenas de solidaridad desplegados por los líderes de los países para mantenerse en contacto con sus miembros, para ir de una manera u otra a reunirse con aquellos que sufren de aislamiento, para escuchar su dolor, para cuidarlos tomando sus noticias por llamadas telefónicas frecuentes o desarrollando reuniones de equipos por audio o a través de Internet cuando es posible como se nos informa. Los nuevos medios tecnológicos permiten a muchos, a menudo con la ayuda de hijos o nietos, participar en liturgias, meditar en las cartas apostólicas del Papa Francisco, como «Fratelli tutti», San José y más recientemente sobre los abuelos, adaptándolos a la «salsa» mauritana, como Marie-Noëlle, presidenta del movimiento en Mauricio, nos dice con humor.

Por ejemplo, un capellán diocesano de MCR de mi región de Normandía sugirió que los miembros del movimiento navegaran solo por el folleto de este año: «Salud… a nuestra edad, ¡qué desafío! «orar con todos los miembros del grupo en mente, pensar en algunas preguntas enviadas por correo electrónico y dar respuestas diciendo «respuesta a todos» que puede ser una manera de dejar de estar solo…

El Boletín mensual de VAI al que contribuyen muchos de nuestros miembros es aclamada por todos como un enlace valioso, un medio de comunicación entre movimientos e incluso una fuente de inspiración.

También se propone un artículo de Francia en testimonio de estas situaciones.

Monika Ptak


ECOS DE VIE MONTANTE BELGE FRANCOPHONE

(Vida Ascendente Belga de habla francesa)

Sylviane, que ha presidido los destinos de Vie Montante en su país durante casi cinco años, presenta su movimiento, que fue creado en 1963 y ahora cuenta con 600 miembros.

Durante más de 15 años, Vie Montante Belgique y Vie Montante Suisse Romande se han reunido todos los años durante una semana de trabajo para garantizar la redacción de su folleto anual conjunto. Íbamos a encontrarnos el próximo marzo en Alsacia en el “Foyer de Notre-Dame de Reinacker”. La situación actual nos ha obligado a posponer nuestro reencuentro por un año. Por tanto, dedicaremos nuestros encuentros de 2021 y el primer semestre de 2022 a profundizar en nuestros folletos actuales: “Rostro de Dios” y “Escucha”. Otros textos propuestos por los líderes del grupo lo complementarán.

Algunas fechas importantes han marcado la vida del movimiento y sus miembros en los últimos años:

    • El 8 de junio de 2013 se celebró el 50 aniversario de VM Belge Francophone.
    • Los miembros de Vie Montante participaron en los siguientes encuentros de Vida Ascendente Internacional: del 15 al 20 de octubre de2014, encuentro organizado en La Pairelle, centro espiritual ignaciano situado cerca de Namur, octubre de 2018 en Santo Domingo en la República Dominicana y del 28 al 30 de enero de 2020 participación en Roma en el congreso internacional «la riqueza de los años» con miembros de Adem-Tocht, rama de habla neerlandesa.
    • En 2019, VM Belge Francophone y Adem-Tocht se reunieron en Malinas y Bruselas durante la Fiesta de los pensionistas en la Catedral de los Santos Miguel y Gudule.

La comunicación del movimiento se asegura a través de la estructura de VM: de lo nacional a las diócesis, a través de visitas a grupos, a través de la revista trimestral “Sérénité” y el sitio web https://www.viemontante.be

Como en muchos países del mundo, ahora estamos confinados. Muchos grupos de Vie Montante no se han reunido desde marzo de 2020. Otros reanudaron sus reuniones a principios de septiembre antes de volver a separarse y reanudarlas ocasionalmente. Nuestras personas mayores temen por su salud. Es cierto que somos el grupo objetivo del Coronavirus. Todo el mundo conoce casos más o menos graves en su entorno, en su pueblo o en su ciudad. La mayoría de nosotros nos atenemos a pautas estrictas con la esperanza de días mejores y esperando la vacuna.

Para mantener viva la llama de Vie Montante, nos aseguramos de tener noticias unos de otros: llamadas telefónicas, cartas, tarjetas de cumpleaños, correos electrónicos. Hemos aumentado el intercambio de homilías, textos y extractos de prensa. Dimos un paso al frente para dar valor a quienes se sentían aislados. Nuestro deseo: ¡volver a vernos pronto, aunque las precauciones habituales deban persistir durante un tiempo, y recuperar nuestra vida anterior, nuestros cálidos encuentros y momentos de convivencia!

Sylviane Sbille Hancq
Presidenta de Vie Montante Belge Francophone


LA VACUNA CONTRA EL COVID 19: UNA ESPERANZA HACIA EL REENCUENTRO

Así como denunciamos en el boletín Nº 15 de VMI del año pasado la trágica muerte de los ancianos abandonados en las residencias, debemos ahora difundir la noticia esperanzadora de la efectividad de la vacuna y la prioridad otorgada a los mayores en las residencias para acceder a la vacuna contra el Coronavirus.

El impacto de la vacuna está siendo espectacular y recogemos aquí las estadísticas que recientemente ha publicado la Consejería de Salud de la autonomía de Madrid. La veracidad de estas estadísticas nos la confirma Álvaro Medina Junior, hijo del presidente Nacional de Vida Ascendente de España, que dirige una residencia de ancianos en la Comunidad de Madrid.

 

Así mismo, podemos ver en la figura de la derecha que estas estadísticas muestran la caída paulatina del número de infectados en el período noviembre 2020 a febrero 2021, caída debida a las medidas de protección adoptadas y la posterior campaña de vacunación. Estas estadísticas muestran que el porcentaje de residencias afectadas por el coronavirus ha pasado de tener picos de un 14% y un valor próximo al 8% al inicio de la campaña de la vacunación a tener valores del 2% en un período de mes y medio (figura de la Izquierda).

Apoyados en estos datos esperanzadores, os animamos a no desanimaros, a estar preparados para el reencuentro. Reencuentro que no dejará de ser triste por la ausencia de muchos de nuestros mayores. Rezaremos juntos por la salud de sus almas y pronto nos volveremos a encontrar para fortalecer nuestra vida espiritual con los lazos de amistad, espiritualidad y apostolado, pilares de nuestro Movimiento.

Hablando de apostolado, en el reencuentro tendremos que constituirnos en Iglesia en Salida e ir al encuentro de nuevos miembros, que la pandemia ha dejado necesitados de una compañía espiritual. Recuerdo el oportuno lema del congreso del Apostolado Laico, celebrado en Madrid después del congreso de Roma: “Una Iglesia en Salida”. Salgamos a buscar a nuestro prójimo.

Con esta luz de esperanza os mando un abrazo en Cristo con todo mi afecto,

Jaime Tamarit
Vicepresidente de Vida Ascendente


EL MINUTO DEL MCR (MOVIMIENTO CRISTIANO DE PENSIONISTAS)

Durante el primer encierro, el Movimiento Francés envió un mensaje diario a los suscriptores de su Boletín,” un guiño” destinado a romper la soledad de los miembros y mantener una conexión con ellos; durante el segundo encierro que comenzó en noviembre, el «Minuto del MCR» tomó el relevo, con una diferencia notable: el minuto ya no estaba reservado para los internautas, sino que se podía escuchar en su teléfono marcando un número: (00 33) 9 72 51 18 98. El minuto del MCR se mantuvo después de la contención y sigue vivo.

Durante el Día del Responsable Diocesano, realizado por audioconferencia el 25 de enero, Marie-José testificó lo que le aporta este Minuto diario.

«Tengo 72 años y he sido miembro del MCR durante 14 años.  En cuanto al minuto diario del MCR, fue el jefe de mi grupo quien nos dio el número. Lo escucho todos los días en diferentes momentos y a veces varias veces durante el día. Debo decir que me ayudó mucho porque cuando empecé a escucharlo, al principio del encierro, mi moral no estaba en buena forma.  Esta voz que da testimonio de una presencia me ha hecho mucho bien … tan bueno que le comuniqué este número de teléfono a amigos a mi alrededor, algunos de los cuales no pertenecían al MCR. No conocían el Movimiento y me preguntaron qué significaban estas iniciales.

Quiero añadir que a su vez estas personas me dijeron que estaban felices de escuchar el Minuto del MCR todos los días y compartieron el número con otros. Una amiga me dijo: «¡Es una alegría multiplicada a tantos otros que la dan a su vez y se convierte en una pandemia positiva!».

Aprecio la diversidad del minuto. Me encantó la poesía sobre el otoño con la belleza del cielo, los árboles… y también este poema de Víctor Hugo sobre la margarita que contempla el sol y le dice «Yo también tengo rayos»… Siempre esta apertura a los demás, este lado positivo: «¿Soy un sol para los demás, los estoy calentando por mi presencia?»

También me encantan las oraciones, los textos de profunda espiritualidad, con, entre otros, los de Robert Ribert sobre «gente cotidiana» o Don Helder Cámara cuando habla de nuestra música interior en armonía con la Creación. Y luego me gusta el humor. A propósito… El autor de un Minuto se preguntó ¿qué había sido del buey de la cuna, el burro que había acompañado a Jesús a Egipto? Tengo mi pequeña idea: ¡fue a los budistas, porque el año del buey está por comenzar!»

Extracto del boletín MCR del 19 de enero de 2021

 

Esta es la oración que el Papa Francisco rezó en su paso por Ur, la tierra de Abraham

Esta es la oración que el Papa Francisco rezó en su paso por Ur, la tierra de Abraham en la mañana del 6 de marzo

Este sábado, antes de culminar el encuentro interreligioso en la llanura de Ur, como parte de su viaje apostólico a Irak, el Papa Francisco participó en el rezo de la “Oración de los hijos de Abraham” junto a representantes de otras religiones.

El Santo Padre viajó este 6 de marzo a la llanura de Ur, en el sur de Irak, lugar que la Biblia registra como la tierra natal de Abraham, para realizar un encuentro interreligioso.

La oración recuerda a Abraham como padre de judíos, cristianos y musulmanes, y pide a Dios que conceda a los creyentes “una fe fuerte, diligente en el bien, una fe que abra nuestros corazones a Ti y a todos nuestros hermanos y hermanas; y una esperanza invencible, capaz de percibir en todas partes la fidelidad de tus promesas”.

Además, pide por todas las personas que han fallecido víctimas de la violencia y de las guerras, por los que siguen secuestrados, y por la protección de las mujeres y los niños.

“Sostiene nuestras manos en la reconstrucción de este país, y concédenos la fuerza necesaria para ayudar a cuantos han tenido que dejar sus casas y sus tierras con vistas a alcanzar seguridad y dignidad, y a comenzar una vida nueva, serena y próspera”, concluye la oración.

A continuación la “Oración de los hijos de Abraham”:

Dios omnipotente, Creador nuestro que amas a la familia humana y a todo lo que han hecho tus manos, nosotros, los hijos e hijas de Abrahán pertenecientes al judaísmo, al cristianismo y al islam, junto a los otros creyentes y a todas las personas de buena voluntad, te agradecemos por habernos dado como padre común en la fe a Abrahán, hijo insigne de esta noble y amada tierra.

Te damos gracias por su ejemplo de hombre de fe que te obedeció hasta el fin, dejando su familia, su tribu y su patria para ir hacia una tierra que no conocía.

También te agradecemos por el ejemplo de valentía, resiliencia y fortaleza, de generosidad y hospitalidad que nuestro padre común en la fe nos ha dado.

Te damos gracias, en particular, por su fe heroica, demostrada por la disponibilidad para sacrificar a su hijo por obedecer tu mandato. Sabemos que era una prueba muy difícil, de la que, no obstante, salió vencedor, porque sin condiciones confió en Ti, que eres misericordioso y abres siempre nuevas posibilidades para volver a empezar.

Te agradecemos porque, bendiciendo a nuestro padre Abrahán, lo has hecho una bendición para todos los pueblos.

Te pedimos, Dios de nuestro padre Abrahán y Dios nuestro, que nos concedas una fe fuerte, diligente en el bien, una fe que abra nuestros corazones a Ti y a todos nuestros hermanos y hermanas; y una esperanza invencible, capaz de percibir en todas partes la fidelidad de tus promesas.

Haz de cada uno de nosotros un testigo de tu cuidado amoroso hacia todos, en particular hacia los refugiados y los desplazados, las viudas y los huérfanos, los pobres y los enfermos.

Abre nuestros corazones al perdón recíproco y haznos instrumentos de reconciliación, constructores de una sociedad más justa y fraterna.

Acoge en tu morada de paz y de luz a todos los difuntos, en particular a las víctimas de la violencia y de las guerras.

Asiste a las autoridades civiles en la búsqueda y el rescate de las personas secuestradas, y en la particular protección de las mujeres y los niños.

Ayúdanos a cuidar el planeta, la casa común que, en tu bondad y generosidad, nos has dado a todos nosotros.

Sostiene nuestras manos en la reconstrucción de este país, y concédenos la fuerza necesaria para ayudar a cuantos han tenido que dejar sus casas y sus tierras con vistas a alcanzar seguridad y dignidad, y a comenzar una vida nueva, serena y próspera. Amén.

Homilía del Papa Francisco en la Misa de rito caldeo en Catedral de San José en Bagdad (6 marzo – tarde)

La Palabra de Dios nos habla hoy de sabiduría, testimonio y promesas.

La sabiduría ha sido cultivada en estas tierras desde la antigüedad. Su búsqueda ha fascinado al hombre desde siempre; sin embargo, a menudo quien posee más medios puede adquirir más conocimientos y tener más oportunidades, mientras que el que tiene menos queda relegado.

Se trata de una desigualdad inaceptable, que hoy se ha ampliado. Pero el Libro de la Sabiduría nos sorprende cambiando la perspectiva. Dice que «el que es pequeño será perdonado por misericordia, pero los poderosos serán examinados con rigor» (Sb 6,6). Para el mundo, quien posee poco es descartado y quien tiene más es privilegiado. Pero para Dios, no; quien tiene más, quien tiene poder es sometido a un examen riguroso, mientras que los últimos son los privilegiados de Dios.

Jesús, la Sabiduría en persona, completa este vuelco en el Evangelio, no en cualquier momento, sino al principio del primer discurso, con las Bienaventuranzas. El cambio es total. Los pobres, los que lloran, los perseguidos son llamados bienaventurados. ¿Cómo es posible? Bienaventurados, para el mundo, son los ricos, los poderosos, los famosos. Vale quien tiene, quien puede y quien cuenta. Pero no para Dios.

Para Él no es más grande el que tiene más, sino el que es pobre de espíritu; no el que domina a los demás, sino el que es manso con todos; no el que es aclamado por las multitudes, sino el que es misericordioso con su hermano. A este punto nos puede venir la duda: Si vivo como pide Jesús, ¿qué gano? ¿No corro el riesgo de que los demás me pisoteen? ¿Vale la pena la propuesta de Jesús? ¿O es perdedora? No es perdedora, sino sabía.

La propuesta de Jesús es sabia porque el amor, que es el corazón de las bienaventuranzas, aunque parezca débil a los ojos del mundo, en realidad vence. En la cruz demostró ser más fuerte que el pecado, en el sepulcro venció a la muerte. Es el mismo amor que hizo que los mártires salieran victoriosos de las pruebas, ¡y cuántos hubo en el último siglo, más que en los anteriores!

El amor es nuestra fuerza, la fuerza de tantos hermanos y hermanas que aquí también han sufrido prejuicios y ofensas, maltratos y persecuciones por el nombre de Jesús. Pero mientras el poder, la gloria y la vanidad del mundo pasan, el amor permanece, como nos dijo el apóstol Pablo, «no pasa nunca» (I Co 13,8). Vivir las bienaventuranzas, pues, es hacer eterno lo que pasa. Es traer el cielo a la tierra.

Pero, ¿cómo practicamos las bienaventuranzas? Estas no nos piden que hagamos cosas extraordinarias, que realicemos acciones que están por encima de nuestras capacidades. Nos piden un testimonio cotidiano. Bienaventurado es el que vive con mansedumbre, el que practica la misericordia allí donde se encuentra, el que mantiene puro su corazón allí donde vive. Para convertirse en bienaventurado no es necesario ser un héroe de vez en cuando, sino un testigo todos los días.

El testimonio es el camino para encarnar la sabiduría de Jesús. Así es como se cambia el mundo, no con el poder o con la fuerza, sino con las bienaventuranzas. Porque así́ lo hizo Jesús, viviendo hasta el final lo que había dicho al principio. Se trata de dar testimonio del amor de Jesús, aquella misma caridad que san Pablo describe de manera tan hermosa en la segunda lectura de hoy. Veamos cómo la presenta.

Primero dice que la caridad «es magnánima» (v. 4). No nos esperábamos este adjetivo. El amor parece sinónimo de bondad, de generosidad, de buenas obras, pero Pablo dice que la caridad es ante todo magnánima. Es una palabra que, en la Biblia, habla de la paciencia de Dios.

A lo largo de la historia el hombre ha seguido traicionando la alianza con Él, cayendo en los pecados de siempre y el Señor, en lugar de cansarse y marcharse, siempre ha permanecido fiel, ha perdonado, ha comenzado de nuevo.

La paciencia para comenzar de nuevo es la primera característica del amor, porque el amor no se indigna, sino que siempre vuelve a empezar. No se entristece, sino que da nuevas fuerzas; no se desanima, sino que sigue siendo creativo. Ante el mal no se rinde, no se resigna.

Quien ama no se encierra en sí mismo cuando las cosas van mal, sino que responde al mal con el bien, recordando la sabiduría victoriosa de la cruz. El testigo de Dios actúa así, no es pasivo, ni fatalista, no vive a merced de las circunstancias, del instinto y del momento, sino que está siempre esperanzado, porque está cimentado en el amor que «siempre disculpa y confía, siempre espera y soporta» (v. 7).

Podemos preguntarnos: ¿Y yo cómo reacciono ante las situaciones que no van bien? Ante la adversidad hay siempre dos tentaciones. La primera es la huida. Escapar, dar la espalda, no querer saber más. La segunda es reaccionar con rabia, con la fuerza.

Es lo que les ocurrió a los discípulos en Getsemaní; en su desconcierto, muchos huyeron y Pedro tomó la espada. Pero ni la huida ni la espada resolvieron nada. Jesús, en cambio, cambió la historia. ¿Cómo? Con la humilde fuerza del amor, con su testimonio paciente. Esto es lo que estamos llamados a hacer; es así como Dios cumple sus promesas.

Promesas. La sabiduría de Jesús, que se encarna en las bienaventuranzas, exige el testimonio y ofrece la recompensa, contenida en las promesas divinas. De hecho, vemos que a cada bienaventuranza sigue una promesa. Quien la vive poseerá el reino de los cielos, será consolado, será saciado, verá a Dios (cf. Mt 5,3-12).

Las promesas de Dios garantizan una alegría sin igual y no defraudan. Pero, ¿cómo se cumplen? A través de nuestras debilidades. Dios hace bienaventurados a los que recorren el camino de su pobreza interior hasta el final. Este es el camino, no hay otro.

Fijémonos en el patriarca Abraham. Dios le promete una gran descendencia, pero él y Sara son ancianos y no tienen hijos. Y es precisamente en su vejez paciente y confiada cuando Dios obra maravillas y les da un hijo. Veamos a Moisés. Dios le promete que liberará al pueblo de la esclavitud y por eso le pide que hable con el faraón. Moisés le dice que no es capaz de hablar, porque es tartamudo; sin embargo, Dios cumplirá la promesa a través de sus palabras.

Fijémonos en la Virgen que, según lo establecido en la ley, no puede tener hijos, y es llamada a ser madre. Y veamos a Pedro, que niega al Señor, y Jesús lo llama para que confirme a sus hermanos. Queridos hermanos y hermanas, a veces podemos sentirnos incapaces, inútiles. Pero no hagamos caso, porque Dios quiere hacer maravillas precisamente a través de nuestras debilidades.

A Él le encanta comportarse así, y esta tarde, ocho veces nos ha dicho ţūb’ā [bienaventurados], para hacernos entender que con Él lo somos realmente. Claro, pasamos por pruebas, caemos a menudo, pero no debemos olvidar que, con Jesús, somos bienaventurados. Todo lo que el mundo nos quita no es nada comparado con el amor tierno y paciente con que el Señor cumple sus promesas.

Querida hermana, querido hermano: Tal vez miras tus manos y te parecen vacías, quizás la desconfianza se insinúa en tu corazón y no te sientes recompensado por la vida. Si te sientes así, no temas; las bienaventuranzas son para ti, para ti que estás afligido, hambriento y sediento de justicia, perseguido.

El Señor te promete que tu nombre está escrito en su corazón, en el cielo. Y hoy le doy gracias con ustedes y por ustedes, porque aquí, donde en tiempos remotos surgió la sabiduría, en los tiempos actuales han aparecido muchos testigos, que las crónicas a menudo pasan por alto, y que sin embargo son preciosos a los ojos de Dios; testigos que, viviendo las bienaventuranzas, ayudan a Dios a cumplir sus promesas de paz.

El Papa rezó por víctimas de la guerra en ruinas de Mosul, la ciudad devastada por ISIS (7 marzo –mañana)

El encuentro del Papa Francisco con las víctimas de la guerra y de las atrocidades causadas por los terroristas de Estado Islámico era uno de los momentos más esperados del viaje apostólico que el Pontífice está realizando en Irak.

En la mañana del domingo, el Papa llegó a Mosul, ciudad mártir del norte de Irak que durante tres años padeció los crímenes, la violencia y la destrucción sistemática bajo dominio de Estado Islámico. Mosul es la ciudad más grande de la llanura de Nínive.

El Papa se trasladó hasta la conocida como Plaza de las 4 Iglesias, o Hosh al-Bieaa, para presidir la oración de sufragio por las víctimas de la guerra en todo el mundo.

Esta plaza recibe el nombre por la iglesia siro-católica, la iglesia armenio-ortodoxa, la iglesia siro-ortodoxa y la iglesia caldea que la rodean. Los cuatro templos fueron destruidos por ataques terroristas de Estado Islámico entre 2014 y 2017 y desde ahí ISIS grabó un video en el que prometía conquistar Roma y decapitar al Papa Francisco.

Mosul es una antigua ciudad fundada en el siglo VII a.C. que ha tenido gran protagonismo a lo largo de la historia, de la cual son testimonio sus monumentos de época asiria, abasí, mongola y otomana.

Antes de la llegada del Estado Islámico, Mosul era conocida por su bien conservado centro histórico medieval, sus antiguas mezquitas y madrasas, el famoso minarete de al-Hadba de 44 metros de altura, sus iglesias cristianas y su convivencia étnica, religiosa y cultural.

Todo eso se acabó entre julio de 2014 y julio de 2017. Los terroristas del Estado Islámico sometieron la ciudad a sangre y fuego, dejándola completamente devastada.

Los terroristas destruyeron todos los mausoleos de la ciudad, incluido uno atribuido al profeta Jonás, destruyeron las iglesias, el minarete de al-Hadba, destruyeron estatuas antiguas y restos arqueológicos de las civilizaciones mesopotámicas, quemaron más de 100.000 libros de la Biblioteca histórica e, incluso, destruyeron la mezquita de Mur ad-din.

Se calcula que medio millón de personas, entre ellas 120.000 cristianos, huyeron de Mosul ante la conquista del Estado Islámico. La ciudad fue liberada en julio de 2017 tras nueve meses de violentos enfrentamientos bélicos con bombardeos que dejaron la ciudad prácticamente destruida en su totalidad.

Allí, el Santo Padre inauguró una lápida conmemorativa de su visita a Mosul con el siguiente mensaje: “¡Qué bellos son los pies de quienes traen un alegre anuncio de paz!”.

En la placa se explica también que se trata de un monumento “en recuerdo de la visita de Su Santidad, el Papa Francisco, mensajero de paz y de amor fraterno, a la ciudad de Mosul y a la Llanura de Nínive. En este lugar, que los cristianos tuvieron que abandonar obligatoriamente (2003-2017), el Papa rezó por la difusión de la paz y de la justicia, de la coexistencia serena y de la fraternidad entre los hombres”.

En su saludo previo a la oración, el Papa reflexionó sobre la disminución de la población cristiana en Irak y en otros países de Oriente Medio debido a la guerra, a la violencia, la discriminación y los problemas económicos.

El Pontífice afirmó que “la trágica disminución de los discípulos de Cristo, aquí y en todo Oriente Medio, es un daño incalculable no sólo para las personas y las comunidades afectadas, sino para la misma sociedad que dejan atrás”.

“En efecto, un tejido cultural y religioso tan rico de diversidad se debilita con la pérdida de alguno de sus miembros, aunque sea pequeño”, señaló el Papa.

El Santo Padre subrayó que “hoy elevamos nuestras voces en oración a Dios omnipotente por todas las víctimas de la guerra y de los conflictos armados”.

El Papa recordó que “en Mosul las trágicas consecuencias de la guerra y de la hostilidad son demasiado evidentes. Es cruel que este país, cuna de la civilización, haya sido golpeado por una tempestad tan deshumana, con antiguos lugares de culto destruidos y miles y miles de personas, musulmanes, cristianos, yazidíes y otros, desalojadas por la fuerza o asesinadas”.

En ese sentido, hizo hincapié en que “a pesar de todo, reafirmamos nuestra convicción de que la fraternidad es más fuerte que el fratricidio, la esperanza es más fuerte que la muerte, la paz es más fuerte que la guerra”.

“Esta convicción habla con voz más elocuente que la voz del odio y de la violencia; y nunca podrá ser acallada en la sangre derramada por quienes profanan el nombre de Dios recorriendo caminos de destrucción”, concluyó.

Oración

Antes de pronunciar la oración por todas las víctimas de la guerra en Mosul, en Irak y en todo Oriente Medio, el Papa Francisco presentó tres reflexiones:

En primer lugar, el Papa señaló que “si Dios es el Dios de la vida, y lo es, a nosotros no nos es lícito matar a los hermanos en su nombre”.

En segundo lugar, indicó que “si Dios es el Dios de la paz, y lo es, a nosotros no nos es lícito hacer la guerra en su nombre”.

Por último, “si Dios es el Dios del amor, y lo es, a nosotros no nos es lícito odiar a los hermanos”.

A continuación, rezó la siguiente oración:

“Dios altísimo, Señor del tiempo y de la historia, tú has creado el mundo por amor y no dejas nunca de derramar tus bendiciones sobre tus criaturas. Tú, más allá del océano del sufrimiento y de la muerte, más allá de las tentaciones de la violencia, de la injusticia y de la ganancia inicua, acompañas a tus hijos y a tus hijas con tierno amor de Padre”.

“Pero nosotros hombres, desagradecidos de tus dones y absortos en nuestras preocupaciones y ambiciones demasiado terrenas, a menudo hemos olvidado tus designios de paz y de armonía. Nos hemos cerrado en nosotros mismos y en nuestros intereses particulares, e indiferentes a Ti y a los demás, hemos atrancado las puertas a la paz. Así se repitió lo que el profeta Jonás oyó decir de Nínive: la maldad de los hombres subió hasta el cielo (cf. Jon 1,2). No elevamos al cielo manos limpias (cf. 1 Tm 2,8), sino que desde la tierra subió una vez más el grito de sangre inocente (cf. Gn 4,10). Los habitantes de Nínive, en el relato de Jonás, escucharon la voz de tu profeta y encontraron salvación en la conversión. También nosotros, Señor, mientras te confiamos a las numerosas víctimas del odio del hombre contra el hombre, invocamos tu perdón y suplicamos la gracia de la conversión”:

“Kyrie eleison. Kyrie eleison. Kyrie eleison”.

“Señor Dios nuestro, en esta ciudad dos símbolos dan testimonio del deseo constante de la humanidad de acercarse a Ti: la mezquita Al Nuri con su alminar Al Hadba y la iglesia de Nuestra Señora de la Hora, con un reloj que desde hace más de cien años recuerda a los transeúntes que la vida es breve y el tiempo precioso. Enséñanos a comprender que Tú nos has confiado tu designio de amor, de paz y de reconciliación para que lo llevemos a cabo en el tiempo, en el breve desarrollo de nuestra vida terrena. Haznos comprender que sólo poniéndolo en práctica sin demoras esta ciudad y este país se podrán reconstruir, y se lograría sanar los corazones destrozados de dolor. Ayúdanos a no emplear el tiempo al servicio de nuestros intereses egoístas, personales o de grupo, sino al servicio de tu designio de amor. Y cuando nos desviemos del camino, haz que podamos escuchar las voces de los verdaderos hombres de Dios y recapacitar durante un tiempo, para que la destrucción y la muerte no nos arruinen de nuevo”.

“Te confiamos a aquellos cuya vida terrena se ha visto abreviada por la mano violenta de sus hermanos, y te suplicamos también por los que han lastimado a sus hermanos y a sus hermanas; que se arrepientan, alcanzados por la fuerza de tu misericordia”.

“Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis”.

“Requiescant in pace. Amen”.

Tras su llegada a Mosul, el Papa se trasladó hasta la conocida como Plaza de las 4 Iglesias, o Hosh al-Bieaa, para presidir la oración de sufragio por las víctimas de la guerra en todo el mundo.

Esta plaza recibe el nombre por la iglesia siro-católica, la iglesia armenio-ortodoxa, la iglesia siro-ortodoxa y la iglesia caldea que la rodean. Los cuatro templos fueron destruidos por ataques terroristas de Estado Islámico entre 2014 y 2017 y desde ahí ISIS grabó un video en el que prometía conquistar Roma y decapitar al Papa Francisco.

El Papa en Irak: Discurso en Qaraqosh “Catedral de la Inmaculada Concepción”

El 7 de marzo, en su tercer día de visita en Irak, el Papa Francisco se reunió con la comunidad cristiana de Qaraqosh en la Catedral de la Inmaculada Concepción, para hacer un llamado al perdón y asegurar que el terrorismo nunca tiene la última palabra, sino Cristo que venció a la muerte.

A continuación el discurso del Papa Francisco:

Queridos hermanos y hermanas, buenos días.

Agradezco al Señor la oportunidad de estar con ustedes esta mañana. He esperado con impaciencia este momento. Agradezco a Su Beatitud el Patriarca Ignace Youssif Younan su saludo, como también a la señora Doha Sabah Abdallah y al padre Ammar Yako por sus testimonios. Mirándolos, veo la diversidad cultural y religiosa de la gente de Qaraqosh, y esto muestra parte de la belleza que vuestra región ofrece al futuro. Vuestra presencia aquí recuerda que la belleza no es monocromática, sino que resplandece por la variedad y las diferencias.

Al mismo tiempo, con mucha tristeza, miramos a nuestro alrededor y percibimos otros signos, los signos del poder destructivo de la violencia, del odio y de la guerra. Cuántas cosas han sido destruidas. Y cuánto debe ser reconstruido. Nuestro encuentro demuestra que el terrorismo y la muerte nunca tienen la última palabra. La última palabra pertenece a Dios y a su Hijo, vencedor del pecado y de la muerte. Incluso ante la devastación que causa el terrorismo y la guerra podemos ver, con los ojos de la fe, el triunfo de la vida sobre la muerte. Tienen ante ustedes el ejemplo de sus padres y de sus madres en la fe, que adoraron y alabaron a Dios en este lugar. Perseveraron con firme esperanza en su camino terreno, confiando en Dios que nunca defrauda y que siempre nos sostiene con su gracia. La gran herencia espiritual que nos han dejado continúa viviendo en ustedes. Abracen esta herencia. Esta herencia es su fortaleza. Ahora es el momento de reconstruir y volver a empezar, encomendándose a la gracia de Dios, que guía el destino de cada hombre y de todos los pueblos. ¡No están solos! Toda la Iglesia está con ustedes, por medio de la oración y la caridad concreta. Y en esta región muchos les han abierto las puertas en los momentos de necesidad.

Muy queridos: Este es el momento de reconstruir no sólo los edificios, sino ante todo los vínculos que unen comunidades y familias, jóvenes y ancianos. El profeta Joel dice: «Sus hijos e hijas profetizarán; sus ancianos tendrán sueños, y sus jóvenes, visiones» (cf. Jl 3,1). Cuando los ancianos y los jóvenes se encuentran, ¿qué es lo que sucede? Los ancianos sueñan, sueñan un futuro para los jóvenes; y los jóvenes pueden recoger estos sueños y profetizar, llevarlos a cabo. Cuando los ancianos y los jóvenes se unen, preservamos y trasmitimos los dones que Dios da. Miremos a nuestros hijos, sabiendo que heredarán no sólo una tierra, una cultura y una tradición, sino también los frutos vivos de la fe que son las bendiciones de Dios sobre esta tierra. Los animo a no olvidar quiénes son y de dónde vienen, a custodiar los vínculos que los mantienen unidos y a custodiar sus raíces.

Seguramente hay momentos en los que la fe puede vacilar, cuando parece que Dios no ve y no actúa. Esto se confirmó para ustedes durante los días más oscuros de la guerra, y también en estos días de crisis sanitaria global y de gran inseguridad. En estos momentos, acuérdense de que Jesús está a su lado.

No dejen de soñar. No se rindan, no pierdan la esperanza. Desde el cielo los santos velan sobre nosotros: invoquémoslos y no nos cansemos de pedir su intercesión. Y están también “los santos de la puerta de al lado”, «aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios» (Exhort. ap. Gaudete et exsultate, 7). Esta tierra está llena de ellos, es una tierra de muchos hombres y mujeres santos. Dejen que los acompañen hacia un futuro mejor, un futuro de esperanza.

Algo que dijo la señora Doha me conmovió; dijo que el perdón es necesario para aquellos que sobrevivieron a los ataques terroristas. Perdón: esta es una palabra clave. El perdón es necesario para permanecer en el amor, para permanecer cristianos. El camino hacia una recuperación total podría ser todavía largo pero les pido, por favor, que no se desanimen. Se necesita capacidad de perdonar y, al mismo tiempo, valentía para luchar. Sé que esto es muy difícil. Pero creemos que Dios puede traer la paz a esta tierra. Nosotros confiamos en Él y, junto con todas las personas de buena voluntad, decimos “no” al terrorismo y a la instrumentalización de la religión.

El padre Ammar, recordando los horrores del terrorismo y de la guerra, agradeció al Señor que siempre los haya sostenido, en los tiempos buenos y en los malos, en la salud y en la enfermedad. La gratitud nace y crece cuando recordamos los dones y las promesas de Dios. La memoria del pasado forja el presente y nos hace avanzar hacia el futuro.

En todo momento, demos gracias a Dios por sus dones y pidámosle que conceda paz, perdón y fraternidad a esta tierra y a su gente. No nos cansemos de rezar por la conversión de los corazones y por el triunfo de una cultura de la vida, de la reconciliación y del amor fraterno, que respete las diferencias, las distintas tradiciones religiosas, y que se esfuerce por construir un futuro de unidad y colaboración entre todas las personas de buena voluntad. Un amor fraterno que reconozca «los valores fundamentales de nuestra humanidad común, los valores en virtud de los que podemos y debemos colaborar, construir y dialogar, perdonar y crecer» (Carta enc. Fratelli tutti, 283).

Mientras llegaba con el helicóptero, miré la estatua de la Virgen María colocada sobre esta iglesia de la Inmaculada Concepción, y le confié el renacer de esta ciudad. La Virgen no sólo nos protege desde lo alto, sino que desciende hacia nosotros con ternura maternal. Esta imagen suya incluso ha sido dañada y pisoteada, pero el rostro de la Madre de Dios sigue mirándonos con ternura. Porque así hacen las madres: consuelan, reconfortan, dan vida. Y quisiera agradecer de corazón a todas las madres y las mujeres de este país, mujeres valientes que siguen dando vida, a pesar de los abusos y las heridas. ¡Que las mujeres sean respetadas y defendidas! ¡Que se les brinden cuidados y oportunidades! Y ahora recemos juntos a nuestra Madre, invocando su intercesión por vuestras necesidades y vuestros proyectos. Los pongo a todos bajo su protección. Y les pido, por favor, que no se olviden de rezar por mí.

Homilía del Papa Francisco en la Misa en Erbil, capital del Kurdistán iraquí [7 marzo 15:00h]

Ex 20, 1-17
Sal 18
I Cor 1,22-25
Jn 2, 13-25

Domingo 3º Cuaresma

El Papa Francisco celebró este domingo 7 de marzo una Misa ante 10.000 personas en el Estadio “Franso Hariri” de Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, en la que reconoció: “hoy, puedo ver y sentir que la Iglesia de Irak está viva, que Cristo vive y actúa en este pueblo suyo, santo y fiel”.

“La Iglesia en Irak, con la gracia de Dios, hizo y está haciendo mucho por anunciar esta maravillosa sabiduría de la cruz propagando la misericordia y el perdón de Cristo, especialmente a los más necesitados. También en medio de una gran pobreza y dificultad, muchos de ustedes han ofrecido generosamente una ayuda concreta y solidaridad a los pobres y a los que sufren. Este es uno de los motivos que me han impulsado a venir como peregrino entre ustedes, a agradecerles y confirmarlos en la fe y en el testimonio”, señaló el Papa.

Texto completo de la Homilía del Papa Francisco durante la Misa en Erbil:

San Pablo nos ha recordado que «Cristo es fuerza de Dios y sabiduría de Dios» (1 Co 1,24). Jesús reveló esta fuerza y esta sabiduría sobre todo con la misericordia y el perdón. No quiso hacerlo con demostraciones de fuerza o imponiendo su voz desde lo alto, ni con largos discursos o exhibiciones de una ciencia incomparable. Lo hizo dando su vida en la cruz. Reveló la sabiduría y la fuerza divina mostrándonos, hasta el final, la fidelidad del amor del Padre; la fidelidad del Dios de la Alianza, que hizo salir a su pueblo de la esclavitud y lo guió por el camino de la libertad (cf. Ex 20,1-2).

Qué fácil es caer en la trampa de pensar que debemos demostrar a los demás que somos fuertes, que somos sabios… En la trampa de fabricarnos falsas imágenes de Dios que nos den seguridad… (cf. Ex 20,4-5). En realidad, es lo contrario, todos necesitamos la fuerza y la sabiduría de Dios revelada por Jesús en la cruz. En el Calvario, Él ofreció al Padre las heridas por las cuales nosotros hemos sido curados (cf. 1 P 2,24).

Aquí en Irak, cuántos de sus hermanos y hermanas, amigos y conciudadanos llevan las heridas de la guerra y de la violencia, heridas visibles e invisibles. La tentación es responder a estos y a otros hechos dolorosos con una fuerza humana, con una sabiduría humana. En cambio, Jesús nos muestra el camino de Dios, el que Él recorrió y en el que nos llama a seguirlo.

En el Evangelio que acabamos de escuchar (Jn 2,13-25), vemos que Jesús echó del Templo de Jerusalén a los cambistas y a todos aquellos que compraban y vendían. ¿Por qué Jesús hizo ese gesto tan fuerte, tan provocador? nos preguntamos. Lo hizo porque el Padre lo mandó a purificar el templo, no sólo el templo de piedra, sino sobre todo el de nuestro corazón. Como Jesús no toleró que la casa de su Padre se convirtiera en un mercado (cf. Jn 2,16), del mismo modo desea que nuestro corazón no sea un lugar de agitación, desorden y confusión.

El corazón se limpia, se ordena, se purifica. ¿De qué? De las falsedades que lo ensucian, de la doblez de la hipocresía; todos las tenemos, todos. Son enfermedades que lastiman el corazón, que enturbian la vida, la hacen doble. Necesitamos ser limpiados de nuestras falsas seguridades, que regatean la fe en Dios con cosas que pasan, con las conveniencias del momento. Necesitamos eliminar de nuestro corazón y de la Iglesia las nefastas sugestiones del poder y del dinero.

Para limpiar el corazón necesitamos ensuciarnos las manos, sentirnos responsables y no quedarnos de brazos cruzados mientras el hermano y la hermana sufren. Pero, ¿cómo purificar el corazón? Solos no somos capaces, necesitamos a Jesús. Él tiene el poder de vencer nuestros males, de curar nuestras enfermedades, de restaurar el templo de nuestro corazón.

Para confirmar esto, como signo de su autoridad dice: «Destruyan este Templo y en tres días lo levantaré de nuevo» (v. 19). Jesucristo, sólo Él, puede purificarnos de las obras del mal, Él que murió y resucitó, Él que es el Señor.

Queridos hermanos y hermanas: Dios no nos deja morir en nuestro pecado. Incluso cuando le damos la espalda, no nos abandona a nuestra propia suerte. Nos busca, nos sigue, para llamarnos al arrepentimiento y para purificarnos. «Juro por mi vida -oráculo del Señor Dios- que no me complazco en la muerte del malvado, sino en que se convierta de su mala conducta y viva» (33,11). El Señor quiere que nos salvemos y que seamos templos vivos de su amor, en la fraternidad, en el servicio y en la misericordia.

Jesús no sólo nos purifica de nuestros pecados, sino que nos hace partícipes de su misma fuerza y sabiduría. Nos libera de un modo de entender la fe, la familia, la comunidad que divide, que contrapone, que excluye, para que podamos construir una Iglesia y una sociedad abiertas a todos y solícitas hacia nuestros hermanos y hermanas más necesitados. Y al mismo tiempo nos fortalece, para que sepamos resistir a la tentación de buscar venganza, que nos hunde en una espiral de represalias sin fin.

Con la fuerza del Espíritu Santo nos envía, no a hacer proselitismo, sino como sus discípulos misioneros, hombres y mujeres llamados a testimoniar que el Evangelio tiene el poder de cambiar la vida. El Resucitado nos hace instrumentos de la paz de Dios y de su misericordia, nos hace artesanos pacientes y valientes de un nuevo orden social. Así, por la potencia de Cristo y de su Espíritu, sucede lo que profetizó el apóstol Pablo a los Corintios: «Lo que parece locura en Dios es más sabio que todo lo humano, y lo que parece debilidad en Dios es más fuerte que todo lo humano» (1 Co 1,25). Comunidades cristianas formadas por gente humilde y sencilla se convierten en signo del Reino que llega, Reino de amor, de justicia y de paz.

«Destruyan este Templo y en tres días lo levantaré de nuevo» (Jn 2,19). Hablaba del templo de su cuerpo y, por tanto, también de su Iglesia. El Señor nos promete que, con la fuerza de su Resurrección, puede hacernos resurgir a nosotros y a nuestras comunidades de los destrozos provocados por la injusticia, la división y el odio. Es la promesa que celebramos en esta Eucaristía. Con los ojos de la fe, reconocemos la presencia del Señor crucificado y resucitado en medio de nosotros, aprendemos a acoger su sabiduría liberadora, a descansar en sus llagas y a encontrar sanación y fuerza para servir a su Reino que viene a nuestro mundo. Por sus llagas hemos sido curados (cf. 1 P 2,24); en sus heridas, queridos hermanos y hermanas, encontramos el bálsamo de su amor misericordioso; porque Él, Buen Samaritano de la humanidad, desea ungir cada herida, curar cada recuerdo doloroso e inspirar un futuro de paz y de fraternidad en esta tierra.

La Iglesia en Irak, con la gracia de Dios, hizo y está haciendo mucho por anunciar esta maravillosa sabiduría de la cruz propagando la misericordia y el perdón de Cristo, especialmente a los más necesitados. También en medio de una gran pobreza y dificultad, muchos de ustedes han ofrecido generosamente una ayuda concreta y solidaridad a los pobres y a los que sufren. Este es uno de los motivos que me han impulsado a venir como peregrino entre ustedes, a agradecerles y confirmarlos en la fe y en el testimonio. Hoy, puedo ver y sentir que la Iglesia de Irak está viva, que Cristo vive y actúa en este pueblo suyo, santo y fiel.

Queridos hermanos y hermanas: Los encomiendo a ustedes, a sus familias y a sus comunidades, a la materna protección de la Virgen María, que fue asociada a la pasión y a la muerte de su Hijo y participó en la alegría de su resurrección. Que Ella interceda por nosotros y nos lleve a Él, fuerza y sabiduría de Dios.

السلام معكم شكرا لكم

(La Paz con vosotros. Gracias !)

Los ancianos y el futuro de Europa

LOS ANCIANOS Y EL FUTURO DE EUROPA
SOLIDARIDAD Y ATENCIÓN INTERGENERACIONALES EN TIEMPOS DE CAMBIO DEMOGRÁFICO
INTRODUCCION

«A medida que aumenta nuestra media de edad, también lo hace el número y la participación de las personas en los grupos de edad mayores. Para 2070, se estima que el 30% de las personas en Europa tendrán 65 años o más, frente al 20 % actual. Desde 2019 hasta 2070, la proporción de personas mayores de 80 años se proyecta a más del doble al 13%». Europa se enfrenta a un cambio significativo, sistémico y de época. Este cambio se ha presentado principalmente en términos negativos, como si el aumento de la esperanza de vida fuera un problema y no una oportunidad para estar profundamente agradecido. El presente documento de reflexión desea centrarse en el papel positivo y crucial que desempeñan las personas mayores en nuestras comunidades, con el fin de contribuir a los debates actuales a nivel de la UE sobre los desafíos demográficos y el futuro de Europa.

Esta reflexión tiene dos caras: parte de la suposición de que la persona humana es relacional por definición. Los ancianos no pueden separarse de la sociedad y de las redes relacionales, en particular de la familia. Son una parte integral de la familia, una fuente de apoyo y aliento para las generaciones más jóvenes. Primero examinaremos su papel esencial y promoveremos las mejores prácticas para su plena inclusión en nuestras comunidades. Después de lo cual consideraremos la necesidad de cohesión social, como exigen los tratados europeos respecto a las competencias de la Unión Europea. ¿Cuáles son las políticas que podrían ayudar a establecer el equilibrio necesario para una verdadera solidaridad intergeneracional?

La pandemia covid-19 ha mostrado al mundo muchas vulnerabilidades ocultas, incluso en nuestro viejo continente. También ha creado una verdadera conciencia de la «riqueza de muchos años de vida» como un tesoro a valorar y proteger. Ha quedado claro que «es hora de detener la ‘cultura del despilfarro’ y centrarse en más políticas públicas de apoyo a las familias». De hecho, esta crisis también ha revelado a la familia como la «roca de la vida de las personas». Los que más han sufrido han sido precisamente aquellos que están lejos de sus familias o aislados. Gracias a la relación específica entre los que generan y los que se generan, la familia es el primer lugar para la solidaridad intergeneracional. Como tal, no es posible hablar de generaciones sin referirse a la cadena familiar; aún más, ya que la primera mediación entre la persona y la comunidad depende de la familia.

Los obispos europeos subrayaron que en estos tiempos de crisis se mostraban los grandes límites del individualismo y han subrayado el papel central desempeñado por la familia como «la verdadera célula de la solidaridad y del compartir, pero también un lugar para orar juntos. Invertir en la familia es el primer paso hacia una recuperación social, económica y eclesial justa».

El hecho de que los europeos vivan más tiempo es realmente una buena noticia, pero al mismo tiempo la UE tiene cada vez menos hijos: «Se prevé que la población en edad de trabajar (20-64 años) disminuya. En 2019, ascendió al 59% de toda la población. Para 2070, se prevé que se rebase al 51%. En ese tiempo, se prevé que el número de niños y jóvenes (de 0 a 19 años) disminuya en 12,6 millones». Hay muchos factores que conducen a la situación actual y no podemos ignorar que también es causada por una profunda pérdida de esperanza y confianza en el futuro. Al mismo tiempo, vemos demasiados obstáculos culturales y económicos, que también tienen un efecto en el desarrollo de redes reales de solidaridad para las comunidades más florecientes.

Invertir en la solidaridad intergeneracional, en la inclusión social, en la familia y en la red de familias es, de hecho, la clave para hacer frente a los retos demográficos actuales. Las redes familiares pueden garantizar mejor la solidaridad y la subsidiariedad y pueden desempeñar plenamente su papel en el encuentro entre generaciones. De hecho, los ancianos son parte plenamente de nuestras familias y cuidar de ellos no es suficiente en sí mismo. En efecto, las familias deben estar en las mejores condiciones para prosperar y ser centros de cohesión social: «Ya no podemos hablar de desarrollo sostenible aparte de la solidaridad intergeneracional».

Para acceder al documento completo pulsa en el siguiente enlace:

Los ancianos y el futuro de Europa

El Papa instituye la Jornada de los Abuelos y los Ancianos

Con gozo nos hacemos eco de la noticia de que el Santo Padre, justo en el aniversario de la clausura del I Congreso de Pastoral del Mayor “La Riqueza de los Años”, como primer fruto del Año de las Familias “Amoris Letitia”, haya instituido el cuarto domingo de Julio la Jornada de los Abuelos y los Ancianos, coincidiendo con la cercanía de la memoria litúrgica de San Joaquín y Santa Ana, abuelos de Jesús.

Este es el enlace al momento en que el Papa anuncia la Jornada:

https://youtu.be/Z1i9vyD0ewM?t=775

Aquí el enlace a la noticia:

https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2021-01/el-papa-instituye-jornada-mundial-de-los-abuelos-y-de-los-mayore.htmlEl

Carta del obispo de Santander Manuel Sánchez Monge sobre los populismos

Van creciendo por doquier los populismos de todo tipo. Es necesario hacer un discernimiento. El papa Francisco nos ha brindado unos elementos muy válidos para realizar esta tarea. Pero es necesario, creo yo, describir primero los rasgos más sobresalientes de los populismos de hoy. Para ello tomo como base la publicación de Jan-Werner Müller titulada ‘El auge ¿imparable? del populismo’, incluida en el libro ‘La era de la perplejidad. Repensar el mundo que conocíamos’.

Los populismos no se limitan únicamente a imponer determinados discursos. Intentan convertir el ejercicio del poder en una suerte de espectáculo público y el liderazgo personalista característico de estos partidos requiere una progresiva instrumentalización de las instituciones y prerrogativas del Estado. Estas deben estar al servicio de los populismos y, por supuesto, de sus líderes. Para ello es necesario implantar en la ciudadanía un relato cargado de tintes emocionales, que sitúe a la voluntad popular por encima de leyes, instituciones o sistemas de gobierno. El líder populista, como encarnación de la voluntad del pueblo, también se situará sobre la superestructura estatal y podrá disponer de los elementos que la integran según su propia voluntad, bajo un aparente manto de legitimidad. El Estado de derecho irá dejando lugar al Estado instrumental, identificado cada vez más con la ideología del partido y de sus objetivos.

Cuando tocan el poder político, los populistas se mueven deprisa para eliminar la independencia del poder judicial. Previamente captan a los líderes de los medios de comunicación. Luego se decreta que los periodistas no pueden informar de manera que los intereses de la nación (o sea, del partido en el gobierno) se vean perjudicados. Y todo el que critique estas medidas es vilipendiado y tildado de colaboracionista de las élites corruptas. El resultado final es que los partidos populistas crean un Estado a su gusto y a su imagen y semejanza. Esta estrategia para consolidar o incluso perpetuar el poder no es exclusiva del populismo, evidentemente. Lo que los populistas tienen de especial es que ocupan y colonizan abiertamente las estructuras del Estado: ¿Por qué no lo iban a hacer, preguntan indignados, si son los representantes legítimos del pueblo?

El populismo utiliza la protesta para fomentar enfrentamientos culturales de los que obtiene ventajas

De igual modo, los populistas entran en el juego de los intercambios de favores, materiales o no, para asegurarse el apoyo de las masas. Es algo que los politólogos califican de «clientelismo de masas». Lo que distingue a los populistas de otros políticos que también lo hacen es que realizan esas prácticas descaradamente, sin esconderse lo más mínimo y con justificaciones morales. Los Estados utilizan estratégicamente las subvenciones para comprar apoyos o, al menos, para mantener tranquilo al pueblo. Los populistas que llegan al poder tienden a ser duros con las organizaciones no gubernamentales que los critican. En todo caso, el populismo utiliza la protesta para fomentar enfrentamientos culturales de los que obtiene ventajas: apuntan con el dedo a una supuesta minoría que se manifiesta en contra suya calificándola de injustos, indecentes y desleales.

España no ha permanecido ajena a la oleada populista experimentada por otras democracias occidentales. Han irrumpido entre nosotros nuevos partidos de marcado carácter personalista, cuyos líderes se autoproclaman auténticos representantes del pueblo, de la gente real o de la famosa mayoría silenciosa. La auténtica clave definitoria del populismo es la personalización y moralización del conflicto político: los otros son corruptos, ellos no. Y por otra parte, también les caracteriza la exaltación de lo emotivo frente a la lógica y la razón. En todo esto hay una trágica ironía: los populistas incurren en los mismos pecados que antes habían cometido las élites del sistema y acaban excluyendo a los que no interesan. Todo lo malo que ha hecho el sistema que critican, es justo lo que los populistas en el poder acabarán perpetrando. La diferencia estriba en que el sistema corrupto era consciente de actuar mal en beneficio propio y escondía su corrupción, mientras que los populistas siempre encuentran la justificación moral adecuada que les permite ir por la vida con la cabeza muy alta. Es realmente ilusorio creer que el populismo pueda mejorar la democracia. Los populistas no son más que élites diferentes que intentan acceder al poder con la ayuda de una fantasía colectiva de pureza política.

MANUEL SÁNCHEZ MONGE.
Domingo, 31 enero 2021,